Con todos y con nadie

Después de quedar con Terròs el jueves pensé en llamar a Joan para saber de él, lo último que sabía es que me llamaría en cuanto se sintiera con fuerzas suficientes para sobrellevar una ruta en condiciones, como no lo había hecho suponía que estaría en fase de proyecto pero aún así quise animarle para que me lo contara pedaleando. Efectivamente no me equivoqué y con esas premisas quedamos a una hora prudencial para hacer algo “por ahí” el sábado.

El por ahí empezaba desde casa y seguiría por Na Burguesa con bastante improvisación, en principio le quería enseñar la nueva subida desde la carretera de Puigpunyent pasando antes por la cantera, seguramente. De todas maneras a Joan le había dicho que íbamos a la Fita del Ram para que se empezara a mentalizar y después plantearía un cambio de ruta en principio mucho más fácil y a la que no se podría negar. Como nos venía de camino pasamos por Son Moix y vimos un grupito en el aparcamiento del centro comercial que no me eran ajenos, efectivamente parte de la plana mayor de los MIR se habían congregado allí y fuimos a saludarlos. Ante el requerimiento de su ruta me contestan que a la Fita por Bunyolí y ya no abrí más la boca y nos apuntamos a la fiesta.

El principio es una subida tendida por asfalto que pesó en los ánimos (y piernas) del compañero y ya en la barrera comentó el temido “no me esperéis arriba”, sabía lo que se le venía encima. El resto subimos bien, unos subieron bien por delante y otros subieron bien por detrás, esperamos a la agrupación total y después de unos minutos los despaché para que continuaran su ruta mientras me quedaba yo a la espera, pero no llegaba, me extrañó un poco y bajé a por él y ya no lo vi, la cosa era peor de la prevista con un abandono a las primeras de cambio y sin manera de contactar con él. A la vista de las circunstancias decidí improvisar un poco y salir al encuentro del grupo en sentido contrario, es decir, subir a la ermita por Son Ferrà y quizás convencerlos para probar algo nuevo. Entonces me dirigí hacia Sarrià y en esos terrenos me cruzo con Pina que ya volvía, bajaba desde Sobremunt y ya estaba allí, estaba claro que llegaría a la ermita mucho después que ellos y aún así decidí continuar tras despedirnos.

Cruzo Son Malferit sin las penurias de uno fuera de forma y al llegar a la carretera del Verger me cruzo con Jromán y Crop que regresan pronto a casa. Charlamos un poco y me animan a perseguir al grupo de los Toys que van a bajar por el Cristo pero como la ventaja es mucha sigo con mi plan de subir hasta arriba. Empiezo el camino y tras el tramo inicial empieza lo bueno, aquellas curvas seguidas donde la pendiente se va inclinando más y más en cada segmento, es un buen test y consigo superarlo, esta vez sin levantarme del sillín pero a demasiadas revoluciones como para no tener que pararme tras pasar por el mirador.

Unos minutos de parada y a seguir directos a la ermita donde no hay nadie ni a nadie espero pero los que había por allí acampados me confirman que el grupo (uno de tantos) ha pasado y a no más de quince minutos y que se dirigen a la Font de Son Tríes a por agua, raro me parece porque eso requiere no bajar por las rampas, será la sed extrema, digo yo, porque para algunos eso de no pasar por los marges es como ir a misa y no comulgar, si aguantas el sermón que sea para algo de provecho. Eso me da pie a poder encontrarlos aún y me permito no obstante hacer una de las bajadas ocultas para enlazar con la pista junto al cemento y luego bajar por carretera hasta el área recreativa y encontrarlos en la fuente, talmente como si estuviera cronometrado. Así pudimos hacer la vuelta juntos por Son Malferit que ya se sabe que en ese sentido es un camino perfecto para picarse y con el único contratiempo de un pinchazo de Sergio que no tuvo arreglo al no poder sacar la válvula y tener que hinchar varias veces para poder llegar a sitio.

Abajo la gente se repartió, los que venían de más lejos regresaron a sus hogares a una hora comedida y los que estaban más cerca quedaron en algún bar sin determinar tras el cambio de local.

Yo no tendría que acostumbrarme a oir eso de “¿ya estás aquí?” cuando entro por la puerta pero a veces no queda más remedio.


