Esta semana he estado toqueteando la bici más que de costumbre. Ya desde el sábado pasado veía la necesidad de cambiar uno de los tramos de funda del cambio trasero por uno un poco más largo ya que el cambio no acaba de ir del todo fino pero al no tener una herramienta que la corte limpiamente se quedó pendiente. El pedal seguía en su sitio tras la salida de s'Estanyol por lo que no me preocupaba mucho ese problema.
El miércoles salí un rato pero la intención era la de rodar y no la de subir por lo que decidí ir a recorrer caminos entre Palma y Bunyola sin tener muy claro el recorrido. Esta vez tiré hacia la carretera de Sóller por la Indiotería y el camino 140. Pensaba atravesar hacia sa Garriga pero me fui a meter hacia Son Reus. Por allí me dí una vuelta a ver qué hacen los de Tirme con los dineros que les da el Consell. Montañas artificiales construyen a base de escombros, cenizas y materiales diversos que ahora tapan con capas aislantes y tierra. Después una siembra para coger color verde y aquí paz y después gloria, aquí no ha pasado nada, lo que no se ve no existe.
Atravesé el polígono de ses Veles (yo me lo guiso y tú te lo comes) y salí de la zona por un aparcamiento de camiones cruzando una barrera móvil. Giré a la derecha, izquierda y luego derecha otra vez para enlazar con un camino por una zona boscosa donde se está construyendo bastante hasta salir a la carretera de Santa María frente a Ca Na Sili donde me paro un momento a leer los carteles; la verdad, me dieron ganas de entrar pero yo no fumo. Sigo hacia la derecha, paso la rotonda y llego al siguiente cruce enfrente de la cantera, por donde decido entrar para hacer el camino superior (el asfalto es peligroso) para volver a salir a la carretera, hacer unos metros y coger el camino de Cas Bergantet para desviarme hacia Bunyola para ir a buscar el caminito que hice el otro día con la bici rígida y así poder comparar sensaciones.
En el Coll des Puig no veo paso por la pared por lo que sigo bajando pero al mismo tiempo alejándome del muro. Giro por un ramal a través del campo de cultivo pero el camino marcado me acerca a las casas por lo que no me queda más remedio que volver atrás e intentar saltar la pared en cuanto pueda. Lo hago por donde ha caído un gran pino que me ayuda a pasar la bici al otro lado por lo que ya puedo parar a comer algo. Una naranja, tampoco vayáis a creer que llevaba mucho más, pero ayuda, y me hago el senderito con enorme sorpresa. La suspensión parece que está ajustada a la perfección y noto una gran diferencia entre lo que veo y lo que siento, pero claro, uno se deja sugestionar y me quedé con el regusto de que fui demasiado lento, no con miedo, pero lento.
Esta vez continué pedaleando en lugar de saltar las dos paredes (aunque ya han construido una puerta en ese lugar) y volví a salir a la carretera por un sitio diferente. Sigo unos metros en dirección Bunyola y me meto por el primer camino hasta cruzar la carretera en obras, seguir por el de enfrente hasta la barrera de una casa ¿Son Vivot? para girar a la izquierda y llegar a Son Pizà. Como ya era terreno conocido metí plato para hacerme el tramo de la pared más que rectilínea, cruzar dos caminos hasta llegar al Camí de Muntanya y girar hacia Son Daviu Nou. Allí, por las obras de enterramiento de canalizaciones tuve que callejear un poco para atravesar al otro lado y continuar por el asfalto hasta el desvío de Son Macià para llegar otra vez a la civilización con un buen sabor de boca y un buen tute en las piernas.
Pero, ¿para qué estaba yo contando ésto? Ah, sí, porque precisamente en la bajada del senderillo noté un poco de flaneo en la rueda de atrás y lo atribuí a la falta de presión o al desgaste de la cubierta, pero de presión iba bien y lo del desgaste no me cuadraba mucho por lo que me quedé un poco con la mosca tras la oreja y el jueves investigué un poco el asunto.
Pero bueno, seguiremos con el relato otro día, por hoy ya es suficiente.
El miércoles salí un rato pero la intención era la de rodar y no la de subir por lo que decidí ir a recorrer caminos entre Palma y Bunyola sin tener muy claro el recorrido. Esta vez tiré hacia la carretera de Sóller por la Indiotería y el camino 140. Pensaba atravesar hacia sa Garriga pero me fui a meter hacia Son Reus. Por allí me dí una vuelta a ver qué hacen los de Tirme con los dineros que les da el Consell. Montañas artificiales construyen a base de escombros, cenizas y materiales diversos que ahora tapan con capas aislantes y tierra. Después una siembra para coger color verde y aquí paz y después gloria, aquí no ha pasado nada, lo que no se ve no existe.
Atravesé el polígono de ses Veles (yo me lo guiso y tú te lo comes) y salí de la zona por un aparcamiento de camiones cruzando una barrera móvil. Giré a la derecha, izquierda y luego derecha otra vez para enlazar con un camino por una zona boscosa donde se está construyendo bastante hasta salir a la carretera de Santa María frente a Ca Na Sili donde me paro un momento a leer los carteles; la verdad, me dieron ganas de entrar pero yo no fumo. Sigo hacia la derecha, paso la rotonda y llego al siguiente cruce enfrente de la cantera, por donde decido entrar para hacer el camino superior (el asfalto es peligroso) para volver a salir a la carretera, hacer unos metros y coger el camino de Cas Bergantet para desviarme hacia Bunyola para ir a buscar el caminito que hice el otro día con la bici rígida y así poder comparar sensaciones.
En el Coll des Puig no veo paso por la pared por lo que sigo bajando pero al mismo tiempo alejándome del muro. Giro por un ramal a través del campo de cultivo pero el camino marcado me acerca a las casas por lo que no me queda más remedio que volver atrás e intentar saltar la pared en cuanto pueda. Lo hago por donde ha caído un gran pino que me ayuda a pasar la bici al otro lado por lo que ya puedo parar a comer algo. Una naranja, tampoco vayáis a creer que llevaba mucho más, pero ayuda, y me hago el senderito con enorme sorpresa. La suspensión parece que está ajustada a la perfección y noto una gran diferencia entre lo que veo y lo que siento, pero claro, uno se deja sugestionar y me quedé con el regusto de que fui demasiado lento, no con miedo, pero lento.
Esta vez continué pedaleando en lugar de saltar las dos paredes (aunque ya han construido una puerta en ese lugar) y volví a salir a la carretera por un sitio diferente. Sigo unos metros en dirección Bunyola y me meto por el primer camino hasta cruzar la carretera en obras, seguir por el de enfrente hasta la barrera de una casa ¿Son Vivot? para girar a la izquierda y llegar a Son Pizà. Como ya era terreno conocido metí plato para hacerme el tramo de la pared más que rectilínea, cruzar dos caminos hasta llegar al Camí de Muntanya y girar hacia Son Daviu Nou. Allí, por las obras de enterramiento de canalizaciones tuve que callejear un poco para atravesar al otro lado y continuar por el asfalto hasta el desvío de Son Macià para llegar otra vez a la civilización con un buen sabor de boca y un buen tute en las piernas.
Pero, ¿para qué estaba yo contando ésto? Ah, sí, porque precisamente en la bajada del senderillo noté un poco de flaneo en la rueda de atrás y lo atribuí a la falta de presión o al desgaste de la cubierta, pero de presión iba bien y lo del desgaste no me cuadraba mucho por lo que me quedé un poco con la mosca tras la oreja y el jueves investigué un poco el asunto.
Pero bueno, seguiremos con el relato otro día, por hoy ya es suficiente.