Coma de s'Aigo

A medida que iba acercándose el domingo seguía sin decidir cuán de dura (más bien floja) sería la salida, no me animaba yo solo pero una llamada de Joan diciéndome que estaba dispuesto para la inmolación despertó en mi el instinto salvaje, s'ha acabat sa pardalería. Bueno, exagero un poco pero no me quise quedar corto así que hasta Puigpunyent llegaríamos aunque fuera por carretera, el pas de na Ventalla y la Coma de s'Aigo nos estaban reclamando. Sería una repetición casi exacta de otra salida muy cercana en el tiempo pero con distintos actores. No quería que la ruta fuera un toma y daca protagonista-antagonista y para evitar el plantón en el caso de que el compañero optara por el abandono pasamos a recoger más personal por los toriles pero después de lanzar la propuesta no vi a los compañeros muy entusiasmados con la idea aunque decidimos recorrer la primera parte juntos para decidir en el último momento, y fue entonces cuando Juanga se nos unió ya que no quería acabar tan pronto, al menos lo nuestro era más largo y aunque venía un poco a ciegas le convenció más nuestra propuesta.

Así que en el cruce de Calvià el grupo se separó y nosotros tres nos fuimos a desayunar de asfalto hasta el pueblo. Nos habían pasado unos bikeros cuando estábamos parados y los pillamos en la fuentecita, no llegamos a dirigirnos palabra y siguieron hacia arriba mientras que nosotros optamos por la opción de subir sin sobresaltos tomando el vial cementado que enseguida te eleva a las alturas, y a más que llegamos si tras llegar al final enlazamos con la zona de Conques y seguimos siempre en dirección a lo más alto.

Qué diferencia el paso del bosque de un día para otro, un sitio muy refrescante a esa hora del día cuando aún las plantas conservaban la humedad y agua acumulada de la que había caído por la noche. Aproveché en el pozo para ponerle presión al amortiguador de Juanga que iba por los suelos, es normal que llevándolo a esa presión después se quejara de que iba duro. Subimos por una zona más despejada hacia el paso que nos costó ver en un principio aprovechando para comer algo arriba, más que comer fue picar, ninguno llevábamos lo suficiente para darnos un atracón, y menos yo que tuve que mendigar algunas migajas, y así y todo las compartieron.

No me hicieron caso después cuando les dije que pedalearan sin piedad por el siguiente tramo y los iba dejando atrás aún cuando nos reagrupamos varias veces. Rodeamos el puig de na Bauçana para ir al encuentro del camino que nos lleva a Calvià poniendo a prueba hombres y máquinas en ese magnífico tramo de camino empedrado. Desvío hacia la coma de s'Aigo y hacia allá vamos no sin antes tener que sortear el nuevo obstáculo instalado en medio del camino. Hay distintas teorías sobre su aparición en ese lugar y de lo único que estoy seguro es de que no la han puesto ahí solamente para colgar los letreros de caza.

Como podemos sortearla con cierta facilidad la dejamos como estaba y nos preparamos para afrontar el largo descenso que nos aguarda. Este no llega de repente, hay un largo trecho antes del descenso propiamente dicho por lo que nos disponemos a disfrutarlo debidamente y lo hacemos de una tirada de arriba abajo y hay unanimidad, es muy divertido.

En el ascenso al coll des Tords valoramos diferentes opciones, la primera es que es temprano y nadie quiere acabar tan pronto, así que medio estirando a Joan que ponía pegas nos plantamos en un santiamén en el coll des Vent para coger trialera de la izquierda y llegar al coll de sa Creu donde casi sin parar enfilamos por los recortes de la carretera hasta el cuartel poniendo un buen final a una buena ruta.

Por la tarde pagué con un medio dolor de cabeza la poca ingesta de nutrientes por la mañana y con agujetas la falta de kilometraje de las últimas salidas así que esta tarde he aprovechado para salir a rodar en esas dos horitas de que puedo disponer antes de que anochezca aunque de cada día son menos y pronto diré adiós definitivamente a estos paseos vespertinos, no será como una hibernación pero casi, así que mientras, a disfrutar.


Crónica de una petada anunciada

Parecía que estaba escrito en mi horóscopo con letra clara y concisa: hoy vas a petar. Entonces ya salí con calma desde casa y con la idea de subir lo menos posible. Me acerqué al Decathlon imaginándome que no me encontraría a nadie porque habían quedado para ir a la Comuna y el lugar de encuentro suele ser otro así que si no pillaba algún desertor iba a ir solo otro día más, pero había uno, Chus, con el tiempo justo para dar una vuelta por los alrededores, y esto es lo que hemos hecho, llegar a Son Malferit pasando por Bunyolí y él ha dado la vuelta en la misma barrera. Yo ya había podido comprobar que iba más parado que marchando pero sin forzar en exceso aún podría hacer unos kilómetros más.

