Uno más

Me hubiera gustado acabar el año con una buena crónica, y cuando digo buena me refiero como el relato de una buena ruta, no necesariamente a la calidad literaria de la misma, creo que no es necesario recordarlo pero en todo caso ese aspecto queda a la libre opinión de cada uno. Decía pues que quería acabar con una buena ruta y al final no ha sido posible, un simple constipado me ha tenido en jaque toda la semana impidiéndome participar en ninguna salida, ni propia ni ajena, y mira que había unas cuantas, no voy a repasarlas todas aquí.

Me ha dolido un poco tener que quedarme de espectador de los demás pero tampoco estaba tan mal como para restar recluido en casa así que he pensado que sería mejor una comparecencia en el punto de salida que una simple anotación en el blog aunque sea como felicitación navideña más o menos sentida, y a eso me he dedicado este sábado y este domingo visitando a los compañeros antes de salir a rodar.

De todas maneras he acompañado a los bous durante un tramo de ruta (por decir algo) y a la vuelta he visto algo “extraño” entre las naves del polígono de Can Valero y me he metido a echar un vistazo. Lo que he visto es una entrada por la valla que delimita el torrente y he bajado, dándome un paseo por la orilla hasta que he llegado al final y he visto unas escaleras que suben, las he investigado pero no he podido salir por arriba debido a la enorme masa vegetal que ha crecido por allí. De vuelta abajo veo que han hecho un paso por la rejilla para poder cruzar el torrente y llegar a Establiments. He estado tentado de hacerlo y más al no oír disparos pero para no alargar el asunto mucho más, he vuelto atrás. De paso también he mirado por arriba y me he dado cuenta de que solamente me ha faltado superar la última pared pero visto desde lo alto se ve complicado, no por la altura sino por las plantas y parte de la rejilla tumbada que cuelga.

Lo que sí me ha llamado la atención es el buen estado del piso del torrente, muy plano, con muchos cantos rodados, eso sí, pero creo que bastante ciclable, de hecho creo que incluso he visto o leído algo de algunos que sí han recorrido parte de él, incluso llegando hasta el mar. Lo que no me convence nada es hacer el último tramo del torrente, el urbano digamos, ya que la corriente de agua que circula siempre es prácticamente salmuera, no es agua dulce, y por tanto, nada beneficiosa para nuestras monturas metálicas con tantas partes móviles pero algún día de pleno aburrimiento habrá que probarlo.

No voy a hacer un resumen de nada ni presentar exhaustivas y precisas estadísticas de datos de este año ya pasado, éso lo dejo para quienes se sientan más atraídos por esos guarismos, y aunque por un lado sí que me atrae la idea de realizar una planificación de la temporada (por decirlo de alguna manera) muchas veces el resultado final es fruto de la improvisación o las circunstancias y así y todo no puedo quejarme porque a nivel personal sí estoy satisfecho, el blog “serio” sigue su curso, lento pero constante, con la inclusión de nuevas rutas o la rectificación de las existentes.

Así que para el año entrante solamente pido, para mí y todos mis compañeros de rutas, salud y ganas de seguir pedaleando por estos nuestros caminos, y algunos más que todavía nos quedan por descubrir.

Bones pedalades per tothom en el 2013.


Planícia, otra vez

Lo había visto anunciado hace unos días y me tentaba volver a compartir ruta con los compañeros de Sa Pobla ahora que parecía que la cosa volvía a remontar. No importaba mucho que repitiera parte de ella ya que yo había rodado por la zona la semana anterior, en realidad sería otra completamente diferente, y más si se quiere cruzar Planícia, aunque fuera de la manera más difícil, así que solamente algún cambio importante de última hora podría hacerme cambiar de opinión, y no lo hubo, es más, Kiko morcilla también se apuntó, y aún a sabiendas de que las iba a pasar canutas no se la quiso perder.

