Repetición de la jugada

Que no se hable más, hay que volver, quedaron muchas cosas en el tintero y procuraré no repetir en lo esencial, llegar a Deià parece una buena opción, es un itinerario que admitía diversas combinaciones que quedaron malogradas en parte por los cortes en la montaña del Voltor y obligaba a voltear por el camí de s’Arxiduc, me interesó en su momento encontrar algo más directo y sin tanto desnivel y se consiguió aunque es posible que no lo repitiera desde entonces, se imponía una revisión sobre el terreno para ir actualizando datos. Hice parte la semana pasada, la parte fácil y la que menos (ningún) problema presenta, veamos pues qué pasa al meternos en las fincas.

El acercamiento a Valldemossa será idéntico en ambos casos empezando desde la UIB, esta vez en el horario adecuado, y en cuyos terrenos hice los primeros kilómetros intentando buscar una salida por el extremo más alejado, mala idea, hay un hueco en la rejilla muy inadecuado si lo que pretendes es pasar una bici al otro lado, se impone una salida digna. Cuatro pedaladas mal contadas y estamos en el Estret para seguir por el camí vell hasta el pueblo donde varío la subida final aún sin atreverme a seguir mi propia traza.

El pueblo está medio dormido a estas horas y los turistas aún no han llegado, podría ser una buena hora para disfrutar de un café en un ambiente relajado pero no estoy por la labor y ni siquiera paro a refrescarme, el banco de piedra de la ermita me parece un rincón más apropiado y hacia allá me dirijo. Hay gente de visita pero prefiero quedarme fuera a dar algún mordisco antes de meterme en faena, hoy tomaré el ramal de la derecha, un precioso sendero de montaña que me recuerda mucho a algunos itinerarios de la zona de Estellencs y con alguna que otra dificultad antes de llegar al mirador del pla dels ullastres, hoy en día sin vista alguna que contemplar y la bassa des porcs, antesala de la explanada de las ermites velles, un recinto atípico con sus altas paredes y a la que se accede a través de huecos horadados en las mismas, más bien parece una fortaleza militar que un espacio espiritual.

La salida nos dejará en un camino ancho que empieza a bajar enseguida hasta enlazar con el camí de Muntanya, justo al lado de la torreta del coll de tords por donde me entretuve la semana anterior y por lo que no me va a suponer ahora ningún retraso. Cruzo la pared y encaro la última subida antes de llegar al desvío, justo en la curva, voy a dejar el itinerario principal y enlazaré a través de un sendero la pista que baja hacia Son Gallard que nunca he hecho de subida, ni ganas que tengo, (mentira, sí la he subido, debió ser cuando se me quitaron las ganas de repetirla). Vienen unas curvas y en una de ellas empieza la parte cementada y no muy lejos de allí veremos claramente un desvío a la derecha que atraviesa una torrentera por la que hay que desviarse, mi meta está más lejos y para ello debo rodear la montaña y atravesar la pared medianera entre dos fincas, en su tiempo con un portell abierto como se intuye por la colocación de las piedras que la conforman pero que no recuerdo haber visto, lo que sí recuerdo bien que era más fácil de pasar y hasta cuando había rejilla pasé por uno de los extremos, cosa que ahora no he podido, primero por la rejilla misma, muy inconsistente para soportar el peso, y segundo por no ver el paso, así que he tenido que replegar velas y volver atrás. La finca está muy cambiada, el bosque de pinar ha desaparecido y solo queda lo plantado, todo muy diáfano, habrá que ver si podremos pasar en otra ocasión, la rejilla no está deformada por los saltos hasta donde yo vi aunque atravesarse se atraviesa por lo que es muy posible que no me fijara bien por donde se puede.

Vuelvo a la carretera por la pista de Son Gallard tomando el desvío de la barrera más alejada de las casas, que en realidad son dos y para mi sorpresa, desbloqueadas ambas por lo que pude salir sin problemas al asfalto por el cual retrocedí unos metros para poder ir directo a Miramar por su ramal de salida e indagar un rato por allí por el asunto de las rejillas que parece no hay otra, hay que saltarlas sí o sí para llegar hasta el mirador a no ser que desde las casas esté más fácil, y hacia allí me acerco aunque no solamente para verificar ese aspecto, también quería información del asunto que allí tratan, la visita al museo y el horario correspondiente, salió uno de la caseta y pude resolver mis dudas, puede ser interesante una visita sin bicis también.

