Sin planificar casi nada las salidas me encuentro estos días, más que nada porque estoy bastante liado en cambiar algunas cosas en el otro blog, cambios importantes que por otra parte no se ven a simple vista, habría que escudriñar bastante para notarlos pero que aún así son muy interesantes aunque no vitales; no voy a soltar aquí la parrafada correspondiente, sería engorroso de explicar y no viene a cuento, en todo caso se trata de un pasatiempo como otro cualquiera.
Decía esto porque he dejado deberes por hacer por aquí, dos crónicas aguardan su turno para ver la luz, aunque hay que esperar siempre el momento oportuno para sentarse frente al teclado, iba a poner “esperar la inspiración” pero evidentemente suena bastante pretencioso en mi caso. Así pues, llegado el punto en el que me enfrento al duro momento de empezar a grafiar el lienzo en blanco con algo coherente, empezaré por el principio que es por donde mejor se entienden las cosas. Si comenzara por relatar el desbarajuste que tuvimos en el Moletó parecería que el acercamiento a ese lugar no vale la pena, que es rutinario, y no debe serlo en ningún modo, siempre debería haber alguna sorpresa y mira que entre Esporles y ese lugar pocas ya puede haber. Cierto que no ha cambiado gran cosa (nada!!!) la subida por el camino viejo de Son Ferrà, y que el camino de la fuente está igual, y la misma fuente también, sigue manando agua y la losa de la mesa gira cuando le da la gana; el sendero que le sigue se mantiene limpio y más pisado que nunca; el camino de bajada a la Font des Rafal no varía así como tampoco la pistorra que desde allí va a dar a la carretera, como vemos todo sigue igual que siempre pero cual no fue mi sorpresa cuando mi compañero me dice que no ha recorrido ni un solo metro de cuanto llevamos rodado, entonces me pongo en su lugar intentando compartir su sorpresa y añadiendo algún comentario que pueda situarlo mentalmente en el punto adecuado.
Tras este periplo iniciatorio llegamos a las dos barreras que debemos saltar pero donde parece que a la vez se respetan los derechos de paso. Pronto encontramos otras mucho más franqueables y fáciles de pasar, como es también la pista que sube al encuentro de varias casas de la zona que rodeamos sin interferir con sus moradores o contratados en su quehacer diario. Otro tramo ahora más complicado de subir nos espera a continuación y el esfuerzo por superarlo sin penalizar no me permite contemplar el paisaje, lo voy haciendo mentalmente, debemos pasar un cruce y desviarnos en el segundo, es lo que voy repitiendome mientras frunzo el ceño y aprieto los pedales siguiendo la estela del compañero que no parece dispuesto a ser el primero en pifiarla.
Llegamos al punto donde la pista dice basta y efectivamente más allá no hay ni siquiera camino que se vea, no ya ciclable si no simplemente que se vea por lo que no queda más que empezar a subir por el estupendo camino de carro, mayormente cubierto de hojarasca y con una pendiente en aumento y donde me sorprendo al ver marcas de rodadas a lo largo de la cuesta, parte por el camino y parte por fuera lo que no evidentemente no me gusta nada, comprendo que sea muy divertido, excitante y todo lo que tú quieras (de hecho es algo que (casi) todos hemos practicado alguna vez) pero son acciones que a larga siempre nos van a perjudicar y deberían tenerse muy presentes y saberlas controlar. Solamente el llegar arriba pudo con mi enfado y de ese estado pasé a la sorpresa, estoy donde no debo estar, de hecho es donde dije que no llegaríamos, menudo xerpa (y a algunos aquí y ahora le empieza a llegar la onda).
Como no hay ni prisas ni reproches después de comer algo volvemos a bajar hasta la pista solo para corroborar que no es por allí, entonces hay que volver a subir prestando la debida atención porque nos hemos saltado algún cruce. Mejoramos un poco más el ascenso y nos desviamos por donde toca, más adelante hay otro pero ofrece pocas dudas, para arriba hay que tirar, seguidamente cambia de dirección y se encamina hacia el extremo de la montaña donde tenemos dos cosas por hacer, asomarnos al avenc y merendar sobre las peñas con medio mundo a nuestros pies.