Nosotros dos llegamos los primeros a Esporles y tras la sorpresa inicial de los compañeros foráneos ya que a pesar de que había comentado con Xisco algunos pormenores de la ruta no habíamos anunciado nuestra presencia, nos pusimos en marcha por las calles del pueblo hacia la salida lógica y natural del camí des Pescadors, esta vez sí, hasta Mirant de Mar.

Mientras me pongo las protecciones sale el resto disparado, que haya hueco, no pasa nada. Kiko no conoce el sendero no GR y me deja pasar delante, parece que le ha gustado, pero en la carretera no hay nadie, éso es que seguramente ellos sí han bajado por el GR y me queda la duda de si quieren continuar por él hasta abajo, en todo caso en la playa nos encontraremos, por lo que tras comprobar que no tengo nada de cobertura en el móvil subimos un tramo de asfalto hasta el inicio de la pista de Son Valentí y por ella entramos a pesar de las indicaciones en contra nuestra, yo nunca he encontrado a nadie por allí.

Llegamos al inicio del sendero y nuevamente me cede los honores, comentamos dónde podemos tener algún problema y nos lanzamos hacia abajo. Lógicamente no me pierde de vista y aunque he entrado bien en la curva de la rodera he tenido un traspiés, en cambio el resto es totalmente fluido excepto en una curva a derechas muy resbaladiza que no tengo la cabeza suficiente como para moderar la marcha antes de llegar y después me faltan frenos. La percepción y sensaciones que tengo de mí mismo bajando me las confirma quién me ve hacerlo sobretodo si hacía tiempo que no nos veíamos como fue el caso, y aún no he podido encontrar una explicación, digamos lógica, de este cambio, en todo caso, disfruto del momento.

Llegamos a la playa y no están, es muy improbable que estén por delante pero a medida que pasan los minutos las dudas se acrecientan, intentamos el contacto telefónico pero falla el sistema y decidimos esperar un poco más. Finalmente aparecen, efectivamente han tenido un lapsus y volvieron atrás para subsanarlo por completo, sea como sea, estamos todos y tras la foto y poco más partimos.

El tramo de pista de subida lo hago con Pedro, sabe el ritmo que tiene que llevar para acabar la ruta y a ese plan se ciñe, pero tras el paso por los acantilados acelero para saborear completamente ese tramo de camino, saltos incluidos, agrupándonos en el aparcamiento de la curva. Mientras esperamos al rezagado intento convencer al sherpa bajo diversos argumentos de bajar hasta la cala y tomar el camí des Correu desde su inicio pero no hay manera, se mantiene fiel a su ruta y desisto. Cuando llega Pedro nos da la sorpresa del día y se saca un termo con chocolate caliente de la mochila que ha preparado casi de madrugada, hay para todos y la insulsa merienda que nos estábamos tomando se convierte en un ágape en toda regla.

Kiko se las ve venir, queda lo peor y su forma física no es la mejor que ha tenido aún con los entrenos a los que se somete. Se queja pero continua y aguanta como el que más. Carretera y campo de fútbol y después la conexión con el camí des Correu en la que algunos me han contado que han tenido sus más y sus menos, y que vamos superando bastante bien hasta la pista superior. Aquí es dónde podía haber alguna variación con el track original para ir a enlazar con el camino superior y le sugerí a Xisco no hacerlo desde el principio para evitar el pateo antes de la cantera sino hacerlo más adelante y éso hacemos, desviándonos por el camino que sube a la Mola y continuar desde allí.

Llegamos sin problema a Planícia si exceptuamos que ha desaparecido el botador que había en la pared pero qué sería una ruta de las nuestras dónde no tuvieras que saltar unas cuantas de ésas más algunas rejillas, me sentiría extraño si éso no pasara. Otra foto de grupo, plátano y al darme cuenta ya se han ido todos, joder con el timing, no se pronuncia en voz alta pero se practica a rajatabla. Procuro disfrutar del paseo (con alguna cuesta incluida) hasta el cruce señalizado, allí nos esperan y propongo el segundo cambio del día, Salt des Fonollar en lugar de un simple camino, prometiendo visita cultural, mejores vistas y menos rampas que sortear, y parece que los argumentos convencen y seguimos pista adelante.

