Le teníamos ganas a una ruta por Planícia; en la anterior por els Puntals se vislumbraron posibilidades que fueron investigadas por algunos miembros del grupo por su cuenta. Por mi parte quería volver a una de mis zonas preferidas. Calentado el ambiente durante la semana en el grupo se decide la ruta ya definitiva con un ascenso doble a la Mola de Planícia, uno ciclable y el otro no, para valorar las futuras posibilidades.
Para muchos ha sido una ruta inédita, o al menos en su mayor parte, que no ha defraudado en absoluto. Y al menos han podido resarcirse del mal trago de la semana pasada, donde se acusó el calor en demasía ya que se circuló por terrenos muy despejados de vegetación y el sol hizo mella en el aguante físico acabando las reservas de líquido antes de lo previsto. El circular hoy por el interior del bosque en su mayor parte se ha notado para bien, aunque las subidas han calentado de lo lindo.
Éramos bastantes, pero no muchos. Santi y Nando, Woody y Perdigón representando a los Toys, Juanan, el promotor de la ruta, ToniXXL, Juan de Campos, Fibras, Juantrans y yo. He vuelto a hacer el Camí des Correu en subida, cosa que no hacía desde hace tiempo, y me ha parecido bastante asequible, aunque hubiera preferido calentar un poco antes. Justo en la última rampa del Correu se ha producido la primera avería, cambio invertido, es decir, con las roldanas mirando al cielo. Creo que ha sido por querer remover las piedras del camino con él. La patilla al carajo; si es que son de chicle. A mí se me dobló la mía cayéndome en la terraza cuando probaba las calas, porque señores, a partir de hoy llevo calas. Os parecerá extraño pero nunca había llevado. Aunque después del estreno las quité otra vez porque para matarse no hace falta irse tan lejos; basta cruzar un paso cebra sin mirar. Supongo que esta semana tendré que rodar con ellas para ir tomando costumbre y ya veremos si en la próxima salida me atrevo.
Parecía que el cambio había quedado inservible pero se ha podido llevar a sitio con una patilla nueva y ha funcionado a la perfección. Después hay que llegar al Arboçar y tomar la nueva pista en la primera curva para coger el desvío hacia la Mola. Impresiona con la primera rampa pero después se suaviza un poco, pero tampoco te deja un momento de respiro. El camino está en unas condiciones envidiables. Ha habido una incidencia mecánica con una cadena sin importancia por la reiteración nada más. La resolución en segundos. El punto conflictivo de esta subida es encontrar el inicio de la bajada, y para ello nos fijaremos en los forns de calç, que encontramos después del mirador. Junto al segundo veremos la marca. El paso es un sendero ratonero muy empinado donde solamente circularán los expertos, cuando se atrevan.
Al llegar a la pista seguimos descendiendo hasta desembocar en la que viene de las casas, que vislumbramos entre los árboles. Recomendamos discreción hasta alejarnos de ellas ya que lo último que queremos es provocar enfrentamientos con la propiedad. No conozco la nueva situación propietaria de la finca; lo que sí sabemos es que la barrera principal de acceso, cerca del Rafal, está cerrada, y eso sólo significa que la presencia de extraños no es bien recibida.
El paso por el bosque es un paseo, al menos hasta el desvío del R6, con una pista que nos conduce hacia la zona del Salt. Es una opción factible, aunque hoy hemos tomado el camino que sube en zigzag hacia la pared. Tras cruzarla podremos acelerar y divertirnos un rato a lo grande; tras enganchar el Camí vell d'Estellencs nos queda un trecho de subida no muy largo hasta coronar. Muy cerca del desvío que baja a Puigpunyent hay un poste de GR en una intersección y esta nos conduce hasta un coll que nos deja sobre la parte alta de Son Balaguer, pero sólo uno del grupo la había realizado y ha comentado que es subida no ciclable y se ha decidido intentar pasar por las casas de la Campaneta para evitar el pateo. Ha habido suerte y hemos podido pasar sin problemas pero en las pistas de Son Balaguer se ha vuelto a enganchar el cambio de Woody destrozando además la cadena y algún radio. Después de desmontarlo todo se fue hacia Esporles por la carretera y aún tuvo tiempo de coger a los que habían acortado la ruta desde la Campaneta por problemas de horario.
Cerca de la barrera de Son Balaguer hay una pista que tira hacia arriba, donde nos hemos encontrado unos operarios de una empresa de trabajos forestales de Bunyola que no nos han puesto ninguna pega. Debemos desviarnos por unas pistas muy empinadas hasta una explanada y desde aquí hacia la izquierda, ascendiendo al Coll de sa Senyora y desde allí se inicia el sendero hacia lo alto de la Mola, el Pas des Cingles. No es muy largo, se puede tardar unos veinte minutos pero la bicicleta molesta un poco en algunos tramos. Una vez arriba nos queda un kilómetro por pista aproximadamente hasta el desvío de bajada, casi todo en subida. Comienza como un sendero técnico aunque después tiene un tramo central bastante difícil para circular por el terreno y la vegetación donde tuvimos el último percance mecánico, también con un cambio, que pudo recuperarse y continuar.
