Ruta de altura

Lo del calor extremo de la semana pasada no iba en broma, continuó más o menos en la misma tónica durante la los días venideros y me hizo dudar sobre la conveniencia de ir a rodar por els Cairats, y no porque ya de por sí la sola mención de ese nombre asuste a la mayoría si no porque la continuación no augura nada bueno si el día está soleado y además es agosto. Estaba de bajón y propuse un cambio de ruta a última hora lo cual no propició que se me tuviera muy en cuenta ya que se habían apuntado unos pocos y no era cuestión de ir meneando el puchero una vez ya está cocido, iría y que pasara lo que tuviera que pasar.

Nos presentamos un grupito de seis? en el punto de partida para empezar a rodar directos a la finca pública de Son Moragues aunque ya en el mismo pueblo unos tiraron por un lado y el resto por otro invirtiendo así ya en la primera barrera el orden de salida. Me lo tomé con calma esos primeros metros ya que gastar energías innecesarias allí es tontería, casi tanto como querer guardar, dicho sea de paso, lo que viene a continuación lo subes o no, tienes lo que hay que tener en las piernas o no, así de claro, yo desde luego no, y ese día menos, me ha ido mejor otros días y patinar en la primera rampa de tierra no ayuda a convencerte de que puedes, creo que la definición adecuada sería la de milagro si lograra encadenar al menos media subida montado.

El verdadero problema podría venir a continuación pero no fue así ya que es donde me sentí más cómodo pudiendo pedalear bastante bien en todos los tramos. He de hacer constar que aunque me pueda parecer extraño no todo el mundo que va en bici, y no digo novatos precisamente, ha estado en todos los lugares y eso hace que tuviéramos más paradas de las recomendables, no digo que no debamos hacerlo pero no ayuda a mantener el timing adecuado, lo del bañito cada vez se me antojaba más lejano y no solo por la distancia, que era mucha pero ya todo cuesta abajo y así y todo casi utópico. Desde que vimos por primera vez el mar paramos unas cuantas veces más, una de ellas en la cueva del ermitaño aunque no llegué a acercarme, y mejor porque había una plaga de moscas en el interior que hacían imposible siquiera el asomarse, y tampoco olía muy bien me parece.

Desde el coll de Son Gallard es todo bajada por el camino de carro hasta el desvío del mirador pero no hay que fiarse en absoluto, tiene algunas zonas muy levantadas y hay que surfear con tiento. Solo me paré para pedir una foto en un cruce ya que la traza de la bajada que tengo publicada en el blog creo que deja bastante que desear y seguramente si la que estoy grabando la mejora la cambiaré, lo de la foto es más para tener las coordenadas que para acordarme del sitio, eso ayuda bastante para situar los puntos sobre las trazas y los mapas.

Nueva parada en el mirador sin vistas, solo las de arriba no están ocultadas por las copas de los pinos, antes de emprender el divertido descenso hasta la carretera, no directo porque aún quedan algunos sitios en los cuales es imprescindible hacer un alto. Y mientras el reloj no para de rodar, o de avanzar, según sea el estilo de nuestra pantalla, pero les convenzo de que tenemos tiempo suficiente al menos para bajar hasta el camí de ses Vinyes y vuelta por asfalto, yo lo tengo claro.

Buena bajada desde el aparcamiento del hotel metiéndonos por las escaleras y pasando por el mirador. El único paso comprometido está un poco antes del desvío, donde el cable, y es preferible y muy recomendable el hacerlo a pie porque cualquier pequeño error puede costarnos caro (y no me estoy refiriendo al precio de la bici). La verdadera diversión empieza precisamente en el desvío ya que estamos en el interior del bosque fuera de todo peligro y podemos explayarnos concentrándonos solamente en hacerlo lo mejor posible, realmente me gustó el poder saborearla como se merece aunque no fui el único que tuvo esa reconfortante sensación, y es que realmente esa ruta nunca defrauda, y no digamos si después puedes disfrutar de un paseo sobre la balconada de ese tramo de costa que te reconforta de todo el esfuerzo anterior, y ni siquiera el tener que soportar el vaho del asfalto al subir puede hacer que te arrepientas, ese calor que se desprende más el que se concentra de por sí en ese valle y que te atrapa en una especie de burbuja de la que parece no puedes escapar, solamente en los tramos en los que tienes algo de brisa en contra encuentras algo de consuelo, así llegué arriba y tuve que pararme un rato a la sombra para lograr recomponerme antes de que llegara el resto que iba por detrás porque también había una parte que iba por delante y no pararon hasta el pueblo.

Casi clavamos el horario, nos pasamos de un cuarto de hora aunque para ello tuvimos que hacer un recorte importante, no es que estuviera lejos en distancia pero si había que seguir el plan la parada hubiera sido muy extensa, mejor como lo hicimos y santas pascuas. Y la ruta, al parecer, un completo éxito.


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