Saltamos la pared y enseguida estamos en la era de la casa, lo que va quedando de ella, al menos ahora parece que lo resta en pie puede aguantar. Nos acercamos al portillo del camino y está cerrado con cadena, se puede pasar por el costado pero parece que el letrero de coto privado de caza desanima al personal y prefieren lo conocido a lo nuevo y volvemos atrás hasta el cruce y se vuelve a dar la circunstancia de que estamos solamente Kiko, Pedro y yo. ¿Habrán continuado o se han ido por peteneras? Esperamos unos minutos, no aparecen ni responden a nuestros gritos y decidimos continuar, al final están más adelante esperándonos, parece que han querido recuperar el tiempo perdido en el Salt, es lo que tiene estar fuerte, no hay compasión con los débiles.

Mientras Kiko va más muerto que vivo pero no ceja, me sorprende el empeño del chaval pero no dudo de que llegará arriba montado, el camino ahora nos da una tregua, pierde definición tras pasar la pared de la posesión pero hasta podemos encontrar alguna cuesta abajo. No les engaño, al llegar al cruce tendremos que subir los últimos rampones hasta coronar y después podremos ya fer un alé, como quién dice, pero sólo uno porque aún nos quedan algunas rampas que solamente los más preparados superarán con éxito.

Pero son ya los restos, solamente una bajada escalonada patinando sobre las piedras sueltas y un tramo de camino empedrado nos esperan antes de llegar al camino principal de sa Campaneta donde, como era de esperar, hubo una volada, un pies para que os quiero, en este caso, pedales, y los pobleros desaparecieron como por arte de magia. No pretendía seguirlos, nos abrigamos un poco porque el relente aún perduraba en el ambiente y la camiseta térmica no abrigaba lo suficiente. Bajamos tranquilos hasta el pueblo por carretera y llegamos justo a tiempo para despedirnos de los últimos de ellos, los primeros supongo que andarían ya por Palmanyola.

En resumen, buena salida, muy rodadora y más exigente en la que priman mucho más las subidas que no las bajadas pero que por su cercanía al mar y el paseo por los bosques de Planícia la hacen muy atractiva.


Una bici, un bikero

Con toda la peña bikera distribuida por doquier con rutas establecidas y yo in albis, con el culo al aire, en la inopia, en la luna, en blanco, o como lo queráis expresar. Lo cierto es que era viernes por la tarde y lo único que sabía es donde no quería ir, y claro, al ir descartando tantas posibilidades menos compañeros disponibles iban quedando; pero alguno quedaba, con los pies bien calientes en alguna mesa-camilla o presto a salir de parranda nocturna o tal vez ultimando la lista de la compra para el día siguiente en el hiper de turno; a todos esos convoqué, pero por hache o por be ninguno contestó al requerimiento y al final me he ido solo. No es que me importe especialmente pero es que casi lo necesitaba, una salida como muchas de las de antes en las que cambia el tipo de emoción que se persigue, donde se valora más el silencio que la conversación y se saborea el camino de cabo a rabo, sin preocuparte de los que van por delante o por detrás, de quién pincha y quién no y donde puedo cambiar de ruta las veces que me plazca sin tener que apelar al falso orgullo malentendido o a la crítica chabacana.

Hace semanas alguien comentó que quería hacer una ruta “con fundamento” y a esas siempre me apunto aunque por experiencia sé que el tiro tiene que ser directo, querer contentar a todo un grupo reduce las posibilidades de éxito, como finalmente ocurrió, y no una vez sino varias, aunque en una de ellas tuve yo algo de culpa, no fue premeditado pero sí inexcusable. Aparte de los motivos personales de quién me invitó a esa salida yo tenía ganas de volver a sa Cova para recorrer in situ unos senderos costeros y valorar su idoneidad para modificar o no la R42.