Como tenía bastante fresco el recuerdo de la salida anterior por la zona quería probar algunos tramos en los que fallé. Hay una pendiente que la probé tres veces. La primera me paré, la segunda me caí y la tercera me fuí contra el árbol. Bueno, estuvo bien. Aprendiendo a bajar sin tener el control absoluto debido a la pendiente de tierra y hojarasca exagerada. En algunos tramitos también lo intenté varias veces, para pulir técnica, que nunca es tarde. Pero aún falta lo mejor. Desde el porxo nos preparamos para afrontar la última bajada. Me faltan adjetivos, rápida, muy rápida, divertida, espectacular, bastante segura, que ayer disfrutamos todos, sin excepción. Yo bajé muy motivado. La primera parte detrás de Joan; después, en un reagrupamiento, me lancé el primero un poco a lo loco, intentando llevar la bici al límite, dejándola derrapar pero sintiéndola segura al mismo tiempo.
Oía a alguno en el cogote pero adelantar es peligroso si no adviertes de por donde quieres pasar, cosa que no hicieron y acabamos en el mismo orden que empezamos. Eran los dos Juanes y seguro que ninguna foto podría reflejar las caras de satisfacción que sentíamos en ese momento. Por cierto, me dijo que la bici era nueva, al menos el cuadro, ya que había roto el anterior y había cambiado por este para mejorar un poco, aunque como era de la misma marca no me había dado cuenta.
El último tramo del Correu no desmerece pero apabulla menos que lo que ya has hecho, aunque tuvimos allí el susto más importante, porque salió Joan por las orejas en un escalón sin mucha complicación, pero con tan mala suerte de clavar la rueda delantera en una piedra y salir despedido, al tiempo que decía: “Esto no tiene ningún secreto”. Fué la frase del día. Me pasó por delante corriendo y saltando; nueve metros le midió alguno.
En ese momento decidí que no me pondría las calas hasta dominarlas por completo, porque si me llega a pasar a mí el morrazo hubiera sido impresionante si no llego a sacar los dos pies al mismo tiempo. Pero no acabemos con malos presagios. La lástima, la retirada de Tomeu Toys por la avería y el mal sabor que eso deja. La satisfacción, la ruta “a la fresca” que hicimos y la compañía.
Para muchos ha sido una ruta inédita, o al menos en su mayor parte, que no ha defraudado en absoluto. Y al menos han podido resarcirse del mal trago de la semana pasada, donde se acusó el calor en demasía ya que se circuló por terrenos muy despejados de vegetación y el sol hizo mella en el aguante físico acabando las reservas de líquido antes de lo previsto. El circular hoy por el interior del bosque en su mayor parte se ha notado para bien, aunque las subidas han calentado de lo lindo.
Éramos bastantes, pero no muchos. Santi y Nando, Woody y Perdigón representando a los Toys, Juanan, el promotor de la ruta, ToniXXL, Juan de Campos, Fibras, Juantrans y yo. He vuelto a hacer el Camí des Correu en subida, cosa que no hacía desde hace tiempo, y me ha parecido bastante asequible, aunque hubiera preferido calentar un poco antes. Justo en la última rampa del Correu se ha producido la primera avería, cambio invertido, es decir, con las roldanas mirando al cielo. Creo que ha sido por querer remover las piedras del camino con él. La patilla al carajo; si es que son de chicle. A mí se me dobló la mía cayéndome en la terraza cuando probaba las calas, porque señores, a partir de hoy llevo calas. Os parecerá extraño pero nunca había llevado. Aunque después del estreno las quité otra vez porque para matarse no hace falta irse tan lejos; basta cruzar un paso cebra sin mirar. Supongo que esta semana tendré que rodar con ellas para ir tomando costumbre y ya veremos si en la próxima salida me atrevo.
Parecía que el cambio había quedado inservible pero se ha podido llevar a sitio con una patilla nueva y ha funcionado a la perfección. Después hay que llegar al Arboçar y tomar la nueva pista en la primera curva para coger el desvío hacia la Mola. Impresiona con la primera rampa pero después se suaviza un poco, pero tampoco te deja un momento de respiro. El camino está en unas condiciones envidiables. Ha habido una incidencia mecánica con una cadena sin importancia por la reiteración nada más. La resolución en segundos. El punto conflictivo de esta subida es encontrar el inicio de la bajada, y para ello nos fijaremos en los forns de calç, que encontramos después del mirador. Junto al segundo veremos la marca. El paso es un sendero ratonero muy empinado donde solamente circularán los expertos, cuando se atrevan.