Media ruta

Sin planificar casi nada las salidas me encuentro estos días, más que nada porque estoy bastante liado en cambiar algunas cosas en el otro blog, cambios importantes que por otra parte no se ven a simple vista, habría que escudriñar bastante para notarlos pero que aún así son muy interesantes aunque no vitales; no voy a soltar aquí la parrafada correspondiente, sería engorroso de explicar y no viene a cuento, en todo caso se trata de un pasatiempo como otro cualquiera.

Decía esto porque he dejado deberes por hacer por aquí, dos crónicas aguardan su turno para ver la luz, aunque hay que esperar siempre el momento oportuno para sentarse frente al teclado, iba a poner “esperar la inspiración” pero evidentemente suena bastante pretencioso en mi caso. Así pues, llegado el punto en el que me enfrento al duro momento de empezar a grafiar el lienzo en blanco con algo coherente, empezaré por el principio que es por donde mejor se entienden las cosas. Si comenzara por relatar el desbarajuste que tuvimos en el Moletó parecería que el acercamiento a ese lugar no vale la pena, que es rutinario, y no debe serlo en ningún modo, siempre debería haber alguna sorpresa y mira que entre Esporles y ese lugar pocas ya puede haber. Cierto que no ha cambiado gran cosa (nada!!!) la subida por el camino viejo de Son Ferrà, y que el camino de la fuente está igual, y la misma fuente también, sigue manando agua y la losa de la mesa gira cuando le da la gana; el sendero que le sigue se mantiene limpio y más pisado que nunca; el camino de bajada a la Font des Rafal no varía así como tampoco la pistorra que desde allí va a dar a la carretera, como vemos todo sigue igual que siempre pero cual no fue mi sorpresa cuando mi compañero me dice que no ha recorrido ni un solo metro de cuanto llevamos rodado, entonces me pongo en su lugar intentando compartir su sorpresa y añadiendo algún comentario que pueda situarlo mentalmente en el punto adecuado.

Tras este periplo iniciatorio llegamos a las dos barreras que debemos saltar pero donde parece que a la vez se respetan los derechos de paso. Pronto encontramos otras mucho más franqueables y fáciles de pasar, como es también la pista que sube al encuentro de varias casas de la zona que rodeamos sin interferir con sus moradores o contratados en su quehacer diario. Otro tramo ahora más complicado de subir nos espera a continuación y el esfuerzo por superarlo sin penalizar no me permite contemplar el paisaje, lo voy haciendo mentalmente, debemos pasar un cruce y desviarnos en el segundo, es lo que voy repitiendome mientras frunzo el ceño y aprieto los pedales siguiendo la estela del compañero que no parece dispuesto a ser el primero en pifiarla.

Llegamos al punto donde la pista dice basta y efectivamente más allá no hay ni siquiera camino que se vea, no ya ciclable si no simplemente que se vea por lo que no queda más que empezar a subir por el estupendo camino de carro, mayormente cubierto de hojarasca y con una pendiente en aumento y donde me sorprendo al ver marcas de rodadas a lo largo de la cuesta, parte por el camino y parte por fuera lo que no evidentemente no me gusta nada, comprendo que sea muy divertido, excitante y todo lo que tú quieras (de hecho es algo que (casi) todos hemos practicado alguna vez) pero son acciones que a larga siempre nos van a perjudicar y deberían tenerse muy presentes y saberlas controlar. Solamente el llegar arriba pudo con mi enfado y de ese estado pasé a la sorpresa, estoy donde no debo estar, de hecho es donde dije que no llegaríamos, menudo xerpa (y a algunos aquí y ahora le empieza a llegar la onda).

Como no hay ni prisas ni reproches después de comer algo volvemos a bajar hasta la pista solo para corroborar que no es por allí, entonces hay que volver a subir prestando la debida atención porque nos hemos saltado algún cruce. Mejoramos un poco más el ascenso y nos desviamos por donde toca, más adelante hay otro pero ofrece pocas dudas, para arriba hay que tirar, seguidamente cambia de dirección y se encamina hacia el extremo de la montaña donde tenemos dos cosas por hacer, asomarnos al avenc y merendar sobre las peñas con medio mundo a nuestros pies.