Y ayer, como quién no quiere la cosa y sin tenerlo tampoco nada claro desde el principio, me decidí a ir. Tenía otro tema pendiente en otro lado el cual habíamos comentado entre otros compañeros pero me apetecía más tirar hacia la costa y hacia Esporles que me dirijo. Doy algún rodeo por los campillos del Secar de la Real tomados por los cazadores y tras acercarme hasta Bunyolí vuelvo por asfalto hacia Sarrià donde descarto la subida a Son Malferit y tiro por el camí del Delme hacia el Muntant y Esporles, donde debía llegar por la concurrida trialera (mejor sendero) de siempre pero por allí cerca veo algo y me meto, tiene buena pinta pero tira hacia arriba y cuanto más arriba me voy más convencido estoy de que llegaré a empalmar con la pista superior, pero ahí me equivoco y aunque estoy seguro de que estoy a muy pocos metros de algún lugar conocido cerca de les Quintanes, el ir cuesta arriba y sin camino hace que desista, mejor otro día desde arriba. Me toca ir hacia abajo porque aunque hace ya un rato que el camino de carro se ha desvaído el sendero sigue teniendo presencia y después de una corta bajada con algún pase interesante me doy de bruces en el mismo punto por donde he empezado. Perfecto, este tramo, que puede bajarse directamente por el sendero o mucho más largo y rápido por el camino de carro me va a venir de perlas para modificar uno de los tramos de la R18 aunque solo sea para poder decir que le he quitado doscientos metros de asfalto.

Estoy ya en Esporles, que cruzo sin parar y continuo por el camí de Pescadors hacia la carretera donde hago la primera parada técnica para repostaje tanto sólido como líquido al menos para mantener el tono y decido continuar por asfalto hasta arriba y obviar la opción lógica y ya conocida de los tramos de Cas Barberet y Son Dameto ya que quiero tener tiempo suficiente en los no conocidos de la costa. Hago bien, la subida al coll d'en Claret es suave y solitaria, tan solo dos ciclistas y un coche se cruzan en mi camino hasta llegar a la entrada de George Sand, y esta vez sí voy a subir al Puig de sa Moneda. La sorpresa es que se puede subir al mirador montado ya que el camino es una rampa y no tiene escalones, y éso hago.

Toca descansar y tomar el segundo tentempié pero el viento me lo quiere poner difícil ya que se desata una racha huracanada y vuelan pañuelos y casco minarete abajo. Tomo unas fotos desde arriba del todo (después veré si con la calidad suficiente para publicarlas) y vuelvo sobre mis pasos aunque encuentro dos pasajes de escaleras por las que me tiro, sin mucha convicción, todo hay que decirlo, y cruzo hasta un vial cerca de la barrera del camí de s'hort de sa Cova. Mi objetivo está ahí abajo, muy abajo, y me pertrecho para afrontar esa larga bajada con alguna garantía, desde luego mucho más confiado tras haber cambiado la cubierta trasera que tan mal sabor de boca me dejó en Calvià la semana pasada por una seminueva que me dió Fibras (gra6), demasiado sencilla para el uso que le da a su bici pero que a mí me vendrá de perlas, al menos hasta que conserve un mínimo de goma.

No tengo ningún problema en llegar a orilla del mar donde estuve tentado de darme un chapuzón, el día era claro y cálido y tampoco había excesivo temporal aunque imaginarme la temperatura del agua hizo que la idea no pasara de un simple desvarío y aún así me costó marcharme de allí. Lo hice bordeando el torrente siguiendo un marcado sendero en el interior del bosque que acaba en un botador ya muy cerca de una casa la cual recordaba yo mucho más lejos. La rodeé y en el otro botador no me dirigí a la costa sino que tomé hacia la izquierda pasando por una explanada con una casa moderna sin signos de vida en el interior y desembocando en la salida digamos clásica hacia el port des Canonge, la que sube desde el mar entre la pared y la rejilla y pasando por el jardín de la otra casa para salir al vial asfaltado por al lado de la puerta metálica.

