Lo del Raiguer viene a cuento solamente porque es la zona donde me he movido durante la mañana pero en realidad es la segunda parte de una ruta que hice allá por el 2022 cuando pasé por el coll d’en Simonet donde lo verdaderamente interesante es visitar el mirador de sa Panada que no está lejos de ese punto pero tampoco cerca. En principio debía ser coser y cantar ya que existe una pista agrícola pero los letreros disuasorios en la entrada de la finca amortiguaron mis ánimos y pospuse la exploración para una mejor ocasión desde el otro extremo, donde se suponía que debía llegar para cerrar el círculo y ese día ha llegado.
Salgo de Inca porque quería recorrer algunos kilómetros antes de llegar al kid de la cuestión y me dirijo hacia Lloseta equivocándome casi desde el mismo inicio lo que me lleva a rodar por los caminos algo más de la cuenta, no pasa nada. Cruzo el pueblo y en lugar de tirar por el torrente continuo por el camí del Raiguer para acceder a la carretera de Alaró por el camí de Son Bonifai, bastante interesante, para continuar de seguido el ascenso a Tofla y posterior bajada hacia Alaró permitiéndome alguna licencia por los caminos laterales para ir descartando, y descartados quedan porque el único que tiene paso es el de Son Llabià y es el que debo tomar. La subidita contigua no es descarada pero la continuación hacia arriba ya es harina de otro costal, hay que empujar aunque sí que se nota la mano modificadora en algunos puntos, ahí me animo pero la zona de bosque deja paso a una antigua zona de bancales donde la cosa se pone fea, más que sendero transitable para humanos se asemeja más a un sendero de tránsito animal y no es que no se pueda pasar andando pero en bici ya es otra cosa aunque el ánimo no decae de primeras pero es cierto que las ganas de continuar iban a menos a medida que iba ganando altura y con la casi convicción de que aquello no podía terminar bien de ninguna de las maneras.
No voy a negar que no haya buenas vistas pero para recorrerlo en bici no está y mucho menos para recomendarlo, toca retirada estratégica y hacer lo que se pueda en la bajada hasta enganchar con el camino principal donde tenemos un tramo trialero espectacular pero solo ese, lo demás es ya asfalto desde Bellveure, nos conformamos pero sin poder desprendernos de ese regusto agridulce por no poder coronar.
Yo prosigo por el camí del Raiguer metido en un pelotón de guiris que me subirán un poco la media y a los que acompaño hasta el cruce de la carretera de Alaró continuando yo por el itinerario que seguía hasta Santa María, estaba ya en plan rodar así que continué hacia Bunyola para volver por Son Pizá, Son Daviu y Son Macià rodando en ese tramo lo más cerca posible de la autopista en plan rodeo como colofón a esta desigual ruta.
Salgo de Inca porque quería recorrer algunos kilómetros antes de llegar al kid de la cuestión y me dirijo hacia Lloseta equivocándome casi desde el mismo inicio lo que me lleva a rodar por los caminos algo más de la cuenta, no pasa nada. Cruzo el pueblo y en lugar de tirar por el torrente continuo por el camí del Raiguer para acceder a la carretera de Alaró por el camí de Son Bonifai, bastante interesante, para continuar de seguido el ascenso a Tofla y posterior bajada hacia Alaró permitiéndome alguna licencia por los caminos laterales para ir descartando, y descartados quedan porque el único que tiene paso es el de Son Llabià y es el que debo tomar. La subidita contigua no es descarada pero la continuación hacia arriba ya es harina de otro costal, hay que empujar aunque sí que se nota la mano modificadora en algunos puntos, ahí me animo pero la zona de bosque deja paso a una antigua zona de bancales donde la cosa se pone fea, más que sendero transitable para humanos se asemeja más a un sendero de tránsito animal y no es que no se pueda pasar andando pero en bici ya es otra cosa aunque el ánimo no decae de primeras pero es cierto que las ganas de continuar iban a menos a medida que iba ganando altura y con la casi convicción de que aquello no podía terminar bien de ninguna de las maneras.
No voy a negar que no haya buenas vistas pero para recorrerlo en bici no está y mucho menos para recomendarlo, toca retirada estratégica y hacer lo que se pueda en la bajada hasta enganchar con el camino principal donde tenemos un tramo trialero espectacular pero solo ese, lo demás es ya asfalto desde Bellveure, nos conformamos pero sin poder desprendernos de ese regusto agridulce por no poder coronar.
Yo prosigo por el camí del Raiguer metido en un pelotón de guiris que me subirán un poco la media y a los que acompaño hasta el cruce de la carretera de Alaró continuando yo por el itinerario que seguía hasta Santa María, estaba ya en plan rodar así que continué hacia Bunyola para volver por Son Pizá, Son Daviu y Son Macià rodando en ese tramo lo más cerca posible de la autopista en plan rodeo como colofón a esta desigual ruta.
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