Con los deberes hechos y habiendo constatado que no haremos ni de coña la ruta teórica inicial vamos a buscar la bajada original. La primera parte ya nos generó algunas dudas en algún tramo un poco más confuso aún constatando que por allí también había rodadas. Es una bajada divertida siempre y cuando tu nivel de técnica te permita usar esa palabra, si no es así, caminarás, y cuando llegamos al rotlo de sitja no se me ocurrió más que cruzar la pared cuando el compañero me recomendaba seguir recto hacia abajo. Encontrar camino de carro junto al otro rotlo me llevó a pensar que él estaba equivocado aunque no tardé en comprobar lo erróneo de mi argumento, camino sí pero incirculable aunque no tardamos mucho en desembocar en otro en muchas mejores condiciones que fue cuando a Terròs se le encendió la bombilla, él había pasado por allí aunque tardó en asociarlo a la salida correspondiente pero a partir de ese punto ya pudo situarse en el mapa, conozco esa sensación y en según qué momentos puede generarte algún episodio de zozobra, sobre todo si vas solo, o con otro que va tan perdido como tú como era el caso.
Hacer un tramo nuevo en cada salida se ha convertido en estos últimos meses casi como en una obligación y en esta ocasión no me quería retirar sin probar otra opción desconocida ya que la anterior no había sido muy provechosa y lo que hicimos fue continuar por el camí des Correu para ir a buscar una bajada hasta la pista de s'Arboçar o camí nou de Planícia en donde no somos bien recibidos si vamos montados en bici pero sin que ese aspecto nos preocupara especialmente. Encontramos la bajada y como era de esperar se trata de una pista y me interesaba verla para saber si nos servía para subir y probablemente sea que no, aparte de la pendiente es que está muy rota sobre todo por la erosión del agua de lluvia por lo que en algunos tramos te deja muy poco espacio para pasar aunque algún día se intentará (es probable que haya otra más adelante, igual en mejores condiciones).
Toca retirada pero no quiero dejar pasar la oportunidad de quitar algo de carretera y me meto por el sendero que va por abajo del asfalto y luego tiramos hacia el camí de Pescadors después de desechar la opción de subir directamente a Mirant de Mar, y aún así puedo convencerle de ir por el desvío del Born con la excusa de contemplar “la mejor vista de Esporles”. Pero me queda por disparar el último cartucho de la recámara y nos desviamos por la escalinata para cruzar el pueblo por detrás para despedirnos en el aparcamiento ya que a él aún le quedaba la vuelta hasta casa aunque con una 29” parece cosa de coser y cantar.
Y así es como completamos la media ruta y pasamos una buena mañana conociendo algo nuevo y “compartiendo escenario”, como decía aquél.
Decía esto porque he dejado deberes por hacer por aquí, dos crónicas aguardan su turno para ver la luz, aunque hay que esperar siempre el momento oportuno para sentarse frente al teclado, iba a poner “esperar la inspiración” pero evidentemente suena bastante pretencioso en mi caso. Así pues, llegado el punto en el que me enfrento al duro momento de empezar a grafiar el lienzo en blanco con algo coherente, empezaré por el principio que es por donde mejor se entienden las cosas. Si comenzara por relatar el desbarajuste que tuvimos en el Moletó parecería que el acercamiento a ese lugar no vale la pena, que es rutinario, y no debe serlo en ningún modo, siempre debería haber alguna sorpresa y mira que entre Esporles y ese lugar pocas ya puede haber. Cierto que no ha cambiado gran cosa (nada!!!) la subida por el camino viejo de Son Ferrà, y que el camino de la fuente está igual, y la misma fuente también, sigue manando agua y la losa de la mesa gira cuando le da la gana; el sendero que le sigue se mantiene limpio y más pisado que nunca; el camino de bajada a la Font des Rafal no varía así como tampoco la pistorra que desde allí va a dar a la carretera, como vemos todo sigue igual que siempre pero cual no fue mi sorpresa cuando mi compañero me dice que no ha recorrido ni un solo metro de cuanto llevamos rodado, entonces me pongo en su lugar intentando compartir su sorpresa y añadiendo algún comentario que pueda situarlo mentalmente en el punto adecuado.
Tras este periplo iniciatorio llegamos a las dos barreras que debemos saltar pero donde parece que a la vez se respetan los derechos de paso. Pronto encontramos otras mucho más franqueables y fáciles de pasar, como es también la pista que sube al encuentro de varias casas de la zona que rodeamos sin interferir con sus moradores o contratados en su quehacer diario. Otro tramo ahora más complicado de subir nos espera a continuación y el esfuerzo por superarlo sin penalizar no me permite contemplar el paisaje, lo voy haciendo mentalmente, debemos pasar un cruce y desviarnos en el segundo, es lo que voy repitiendome mientras frunzo el ceño y aprieto los pedales siguiendo la estela del compañero que no parece dispuesto a ser el primero en pifiarla.