Otra parada técnica en uno de los bancos mientras los integrantes del grupo de los bicibocatas busca el chiringuito que pueda satisfacer sus ansias gastronómicas. Creo que son solamente cuatro o cinco pero mientras yo satisfago las mías con mis propias existencias siguen pasando otros, a cual más perjudicado, al final se juntaron más de una docena.

Yo, que tenía pensado subir por asfalto, cambio de opinión y decido continuar hasta Banyalbufar pero el día ha cambiado, la temperatura ha subido bastante y me sobra ropa, y aligerado de la chaqueta subo ya más relajado. Al cruzar la última barrera me acuerdo de haber visto que es posible bajar hasta la cala desde allí, no lo conozco pero no debe ser muy difícil de encontrar y efectivamente no lo es, entre los árboles me parece ver un claro y un hito y desde allí parte un divertido sendero que se dirige hacia abajo pero en sentido contrario por lo que deduzco que voy mal. Vuelvo arriba y veo un camino que viene desde una caseta y continúa hacia abajo, ése es el mío; es un camino de carro bastante perjudicado pero que lo hace a su vez muy divertido hasta que en una curva adivino una salida mientras que el camino continúa ya en peores condiciones, muy sucio de vegetación. Salgo por el desvío, el sendero es visible pero muy difícil de circular por la pendiente y los restos de ramas y troncos atravesados, se impone un pase de limpieza urgente. La civilización de cada está más cerca y accedo a ella por un escalón de cuidado y sin embargo, señalado.

No he llegado al mar, es imposible hacerlo montado para la mayoría de los mortales pero el pueblo está bastante arriba y me toca subir una cuesta importante pero no imposible. Que sean la una y media al sentarme en el banco me dice poco, estoy en Banyalbufar y debo volver a Palma por lo que me toca decidir por dónde mientras muerdo algunas barritas que aún me quedaban en la mochila. Nunca he subido por el camí des Correu desde ahí y ¿qué me impedía hacerlo en ese momento? nada, y a éso me ceñí, y no me arrepentí en absoluto aunque las cuestas se las traen, pero son finitas, solamente se trata de no dejar de pedalear y podrás con ellas, son de asfalto, son lisas, no tienen otro secreto. Otra cosa muy diferente es el tramo ya montañero del camino y por ahí no me metí, preferí la cómoda pista por la que hacía años que no rodaba.

Como no íba tan mal de tiempo preferí volver por Son Malferit que por carretera, por éso hice el último tramo del camí des Correu para desviarme al safareig de Bellavista por la pared (opción descartada) y Son Tríes por donde subí a la fuente y de paso llenar la mochila de agua. Solamente me quedaba un tramo de carretera hasta coronar y la vuelta por campo hasta Sarrià donde ya eres absorbido por la civilización y sus consecuencias.

Esta ruta sí me pareció interesante, fácil de dificultad pero atractiva para cierta clase de bikeros, ahora sólo falta adornarla con algunas guindas y someterla a la crítica antes de publicarla definitivamente, pero antes de dar ese paso hay que sacar a la luz las dos últimas, que yo quería que fuera este año y no sé si va a poder ser, lo voy a intentar al menos con una de ellas a ver si es posible.


De celebración

Hoy sábado, día de fiesta, no ha habido excusa ni impedimento para salir a rodar un rato esta mañana, y no solo yo, otros bikeros han sentido la misma necesidad y para satisfacerla que mejor que compartirla, por ello no ha habido más que secundar la convocatoria de los MIR de las nueve y asunto solucionado. Cerca de las ocho ya nos hemos visto unos cuantos en la tienda para partir desde allí al punto de reunión oficial que ahora es fuera del aparcamiento del Decathlon, al lado de los coches del otro grupo que ahí se congrega una hora antes. Allí estaba ya el resto de peña más algún acoplado que había querido sumarse a la fiesta, nunca mejor dicho.