Han pasado dos bikeros junto a nosotros pero no han hecho ademán de querer parar así que cada uno ha seguido su camino. Yo me he tirado por el empedrado hasta llegar a Esporles y me ha ido de coña porque me he cruzado con dos senderistas justo en la barrera y me la han abierto por lo que he podido hacer una bajada limpia de obstáculos de principio a fin.

Carretera hasta s'Esglaieta y Palmanyola (no me quedaba más remedio) hasta encontrar el desvío del hospital desde donde he continuado después por las vías del tren y justo ha pasado uno por delante petado hasta arriba de turistas, parece que la temporada aún se mantiene en pie. Para no ir por las vías he seguido por el bosquecillo de la derecha y está absolutamente trillado por los caballos del centro hípico próximo llegando hasta la misma puerta del área recreativa con los coches de los compañeros aparcados y los primeros domingueros ocupando algunas mesas.

Se me ha olvidado merendar, aún era muy pronto para mí, así que me he vuelto a meter por las vías para ir a buscar algún camino por el margen derecho y he seguido una pista que llega hasta Son Amar continuando después por territorio conocido cruzando torrentes, barreras y campos de cultivo hasta llegar al desvío de Son Reus.

Sabía que era pronto y no estaba para mucho más, quería más, eso seguro, pero no iba a forzar más de la cuenta, no serviría de nada y además es tontería. Lo que es seguro es que sea como sea estar montado en la bicicleta me divierte y me hace sentir bien a pesar de los pesares; no es deporte, es vida.


La Mola mola

El grupo de domingueros propone subir a la Mola de Planícia y me oigo a mí mismo preguntándome ¿porqué no? y a continuación inicio una serie de contestaciones a cual más negativa, que no voy a poder, que se va a hacer tarde, hace mucho calor, y demás cosas por el estilo pero ninguna me quita las ganas de intentarlo aunque este estío, con el cambio de día de salida, he aplanado los perfiles de mis rutas y he preparado algunas nuevas pero ya toca volver a catar altura, lo que no estaba seguro es de que fuera el día idóneo, aún sigue haciendo mucho calor y el cuerpo te pide moderación.

Decidí ir pero saliendo desde Esporles para afrontar el camí del Correu mínimamente calentado pero llegué demasiado justo a Esporles y además me encontré un conocido en el aparcamiento lo que me enredé aún más y eso que me comentó que habían visto pasar a Fibras con la furgo pero tenía la convicción de que esperarían unos minutos de cortesía por si aparecía alguien retrasado pero no, hasta salieron antes de hora por lo que cuando llegué arriba ya no estaban.

Como estaba seguro de que yendo detrás de ellos no los cogería enfilé hacia la pista ancha y confiaba en llegar antes al desvío. No las tenía todas conmigo ya que no me notaba en plenitud, ni en meditud diría yo, o sea que iba a dejar la última decisión de subir hasta arriba para última hora, si decidía que no me iría hasta Planícia y quizás por la Volta des General, que al menos es cuesta abajo.

Llego a la rampa primera y cuando me doy cuenta ya estoy pasando la pared, la han acortado, pensé, era una buena señal. Esperé al menos diez minutos y empecé a oír voces, eran ellos que llegaban, y como es de suponer me convencieron rápido y decidí subir hasta dónde pudiera, muy mal debería haber estado para irme solo. Recorremos unas curvas y me asalta una duda, me he dejado las gafas abajo así que recorro unos metros extra pero en general hago una ascensión decente. El camino, como siempre, sorprende por su buen estado y calidad. Marc y Fibras se retrasan un poco pero no paramos hasta els Aljubets donde llego el último porque unos metros antes me doy cuenta de que voy vacío de atrás y me paro a hinchar con mi bomba de amortiguador con lo que les doy tiempo más que suficiente para que lleguen los rezagados. Mi gozo en un pozo, cuando llego al punto de reunión voy deshinchado otra vez y tengo que poner una cámara nueva aunque esta vez hinchamos con una bomba decente y podemos salir rápidos. Eso provoca que nos distanciemos y como además a partir de este punto es cuando se necesita un punto más de fuerza para pasarlo decentemente y yo no lo tenía pues aún me iba rezagando un poquito más, y aún así se me hizo corta la subida, muy corta diría yo, no parar en el top uno es la clave, propiciado también por ir en grupo pequeño y compacto.