Al llegar a la pista seguimos descendiendo hasta desembocar en la que viene de las casas, que vislumbramos entre los árboles. Recomendamos discreción hasta alejarnos de ellas ya que lo último que queremos es provocar enfrentamientos con la propiedad. No conozco la nueva situación propietaria de la finca; lo que sí sabemos es que la barrera principal de acceso, cerca del Rafal, está cerrada, y eso sólo significa que la presencia de extraños no es bien recibida.
El paso por el bosque es un paseo, al menos hasta el desvío del R6, con una pista que nos conduce hacia la zona del Salt. Es una opción factible, aunque hoy hemos tomado el camino que sube en zigzag hacia la pared. Tras cruzarla podremos acelerar y divertirnos un rato a lo grande; tras enganchar el Camí vell d'Estellencs nos queda un trecho de subida no muy largo hasta coronar. Muy cerca del desvío que baja a Puigpunyent hay un poste de GR en una intersección y esta nos conduce hasta un coll que nos deja sobre la parte alta de Son Balaguer, pero sólo uno del grupo la había realizado y ha comentado que es subida no ciclable y se ha decidido intentar pasar por las casas de la Campaneta para evitar el pateo. Ha habido suerte y hemos podido pasar sin problemas pero en las pistas de Son Balaguer se ha vuelto a enganchar el cambio de Woody destrozando además la cadena y algún radio. Después de desmontarlo todo se fue hacia Esporles por la carretera y aún tuvo tiempo de coger a los que habían acortado la ruta desde la Campaneta por problemas de horario.
Cerca de la barrera de Son Balaguer hay una pista que tira hacia arriba, donde nos hemos encontrado unos operarios de una empresa de trabajos forestales de Bunyola que no nos han puesto ninguna pega. Debemos desviarnos por unas pistas muy empinadas hasta una explanada y desde aquí hacia la izquierda, ascendiendo al Coll de sa Senyora y desde allí se inicia el sendero hacia lo alto de la Mola, el Pas des Cingles. No es muy largo, se puede tardar unos veinte minutos pero la bicicleta molesta un poco en algunos tramos. Una vez arriba nos queda un kilómetro por pista aproximadamente hasta el desvío de bajada, casi todo en subida. Comienza como un sendero técnico aunque después tiene un tramo central bastante difícil para circular por el terreno y la vegetación donde tuvimos el último percance mecánico, también con un cambio, que pudo recuperarse y continuar.
Como tenía bastante fresco el recuerdo de la salida anterior por la zona quería probar algunos tramos en los que fallé. Hay una pendiente que la probé tres veces. La primera me paré, la segunda me caí y la tercera me fuí contra el árbol. Bueno, estuvo bien. Aprendiendo a bajar sin tener el control absoluto debido a la pendiente de tierra y hojarasca exagerada. En algunos tramitos también lo intenté varias veces, para pulir técnica, que nunca es tarde. Pero aún falta lo mejor. Desde el porxo nos preparamos para afrontar la última bajada. Me faltan adjetivos, rápida, muy rápida, divertida, espectacular, bastante segura, que ayer disfrutamos todos, sin excepción. Yo bajé muy motivado. La primera parte detrás de Joan; después, en un reagrupamiento, me lancé el primero un poco a lo loco, intentando llevar la bici al límite, dejándola derrapar pero sintiéndola segura al mismo tiempo.
Oía a alguno en el cogote pero adelantar es peligroso si no adviertes de por donde quieres pasar, cosa que no hicieron y acabamos en el mismo orden que empezamos. Eran los dos Juanes y seguro que ninguna foto podría reflejar las caras de satisfacción que sentíamos en ese momento. Por cierto, me dijo que la bici era nueva, al menos el cuadro, ya que había roto el anterior y había cambiado por este para mejorar un poco, aunque como era de la misma marca no me había dado cuenta.
El último tramo del Correu no desmerece pero apabulla menos que lo que ya has hecho, aunque tuvimos allí el susto más importante, porque salió Joan por las orejas en un escalón sin mucha complicación, pero con tan mala suerte de clavar la rueda delantera en una piedra y salir despedido, al tiempo que decía: “Esto no tiene ningún secreto”. Fué la frase del día. Me pasó por delante corriendo y saltando; nueve metros le midió alguno.
En ese momento decidí que no me pondría las calas hasta dominarlas por completo, porque si me llega a pasar a mí el morrazo hubiera sido impresionante si no llego a sacar los dos pies al mismo tiempo. Pero no acabemos con malos presagios. La lástima, la retirada de Tomeu Toys por la avería y el mal sabor que eso deja. La satisfacción, la ruta “a la fresca” que hicimos y la compañía.
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