Salí por el ramal de entrada y está claro porqué está prohibido para los coches, la pendiente es del carajo, más de uno se quedaría por allí quemando embrague. Voy a recorrer unos metros hasta el hotel para meterme directamente por las escaleras obviando ya definitivamente las razones que me llevaron la semana a divagar al otro lado de la torre que tengo a la vista, paso por el mirador donde me paro pero sin acercarme mucho a los bordes ya que está de lo más peligroso, un pequeño murete a la altura de las pantorrillas sin más aditamentos no invita precisamente a echar un vistazo al fondo del precipicio que digamos, quizás pueda hacerlo desde otro mirador, el que está ahora en terrenos del hotel pero no puedo entrar por la barrerita cerrada así que sigo mi camino sin más demoras. Camino que se las trae, no por el piso en sí, sino por la situación, no es que no se pueda circular pero tiene un buen balcón y en algunos puntos, directo hasta abajo, precisamente donde hay instalado un cable pasamanos que no quisiera se enganchara con el manillar si pasas montado, a partir de ese punto la cosa mejora en cuanto nos adentramos más en el bosque donde no tardaremos en encontrar un desvío, el ramal de la derecha está marcado con una enorme M pintada en una roca y el de la izquierda con una E, ése es nuestro itinerario, el camí nou de s’Estaca por el que nos disponemos a bajar no sin antes hacer parada obligatoria en el berenador de sa Capella del Beat Ramón Llull y si no hemos tenido aún ocasión, también en la misma capella, a la que accederemos por un pontet desde los mismos bancos, esa parte me la pasé y volví al camino por los mismos escalones por donde había bajado solo a efectos de continuar la traza donde la había dejado ya que existe un corto ramal que empalma un poco más abajo.

El camino de bajada no tiene dificultades técnicas apreciables, está muy hollado, simplemente debe contar tu equilibrio y tu pericia para atacar curvas cerradas y estrechas, por lo demás, bastante pasable pero muy divertido si cumples con las condiciones anteriores, entre medias varias paradas más para conocer algo más de cerca otros miradores y sus vistas, si es que los pinos nos dejan contemplarlas. El final va a ser la pista de abajo repitiendo casi por completo la vuelta de la semana anterior porque en esta también voy a dejar pendiente la visita al camí de s’Escolta que haremos en otra ocasión cuando podamos celebrarla en toda su extensión, que se lo merece.


De ermitas, torres y cuevas

A partir de cierta noticia que ha aparecido en forma de cartel en el inicio de un camino de Valldemossa, en concreto en la barrera de entrada a la finca pública de Son Moragues, donde se nos informa de la prohibición de circular en bicicleta por dicho itinerario he estado revisando la documentación que poseo al respecto y aparte de los aspectos técnicos en los cuales me extenderé en otra ocasión de lo que me doy cuenta es de lo que he dejado pendiente de revisar, faltan tramos por recorrer, se han abierto nuevos, se han cerrado varios y otros en cambio siguen en el limbo. Urge otra visita a más no tardar.

Y es lo que voy a hacer sin tardanza, el plan es acercarme a la UIB a las 8,00h y empezar así la ruta con buen pie y a buena hora, para ello deberé atrasar casi una hora el despertador, pero señores, del dicho al hecho hay mucho trecho, el soniquete lo oí pero cuando me levanté ya había transcurrido esa hora que pensaba ganar al crono, el plan a la basura, del itinerario más optimista tuve que pasar directamente al más pesimista, recortes al canto, y es que en este tipo de salidas no siempre se va hacia adelante sin prestar atención a los detalles, éstos son muy importantes y una buena forma de retenerlos es mediante la fotografía, y si puede ser con geolocalización mejor que mejor, que por cierto, la cámara ha dejado de proporcionarme y no alcanzo a ver el motivo, por todo ello el horario se va alargando casi siempre más de lo que uno quisiera pero es inevitable que así suceda.