Tampoco estuvimos mucho rato arriba, el necesario para pertrecharnos un poco y empezar a bajar. Bajada que se hizo en varios grupos, Juan y Paco parece que bajaron más rápido por delante y Xavi y Fibras un poco más pendientes de los más torpes y esperando en algún punto intermedio, sobre todo después de pasar la pared donde me despeguéde Marc y parece que perdió las señales e iba un poco despistado, es una zona muy propicia para ello, me sorprendió que yo mismo no tuviera ese problema pero el trío nos manteníamos a la vista en los sitios más peliagudos.

Reagrupados en la segunda pared no volvimos a tener problemas de orientación ya que el camino es mucho más claro y sobre todo después de pasar por ses Rotasses donde es un camino de carro bastante rápido con algunas zonas bastante descarnadas donde no puedes despistarte en la conducción so pena de pagarlo caro.

Era muy temprano cuando llegamos a la intersección con el camí des Correu y decidieron bajar al Port des Canonge, yo no lo haría, solamente bajaría con ellos hasta la carretera y volvería al pueblo para aparecer por casa a una hora decente. El rampón ya es demasiado fácil aunque yo me revolcara por él por segunda vez consecutiva y decidieron endurecerlo un poco más tirándose por otro lado donde hubo de todo sin más consecuencias que unas buenas risotadas.

Ellos se fueron a catar la losa y yo volví por carretera hasta la Granja donde enganché el camino viejo de vuelta al pueblo aunque estuve un rato entretenido en el pont de sa Turbina escuchando un grupo en directo ensayando dentro del torrente con batería y todo, realmente surrealista. No había tiempo para más, escalones y para casa, donde por la tarde el cuerpo me estaba diciendo de que había tenido suficiente aunque en mi cabeza era todo lo contrario, todo me había pasado como si fuera en cámara rápida, por eso necesitaba más, si hubiera sido un sábado cualquiera hubiera bajado hasta el mar sin dudarlo, de todas maneras no pasará mucho tiempo antes de que vuelva a suceder.


II Quedada Maifren

A medida que pasaba la semana iban empeorando las previsiones del tiempo y he de reconocer que llegué a dudar de mi asistencia si las condiciones empeoraban mucho durante la noche aunque las previsiones eran las de una mañana estable con las tormentas localizadas al principio y al final, eso sí, comparando con otras páginas del tiempo había bastantes variaciones entre unas y otras, pero al asomarme por la mañana y ver el suelo seco ya vi que nada de lo anunciado sucedería así que olvidé lo visto sobre el tema y me preparé para ir a la concentración de los Maifren. En realidad no sé cómo llamarla, este tipo de eventos ha surgido espontáneamente organizados por grupos de BTT de la isla sin ningún tipo de ayuda oficial por parte de autoridades ni club deportivo, son eventos promovidos por personas particulares que se preocupan no sólo de anunciarlo en algún blog sino de que el evento tenga la máxima repercusión y un mínimo de logística para que los asistentes se sientan invitados a una salida especial y que vean y sientan que la ruta se ha preparado especialmente para ellos, éso evidentemente anima a otros grupos a seguir en esa senda y recoger el testigo de la siguiente quedada.

Llamémosle quedada o lo que queramos pero para una gran mayoría de bikeros es lo que se necesita para hacer piña, veo una gran diferencia entre estas salidas y algún otro tipo de acto organizado por algún club de la isla que es más una carrera encubierta disfrazada de salida para todos los públicos, y no hablemos del coste económico que supone la simple participación.

El recorrido tocó parte del realizado el año anterior esta vez en sentido inverso. No se pasó por Solleric directamente sino por Oliclar viniendo desde la Font Figuera por el tramo nuevo de camino restaurado. Recordemos que aún está pendiente la resolución definitiva de la posible prohibición del paso de bicicletas por ese tramo por parte del ayuntamiento de Alaró lo que obligó a una manifestación por las calles del pueblo pocos días antes de las elecciones y a pesar de haber aumentado la presencia política del partido del alcalde parece que el tema sigue estancado, es decir, no prohibido. Había quién ya opinaba esos días que el paso por Solleric (verdadero punto caliente del asunto) sería contraproducente y en esta ocasión se ha evitado, no así por el tramo restaurado ya que según recordamos el paso de vehículos a motor de gran cilindrada estaría autorizado, no así el de motos y bicicletas, motivo en el que se centraron algunas de las alegaciones presentadas contra dicha orden.