Con los deberes hechos y habiendo constatado que no haremos ni de coña la ruta teórica inicial vamos a buscar la bajada original. La primera parte ya nos generó algunas dudas en algún tramo un poco más confuso aún constatando que por allí también había rodadas. Es una bajada divertida siempre y cuando tu nivel de técnica te permita usar esa palabra, si no es así, caminarás, y cuando llegamos al rotlo de sitja no se me ocurrió más que cruzar la pared cuando el compañero me recomendaba seguir recto hacia abajo. Encontrar camino de carro junto al otro rotlo me llevó a pensar que él estaba equivocado aunque no tardé en comprobar lo erróneo de mi argumento, camino sí pero incirculable aunque no tardamos mucho en desembocar en otro en muchas mejores condiciones que fue cuando a Terròs se le encendió la bombilla, él había pasado por allí aunque tardó en asociarlo a la salida correspondiente pero a partir de ese punto ya pudo situarse en el mapa, conozco esa sensación y en según qué momentos puede generarte algún episodio de zozobra, sobre todo si vas solo, o con otro que va tan perdido como tú como era el caso.

Hacer un tramo nuevo en cada salida se ha convertido en estos últimos meses casi como en una obligación y en esta ocasión no me quería retirar sin probar otra opción desconocida ya que la anterior no había sido muy provechosa y lo que hicimos fue continuar por el camí des Correu para ir a buscar una bajada hasta la pista de s'Arboçar o camí nou de Planícia en donde no somos bien recibidos si vamos montados en bici pero sin que ese aspecto nos preocupara especialmente. Encontramos la bajada y como era de esperar se trata de una pista y me interesaba verla para saber si nos servía para subir y probablemente sea que no, aparte de la pendiente es que está muy rota sobre todo por la erosión del agua de lluvia por lo que en algunos tramos te deja muy poco espacio para pasar aunque algún día se intentará (es probable que haya otra más adelante, igual en mejores condiciones).

Toca retirada pero no quiero dejar pasar la oportunidad de quitar algo de carretera y me meto por el sendero que va por abajo del asfalto y luego tiramos hacia el camí de Pescadors después de desechar la opción de subir directamente a Mirant de Mar, y aún así puedo convencerle de ir por el desvío del Born con la excusa de contemplar “la mejor vista de Esporles”. Pero me queda por disparar el último cartucho de la recámara y nos desviamos por la escalinata para cruzar el pueblo por detrás para despedirnos en el aparcamiento ya que a él aún le quedaba la vuelta hasta casa aunque con una 29” parece cosa de coser y cantar.

Y así es como completamos la media ruta y pasamos una buena mañana conociendo algo nuevo y “compartiendo escenario”, como decía aquél.


Lapsus

Dispuesto a averiguar el final de un camino que dejé a medias el día que me dí un periplo por carretera, sí, aquel que me dí cuenta de que no llevaba frenos, pastillas sí, frenos no, decía pues que lo mejor sería intentarlo por el otro lado y de paso darme un garbeo por el pla des Pouet, el de Alaró, no el otro, osease, lo que se conoce comúnmente como un Castell d'Alaró, subida sin sobresaltos por el camino del Verger y bajada por atrás, tampoco hay tanto donde elegir.

Así pues me desplacé a Santa María para ir entrando en calor rodando por asfalto siguiendo la senda del Camí des Raiguer hasta el cruce del camí vell d'Alaró, también es conocido como camí de Bànyols, un antiguo camino que conserva un bonito tramo de empedrado original, s'Empedregat, que nos deja contemplar la aún estupenda fachada de la possessió de Bànyols, enorme casal que se encuentra a la espera de una más que posible reconversión en hotel rural.

Ya estoy circulando por asfalto entre fincas, huertos y caseríos de las afueras del pueblo y me voy acercando al inicio de la subida no sin antes pararme en un cruce para contemplar sin trabas el punto final de mi ascensión que visto desde abajo queda bastante lejos, pero nada que no se arregle con unas cuantas pedaladas bien dadas. Hoy no solamente quiero subirlo sino que debo hacerlo con un desarrollo concreto, y no hasta el restaurante, hasta arriba, no recuerdo ningún pasaje en particular que me tenga que hacer cambiar de opinión a priori, otra cosa será la realidad, ya veremos, aunque voy confiado en lograrlo y efectivamente así fue. Como no voy a por el kom paro unos minutos en el aparcamiento pero una vez contempladas las vistas y comprobado que no se acerca nadie que no vaya en coche, sigo mi camino.

