Con la cosa más o menos clara por la zona de la Granja, al menos un poco más que antes, decidí cambiar de rumbo y me fui a la comuna de Bunyola aunque fuera solo de paso porque mi intención real era ir a Alaró y aprovechando que esas montañas se interponen en mi camino me dispuse a atravesarlas. Subí por la pista y no fui el único a esas horas, detrás de mí venía uno al que solamente oí, pasé también a un trío de los sincasco, ya me entendéis, son tan enormes (los cascos) que solamente te los puedes poner para bajar, y por delante tenía a un solitario más otra grupeta de parlanchines aunque estos últimos conformaban la cola de un muy numeroso grupo que estaba congregado en la barrera a mitad de subida, eran los Tira-tira, e hice una corta parada para saludar a algunos conocidos. Creía que subirían por el bosque pero echaron a andar detrás de mí por la pista a cierta distancia y tardaron aún unos cuantos minutos en pasar por las mesas aunque ahí no pararon, yo quise saber por donde iban y salí tras ellos encontrándolos en el desvío del bosque encantado, el plan había variado, harían ese tramo para bajar después por Coanegra, la mayoría de bikeros llama Coanegra al camino que baja directo a Son Pou, yo lo llamo Cocó Peguer pero estoy seguro que ni unos ni otros tiene toda la razón. De todas maneras no era mi intención bajar por allí, yo quería ir por ses Clavegueres y aunque me invitaron a ir con ellos no pude aceptar su ofrecimiento.
Me topé ahí mismo en la parada con otro viejo conocido de las dos ruedas con varios colegas entrenando piernas para un viaje más largo que tienen programado; está de recuperación tras una larga dolencia y fue reconfortante verlo de nuevo sobre la montura, ¡ánimos!. Ya está, todo el mundo se ha ido y tengo el monte para mi solo sin nada que se interponga y aunque te pueda llenar particularmente sé que no es la mejor opción el salir a rodar en solitario, podría suceder un denou no esperado y convertirse en un contratiempo importante, de ahí supongo el exceso de prudencia en determinados momentos.
Las únicas variantes sobre la traza más usual del tramo de abajo fueron en el inicio de la bajada por las dresseres del bosque y al final, cuando seguí por el camino principal que pasa por delante de las casas de Can Morro, o lo que queda de ellas aunque la fachada aún resiste los embates del paso del tiempo. Me pude parar un rato junto al torrente para tomar un tentempié y afrontar con mejores garantías lo que viene a continuación que viene a ser como mínimo, duro. No tengo el cuerpo dado para estas hazañas ahora mismo pero no hay que dejarse amilanar por las apariencias, se puede hacer, y más cuando tras pasar el portillo la exigencia amaina bastante y permite la recuperación en un tramo bastante llano hasta el cruce y aunque después empieza la subida la primera mitad es tan suave que te sube irremediablemente la euforia, y el desajuste del cambio te devuelve a la cruda realidad, parón para ajustar y poder continuar con garantías aunque la mueca del guiri parecía querer demostrar lo contrario.
La subida tiene dos partes claramente diferenciadas, la primera como he dicho, muy limpia y con poca pendiente que te permite un rodar muy cómodo hasta el cruce, lo que pase a partir de ese punto ya depende en gran medida de tus propias fuerzas, sorteas el pedrolo y pedalea con ganas o vas a ingresar en pocos segundos en el club de los petados, posible pero la meta no está cerca. Acaba en la intersección con el camino que proviene del pas de s'Estaló aunque tampoco es raro que ni siquiera te des cuenta al no presentar elementos constructivos que destaquen claramente, de todas maneras estamos ya muy cerca de la paret de partió del Rafal y lo que sí vimos a partir de ahí es limpieza del bosque, tanta de hecho que me fue difícil reconocer por ejemplo el inicio del comellar dels bous entre tanta claridad, me gustó esa bajada aunque no fuera ciclable y no hubiera sido mala idea rememorarla pero no era el día, quería hacer la bajada de sa Bastida y por las mismas razones de antes tampoco la ví, sabía que no tenía que bajar absolutamente nada y así y todo tiré hacia adelante por la pista cementada y decidí ir a buscar el cruce con la otra pista más abajo aunque el que hice y se marcó en la traza no es el más idóneo, a lso pocos metros hay otro mejor y más corto.