Habrá que recorrer algunos kilómetros de asfalto al principio, llanos en un primer momento pero que no tarda en picar hacia arriba aunque al llegar al estret abandono la carretera para tirar por Son Sauvat donde me extraña ver la barrera abierta y es que el tramo de subida hasta la otra barrera ha sido limpiado a conciencia, no de estas limpiezas de algunos bikeros por su cuenta que se limitan a dejar el paso libre, que ya es mucho, esta es de profesionales y no ha quedado nada entre la pared y la rejilla, diáfano total. No sé si habrá actuación sobre el suelo a fin de recuperar el empedrado pero lo dudo, ya se verá.

Subo al pueblo por ses roques llises, un camino vecinal asfaltado y prácticamente integrado en el pueblo un poco más corto que el trayecto ancho pero más empinado al final. Ni me paro arriba, debo seguir directo hacia la ermita ahora ya tomando los nuevos itinerarios paralelos al asfalto que aunque sin terminar y con unos ligeros inconvenientes si vas en bicicleta en forma de escalones que seguramente harán que prácticamente todo el mundo opte por rodar por fuera y si acaso tomarlo de vuelta. Desvío arriba directo a la primera parada del día, la ermita de la Trinidad donde hoy sí se han congregado varios grupos y que tras un leve refrigerio y frugal visita exterior del recinto parto a por la primera novedad del día, la bajada a ca Madò Pilla que no sé porqué tenía la impresión de que era pista desde el principio y no es así, hasta enlazar con la pista es un bonito camino de montaña, después le pasaron máquina y quedó como quedó.

Prácticamente encima de la carretera empalmo con la otra pista que viene de Son Gallard y es por donde voy a tirar para llegar primero al mirador des Tudons donde me encuentro con un senderista que precisa de mis conocimientos para volver a la ermita sin repetir itinerario, espero que aún no esté buscando el camino… El siguiente paso es continuar y grabar, de la manera que sea, el enlace con el sendero que baja desde las ermites velles, que está prácticamente enfrente, y el otro más ancho que baja rodeando la montaña, que está un poco más adelante. No tardo en pasar por un mastodóntico coll de tords con una especie de sendero enfrente y que podría ser lo que estoy buscando pero sigo el camino, pasamos la pared y casi sin darme cuenta estoy en la curva de arriba, de verdad que todo este trayecto se me ha hecho muy, muy corto, que diferente de aquellas veces donde veníamos de arriba y que parecía no tenía fin. Vuelvo al coll de tords y me voy por el sendero para llegar a otro coll en menos de un minuto y si lo rodeas encuentras enseguida la cueva, la cova del beat Ramón Llull, donde nunca había estado, a mí me extraña que quién supiera que estaba allí nunca hubiera hecho el desvío para enseñárnosla estando tan cerca, por eso me creía que tenía que estar mucho más lejos y apartada del camino, pues no.

Tiene una barandilla de madera enfrente y unos escalones a continuación para seguir por un camino ya no muy definido hacia unas casas, las casas de s’Eura, algunas en reforma en estos días, y que acaba en una escalinata que las rodea para dar acceso a un tramo asfaltado hasta la cercana carretera, justo enfrente de la entrada de Miramar y que me sirve para fisgar un poco y averiguar si es posible rodar por el antiguo camino de carro, pues no, no será posible, pero quiero ver si la traza que tengo subida como camino y que parte de la carretera tiene algún inconveniente más abajo y parece que sí, el tramo que baja desde la curva pegado a la pared está cercado y cerrado por barrera, no es que no se pueda saltar pero no me parece lo más idóneo para incluirlo en una ruta apta para todos los públicos, a decidir ese punto. Salgo al asfalto por el ramal de salida de vehículos abriendo las barreras automáticas siguiendo las indicaciones para volver por carretera hasta el siguiente punto de desvío para comenzar la nueva búsqueda del día, el camí de sa torre.