Mi punto final es el pla aunque allí tengo trabajo, averiguar si es factible, posible es, claro, enlazar dignamente con el pas de s'Escaleta y veo algo interesante de inicio por la dirección que toma pero la inclinación, hacia abajo, me saca de mi entusiasmo inicial y aún así lo sigo recorriendo porque no pierde entidad. Efectivamente lo que hago es volver a enlazar con la pista de subida por la que vuelvo al pla a buscar por otro lado aunque esa senda no parece nada prometedora de inicio por lo que la descarto casi definitivamente, y sin el casi, me atrevería a decir.

Me voy a la otra esquina para sorprenderme del estupendo trabajo de rehabilitación del primer tramo del camino de bajada aunque desafortunadamente no pueda disfrutarlo como se merece, soy bastante patán en esos circuitos técnicos. Esta puesta a punto llega hasta casi la losa donde le seguirá un tramo menos rocoso, creo recordar, hace tiempo que no iba por allí. Lo cierto es que al salir del bosque debo buscar una derivación y no la veo al principio lo que hace que me pare para buscarla caminando más cómodamente, veo donde tengo que ir pero llego hasta la pared recortando por las marjades en lugar de por un senderillo muy marcado que viene de un poco más lejos, da igual mientras el resultado sea positivo. No veo ni siquiera el camino que estoy recorriendo marcado en los mapas actuales ni antiguos, ni mucho menos el nombre de las casas de la zona que parecen bastante modernas y salgo a la carretera por donde entré hace unas fechas sin ningún problema y sigo por ella hasta el desvío del GR. Esta vez no flaquearé en la barrera, me paré, sí, pero solo para avituallar y desde allí no me detuve hasta la placeta d'en Sión. Lo leí, o eso creí entender, que alguien se quejaba de alguna barrera cerrada en Sollerich, no es cierto, todas están abiertas y la mayoría de par en par.

No voy a desdecir de que no llegué con ganas arriba, tremendas ganas de pararme, no tuve más remedio que hacerlo y tras comerme dos barritas me tumbé en el pedrís a descansar. A la sombrita se estaba fenomenal pero tenía que irme y lo hago por el GR, divertida bajada sin más complicación que un tramo rocoso muy erosionado un tanto especial. La continuación es la bajada de Tossals donde hay que estar atento porque es donde se coge mayor velocidad y la castaña puede ser de aúpa, después ya en llano o bien de relax o bien de carreras, según gustos. Mi intención primera era recortar por s'Alcadena pero quise comprobar la hora antes de saltar el botador, y me llevé una sorpresa, las dos y media!!!, no me cuadra nada el horario, me sobraba una hora y decidí volver por asfalto donde podía conservar más fácilmente el ritmo aún a costa de hacer más kilómetros.

Tampoco volví por Tofla por la misma razón y pedaleé en llano junto a las vías del tren hasta Binissalem y después fui a enlazar el camí des Raiguer después de recorrer el de Pols para llegar a Santa María por donde había partido unos tres cuartos de hora más tarde desde que miré el reloj. Pero algo seguía sin encajar, y no fue hasta que vi perfil de la ruta en la pantalla cuando me dí cuenta sobre la gráfica de tiempos de ese segmento plano de 53 minutos que coincidía con la parada que hice ahí arriba, ¡me había quedado dormido y no me enteré! Nunca lo hubiera dicho pero la traza no miente, la verdad es que se estaba muy bien allí, de coña.


Sábado de relax y sudores

Me lo imaginaba, y pasó, las nueve en punto del sábado y holgazaneando en la cama, pero me vino de perlas y me levanté bastante bien ya que no me había despertado antes como suele pasar durante la semana cuando voy a la par con el amanecer. El plan de principio era ambicioso, repetir la Ruta 56 de pe a pa, al menos esa era la intención pero como no tenía quién me riera las gracias ni me metiera en cintura voy a verlas venir.

