Los de Andratx nos tienen preparada una buena este fin de semana, una ruta a la cual tengo mucho aprecio y que tiene varios itinerarios de inicio según de donde quieras empezar, si es por la parte de Esporles la gente elige mayoritariamente salir desde el aparcamiento de la Granja y hacer la subida por carretera; otro grupo mayoritario elige es Capdellà y me da la sensación de que Puigpunyent no agrada mucho a la peña, sobre todo porque el paso por Son Forteza es de problemático para adelante, si no fuera así creo que sería la opción preferida con diferencia, y en este caso era lógico empezar en es Capdellà.
Esta localidad no se caracteriza por tener amplios aparcamientos, eso quiere decir que con 3 o 4 que lleguen de más un día los han llenado así que la mayoría bajó la rampa solo para dar la vuelta y volver a subirla, y los minutos empiezan a correr a nuestro desfavor y lo único que pasó en un principio es que trasladamos la charla desde el aparcamiento hasta la plaza esperando que todo el mundo estuviese al menos presente y preparados para empezar el pedaleo de verdad.
Primera meta volante, Galatzó, la finca, esta que se compró para disfrute de la ciudadanía y como nosotros nos incluimos en esa categoría hacia allá que vamos, primero por asfalto y al traspasar la barrera, por tierra. Enlazamos con la pista principal de las casas y vamos a buscar la que nos lleva hasta el Ratxo mientras vamos subiendo algún que otro piñón aunque la cosa se mantiene aún bastante tranquila. Tras superar la barrera, ahora sí bien cerrada con cadena y candado, por lo que tuvimos que ir por el torrente giramos enseguida a mano derecha para al menos intentar subir parte de esas duras rampas montado para continuar por las laderas desforestadas en busca de un ramal asfaltado ya en las cercanías de la Reserva con un bosque mucho más espeso me dio la sensación.
Asfalto hasta el cruce del Cucui para empezar la ascensión propiamente dicha, allí me encontré a la peña que iba por delante parada delante de la finca de los lobos a los que dediqué solamente un escueto vistazo y seguí hasta el desvío ya que nuestra ascensión no iba a ser directa, sa Muntanya era el objetivo elegido y lo celebré ya que ese camino transversal está impecable y nunca cansa recorrerlo tanto en un sentido como el contrario, se hace corto.
Ya en el camí vell d’Estellencs quise estar atento a no acortar por ningún atajo aunque también se encargaron de ello los guías y por ello la ascensión se hizo algo más llevadera pero no impidió que algún pie rozara el suelo antes de llegar al punto más alto. Hasta aquí todo bien, queda por ver lo que tenemos por delante y que será la primera prueba un poco seria tras la puesta a punto de la horquilla. La gente va saliendo por parejas o tríos de manera escalonada sin formar pelotón, yo iba con Carlos, iba tras él, por eso no paró cuando pinché, ni le dije nada, total, solamente le iba a cortar el ritmo, tampoco hacen falta dos para cambiar una cámara, pero cuando llegó Alejandro sí paró a ayudar y después rodamos juntos hasta alcanzar a los que iban por delante cuando pararon a reagrupar, más o menos al final del sendero. La verdad que me extrañó bastante pinchar por allí, con lo limpio que está todo y lo noble del suelo, pero pasó. Al final fue llantazo y menos lo entiendo aún, debí pillar la única piedra en punta que me encontré.
Al comenzar el nuevo tramo ya la gente se desmadra, la pista te invita a imprimir toda la velocidad que puedas y sepas, tonto el último, al menos la parte de bajada, después, cuando viene la subida, que cada uno apechugue lo que pueda. Parada obligada en el mirador con foto de grupo incluida con el rabillo del ojo puesto en la pista que medio se vislumbra en la ladera de enfrente pero de la que no puedes extrapolar su dureza y dado que hacía mucho que no la cataba no me atrevía a lanzar ningún pronóstico de antemano, de lo que me acordaba es de que era muuu jodida aunque tenía cierta esperanza de poderla superar y no llegar arriba como alma en pena como en muchas ocasiones anteriores aunque en mi descargo argumentaré que solía ser cuando más calor hacía, veremos ahora que estamos más fresquitos. Pues parece que no fue mal del todo, pocos había cuando llegué arriba y no quisieron seguir hasta el refugio y por eso se fueron parando todos allí a medida que iban llegando dejándome todo el banco y la mesa para mí solo.
Puestos ya en movimiento encaramos la última subida hasta la pared divisoria donde no queda otra que protegerse y empezar el descenso. Lo resumo, aunque mejorara mi tiempo particular no me pareció que fuera porque estuviese más limpio según algunos comentarios que oí por ahí, respecto a la limpieza, me refiero; si el reto era no poner pies no lo conseguí, algún tramo no lo encaré por donde debía y paré y algún otro me impuso demasiado respeto pero donde más diferencia noté fue en el tacto de la horquilla, espectacular después del mantenimiento en taller, presión y rebote en su justo punto, oh, y de los cambios no digamos, van clavados, como una bendición después de semanas de ir desajustados a fuerza de (intentar) regularlos sobre la marcha, qué bonito es darle a la palanca y olvidarte de ellos.
Reagrupamiento en la sínia aunque la alegría no duró mucho, reventón en la pista, otra parada hasta finalizar la reparación y ya después sin parar hasta la carretera que fue cuando nos dimos cuenta de que no teníamos que haber ido por allí, no hay que ir tan ciego dando pedales, ahora deberemos rodar por asfalto, menos mal que el flujo de circulación es ínfimo, por no decir inexistente.