No los he contado pero éramos muchos aunque creo que menos (por poco) que en la anterior quedada, creo que la previsión tan exagerada del tiempo ha hecho recular a unos cuantos. Estaban los que estaban y la salida es con ellos que se hace, no con los que no han venido, así que impera el buen ambiente mientras vas cruzando presentaciones ya que algunos grupos nuevos van tomando forma y en estas concentraciones cogen impulso. Para otros se trata de un verdadero inicio de temporada después de un verano orientado a otros pasatiempos. Sea como fuere, allí estábamos para pedalear en compañía de otros forofos compulsivos hasta más no poder.

No me pidáis por dónde nos hemos metido porque no me he enterado bien al estar pendiente de otras cosas, lo que sí he visto son los letreros del Camí d'Alaró, bonito camino empedrado ahora en todo su esplendor. Creo que ya pasé alguna vez hace tiempo y no debía estar limpio como ahora, creo recordar que íbamos sorteando la vegetación (que me corrija Xisco si me equivoco), pero ahora ha sido ideal para conducir un gran grupo como éramos hasta las puertas de Alaró. Grande pero fragmentado ya que a la mínima que se podía los de delante apretaban y yo me he quedado casi siempre en medio rodando entre unos cuantos bastante cómodo y sin apreturas.

Un poquito de carretera para coger el camino que va a Solleric pasando por la explanada donde comimos el año pasado y ya me ha entrado el hambre, sería por los recuerdos. Justo al comenzar el tramo nuevo el pelotón se iba comprimiendo, empezaban las cuestas y algunos comenzaban a notar el desnivel e iban más patrás que palante, y no digamos después de pasar las casas de la Font Figuera y las primeras curvas donde la pendiente se hacía más acusada, no es una subida excesivamente difícil ni técnica, solamente en algunos tramos hay que forzar un poco más de riñones pero como para algunos era inédita no acababan de encontrar el ritmo adecuado y sucumbían, pero no solo las que no la conocían.

Arriba algunos partían por un sendero al otro lado de la pared y me animé porque no recordaba haber ido por ahí, de los pocos que me puse unas protecciones aunque tampoco hubieran hecho falta (debería quitar esta frase, no hicieron falta porque no me caí, es un sendero liso, rápido y divertido, pero te puedes hacer daño en cualquier sitio y después haberme arrepentido de no llevarlas puestas). Nos íbamos juntando con los que bajaban por la pista y casi todos siguieron por ella, nadie vino detrás de mí cuando me desvié por el sendero.

Algunos ya habían continuado cuando llegué a las casas pero como me quedé por allí un rato pude comprobar que faltaban muchos por llegar ya que bastantes habían subido a pata la cuesta anterior según me contaron. Faltaba subir el coll de sa Tanca Nova pero es por la cómoda pista que une ambas posesiones y además tiene la bajada asfaltada así como la subida hasta la placeta d'en Sión después la bajada la hicimos por este sustituto de camino llamado GR aunque más divertido que la propia pista y aún así algunos bajaban por ella.

Esperaba que el montaje del avituallamiento no estuviera lejos del cruce de Tossals para poder convencer a algunos de volver a subir hasta el refugio y bajar por el camí des Pinatons pero hicimos varios kilómetros de pista hacia Lloseta antes de poder empezar a hincar el diente al pa amb sobrassada (buenísima!) y a los pastelitos, pero eso es más para saciar la gula que otra cosa, y de paso elevar el azúcar, también, y si además lo complementamos con los refrescos azucarados y un montón de gente pasándoselo bien pues ya tienes los ingredientes que conforman algo parecido a la felicidad.

Partí de los últimos con Jauja y un colega suyo mientras que algunos habían salido rápidamente porque querían acabar de redondear el día con alguna subida extra, y su correspondiente bajada, desde luego. Unos dirigían la vista hacia el Penyal Gros, con algunas de las peores rampas con las que te puedes enfrentar sentado en una bici pero que después te recompensa con un circuito de descenso totalmente montado, y otros enfilaban hacia el castell d'Alaró para volver a bajar por las dresseres a toda mecha. Ahí ya cada uno eligió su final, nosotros volvimos al pueblo tranquilamente, solamente eran las doce, y algunos grupos se repartían por los bares celebrando tertulias o esperando la comida y la siguiente oportunidad de volver a rodar, solos o en compañía, de estos magníficos y variados caminos y senderos de los que podemos sentirnos orgullosos y responsables a la vez de poder disfrutar.

¡Gracias, Maifren!

Unas fotos sin crónica