Tenía una vaga idea de la ruta, corretear por Na Burguesa y algo más, me he ido enterando sobre la marcha, lo primero que me han comentado es que subiríamos por Bendinat, la clásica Mamut o camí de ses Pasteretes según he podido leer en algún lado. Tendría que hacer memoria para recordar cuando fue la última vez que la subí entera, desde luego antes de convertirla en una autopista, eso lo había visto pero fue bajando, y no es lo mismo evidentemente, pero la cosa ha empezado a descontrolarse ya desde abajo, a las primeras de cambio. Después de pasar por la fuente cerca de mí estaba Jose y ha pinchado pero necesitaba una bomba de válvula fina y he continuado, sabedor de que por detrás aún había unos cuantos que podrían ayudarle.

En la primera curva del camino después del golf me alcanza Soler y me comenta que además otro ha roto la cadena pero que lo van reparando por lo que proseguimos ruta. Veo a algunos que suben delante de mí pero excepto David que sube andando y lo sobrepaso los demás se van alejando mientras que yo me centro en mi subida y en no perder comba. Logro superar bien el primer kilómetro y a partir de ahí la cosa se suaviza y con la reforma acometida, es mucho más fácil. Veía los compañeros más arriba que se iban alejando poco a poco y hasta David me ha pasado ya en los últimos metros pero del resto no se adivinaba su presencia al echar la vista atrás.

Cuando he llegado a sitio éramos menos de los que creía y hemos tenido que esperar a los demás que nos iban contando sus peripecias a medida que llegaban, hasta con cuarenta minutos de diferencia según me han dicho, no lo puedo corroborar ya que no llevo reloj pero debe ser así. Lo próximo que me han contado de la ruta es que nos íbamos a las antenas para bajar por la trialera, una opción con fundamento. No he dejado que el nuevo se perdiera y le he esperado en un cruce, después ya todo recto hasta el fondo.

Carlos ha dicho que no había bajado nunca por allí y se ha marchado el primero para tomar posiciones y tirar algunas fotos, yo he seguido tras él y evidentemente no me ha hecho tapón y yo tampoco se lo hacía a nadie, me divertía bajando pero he notado algún toque duro en la rueda de atrás, y no era un presentimiento que me agradara en demasía pero tampoco quería parar a hinchar más y ha pasado lo que me temía, llantazo en una de las rectas. Mientras despotricaba en solitario y cambiaba la cámara me han pasado todos y me han esperado en el primer cruce, a partir de allí he bajado con un poco más de calma hasta que me he vuelto a confiar y, repetición de la jugada, más de lo mismo. Esta vez se ha quedado Miguel para ayudar prestándome la bomba ya que no atinaba a dejar la mía en la posición correcta y me costaba hinchar más de la cuenta.

Vuelta a reagrupar más abajo y tomamos un sendero que nos lleva a la carretera, allí se despiden Pedro y Julián y después me he arrepentido de no haberlo hecho yo, hubiera llegado a casa a la hora convenida porque el retraso acumulado era ya importante pero, a lo hecho pecho, y he continuado ruta. Lo que me ha extrañado (por no saberlo) era que nos íbamos a ir hacia Santa Ponsa para recorrer el camí del barranc de bla, bla, bla, el que va vadeando el torrente y volver desde allí al coll des Tords, coll des Vent, coll de sa Creu y circuito DH pero se me iba de horario, y a Juan y a Carlos también por lo que en la rotonda hemos dejado al grupo y hemos vuelto a Palma directamente aunque a decir verdad, los he perdido por el camino, y eso es dificil pero así ha sido.

