Tachando que es gerundio

Iba a estar un poco desconectado de toda la parafernalia rutera durante la semana y preferí no inmiscuirme en los planes de la peña. Sabía de la salida de los toys por la zona del Galatzó y poco más, más lo dejé pasar todo y me planteé una salida tranquila y solitaria dedicada casi exclusivamente a la investigación. Lugar: Mancor, donde aún rondan unos flecos pendientes del visto bueno.

En esas estoy cuando recibo una llamada el jueves. Interlocutor: Joan; motivo: puede y quiere salir, pero no con cualquiera, no con algunos que le den matraca desde el primer momento, hay que pensar que sale de un largo periodo de inactividad. Por eso mi ruta le viene al pelo aunque no sepa donde vamos pero ya sabe que si le digo que la va a poder hacer es que es verdad, aunque tampoco es mentira que alguna vez poco le ha faltado para tirarme algún trasto por la cabeza, pero en fin, se fía y se presenta, tarde pero se presenta, respira hondo cuando así y todo me tiene que esperar él a mí.

Estamos ya en Lloseta dispuestos a pedalear un rato en buena armonía. Nuestro primer destino es Biniamar al que llegamos “por el camino de arriba”, el que no está asfaltado. Después ponemos rumbo a la comuna y al llegar al cruce del camí que comunica con Biniatzent enfilamos el coll de enfrente, no es muy exigente pero tampoco es plano.

Si hubiéramos continuado este camino habríamos llegado a Biniarroi pero hoy no es ese nuestro destino, vamos a llegar directos al pueblo sin hacerlo por carretera. Este camino ya lo encontré en una salida anterior y creía firmemente que se trataba del que yo buscaba pero hoy (por sábado) nos encontramos a la dueña del lugar abajo que nos recomienda salir por otra barrera diferente que la que yo pasé. Casi sin quererlo nos encontramos ya haciéndole toda clase de preguntas sobre los caminos de la zona a lo que nos contesta que quién mejor los conoce es su marido, que no está, persigue ovejas pero se ve que las encuentra pronto y regresa con lo que ya podemos plantear directamente nuestras preguntas dándonos toda clase de explicaciones y sugerencias.

Para resumir diré que pudimos sacar varias cuestiones en claro, el camino de bajada que yo utilizo lo construyó él y que el público ha quedado volatilizado entre los huertos y parcelas de las casas que se encuentran entre esta finca y el pueblo y también en parte por la construcción de una pista de acceso, lo que no le quedaba claro ni a él es donde está la continuación, seguramente compartiendo la vaguada pero aún en el caso de que existiera, con tránsito nulo. Parece casi evidente que podemos darlo por perdido e inutilizable.

Toca ver otro ramal en la zona de Son Tomeu y al empezar la cuesta encontramos a dos vecinos charlando en la calle y ni corto ni perezoso me meto en la conversación y al poco rato he recibido una lección histórica de primera mano sobre algunos caminos y hechos de la zona. No llegamos a apostarnos dinero sobre si llegaríamos o no a la carretera, menos mal, habría perdido, ese tramo también se puede dar por inservible, ni siquiera al volver pudimos rodar más que unas decenas de metros.

Al llegar otra vez al asfalto me siento tentado otra vez de sopesar los conocimientos sobre el mismo tema de otro vecino, un joven del lugar, que corrobora casi punto por punto lo que me habían señalado antes los dos mayores. Parece claro ya que la lista de caminos hoy no va a aumentar.

Subimos a Santa Llucia con la certeza de que por ahí no llegaremos a Biniarroi pero al menos podremos comer algo al sol y con buenas vistas y tampoco faltarán los ciclistas que cada vez que subo aparecen por allí.

Parece que ya tenemos el día completo a falta solamente de recorrer los tramos de bajada del camino viejo que aunque lo intentamos de veras puede comprobar Juan que ha perdido feeling en esos terrenos, se enroca a menudo y pierde ritmo, ahora es cuando se echa en falta un poco de animación general para ganar confianza.

Como solamente nos queda la vuelta y para no hacerlo todo plano nos vamos por la mina que al menos tiene algo de subida, nos viene bien aunque solo sea para decorar un poco esta crónica de una salida que, como todo, tiene cosas buenas, cosas malas y cosas peores. De estas últimas son el no poder aprovechar ningún camino nuevo por esa zona aunque no descarto un último pase solo por curiosidad y de las buenas que pese a que no hicimos nada del otro mundo no perdemos las ganas de salir, con eso me quedo.


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