Come allá el hombre

Se había especulado entre semana en darnos un garbeo por Miner (las dos) y aunque el resto de ruta no estaba decidido del todo diversos contratiempos a última hora pospusieron esa salida otra vez, supongo que en fechas próximas caerá, y dado lo tardío del cambio de plan tuve que improvisar y qué mejor que echar mano a la lista y elegir la ruta que más me apeteciera, y tocó el comellar de s'Homo (ya sé que está mal escrito pero me puedo auto permitir a veces ciertas licencias lingüísticas), es un itinerario del que había oído hablar y comentar por diversos canales aunque con vagas referencias en lo que a bicis se refiere y que estaba allí esperando mi visita, como tantos otros por otra parte, aunque me daba la sensación de que valdría la pena pero eso es algo que hay que valorar in situ y personalmente y por ello me dispuse a averiguarlo sin demora.

Empecé en Binissalem para acercarme a Lloseta y desde allí a Biniamar comenzando a pisar piedra ya en ese tramo y después continué por el interior de la mina de Son Odre hasta Son Rosseó (¿mal escrito también?) pisando lo poco que queda ya de camino antiguo, el resto desde allí ya es asfalto hasta haber superado la población de Caimari donde empezamos la subida en sí tomando uno de los tramos del GR222 hasta enlazar con la carretera y obviando el tramo que tenemos enfrente por pura lógica, poco se esforzaron allí para superar el terreno con un mínimo de comodidad, tiraron recto y p'arriba a todo meter, yo escojo la carretera hasta las cercanías del área recreativa y me paro en la curva de la barrera, una que hay antes de la oficial y que tiene un cartel aclaratorio (hay fotos) explicando alguna actuación que se ha acometido y que parece que se corresponde con la realidad ya que lo que me voy encontrando es una pista muy limpia y que en sus tramos más empinados está cementado aunque no parece reciente.

La pista, con esta configuración, prosigue hasta acabar en un llano para continuar ya como camino de carro y con más dificultades para rodar, yo calculo que un 95% de ciclistas, más o menos, pondrá pie a tierra a partir de ese momento si no lo ha hecho antes y se dará un buen paseo hasta llegar arriba del todo y yo hasta me permití el equivocarme y meterme por un ramal secundario, afortunadamente no muy largo, cosas de la primera vez. Vi por esa zona algún sendero marcado que no exploré, seguramente el que proviene de la zona de els Horts que quizás pueda tener recorrido en un futuro, puede que uno de esos días de aburrimiento y sin saber qué hacer fuera el momento oportuno para averiguarlo.

En el punto álgido me encontré a gente con la que no dirigí palabra ya que estaban muy enfrascados en una discusión que no llegué a discernir bien y que continuaron sendero arriba rumbo al puig de n'Alí mientras los seguía con la mirada y trataba de recuperarme comiendo algún alimento sólido. Por otro lado escudriñaba lo que tenía que ser la inminente bajada por la ladera contraria, en principio la altura y la distancia hasta el camino principal que se atisbaba desde esa azotea natural hacía presagiar un descenso largo y empinado y no defraudó, lo que pasa es que es más empinado y menos largo de lo que parece aunque, excepto en algunos puntos muy concretos, lo pude recorrer sin mayores contratiempos y además desemboca en una pista muy sucia de piedras más larga que lo que hubiera deseado y eso hace que pierda atractivo al final.

Albergaba una pequeña esperanza de cruzarme con algún bikero en esa zona ya que aparte de los carreteros habituales no había visto a ninguno por ahora, y de hecho no los vi en toda la mañana, ¿dónde andarán?. Hice la subida hasta el coll de sa Batalla para continuar por el sendero que desde la urbanización se dirige al refugio para continuar por el que baja a Lluc adonde tenía ganas de llegar después de bastante tiempo de no pisar esos lugares. Comí algo en un banco oyendo las explicaciones que daba un guía alemán a su grupo de senderistas, sobre las ensaimadas creo que versaba el tema, fue lo único que entendí. Tras el frugal ágape consistente en una pieza de fruta emprendí el retorno subiendo por el asfalto hasta la gasolinera para volver a retomar, ahora en sentido inverso, el camí vell de Lluc, y quise recorrerlo por su trazado original por lo que no tomé el desvío de la pista y continué hacia el refugio y la carretera, tomando después los consabidos atajos hasta Son Canta y, ahora sí, la Costa Llarga.

Queda el último tramo hasta la carretera con el atajo escalonado con curva incluida que fue donde me comí todo lo que llevo de barras, debí enganchar el lado más alto del escalón y no lo vi venir pero afortunadamente lo pasé sin mayor contrariedad, otra cosa es lo que sufra la bici, sobre todo el triángulo de atrás se lleva unos tutes impresionantes, no está pensada para semejantes palizas y está achacosa, se me queja y no le hago caso, algún día dirá basta y no habrá brida ni llave allen que me salve de la pateada, es lo que hay por ahora.

La traza se quedó parada por falta de energía en el dispositivo pero tuve que volver al punto de inicio evidentemente, asfalto mayormente pero integrando algunos tramos de tierra para no tener que atravesar Lloseta, la verdad es que me disgusté bastante al comprobar sobre la marcha que se había apagado, creí que la había perdido pero al volver a encenderlo me dio la oportunidad de recuperarla, circunstancia que me alivió bastante ya que podrá formar parte de mi biblioteca como cosecha propia.

Por cierto, los bikeros ¿dónde andarán?.


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