De todas maneras para no perder mucho tiempo en aproximaciones sin sentido salí desde el Arenal cruzando directamente hasta el paseo y empezando el calentamiento inicial de manera relajada. Aproveché los últimos senderos del pinar hasta salir lo más adelante posible pero no tardo nada en meterme en faena, ya añoraba esos terrenos. Ese tramo tira ligeramente hacia arriba hasta pasar por dos paredes y luego llanea ya más calmado aunque sin perder un àpice de diversión. Tengo enfrente mi objetivo, un chalé solitario asomado al vacío que tengo que rodear sin opción de camuflaje, es decir, que si estuviera habitado sería prácticamente imposible realizar este paseo ya que la bajada a la playa está pegada a la rejilla que separa este solar de la primera urbanización pero esta idea me hizo reflexionar si no sería posible y factible realizar el pase por la costa, de hecho existe un sendero muy claro, cuando no varios, durante gran parte de esta costa, lo que pasa es que tengo que volver atrás para encontrar una bajada, si es que la hay.

He aprovechado el pequeño pinar que hay ahí para cambiar una cámara pinchada, no es que sea una señal descorazonadora pero hay que estar al tanto porque estamos al principio de la salida y una repetición significaría el regreso inmediato, lo malo es que no es una cuestión que dependa exclusivamente de mí, lo único que puedo hacer es ir un poco alerta a no embestir desaforadamente en los cantos. Hago pues en sentido inverso el camino (entiéndase como itinerario) que acabo de recorrer y voy acercándome de tanto en cuando a otear la costa buscando esa bajada o al menos un sitio por donde poder bajar, y cuando estoy casi a las puertas del solar del hotel es cuando la encuentro, y me parece estupenda, una escalera construida a base de piedras trabajadas que bien podría ser bajable si no fuera por la inclinación casi exagerada que tiene, bueno bajable seguro que es, pero para muy pocos, yo no quise demostrárselo a una pareja que subía, preferí conservar mi integridad física otro día más.

Llega casi hasta línea de costa y después llanea por el acantilado, es mi día de suerte, pienso para mis adentros, pero no tardo en darme cuenta de que he cantado victoria demasiado pronto, lo que desde arriba parece un caminito de niños a pie de obra presenta muchas dificultades para rodar, tantas que de hecho no ruedas y cuando lo hice se trata de tramos tan cortos que no valen la pena, es una lástima pero no nos sirve para nuestros propósitos y lo digo con convicción después de patearlo de principio a fin. La gente lo usa para ir ocupando todas las hondonadas, explanadas y hasta alguna calita con arena que hay por ahí escondida aunque seguro había muchos más bañistas de las barcas próximas que de caminantes.

No sé el tiempo que me llevó corretear todo ese sendero pero fue bastante, solamente en su parte final antes de llegar al beach club es en parte ciclable y se corresponde con el mismo tramo que hubiera hecho si hubiera bajado desde el chalé aunque esta vez no subí por la carretera de acceso si no que seguí por la pista de tierra aún más lejos, era muy probable que hubiera también otra bajada desde los chalés de primera línea, y me decidí a encontrarla. Llegué hasta donde pude rodar y empecé la búsqueda pero iba ya bajo mínimos y tuve que detenerme para alimentarme y recuperar aunque a pleno sol no disfruté mucho pero me dió para entretenerme un rato mirando por donde bajaba uno que por los movimientos que realizaba presumía que mucho camino no había y también al que hacía yoga en lo alto, porque qué vas a estar haciendo en lo alto de un acantilado, en plena canícula, y quieto como un pasmarote con los brazos abiertos durante un buen puñado de minutos. Pasmarotadas.

Efectivamente algo de camino y sendero marcado había pero si no vas cargado, mejor, y yo sí iba cargado, y además no ví la salida por la explanada y salí por un solar vacío con su correspondiente barrera cerrada. No miré la hora pero emprendí el regreso, mis ansías estaban colmadas y tenía ya los deberes hechos por lo que volver por asfalto no me suponía una penalización importante aunque no lo pude hacer de corrido ya que notaba cierto bamboleo que iba a más en la bajada hacia la rotonda por lo que tuve que parar varias veces a meter presión y descarté volver por el trazado ferroviario para no tener que cambiar cámara otra vez. Peor me supo comprobar al llegar a sitio que la aplicación había empezado a grabar desde el tentempié cuando ni lo había sacado de la mochila, toda la parte anterior se había perdido y no he podido ver con exactitud donde está la bajada, no es que importe mucho, es más por curiosidad que por otra cosa.

Al final se me hizo tarde, no me extraña que estuviera medio mareado ahí abajo antes de comer, y volví a casa a la hora que dije, medio en broma, que lo haría, con los deberes hechos, eso sí, y dispuesto a realizar otro pase de esa ruta completa que tan buenos momentos dispensa.