Me he sentido bien en la ruta, más en las subidas que en las bajadas por todo lo acontecido, me ha cortado el rollo a base de bien y me han tenido que esperar dos veces, y la verdad es que tampoco tengo una explicación que me convenza en demasía aunque estoy casi seguro de que llevo el amortiguador demasiado duro, me va muy bien para terrenos llanos u ondulados pero cuando el terreno se complica un poco peca de poca sensibilidad y es cuando la cámara sufre las consecuencias, todo ello motivado también por no querer bajar conservadoramente, trialeando casi. La cubierta tampoco debe ayudar demasiado a que éso no suceda, necesita sustitución.

La vuelta, cómo he dicho, en parte en solitario por desaparición de la peña y además he vuelto a pinchar viniendo por el paseo, creételo, menos mal que he podido llegar a casa tras meter un poco de aire porque iba ya sin cámaras.


Seré breve, tranquilos

Me habían comentado algo entre semana de una nueva chinchetada cerca de Palma para este sábado pasado pero yo no vi nada por mis canales habituales de información, que son todos menos feisbuc y tuiter, hasta el uatsap tengo parado por avería del teléfono, así que todo lo que sabía es lo que me iban contando terceras personas. En un principio iba a ser una ruta muy parecida a la que hicimos la semana anterior por la Fita del Ram en busca del huerto perdido y pensé, y así lo comenté, que podríamos juntar las dos cosas y de paso, acabar los deberes pendientes, aunque intuía que con una buena dosis de fortuna, así que no me hice muchas ilusiones respecto a ese tema y me presenté en el punto de salida dispuesto a disfrutar de lo que me fueran ofreciendo, más o menos como Guiem supongo, no hi ha que fer-se mala sang tan aviat.

Supongo que llegué pasadas las ocho porque salí de casas a falta de diez minutos para la hora oficial de salida y no me esforcé mucho en rodar rápido con varios kilómetros de rodar por delante, en todo caso no se notó mucho ya que media hora después aún estábamos parados en el mismo sitio. Éramos bastantes y el saludo inicial se convierte en una tertulia inacabable, en todo caso es el promotor el que debe dar el sús ya que nadie parece querer iniciar el periplo por su cuenta.

La primera parte debía ser nueva, y lo fue para la mayoría, yo andaba un poco confundido de si subíamos por el mismo sitio que habíamos pasado un par de veces y hasta que no vi el marcado surco del agua no lo tuve claro, y así y todo me pareció mucho más fácil aún con el mayor tráfico que había. Se trata de un camino particular por Son Anglada que va a dar sobre la cantera con una entrada por una calle particular, de ahí que se requiera permiso para cruzar y ahí es donde se agradece la labor del sherpa, Mateo en este caso.

No sé si había más de uno que supiera el recorrido pero arriba hubo debacle, el grupo empieza a bajar hacia la cantera y cuando los últimos nos disponemos a hacerlo vemos que se paran y se dan la vuelta unos cuantos, nosotros hacemos lo mismo y nos vamos en sentido contrario, solamente somos cuatros, Berto, dos compañeros más y yo, y en el desvío de la trialera vemos que no viene nadie. Berto duda, yo le convenzo de que si queremos ir a Bunyolí es por ahí y así lo hacemos, en un principio él delante pero me va parando y decido pasarle y unos metros más adelante es cuando me doy el piño, patinazo de delante y al suelo de lado, doy con el muslo y el codo en las piedras y en un primer momento me duele bastante aunque me puedo recuperar lo suficiente para seguir pedaleando. Es raro, en el muslo no tengo herida ni marca alguna y es dónde más me duele aún, creo que debo tener rotas algunas fibras.

Al llegar a la carretera intentamos contactar con el grupo y no lo conseguimos por lo que nos dirigimos a esperarles en la entrada de Bunyolí, esperamos allí más de veinte minutos, tomamos un bocado y algunos hasta se fuman un pitillo pero aquellos no aparecen y frente a la eventualidad de que puedan haber pasado por detrás de las casas decidimos subir y esperarlos en la barrera de arriba. Berto, que ya me debe una por lo de la trialera de Bunyolí nou, me propone subir por las dresseres porque según él se acorta mucho, cosa que pongo en duda y les digo que suban por allí que yo lo haré por el camino y veremos quién tiene razón. Evidentemente llegué antes, mucho antes, es más, a él le cogieron los del grupo principal que venían por detrás.

