Que sea fiesta un jueves y tengas que ir a trabajar el viernes te deja un poco descolocado e igual de indeciso estaba respecto a la ruta del sábado ya que no tenía constancia de salida alguna cercana a mi zona y si no tenía que coger vehículo mucho mejor. Por otro lado me faltan por recorrer algunos tramos en Andratx para acabar de configurar una ruta en la zona y me decidí por ello aunque fuera solo pero al llegar a casa me encuentro un correo de un amigo que empieza por dudas...uep, aquí hay tema, y entre una cosa y otra me lía para que vaya con ellos, no cogeré vehículo, no iré solo y también se apuntan Juan y Carlos, ya me parece bien y ya estamos el sábado recorriendo el carril bici los tres hacia el punto de reunión establecido, Establiments.
El resto de peña son los morci-bikers que querían cambiar un poco la ruta que siempre hacen en Maristela y pasé de dar engorrosas explicaciones por correo, mejor en vivo, así que ya calentitos podemos enfilar el Bunyolí en condiciones. A punto de irnos de la barrera llega otro grupo, no los conozco, y aunque empezamos a subir juntos no me preocupé de los que venían detrás. La mayor parte del tiempo subí con Kikete y nos pasó uno del otro grupo más o menos a la mitad para después pasarlo nosotros porque iba andando y ya no lo volvimos a ver hasta la barrera a la cual llegó andando también. No sé qué decir, o estás hecho polvo o no regulas nada, es solamente el Bunyolí.
Nos volvimos a reunir todos en la barrera de arriba y nosotros salimos un poco antes y otra vez volvimos a agruparnos frente al último chalet y esta vez sí hablé con alguno de ellos. Me dijo que solamente conocían el camino que va a la ermita y ya no quise saber por dónde bajarían, también salimos antes que ellos de allí.
Había comentado que quizás haríamos un itinerario alternativo pero a la hora de la verdad no se animaron a subir al geodésico así que hicimos lo clásico, lo hubiera hecho si la alternativa no fuera más larga que el camino principal pero no quise que nos esperaran. No me acuerdo porqué nos paramos pero mientras estábamos en ello me fui con Kiko a dar una vuelta por el bosque para enseñarle unos senderos y cuando volvimos ya no estaban y tampoco vimos a los Tira tira que hacían la ruta al revés como después me comentaron.
Ahora venía el kid principal de la salida, cambiar la bajada que ellos conocían por la que sí conocíamos nosotros, es decir, no bajar por el pas de sa Granja y sí por el comellar de ses Puces. Una vez situados en el punto correcto que volvieron a pasar de largo pese a mis explicaciones (si es que van cegados...) empezaron a soltar frenos y dejé de verlos, más que nada porque bajan mucho más rápido y yo no llevaba frenos de atrás, me di cuenta en un semáforo que con el freno apretado la bici se movía aunque pastillas aún quedan (después he podido comprobar que están completamente cristalizadas) y entre una cosa y otra los perdí de vista. Hacía tiempo que no bajaba por allí y me llevé una desilusión, esa bajada ha perdido aliciente para mí, aunque para el que le guste la máxima velocidad es adrenalínica total pero prefiero la alternativa, mucho más ratonera.
Los pillé en la entrada de los marges dado que no se los esperaban y estaban valorando la situación para superar el primero, creo que solamente Félix lo bajó pero los siguientes no fueron inconveniente para la mayoría, hasta debo decir que me hice algunos que nunca había intentado (y no va de coña, habrá videos) y hasta varias veces. Creo que perder un poco el tiempo en estos sitios es muy positivo, los más expertos deberían ser un poco más condescendientes (es decir, menos descender y más con descender) y hacernos partícipes de su experiencia, ganaríamos todos. Así pues, acabé muy satisfecho de ese tramo.
Al salir al camí des Correu pasaron unos minutos antes de que los morcillas se ubicaran exactamente porque en esos momentos si los dejo allí no vuelven. Más calmados bajamos hasta el pueblo para volver a subir sin hacer ninguna parada y lo hicimos por el camí de Son Ferrà, corto pero intenso y eso que solamente hicimos la primera parte, y después por Son Malferit, el otro punto caliente de la ruta ya que lo que me habían pedido era no ir por asfalto en la vuelta que era una de las cosas que me había extrañado que hicieran en sus salidas por la zona.