La bajada está más o menos como la recordaba, no así las dos barreras que cierran el recinto de la fuente que aunque solamente están cerradas por un pestillo cuesta quitarles el alambre que hace de seguro y del que no se acaba de ver su verdadera utilidad. Lo que no quise hacer es saltar la barrera de salida de la embotelladora, de seguro que tiene que haber otra opción más cómoda si vas solo, y la hay cerca pero mejor si vas acompañado. El resto de la bajada ya es camino vecinal asfaltado hasta llegar al pueblo y la opción de vuelta por el coll de s'Era y Coanegra ya me parece fuera de lugar por lo que no me queda más remedio que chupar asfalto hasta las vías del tren de Sóller, punto final de mi ruta de fin de semana, sin gran algazara pero interesante, pistas y trialeras tanto de subida como de bajada, para mí un buen día de mtb.
Me topé ahí mismo en la parada con otro viejo conocido de las dos ruedas con varios colegas entrenando piernas para un viaje más largo que tienen programado; está de recuperación tras una larga dolencia y fue reconfortante verlo de nuevo sobre la montura, ¡ánimos!. Ya está, todo el mundo se ha ido y tengo el monte para mi solo sin nada que se interponga y aunque te pueda llenar particularmente sé que no es la mejor opción el salir a rodar en solitario, podría suceder un denou no esperado y convertirse en un contratiempo importante, de ahí supongo el exceso de prudencia en determinados momentos.
Las únicas variantes sobre la traza más usual del tramo de abajo fueron en el inicio de la bajada por las dresseres del bosque y al final, cuando seguí por el camino principal que pasa por delante de las casas de Can Morro, o lo que queda de ellas aunque la fachada aún resiste los embates del paso del tiempo. Me pude parar un rato junto al torrente para tomar un tentempié y afrontar con mejores garantías lo que viene a continuación que viene a ser como mínimo, duro. No tengo el cuerpo dado para estas hazañas ahora mismo pero no hay que dejarse amilanar por las apariencias, se puede hacer, y más cuando tras pasar el portillo la exigencia amaina bastante y permite la recuperación en un tramo bastante llano hasta el cruce y aunque después empieza la subida la primera mitad es tan suave que te sube irremediablemente la euforia, y el desajuste del cambio te devuelve a la cruda realidad, parón para ajustar y poder continuar con garantías aunque la mueca del guiri parecía querer demostrar lo contrario.
La subida tiene dos partes claramente diferenciadas, la primera como he dicho, muy limpia y con poca pendiente que te permite un rodar muy cómodo hasta el cruce, lo que pase a partir de ese punto ya depende en gran medida de tus propias fuerzas, sorteas el pedrolo y pedalea con ganas o vas a ingresar en pocos segundos en el club de los petados, posible pero la meta no está cerca. Acaba en la intersección con el camino que proviene del pas de s'Estaló aunque tampoco es raro que ni siquiera te des cuenta al no presentar elementos constructivos que destaquen claramente, de todas maneras estamos ya muy cerca de la paret de partió del Rafal y lo que sí vimos a partir de ahí es limpieza del bosque, tanta de hecho que me fue difícil reconocer por ejemplo el inicio del comellar dels bous entre tanta claridad, me gustó esa bajada aunque no fuera ciclable y no hubiera sido mala idea rememorarla pero no era el día, quería hacer la bajada de sa Bastida y por las mismas razones de antes tampoco la ví, sabía que no tenía que bajar absolutamente nada y así y todo tiré hacia adelante por la pista cementada y decidí ir a buscar el cruce con la otra pista más abajo aunque el que hice y se marcó en la traza no es el más idóneo, a lso pocos metros hay otro mejor y más corto.
La bajada está más o menos como la recordaba, no así las dos barreras que cierran el recinto de la fuente que aunque solamente están cerradas por un pestillo cuesta quitarles el alambre que hace de seguro y del que no se acaba de ver su verdadera utilidad. Lo que no quise hacer es saltar la barrera de salida de la embotelladora, de seguro que tiene que haber otra opción más cómoda si vas solo, y la hay cerca pero mejor si vas acompañado. El resto de la bajada ya es camino vecinal asfaltado hasta llegar al pueblo y la opción de vuelta por el coll de s'Era y Coanegra ya me parece fuera de lugar por lo que no me queda más remedio que chupar asfalto hasta las vías del tren de Sóller, punto final de mi ruta de fin de semana, sin gran algazara pero interesante, pistas y trialeras tanto de subida como de bajada, para mí un buen día de mtb.
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