Ya tocaba salidita con Xisco pobler, que quería hacer una por la Comuna de Bunyola con principio y final en Santa María. Como ahora son matutinas acepté encantado la invitación aún a sabiendas de que me iba a costar un buen esfuerzo completarla. Rondar por Es Cabàs, subir a Cas Bergantet, para después bajar al pueblo y ascender al Penyal d'Honor no es moco de pavo. Seguían quedando después las pequeñas ascensiones del Coll des Picot y Es Freu pero en esos puntos contaba ya más la distancia recorrida que no el desnivel en sí. Así y todo me sentía animado para realizarla.
Pero no pasó mucho tiempo para darme cuenta de que me iba a costar algo más que un buen esfuerzo. No sirve de excusa decir que había hinchado la rueda de delante y que no tenía prácticamente agarre, ni que hubiera estado unos días en Eivissa haciendo jornadas intensivas. Ya me había caído en la zona llana tras patinar en una zona de hierba y acabé por sucumbir en las cuestas de hormigón. Mal presagio.
Bajamos desde Cas Bergantet por el camino viejo y allí pude comparar la bajada de ayer con la que hice el día que probé la enduro. Gana esta por goleada, pero hoy tenía otros inconvenientes: aún no había bajado la presión de la rueda de delante y tampoco me había traído los guantes, con lo que el agarre de los puños era muy deficiente. Lo que sí noté para mejor fue el cambio en la regulación de la horquilla con un poco más de presión de aire y el rebote más vivo.
Llegamos a Bunyola y comenzamos a subir por la pista. Ahí ya me voy quedando retrasado sin remedio. Solamente otro compañero va peor que yo y en la barrera baja Llorenç a buscarlo y yo no me siento con fuerzas para volver a montarme. Le digo que no me esperen, que si subo bajaré directo abajo desde Cas Garriguer. Se van y yo me quedo charlando con dos que estaban arreglando un parche en una tubeless. No tarda mucho en bajar uno del grupo que tenía que volver pronto y prefiere bajar por la pista en lugar de por alguna de las trialeras.
Tras el largo parón me siento más animado y sigo la ascensión aunque tengo que parar en la segunda barrera a recuperar fuerzas y ánimos. Consigo hacerlo y continúo hasta las mesas donde me quedo un buen rato descansando. Había un grupete cuando llegué pero se fueron rápido; si se hubieran quedado a lo mejor me animo a bajar con algunos de ellos. Creo que lo mejor es que baje por el camino directo a Coanegra y hasta puede que los encuentre. Dado que no tenían que ir por la cabra su ruta era un poco más larga y por muy despacio que yo fuera tendría que estar abajo antes que ellos. Por eso me voy para allá por la pista, nada de atajos. La duda que tenía era como iba a tirarme sin guantes. Estos días tan calurosos son absolutamente necesarios para sujetar con fuerza el manillar, y fue cuando me acordé de que llevaba dos pañuelos, tipo braga de cuello, con los que pude conformar dos puños a lo cutre. Aparte del grosor, que molestaba un poco, fueron bastante bien para salir del paso.
La bajada, ¿qué decir de ella que no se haya dicho o visto? Le quité presión a la rueda de delante y fue otro mundo. Junto con las regulaciones de la horquilla retocadas, el sistema se comportó mucho mejor, pudiendo pasar por todas las zonas con total seguridad. Si hubiera estado en mejor condición física lo hubiera disfrutado aún más.
Al llegar abajo no tuve que esperar mucho hasta que aparecieron dos bikeros ataviados con toda la parafernalia del free. Eran dos chavales jóvenes de Alaró con una Rallon y una BigHit con los que estuve charlando y recomendándoles nuevos itinerarios en los que poder disfrutar de nuestra afición en común. No conocían muchas bajadas de la Comuna, ni siquiera la cabra; y eso es imperdonable. Ellos mismos creían que yo había bajado por delante de ellos; tampoco conocían la bajada que yo había realizado.
Esta modalidad del free es muy espectacular y emocionante pero a la vez limitadora. Dependes muchas veces de varios vehículos; ellos mismos tenían uno en es Verger y ahora debían subir con otro a buscarlo. A la trialera de la cabra no habían ido porque siempre se habían parado en el desvío del Penyal para volver a Cas Garriguer, aún sin imaginarse el trozo de pateo que les esperaba para llegar hasta allí. Supongo que a ellos les compensa, y por la cara que llevaban así era. Se marcharon y me quedé a esperar a mi grupo que no llegaba, y al final me fuí yo también, encontrándome a los dos bikeros que se daban un baño en la acequía de Coanegra. Volvimos a paso muy tranquilo y comentando temas varios de bicis y demás. No tenían internet y no conocían a los que se mueven en el mundillo web y lo que sabían era por el boca a boca y lo más cercano a Alaró. Se sorprendieron un poco de que les quedara tanto por explorar. Tras dejarlos tiré hacia Santa María cuando, a falta de pocos metros para llegar a los coches, fuí alcanzado por el grupo de Xisco, que entre alargar la ruta por las pistas de la Comuna y bañarse en el torrente, se les fue un poco el timing.
Ya véis, una clásica de las clásicas, que no he podido terminar por falta de punch. La verdad es que al subir a la Comuna estaba haciendo memoria de cuando había sido la última vez que me había sucedido tal debacle y no lograba acordarme. Aún así la ruta se parecía más a las primeras que hacía, es decir, saliendo de Palma, con lo que, al tener que sumar los veintitantos kilómetros de ida y vuelta por asfalto, salían buenas tiradas pero tampoco daban para más que subir y bajar directos. Otro compañero (el que subía peor que yo) se retiró también antes de enfilar el Penyal, pero salió por la barrera después de que yo pasara y no lo ví. Ese creo que era de los más novatos y se le hizo un poco larga.
