No todo es bici

Hace unas semanas dejé la bici en el taller tras detectar una deformación en la puntera causada por un enganche del cambio entre los radios. El cambio ha sobrevivido a la trabada pero la patilla quedó definitivamente inservible. Lo que no me cuadraba era como quedaba todo encajado, puntera, patilla y cambio, por lo que no me quedó más remedio que llevarla al taller. Y aún así no me quedé convencido de que tuviera una rápida y satisfactoria solución. Y el paso del tiempo parecía darme la razón.

Pero he aquí que me presento esta tarde en el taller y allí estaba, esperándome colgada en una estantería, y al parecer, reparada, aunque esa afirmación debería ir entrecomillada. El tema será averiguar cuánto dura la reparación aunque a ojos vista parece satisfactoria, pero ya sabemos que estamos hablando de una zona sometida a mucha tensión y habrá que ver la evolución. De todas maneras me han dicho que si vuelve a suceder que la lleve allí sin desmontar nada, con el libro de garantía, y que se buscará una solución definitiva. Chapeau por la compañía. Tema aparte es que tampoco me han cobrado nada por la reparación, ahora me toca montarla a ver como queda con el conjunto de la transmisión y en orden de marcha.

Lo único que me ha extrañado algo es que no me llamaran pero tampoco sé cuando ha quedado lista y eso me ha obligado a volver a coger la bici vieja, de la que aún no me he desprendido, a pesar del poco caso que le hago. Después del día de Andratx donde con las cubiertas viejas y pedales de plataforma no se puede decir que disfrutara en demasía decidí cambiarle los pedales y las cubiertas aunque las nuevas son un modelo muy rodador y penalizan mucho cuando el terreno pierde uniformidad. Tampoco quería otra cosa porque la suspensión está en las últimas y, por una cosa o por otra, descarté caminos muy complicados. De ahí las últimas salidas rodadoras o por asfalto. Como por ejemplo la del sábado pasado.

Era la de Xisco pero decidí acoplarme y de paso buscar una variante nueva hacia Bunyola desde Santa María, continuación del ramal de Es Cabàs, todo ello formando parte del antiguo camino que unía Bunyola y Alaró. A él le pareció bien y yo subiría con ellos hasta Cas Garriguer para después volver a bajar por el sitio menos complicado para mí mientras ellos buscaban un poco de diversión por ahí arriba. Tomeu también pensaba estar por la zona montando una crono y se me ocurrió echarles una mano tomando tiempos pero cambiaron los planes a última hora, finalmente se fueron al Teix. Juan y Carlos se unieron a nuestro grupo.

Nos vimos pues en Santa María solamente tres de cada bando pero formando un grupo de seis, no existe rivalidad en ese aspecto, para empezar con un poco de asfalto hasta el desvío de Es Cabàs donde hicimos el tramo típico y conocido. Excepto en el tramo final, a partir de las dos barreras, donde el camino ha desaparecido, literalmente se lo han pasado por la piedra.

Una vez en el asfalto buscamos la continuación hacia s'Estremera. Había visto las dos posibilidades pero una de ellas, la más lejana, tiene una barrera cerrada por lo que volvimos atrás entrando cerca de unas casas y aunque también tiene otra barrera es más fácil de saltar accediendo a un tramo de camino que parece estar en proceso de limpieza, donde volvemos a empalmar con el principal un poco más adelante. Según el GPS pasamos por el Coll des Pou y seguimos llaneando por zona abierta hasta las casas de s'Estremera Nova. Tras algunas dudas y persecuciones caninas continuamos hacia la carretera saltándonos el desvío hacia Es Cocons (eso suele pasar cuando vas de memoria), y de ahí a Bunyola por asfalto.

Subimos por la pista principal por donde también subían varios grupos y nos separamos en la barrera para yo continuar por pista y esperarlos en las mesas para comer algo. Y siguieron llegando más grupos, uno de ellos bastante numeroso. Hasta aquí la ruta conjunta, ellos por el Cocó Peguer y yo por donde había venido; Juan partía con ellos superando algunas dudas; aunque había tenido un problema en una rodilla subiendo esperaba que al menos le dejara bajar.

No tenía prevista una ruta de vuelta alternativa así que improvisé sobre la marcha. Pensé en un principio repetir la ruta de la ida haciendo el tramo que nos habíamos saltado pero lo descarté, decidí volver por el geodésico empezando desde la cantera. Como había supuesto no tiene problemas de orientación aunque ayer no es que me encontrara de lo más fino para poder llegar hasta el vértice montado. Ya caerá. En la bajada es donde varié el recorrido tirando por un desvío a mano derecha pero no llegué al principal, seguí un nuevo trazado que no conocía muy divertido que nos vuelve a dejar en la pista asfaltada de Cas Bergantet. Valió la pena.

En la zona de Es Cabàs es donde sentí el máximo calor del día, asfixiante en algunos puntos ya cerca del mediodía solar. Accedí al Camí de Coanegra sin saber si estaba delante o detrás de ellos, por eso volví lento hacia los coches y allí estaban todos los vehículos, aunque al minuto comparecieron los ciclistas. No hubo roturas pero sí alguna caída ya que hubo algún pequeño pique con otros que hacían la misma bajada. Y otro parón para refrescarse en el agua del torrente (aún corre). Se ve que ese valle amplifica el calor y éste te envuelve como una manta pesada ayudándote a quemar tus reservas mucho más rápidamente de lo que te esperas y fundirte literalmente por los poros. Algunos empezamos a notar esos efectos.

Aunque tenga bici y toda la semana para montarla y probarla el próximo sábado no tendré salida (al menos montañera) pero la siguiente toca quedada con todos los que quieran venir a repetir a s'Estanyol. Ruta lúdico-festiva para crear ambiente y pasárselo bien en buena compañía. Os esperamos.