Pinchazo de Félix dentro de la finca que le pone de mal humor mientras aprovecho para merendar porque últimamente no hay hora del bocadillo en las rutas y llego al final con la merienda intacta. Mientras estamos ahí parados me doy cuenta de que he rodado muy cómodo con la cubierta nueva, goma nueva, presión adecuada para este tipo de terrenos muy pedregosos y la verdad es que se ha notado pedaleando sentado. El resto hasta la furgoneta sin historia pero sin meterme por la carretera principal sino atajando hacia Can Chomeu, opción mucho más apetecible y sobretodo segura, en estos días que corren este aspecto no es baladí.
El resto de peña son los morci-bikers que querían cambiar un poco la ruta que siempre hacen en Maristela y pasé de dar engorrosas explicaciones por correo, mejor en vivo, así que ya calentitos podemos enfilar el Bunyolí en condiciones. A punto de irnos de la barrera llega otro grupo, no los conozco, y aunque empezamos a subir juntos no me preocupé de los que venían detrás. La mayor parte del tiempo subí con Kikete y nos pasó uno del otro grupo más o menos a la mitad para después pasarlo nosotros porque iba andando y ya no lo volvimos a ver hasta la barrera a la cual llegó andando también. No sé qué decir, o estás hecho polvo o no regulas nada, es solamente el Bunyolí.
Nos volvimos a reunir todos en la barrera de arriba y nosotros salimos un poco antes y otra vez volvimos a agruparnos frente al último chalet y esta vez sí hablé con alguno de ellos. Me dijo que solamente conocían el camino que va a la ermita y ya no quise saber por dónde bajarían, también salimos antes que ellos de allí.
Había comentado que quizás haríamos un itinerario alternativo pero a la hora de la verdad no se animaron a subir al geodésico así que hicimos lo clásico, lo hubiera hecho si la alternativa no fuera más larga que el camino principal pero no quise que nos esperaran. No me acuerdo porqué nos paramos pero mientras estábamos en ello me fui con Kiko a dar una vuelta por el bosque para enseñarle unos senderos y cuando volvimos ya no estaban y tampoco vimos a los Tira tira que hacían la ruta al revés como después me comentaron.
Ahora venía el kid principal de la salida, cambiar la bajada que ellos conocían por la que sí conocíamos nosotros, es decir, no bajar por el pas de sa Granja y sí por el comellar de ses Puces. Una vez situados en el punto correcto que volvieron a pasar de largo pese a mis explicaciones (si es que van cegados...) empezaron a soltar frenos y dejé de verlos, más que nada porque bajan mucho más rápido y yo no llevaba frenos de atrás, me di cuenta en un semáforo que con el freno apretado la bici se movía aunque pastillas aún quedan (después he podido comprobar que están completamente cristalizadas) y entre una cosa y otra los perdí de vista. Hacía tiempo que no bajaba por allí y me llevé una desilusión, esa bajada ha perdido aliciente para mí, aunque para el que le guste la máxima velocidad es adrenalínica total pero prefiero la alternativa, mucho más ratonera.
Los pillé en la entrada de los marges dado que no se los esperaban y estaban valorando la situación para superar el primero, creo que solamente Félix lo bajó pero los siguientes no fueron inconveniente para la mayoría, hasta debo decir que me hice algunos que nunca había intentado (y no va de coña, habrá videos) y hasta varias veces. Creo que perder un poco el tiempo en estos sitios es muy positivo, los más expertos deberían ser un poco más condescendientes (es decir, menos descender y más con descender) y hacernos partícipes de su experiencia, ganaríamos todos. Así pues, acabé muy satisfecho de ese tramo.
Al salir al camí des Correu pasaron unos minutos antes de que los morcillas se ubicaran exactamente porque en esos momentos si los dejo allí no vuelven. Más calmados bajamos hasta el pueblo para volver a subir sin hacer ninguna parada y lo hicimos por el camí de Son Ferrà, corto pero intenso y eso que solamente hicimos la primera parte, y después por Son Malferit, el otro punto caliente de la ruta ya que lo que me habían pedido era no ir por asfalto en la vuelta que era una de las cosas que me había extrañado que hicieran en sus salidas por la zona.
Pinchazo de Félix dentro de la finca que le pone de mal humor mientras aprovecho para merendar porque últimamente no hay hora del bocadillo en las rutas y llego al final con la merienda intacta. Mientras estamos ahí parados me doy cuenta de que he rodado muy cómodo con la cubierta nueva, goma nueva, presión adecuada para este tipo de terrenos muy pedregosos y la verdad es que se ha notado pedaleando sentado. El resto hasta la furgoneta sin historia pero sin meterme por la carretera principal sino atajando hacia Can Chomeu, opción mucho más apetecible y sobretodo segura, en estos días que corren este aspecto no es baladí.