Ahora solo queda recuperar y esperar a la próxima (si el sol nos deja).
Pero no pasó mucho tiempo para darme cuenta de que me iba a costar algo más que un buen esfuerzo. No sirve de excusa decir que había hinchado la rueda de delante y que no tenía prácticamente agarre, ni que hubiera estado unos días en Eivissa haciendo jornadas intensivas. Ya me había caído en la zona llana tras patinar en una zona de hierba y acabé por sucumbir en las cuestas de hormigón. Mal presagio.
Bajamos desde Cas Bergantet por el camino viejo y allí pude comparar la bajada de ayer con la que hice el día que probé la enduro. Gana esta por goleada, pero hoy tenía otros inconvenientes: aún no había bajado la presión de la rueda de delante y tampoco me había traído los guantes, con lo que el agarre de los puños era muy deficiente. Lo que sí noté para mejor fue el cambio en la regulación de la horquilla con un poco más de presión de aire y el rebote más vivo.
Llegamos a Bunyola y comenzamos a subir por la pista. Ahí ya me voy quedando retrasado sin remedio. Solamente otro compañero va peor que yo y en la barrera baja Llorenç a buscarlo y yo no me siento con fuerzas para volver a montarme. Le digo que no me esperen, que si subo bajaré directo abajo desde Cas Garriguer. Se van y yo me quedo charlando con dos que estaban arreglando un parche en una tubeless. No tarda mucho en bajar uno del grupo que tenía que volver pronto y prefiere bajar por la pista en lugar de por alguna de las trialeras.
Tras el largo parón me siento más animado y sigo la ascensión aunque tengo que parar en la segunda barrera a recuperar fuerzas y ánimos. Consigo hacerlo y continúo hasta las mesas donde me quedo un buen rato descansando. Había un grupete cuando llegué pero se fueron rápido; si se hubieran quedado a lo mejor me animo a bajar con algunos de ellos. Creo que lo mejor es que baje por el camino directo a Coanegra y hasta puede que los encuentre. Dado que no tenían que ir por la cabra su ruta era un poco más larga y por muy despacio que yo fuera tendría que estar abajo antes que ellos. Por eso me voy para allá por la pista, nada de atajos. La duda que tenía era como iba a tirarme sin guantes. Estos días tan calurosos son absolutamente necesarios para sujetar con fuerza el manillar, y fue cuando me acordé de que llevaba dos pañuelos, tipo braga de cuello, con los que pude conformar dos puños a lo cutre. Aparte del grosor, que molestaba un poco, fueron bastante bien para salir del paso.
La bajada, ¿qué decir de ella que no se haya dicho o visto? Le quité presión a la rueda de delante y fue otro mundo. Junto con las regulaciones de la horquilla retocadas, el sistema se comportó mucho mejor, pudiendo pasar por todas las zonas con total seguridad. Si hubiera estado en mejor condición física lo hubiera disfrutado aún más.
Al llegar abajo no tuve que esperar mucho hasta que aparecieron dos bikeros ataviados con toda la parafernalia del free. Eran dos chavales jóvenes de Alaró con una Rallon y una BigHit con los que estuve charlando y recomendándoles nuevos itinerarios en los que poder disfrutar de nuestra afición en común. No conocían muchas bajadas de la Comuna, ni siquiera la cabra; y eso es imperdonable. Ellos mismos creían que yo había bajado por delante de ellos; tampoco conocían la bajada que yo había realizado.
Esta modalidad del free es muy espectacular y emocionante pero a la vez limitadora. Dependes muchas veces de varios vehículos; ellos mismos tenían uno en es Verger y ahora debían subir con otro a buscarlo. A la trialera de la cabra no habían ido porque siempre se habían parado en el desvío del Penyal para volver a Cas Garriguer, aún sin imaginarse el trozo de pateo que les esperaba para llegar hasta allí. Supongo que a ellos les compensa, y por la cara que llevaban así era. Se marcharon y me quedé a esperar a mi grupo que no llegaba, y al final me fuí yo también, encontrándome a los dos bikeros que se daban un baño en la acequía de Coanegra. Volvimos a paso muy tranquilo y comentando temas varios de bicis y demás. No tenían internet y no conocían a los que se mueven en el mundillo web y lo que sabían era por el boca a boca y lo más cercano a Alaró. Se sorprendieron un poco de que les quedara tanto por explorar. Tras dejarlos tiré hacia Santa María cuando, a falta de pocos metros para llegar a los coches, fuí alcanzado por el grupo de Xisco, que entre alargar la ruta por las pistas de la Comuna y bañarse en el torrente, se les fue un poco el timing.
Ya véis, una clásica de las clásicas, que no he podido terminar por falta de punch. La verdad es que al subir a la Comuna estaba haciendo memoria de cuando había sido la última vez que me había sucedido tal debacle y no lograba acordarme. Aún así la ruta se parecía más a las primeras que hacía, es decir, saliendo de Palma, con lo que, al tener que sumar los veintitantos kilómetros de ida y vuelta por asfalto, salían buenas tiradas pero tampoco daban para más que subir y bajar directos. Otro compañero (el que subía peor que yo) se retiró también antes de enfilar el Penyal, pero salió por la barrera después de que yo pasara y no lo ví. Ese creo que era de los más novatos y se le hizo un poco larga.
Ahora solo queda recuperar y esperar a la próxima (si el sol nos deja).
1 comentario :
Jaume, s'ha d'anar alerta segons a qui se li diuen rutes. Els desbarats del "humilde" i companyia ens fan molt de mal. Tant es així que fins i tot estic pensant en llevar els tracks de la web.
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