Allí supe que se habían ido todos por la cantera dejándonos tirados a nuestra suerte, en estos eventos hace falta un sherpa de cola, en ésto los menorquines lo tienen mejor organizado, o en todo caso, hacer público el track. Sea como fuere ya estábamos todos, aunque me parece que ya algunos se habían pirado, y pudimos continuar cual manada colorista hacia las antenas, eso sí, de agrupamiento nada, una larga hilera iba recorriendo toda la subida así que cuando llegué arriba algunos ya se habían ido.
A partir de aquí fui acompañando a los inqueros hasta la ermita parándonos, eso sí, en un cruce para tener una sesión de saltos a los que se sumó también otro grupo que venía por detrás y todos los que le dieron al vuelo siguieron satisfechos, yo miré e hice alguna foto, no más.

En la ermita recogí agua y quería comer algo pero como decían que ya habían merendado (de hecho debía ser ya la hora del almuerzo) no se pararon mucho y partieron pista abajo. Según Mateo iban a la font des Rafal, ¡pero en dirección contraria!, yo suponía que se refería a la font de Dalt, cerca del área recreativa, pero como los T.E. tenían claro que querían bajar por los marges y el grupo no iba por allí salimos más tarde y ya que estábamos, por un camino nuevo, no tan técnico como la trialera del Cristo que sé que les gusta mucho pero sin querer perder la oportunidad de conocer otras posibilidades de ese fantástico bosque, y así lo hicimos. Creo que coincidimos al final de que, sin ser excesivamente complicado, tiene algunos pases divertidos. Lógicamente aprovecharon para inmortalizar algunos vuelos y derrapadas.

Tras enlazar con el camino principal nos vamos a lo que es la guinda del día, los marges, sin haber despreciado la pequeña losa que bajaron Kiko y Miki. En el primer tobogán hay algunas dudas pero tras superar algún momento de indecisión lo hacen todos a la primera, yo no dudo, directamente no lo hago y me dirijo a lo que son las paredes propiamente y siendo la primera la que más me impone me decido a superarla y lo consigo, las demás siguen de un tirón. Caso aparte es la olla que, aunque viendo como se la pasan ellos y otros compañeros no acabo de entender cómo no me da eso la confianza necesaria para intentarlo yo.

Con la euforia a tope intento conservarla hasta el último tramo de escaleras finales donde poner a prueba el recorrido total de la suspensión en esos altos escalones. Estamos abajo y aprovechamos para comernos los restos, comentar algunas incidencias y chafardear un poco. Hace frío, más que arriba, y nos abrigamos un poco más para afrontar la última subida del día, volveremos por Son Malferit como mandan los cánones del mtbikero y en Establiments nos desviamos por el camí de Can Carles para no circular por la carretera principal, aunque los kilómetros finales sí los hicimos por ahí, era tarde y había un poco de prisa si no los llevo por el polígono, un recorrido mucho más tranquilo.

De verdad que era tarde, muy tarde diría yo, las tres, hasta me sorprendió a mí mismo, demasiado para hacer un recorrido que yendo directamente y sin parar mucho puede hacerse en unas tres horas peladas. De todas maneras no fue un inconveniente para nosotros aunque debo recalcar, sin ánimo de clavar ninguna puya, que, en previsión de posibles cortes en el grupo haya más de un guía en el grupo o que se haga público (si es posible) el track de la ruta, y lo dice quién lo vivió en primera persona hace unos meses.

En todo caso doy la enhorabuena al promotor(es) por querer compartir con el resto de compañeros un buen día de mtb que hasta Mar se atrevió a acompañar a tal cantidad de fenómenos (es incombustible esta chica). Al resto de compañeros, mis saludos y hasta la próxima.