Sabía que tenía ir el sábado más a lo largo que no a lo alto, por decirlo de alguna manera rápida y entendible, lo que no había hecho era cavilar el por dónde así que salí a verlas venir, en principio no sabía de ningún evento cercano al que me pudiera acoplar y decidí partir en dirección a Gènova aunque no llegué, en la rotonda del cuartel tiré hacia arriba, hecho del que me casi arrepentí poco después ya que hubiera preferido cruzar por Son Muntaner o en su caso por Son Vida y de paso comprobar cómo está la obra del chalé que nos cortó la salida fácil a la urbanización, eso si quieres salir a la carretera porque si prefieres tierra 100% continúas PT3 arriba hasta el cortafuegos y más allá, pero yo prefería ritmo a secas y tomé carretera a tope.
Paré en el km 6 junto con algunos otros carreteros, de esos que se lo toman con más calma, pero yo tenía ya un plan alternativo, iba a tomar el antiguo camino de bajada que la verdad no me encantó nada, ni iba convencido ni bien ajustado de suspensiones por lo que no lo disfruté y así llegué hasta los terrenos de Valldurgent por los que hay que transitar fuera pista siguiendo el rastro marcado por los animales y que te van sacando de la finca por la barrera que da acceso a la finca circundante de la subestación. Ya la primera barrera está cerrada pero no es difícil pasarla pero la peatonal está candada y la de vehículos va con motor por lo que hay que salir por el marge, lo que obliga a soltar la bici sobre las matas si vas solo, tiene un mal bajar.
Creía que había pinchado al pasar por la finca pero hinché con la bomba y de momento mantiene así que solo fueron figuraciones mías. Que podía haberme metido por el Burotell y subir a Galilea, sí, pero no a ritmo, así que tiré por asfalto hasta el cruce de Son Boronat por el que me desvié. Dudaba si seguir recto por las marjades de Son Pillo y el barranc de Cohans para presentarme en Santa Ponça para la vuelta pero opté por girar hacia el pueblo ya pensando en irme a merendar a Es Capdellà, no es que un plátano y una galletita de café se puedan considerar unos manjares exquisitos pero pueden cumplir su función nutritiva por el momento.
Ya me marchaba cuando aparecen tres bikeros de los cuales conozco a dos, Rol y Fran, a los cuales me acerco a saludar y departir un rato (lo que dure en acabarse la bebida fría que han pillado en el súper), tienen hora convenida de llegada y parece que la cumplirán. No podré ir de donde vienen pero al menos iré hasta Galatzó (o casi) para volver por Puigpunyent, me parece la opción más sensata teniendo en cuenta que no me estoy sintiendo mal, cómo llegar es el dilema. Parece claro que hay que ir al Ratxo por la pista, bien, no ha habido catástrofe por el momento; barrera cerrada, o eso me parece ver porque con una mano soy incapaz de moverla así que la rodeo por el torrente pero viendo cómo está el mecanismo y que la cadena no está pasada llego a conclusión de que se puede mover y así es, con dos manos se abre y vuelvo a dejarla como estaba. Toca subir ahora por el coll Pumarà con sus rampitas dichosas dejando su logro para mejores momentos y eso que voy por la zona de curvas, si tirara por la recta ya ni te cuento.
Paso por el portell y continúo por el camino de la ladera, saludo sin parar al allí representado y me entretengo en corroborar el espléndido aspecto que empiezan a tener esas laderas, lástima que el camino no discurra por el interior de ese incipiente bosque, más bien queda siempre en un extremo, como si de una frontera se tratara ya que por la zona que he discurrido hasta el momento presenta un aspecto lamentable y poco cambiará en el futuro. Fui un poco conformista y no cogí el desvío adecuado para hacer la última subida por tierra aún a pesar de haberme causado gran satisfacción haberla descubierto en su día y preferí subir hasta el cruce y desde allí ascender por asfalto para coger la directa hacia el pueblo por el interior del bosque no sin antes pararme a acabar con las últimas raciones junto al montón de escombros, que ya son ganas de subir allí a tirarlos.