Llegamos al punto donde la pista dice basta y efectivamente más allá no hay ni siquiera camino que se vea, no ya ciclable si no simplemente que se vea por lo que no queda más que empezar a subir por el estupendo camino de carro, mayormente cubierto de hojarasca y con una pendiente en aumento y donde me sorprendo al ver marcas de rodadas a lo largo de la cuesta, parte por el camino y parte por fuera lo que no evidentemente no me gusta nada, comprendo que sea muy divertido, excitante y todo lo que tú quieras (de hecho es algo que (casi) todos hemos practicado alguna vez) pero son acciones que a larga siempre nos van a perjudicar y deberían tenerse muy presentes y saberlas controlar. Solamente el llegar arriba pudo con mi enfado y de ese estado pasé a la sorpresa, estoy donde no debo estar, de hecho es donde dije que no llegaríamos, menudo xerpa (y a algunos aquí y ahora le empieza a llegar la onda).
Como no hay ni prisas ni reproches después de comer algo volvemos a bajar hasta la pista solo para corroborar que no es por allí, entonces hay que volver a subir prestando la debida atención porque nos hemos saltado algún cruce. Mejoramos un poco más el ascenso y nos desviamos por donde toca, más adelante hay otro pero ofrece pocas dudas, para arriba hay que tirar, seguidamente cambia de dirección y se encamina hacia el extremo de la montaña donde tenemos dos cosas por hacer, asomarnos al avenc y merendar sobre las peñas con medio mundo a nuestros pies.
Con los deberes hechos y habiendo constatado que no haremos ni de coña la ruta teórica inicial vamos a buscar la bajada original. La primera parte ya nos generó algunas dudas en algún tramo un poco más confuso aún constatando que por allí también había rodadas. Es una bajada divertida siempre y cuando tu nivel de técnica te permita usar esa palabra, si no es así, caminarás, y cuando llegamos al rotlo de sitja no se me ocurrió más que cruzar la pared cuando el compañero me recomendaba seguir recto hacia abajo. Encontrar camino de carro junto al otro rotlo me llevó a pensar que él estaba equivocado aunque no tardé en comprobar lo erróneo de mi argumento, camino sí pero incirculable aunque no tardamos mucho en desembocar en otro en muchas mejores condiciones que fue cuando a Terròs se le encendió la bombilla, él había pasado por allí aunque tardó en asociarlo a la salida correspondiente pero a partir de ese punto ya pudo situarse en el mapa, conozco esa sensación y en según qué momentos puede generarte algún episodio de zozobra, sobre todo si vas solo, o con otro que va tan perdido como tú como era el caso.
Hacer un tramo nuevo en cada salida se ha convertido en estos últimos meses casi como en una obligación y en esta ocasión no me quería retirar sin probar otra opción desconocida ya que la anterior no había sido muy provechosa y lo que hicimos fue continuar por el camí des Correu para ir a buscar una bajada hasta la pista de s'Arboçar o camí nou de Planícia en donde no somos bien recibidos si vamos montados en bici pero sin que ese aspecto nos preocupara especialmente. Encontramos la bajada y como era de esperar se trata de una pista y me interesaba verla para saber si nos servía para subir y probablemente sea que no, aparte de la pendiente es que está muy rota sobre todo por la erosión del agua de lluvia por lo que en algunos tramos te deja muy poco espacio para pasar aunque algún día se intentará (es probable que haya otra más adelante, igual en mejores condiciones).
Toca retirada pero no quiero dejar pasar la oportunidad de quitar algo de carretera y me meto por el sendero que va por abajo del asfalto y luego tiramos hacia el camí de Pescadors después de desechar la opción de subir directamente a Mirant de Mar, y aún así puedo convencerle de ir por el desvío del Born con la excusa de contemplar “la mejor vista de Esporles”. Pero me queda por disparar el último cartucho de la recámara y nos desviamos por la escalinata para cruzar el pueblo por detrás para despedirnos en el aparcamiento ya que a él aún le quedaba la vuelta hasta casa aunque con una 29” parece cosa de coser y cantar.
Y así es como completamos la media ruta y pasamos una buena mañana conociendo algo nuevo y “compartiendo escenario”, como decía aquél.
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