Este camino lo tengo incluido pero solo una parte, empezando por las escalinatas del aparcamiento del hotel y que se dirige hacia Miramar, me falta la parte inicial y siempre que me he fijado desde la carretera por donde podría discurrir por esos bancales había llegado a la misma conclusión, no parece posible, pero podría estar equivocado, llegó la hora de comprobarlo. Punto de inicio, camí vell de s’Estaca o de sa barrera de Marina. Camino empedrado, técnico y divertido si le echas flow. Llego a la curva donde supongo que está el desvío y sí, eso lo tenía más o menos claro y me meto y no tardo nada en llegar a los pies de una torre, mejor dicho, lo que queda de ella, aproximadamente la mitad, el resto sigue allí, con un trabajo de chinos se podría hasta recomponer entera. Se trata del Mirador Nou y sus buenas vistas, al cual también se puede llegar por otro camino desde un desvío anterior al que yo cogí, más arriba, pero que visto lo visto después es indiferente ya que, aunque la continuación es evidente y circulable más o menos enseguida se topa con dificultades que la hacen imposible, y no solo por los árboles caídos que aún restan, y si hay que hacer un recuento solamente viendo la cantidad de troncos cortados y restos apilados serían muchos más los que había en el suelo. Al rodear uno de ellos oigo gente y es una pareja que después del saludo me preguntan a mí por dónde tirar, vamos bien, éstos no me van a solucionar la papeleta de hoy, es más, vuelven atrás porque se han topado con una barrera y la chica no está dispuesta a saltarla, o sea, que más o menos aclarado donde va cada uno, seguimos caminos diferentes.

Al llegar a la rejilla me doy cuenta de que tiene paso, hay una barrera que se puede abrir y no la han visto, giro enseguida y voy en busca de la pareja, deben seguir por aquí ya que en principio quieren llegar a sa Foradada, un plan muy ambicioso me parece para encontrarse con dificultades tan temprano, además tampoco conocen las alternativas y no me siento capaz de explicárselas fácilmente. Vuelven atrás y cual es nuestra sorpresa hay otra un poco más adelante, también abierta, no es problema pero la continuación es una escalerita que me conduce a un patio de unas casas ETV y ahí ya decido no continuar, no porque no se pueda, que igual sí, sino porque ya no tiene sentido si lo que queremos es hacer una ruta mtb. Ellos tampoco siguen y de vuelta se paran en la torre a merendar, yo los pillo un poco después ya que me he ido un poco por peteneras perdiendo el camino divagando por el bosque por los bajos del mirador, juntos volvemos al camino principal, en principio quieren visitar el mirador de s’Erassa y después decidirán.

Más o menos como yo aunque mi decisión la tomaré más abajo, sobre el camí de ses Vinyes dependiendo de la hora que ya presumo tardía, estas idas y vueltas hacen correr las manecillas mucho más rápido de lo que me gustaría, además debo volver a Palma y el llaneo no es uno de mis fuertes, si es que tengo alguno. Así que una vez abajo solo me permito ir a buscar el inicio del camí nou y comer algo alli para iniciar la vuelta por el camino ancho, no sin antes haber encaminado a otros dos senderistas hacia arriba, se ve que ayer me veían con cara de saber donde iba y todos me preguntaban, parece que no todo el mundo usa aún las pantallas para orientarse.

También había gente en el trayecto plano caminando, la verdad es que hacía un día propicio, pero una vez finalizado ya todo fue asfalto, era tarde y me quedaba la subida hasta Valldemossa dejando de lado la que hubiera sido la guinda, el camí de s’Escolta o al menos el enlace entre las dos carreteras que dejé a medias hace unas semanas y que me pareció muy interesante, otro día con más tiempo caerá y quedará divino sobre la traza, pero ahora debería ser solo cuesta abajo y sin frenos, de hecho no pedaleé hasta la fábrica de vidrio (de todas maneras con solo un plato es inútil siquiera intentarlo) y no me sentí mal del todo metiendo ritmo con todo metido, la verdad, me esperaba algo más de esfuerzo, buen final después de todo, y con muchas satisfacciones entre medias.