Pretensiones las justas

Después del panzón del sábado tocaba relajar piernas y salí el domingo por las cercanías, muy cercanías ya que ni siquiera llegué a rozar las estribaciones de la sierra, me conformé con llegar al castillo y poco más después de haber rodado en plan tranquilo por el carril bici costero en esas horas en las que aún puede sentirse algo de tranquilidad y ahí donde se acaba me meto por las callejuelas de el Terreno en sentido contrario para entrar en el parque y acabar con las últimas rampas antes de llegar a la explanada de arriba donde se están montando las carpas de las asociaciones para celebrar el Diumenge de l’Àngel, ostras, ni había caído, es el día de la fiesta a la que antes sí acudía con la familia pero con un interés decreciente a medida que pasan los años, tanto que ha llegado a ser inexistente por eso ni me fijo en la parafernalia y sigo mi camino a través del bosque para llegar a la bajada de sa Teulera pasando a su vez por el parquecillo y salir a la rotonda donde, para acabar de bordar la torta, bajo al bosque para cruzarlo y salir por la rotonda del colegio y ahí sí que puede decirse que se acabó lo que se daba, toca carrilear y volver a casas dando por buena la salida y el objetivo cumplido.

Solo han pasado tres días desde esta pedalada y tengo la oportunidad de poder realizar otra y esta vez un poco más extensa en tiempo y distancia pero como no tengo compañeros de correrías tiro por lo rápido y conocido, esta vez en el punto cardinal contrario, vayamos a la Comuna de Bunyola que falta gente. El Rafal, Son Cladera, s’Indioteria, Son Macià, Son Daviu, Son Pizá y carretera para finalizar en Es Garrigó dispuesto a emprender la larga subida hacia los dominios comunales.

Sube uno delante de mí pero con mucho desarrollo (eso quiere decir que va muy lento) y aunque paré a charlar con él un rato tuve que dejarle atrás debido a su cansino ritmo, al parecer tenía algún tipo de inconveniente físico que le impedía ir más rápido o más cómodo. Luego encontré a otro en las mesas que partió a rodar un poco más antes de emprender el regreso, de buena gana le hubiera acompañado pero quería perder el menor tiempo posible y tomé rumbo Cocons al poco de llegar arriba no sin antes haber comentado con él algunos chismorreos sobre bicis, no dio tiempo para intimar más.

Bajada sin complicaciones y sin forzar nada, los que me encontré lo pasaban algo peor con sus bicis rígidas e inadecuada postura, no sé cómo les iría para llegar hasta el final, a mí bien, no diré relajado pero tampoco a muerte y no era por la cantidad de gente que me encontré, aún en el caso de no haberme cruzado con nadie hubiera hecho lo mismo.

La vuelta casi pisando metro a metro la traza me pareció lo más idóneo en cuanto no quería salirme del horario previsto y pude cumplir sin tener que pisar el acelerador y disfrutar así de un retorno sin prisas ni agobios, bendito deporte.


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