Tercera quedada B.B.

Desde que se hizo oficial el día de la quedada la hoja de inscripción se iba llenando de nombres, algunos agrupados, otros por libre; pronto se llegó a los cien y ayer noche justo a los doscientos, y sin mucha sorpresa, ni una mujer apuntada aunque esta mañana alguna sí había. Estamos hablando por supuesto de la tercera quedada de los bous bufats.

Esto de las quedadas empezó como un reto personal por parte de algún personaje que dio pie a continuar con la idea por parte de otros y por ello se han ido montando otras tantas. Todas han tenido una elevada participación pero ésta en concreto se va superando edición tras edición, y no me estoy refiriendo solamente al número de participantes sino en organización y despliegue.

Había hecho alguna salida con ese grupo para valorar la posibilidad de cambiar el trazado, habían pensado en la comuna de Bunyola y recorrimos algunos caminos por esa zona aunque finalmente optaron por repetir el itinerario de la quedada anterior por la Fita del Ram. La zona reúne alternativas muy variadas y generalmente desconocidas por la mayoría, que se suele centrar en el trazado central, valga la redundancia, es decir, el camí des Campassos. Dado que en este tipo de eventos se junta gente de todos los niveles y con todo tipo de máquinas se debe compensar un poco el nivel y no exigir demasiado, al menos hasta llegar a la ermita donde ya cada uno tira por donde le apetece y así y todo me consta que a algunos se les hizo muy larga siquiera la ruta corta, cosa que tampoco entiendo mucho ya que hubo días más que suficientes para ir de probaturas por la zona y saber a lo que te enfrentas.

Yo había quedado con un numeroso grupo de foreros agrupados en torno a una nueva tienda y a un nuevo club, Mallorca IronRiders, en un punto intermedio para ir rodando hasta Son Moix donde se iban reuniendo todos los apuntados y más. Evidentemente no dio tiempo siquiera de saludar a todos los conocidos, es más, a muchos ni los vi siquiera ahora que voy viendo las fotos de los reportajes de los compañeros. Y es que semejante pelotón en movimiento impresiona y así y todo mi subida por el camino de Bunyolí no tuvo casi ningún parón. No iba con nadie en particular, charlando un poco con todos los conocidos con los que me iba encontrando. No sé cuántos llegaron hasta el avituallamiento pero la partida hacia arriba fue muy escalonada y ahí sí que me quedé de los últimos porque cuando me dí cuenta no quedaban en la explanada ningún conocido así que subí solo las últimas rampas donde sí estaban unos cuantos.

No estuvimos mucho más parados y partimos un pelotón numeroso hacia la ermita, todo el mundo se fue colocando en su sitio sin molestar y tuvimos un rodar bastante tranquilo, el grupo estaba completamente disgregado. Yo me paré con Carlos en el desvío de la Fita esperando poder convencer a alguno para subir arriba pero sabía que no era el día adecuado y es que además está justo en el punto más inadecuado, justo cuando empieza la bajada y claro, ante tal disyuntiva, la inmensa mayoría tira para abajo. Como es una opción más larga en tiempo teníamos que ser bastantes y dispuestos a no encontrarnos después a nadie en la ermita para hacerla y nadie parecía estar por la labor, como digo, no era el día adecuado, pero de las chanzas no se libró nadie, así que Carlos y yo bajamos hasta la ermita a nuestra bola, no muy convencidos de ir con la presión adecuada en los neumáticos, todo hay que decirlo.

En la ermita seguía habiendo bastante gente y tuvimos otra sesión de charleta. Los iron habían tanteado el terreno con Jauja para que los llevara por el cristo, decía que era bastante ciclable, y debe serlo pero yo solamente me acuerdo de las partes que no lo eran, y lo complicadas que eran las que sí lo son, así que le propuse bajar al mismo sitio por otro lado más factible para todos, me dijo que no lo conocía, pero como éramos muchos en el ruedo y cada uno decía por dónde no quería ir dejé que decidiera el grupo más numeroso, comellar de ses puces, cristo, pozo, la sin nombre, excepto los rampones de hormigón cualquiera me iba, el tema eran los toboganes, eso era un sí o un no rotundo ya que la mayoría no conocía ninguna de las dos bajadas. Optaron por la sin nombre y sin ser una bajada excesivamente técnica tampoco es de las más fáciles, así que aún queda volver otras veces para limar algunos detalles.

Como era de esperar cuando llegamos al cruce del cristo se lió el asunto porque el trazado no está claro y hubo algunos parones hasta encontrar el camino correcto, el que lo buscaba por delante era Juan y no lo vio claro a la primera, nada que no solucionara en unos minutos por otra parte, y así y todo ya se oyeron voces discrepantes, parecía un déjà vu del día de los pobleros aunque no dio tiempo a llegar a ese extremo ya que el guía enfiló rápido hacia abajo llevándose al pelotón detrás (y sin usar GPS).

En nada llegamos al área recreativa y como antes alguno suspiraba por los toboganes propuse ir para allá para acabar de redondear el día, se apuntaron tres, querían más, Cristian, David y Sito si no me equivoco y hacia allá que nos fuimos mientras los demás nos esperarían en el nuevo local de papeo donde se pueden controlar mejor las monturas. Más o menos la sesión tuvo los mismos resultados que la otra vez con los morci-bikers, éste si, éste no, tírate, no, tírate tú primero, al final todo se andará y si no, se volverá, ganas que no falten. Solo quedaba volver a subir por la carretera hasta el coll de s'Heura para volver por Son Malferit y Sarrià hasta el Secar de la Real donde una cañita si cayó.

Sirvan estas líneas para felicitar a los bous por su labor para con nosotros y su interés para que este día sea recordado por el resto con franca satisfacción, aunque para ellos signifique muchos días de preparación, y no solamente los bikeros somos los beneficiados, ya que además aprovechan para matizar el evento con otros fines sociales mucho más altruistas, como pudimos comprobar. Desde aquí gracias por hacerlo posible y hasta siempre.