Si no voy mal excepto los que se quedaron a comer los demás nos largamos directamente ya que íbamos muy mal de tiempo aunque eso no empañó para nada las gratificantes sensaciones aportadas por la ruta y que puedo asegurar que duraron varios días, todo salió redondo.
Esta localidad no se caracteriza por tener amplios aparcamientos, eso quiere decir que con 3 o 4 que lleguen de más un día los han llenado así que la mayoría bajó la rampa solo para dar la vuelta y volver a subirla, y los minutos empiezan a correr a nuestro desfavor y lo único que pasó en un principio es que trasladamos la charla desde el aparcamiento hasta la plaza esperando que todo el mundo estuviese al menos presente y preparados para empezar el pedaleo de verdad.
Primera meta volante, Galatzó, la finca, esta que se compró para disfrute de la ciudadanía y como nosotros nos incluimos en esa categoría hacia allá que vamos, primero por asfalto y al traspasar la barrera, por tierra. Enlazamos con la pista principal de las casas y vamos a buscar la que nos lleva hasta el Ratxo mientras vamos subiendo algún que otro piñón aunque la cosa se mantiene aún bastante tranquila. Tras superar la barrera, ahora sí bien cerrada con cadena y candado, por lo que tuvimos que ir por el torrente giramos enseguida a mano derecha para al menos intentar subir parte de esas duras rampas montado para continuar por las laderas desforestadas en busca de un ramal asfaltado ya en las cercanías de la Reserva con un bosque mucho más espeso me dio la sensación.
Asfalto hasta el cruce del Cucui para empezar la ascensión propiamente dicha, allí me encontré a la peña que iba por delante parada delante de la finca de los lobos a los que dediqué solamente un escueto vistazo y seguí hasta el desvío ya que nuestra ascensión no iba a ser directa, sa Muntanya era el objetivo elegido y lo celebré ya que ese camino transversal está impecable y nunca cansa recorrerlo tanto en un sentido como el contrario, se hace corto.
Ya en el camí vell d’Estellencs quise estar atento a no acortar por ningún atajo aunque también se encargaron de ello los guías y por ello la ascensión se hizo algo más llevadera pero no impidió que algún pie rozara el suelo antes de llegar al punto más alto. Hasta aquí todo bien, queda por ver lo que tenemos por delante y que será la primera prueba un poco seria tras la puesta a punto de la horquilla. La gente va saliendo por parejas o tríos de manera escalonada sin formar pelotón, yo iba con Carlos, iba tras él, por eso no paró cuando pinché, ni le dije nada, total, solamente le iba a cortar el ritmo, tampoco hacen falta dos para cambiar una cámara, pero cuando llegó Alejandro sí paró a ayudar y después rodamos juntos hasta alcanzar a los que iban por delante cuando pararon a reagrupar, más o menos al final del sendero. La verdad que me extrañó bastante pinchar por allí, con lo limpio que está todo y lo noble del suelo, pero pasó. Al final fue llantazo y menos lo entiendo aún, debí pillar la única piedra en punta que me encontré.
Al comenzar el nuevo tramo ya la gente se desmadra, la pista te invita a imprimir toda la velocidad que puedas y sepas, tonto el último, al menos la parte de bajada, después, cuando viene la subida, que cada uno apechugue lo que pueda. Parada obligada en el mirador con foto de grupo incluida con el rabillo del ojo puesto en la pista que medio se vislumbra en la ladera de enfrente pero de la que no puedes extrapolar su dureza y dado que hacía mucho que no la cataba no me atrevía a lanzar ningún pronóstico de antemano, de lo que me acordaba es de que era muuu jodida aunque tenía cierta esperanza de poderla superar y no llegar arriba como alma en pena como en muchas ocasiones anteriores aunque en mi descargo argumentaré que solía ser cuando más calor hacía, veremos ahora que estamos más fresquitos. Pues parece que no fue mal del todo, pocos había cuando llegué arriba y no quisieron seguir hasta el refugio y por eso se fueron parando todos allí a medida que iban llegando dejándome todo el banco y la mesa para mí solo.
Puestos ya en movimiento encaramos la última subida hasta la pared divisoria donde no queda otra que protegerse y empezar el descenso. Lo resumo, aunque mejorara mi tiempo particular no me pareció que fuera porque estuviese más limpio según algunos comentarios que oí por ahí, respecto a la limpieza, me refiero; si el reto era no poner pies no lo conseguí, algún tramo no lo encaré por donde debía y paré y algún otro me impuso demasiado respeto pero donde más diferencia noté fue en el tacto de la horquilla, espectacular después del mantenimiento en taller, presión y rebote en su justo punto, oh, y de los cambios no digamos, van clavados, como una bendición después de semanas de ir desajustados a fuerza de (intentar) regularlos sobre la marcha, qué bonito es darle a la palanca y olvidarte de ellos.
Reagrupamiento en la sínia aunque la alegría no duró mucho, reventón en la pista, otra parada hasta finalizar la reparación y ya después sin parar hasta la carretera que fue cuando nos dimos cuenta de que no teníamos que haber ido por allí, no hay que ir tan ciego dando pedales, ahora deberemos rodar por asfalto, menos mal que el flujo de circulación es ínfimo, por no decir inexistente.
Si no voy mal excepto los que se quedaron a comer los demás nos largamos directamente ya que íbamos muy mal de tiempo aunque eso no empañó para nada las gratificantes sensaciones aportadas por la ruta y que puedo asegurar que duraron varios días, todo salió redondo.
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