Más que entretenida es rápida la bajada siguiente y como tal se hace corta, después el segundo tramo no tiene parangón con el primero, sucio, tapado y con algún que otro obstáculo insalvable, ya es lo último y no va a ser la guinda perfecta y además es evitable pero no me voy a quejar de eso ahora, me queda la vuelta por asfalto que realizo sin problemas y si fuera por sensaciones le doy a la ruta un más que aprobado, la verdad es que los números no son tan malos, con los esfuerzos bien repartidos sin llegar a la extenuación, en ese sentido me salió redonda, ni que pintada.
Paré en el km 6 junto con algunos otros carreteros, de esos que se lo toman con más calma, pero yo tenía ya un plan alternativo, iba a tomar el antiguo camino de bajada que la verdad no me encantó nada, ni iba convencido ni bien ajustado de suspensiones por lo que no lo disfruté y así llegué hasta los terrenos de Valldurgent por los que hay que transitar fuera pista siguiendo el rastro marcado por los animales y que te van sacando de la finca por la barrera que da acceso a la finca circundante de la subestación. Ya la primera barrera está cerrada pero no es difícil pasarla pero la peatonal está candada y la de vehículos va con motor por lo que hay que salir por el marge, lo que obliga a soltar la bici sobre las matas si vas solo, tiene un mal bajar.
Creía que había pinchado al pasar por la finca pero hinché con la bomba y de momento mantiene así que solo fueron figuraciones mías. Que podía haberme metido por el Burotell y subir a Galilea, sí, pero no a ritmo, así que tiré por asfalto hasta el cruce de Son Boronat por el que me desvié. Dudaba si seguir recto por las marjades de Son Pillo y el barranc de Cohans para presentarme en Santa Ponça para la vuelta pero opté por girar hacia el pueblo ya pensando en irme a merendar a Es Capdellà, no es que un plátano y una galletita de café se puedan considerar unos manjares exquisitos pero pueden cumplir su función nutritiva por el momento.
Ya me marchaba cuando aparecen tres bikeros de los cuales conozco a dos, Rol y Fran, a los cuales me acerco a saludar y departir un rato (lo que dure en acabarse la bebida fría que han pillado en el súper), tienen hora convenida de llegada y parece que la cumplirán. No podré ir de donde vienen pero al menos iré hasta Galatzó (o casi) para volver por Puigpunyent, me parece la opción más sensata teniendo en cuenta que no me estoy sintiendo mal, cómo llegar es el dilema. Parece claro que hay que ir al Ratxo por la pista, bien, no ha habido catástrofe por el momento; barrera cerrada, o eso me parece ver porque con una mano soy incapaz de moverla así que la rodeo por el torrente pero viendo cómo está el mecanismo y que la cadena no está pasada llego a conclusión de que se puede mover y así es, con dos manos se abre y vuelvo a dejarla como estaba. Toca subir ahora por el coll Pumarà con sus rampitas dichosas dejando su logro para mejores momentos y eso que voy por la zona de curvas, si tirara por la recta ya ni te cuento.
Paso por el portell y continúo por el camino de la ladera, saludo sin parar al allí representado y me entretengo en corroborar el espléndido aspecto que empiezan a tener esas laderas, lástima que el camino no discurra por el interior de ese incipiente bosque, más bien queda siempre en un extremo, como si de una frontera se tratara ya que por la zona que he discurrido hasta el momento presenta un aspecto lamentable y poco cambiará en el futuro. Fui un poco conformista y no cogí el desvío adecuado para hacer la última subida por tierra aún a pesar de haberme causado gran satisfacción haberla descubierto en su día y preferí subir hasta el cruce y desde allí ascender por asfalto para coger la directa hacia el pueblo por el interior del bosque no sin antes pararme a acabar con las últimas raciones junto al montón de escombros, que ya son ganas de subir allí a tirarlos.
Más que entretenida es rápida la bajada siguiente y como tal se hace corta, después el segundo tramo no tiene parangón con el primero, sucio, tapado y con algún que otro obstáculo insalvable, ya es lo último y no va a ser la guinda perfecta y además es evitable pero no me voy a quejar de eso ahora, me queda la vuelta por asfalto que realizo sin problemas y si fuera por sensaciones le doy a la ruta un más que aprobado, la verdad es que los números no son tan malos, con los esfuerzos bien repartidos sin llegar a la extenuación, en ese sentido me salió redonda, ni que pintada.
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