Hasta arriba de la Mola de Planícia

Estaba decidido a ir a acabar el sábado la exploración comenzada la semana pasada por Muntanya y trasladé esas inquietudes al grupo y barajamos varias opciones a concretar. Pero no dije nada más desde mediados de semana y como el viernes tuve sesión de belleza en el nuevo salón chino del barrio no asistí a la reunión preparatoria semanal y no sabía de qué iba la cosa. Pero ellos habían preparado una buena y no quisieron que me fuera a hacer el pardal yo solo por ahí por lo que recibo una comunicación personal notificándome el lugar y la hora de salida. ¡Como que me la voy a perder!.

La hora era bastante decente, las nueve, y el lugar, cercano, la Granja de Esporles. Me tenía que sobrar tiempo de todas todas. Y así fue, por lo que dejé el coche en el pueblo y subí rodando hasta el aparcamiento pero ni iba a dar tiempo para calentar, solo son un par de kilómetros. Iban llegando y ocupando su sitio en el aparcamiento y se fue formando un grupo bastante numeroso. Cuando llegó Tomeu, de los últimos, fue cuando me enteré de lo que se cocía. Subida a la Mola de Planícia y bajada a ses Mosqueres por supuesto. La bajada larga, digamos. Y puede que después se rutee por otros lados según vaya transcurriendo el horario. A mí ya me va bien porque la zona de Planícia me encanta, pero la verdad es que añoro las rutas que atraviesan la finca de principio a fin. Solamente hicimos una pequeña parte cuando subimos el Pas de sa Rata y me supo a muy poco. Un momento, ahora que me acuerdo, supongo que la atravesamos cuando bajamos por el Pas de sa Mola pero no estoy seguro. Lo cierto es que es una zona que no se prodiga, muy a mi pesar.

Saludados y presentados los nuevos nos encaminamos hacia las primeras rampas del Camí des Correu, en estos tiempos tan concurrido. Ése que tanto me costó encontrar hace muchos años y que ahora no puedo entender cómo se me pudo pasar por alto algo tan evidente. En Son Sanutges estaba el letrero de su rehabilitación en el cruce. Lo veía cada vez que pasaba por allí cuando iba a Planícia antes de que cerraran la barrera pero nunca tuve la tentación de subir a mirar. Lo buscaba por la carretera, cerca de La Granja, pero el inicio no era tan evidente como ahora.

Esta vez casi acabé las rampas del todo. Después, todo el recorrido hasta Son Sanutges es un paseo. Debo decir que he notado mucha mejoría en la suspensión delantera retocando las presiones, con la negativa un poco más alta que la positiva. He dicho en alguna ocasión que no me fiaba excesivamente de la goma delantera, una Geax Sturdy, pero con estos retoques ha ganado en fiabilidad y en las zonas rápidas voy mucho más fino, con un rodar mucho más redondo fruto de la mejoría de absorción de la horquilla. Es difícil traducir en palabras las sensaciones y más aún relacionar estas con los pequeños ajustes mecánicos realizados, pero de lo que estoy seguro es de que noto, y mucho, la mejoría.

¿Qué decir de la subida de la Mola? Muy agradecida en lo que a rodar se refiere, y paisajísticamente espléndida, lo que no quita que sus cinco kilómetros de ascensión nos pongan a cada uno en su sitio. En el primer aujub nos encontramos un vehículo conocido de otro paso por estos parajes pero afortunadamente su propietario andaba lejos. Allí nos paramos a comer algo cuando normalmente lo hacemos en la última curva del tramo que va vista mar pero el sábado pegaba el viento y se optó por continuar y pararnos al abrigo del bosque.

Vamos ascendiendo y rodeando la montaña hasta encontrarnos los hitos que nos señalan los itinerarios con los que vamos enlazando, el viejo camino de carro que se acerca als Puntals, y el sendero que baja hacia Son Balaguer. Potato decidió poner un poco de suspense a la ascensión y enganchó las roldanas del cambio en los radios y suerte tuvo de que pudiera sacarlas sin romper nada. Solamente quedan las últimas rampas para coronar aunque sin llegar a la cima propiamente dicha ya que hay que tomar el desvío de bajada un poco antes de llegar.

Carlos me preguntaba que dónde estaba el camino. Hombre, si lo tienes delante. Me parece que no lo veía muy claro. Del resto, aparte del murciano, casi todos lo conocían y se prepararon debidamente, unos para atacarlo de principio a fin y otros para pasar su rosario particular porque entre rampas muy empinadas, escalones imposibles, rocas afiladas, alguna que otra encina y varias parets de partió, la cosa está bastante complicada, aunque se intenta llevar con dignidad.

En la parte de arriba, donde se intuye más que se ve el camino, estuve acompañado en bastantes momentos pero a partir del rotlo de sitja, cuando empezamos la bajada rápida por el camino de carro, fuí solo y sin compañía cercana. Solamente en el tramo sucio de ese camino me encontré a Juantrans tirado en el suelo sin poder despegar uno de los pies del pedal y le retiré la bici de encima. Precisamente fue en este tramo rápido donde más aprecié la finura de la horquilla, y fue una sensación muy agradable.

Tuvimos que esperar bastantes minutos a que llegaran los últimos y últimas para decidir la ruta de vuelta. Se decidió llegar hasta la carretera para dividir el grupo y así se hizo y lo hicimos sin pasar por la rampota donde me espiñé con la enduro de Wiro. En la carretera Tomeu insiste en hacer la Volta des General pero mi espalda me había dado ya unos cuantos avisos y decidí no forzar ya más. Potato, Jromán y Carlos, por diversas razones, vuelven directamente por el asfalto mientras que el resto se encamina hacia el descenso, mal llamado, Branson. Unos fueron por carretera y otros por la pista cercana. En el inicio del descenso encuentro a Tomeu, Fibras y Botets y les conmino a no esperar a nadie porque la mayoría iba a subir por carretera. Nos despedimos y se van. Ya no esperaba volver a verlos.

Volví a hacer la bajada solo, pero disfrutando. Hasta en algún paso que tomé mal desde el principio, lo subí para repetirlo pasándolo por donde tocaba. Tuve tiempo de acabarme el bocata mientras llegaban todos y se decide ya donde va cada uno. Un cuarteto en el que me incluyo decide subir pausadamente por carretera; el grupeto Sancho también por carretera pero más adelantados y no llegamos a cogerlos. La verdad es que íbamos bastante lentos.

En la sentada del bar me iba notando como se me iba cargando la espalda y me alegré de no haber seguido la ruta. Pero más me alegré el domingo ya que me levanté con bastantes molestias viéndome bastante limitado. Unas cuantas pastillas me han casi recuperado pero no del todo. El sábado tendría que estar fino para ir a acabar la ruta de Muntanya, no fotem faves.


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