Descartado el sábado para la ruta larga solamente me quedaba el domingo para intentar salir un rato, y digo intentar porque tampoco era seguro, pero al final ha podido ser aunque iba a ir un poco corto de tiempo. Tenía varias opciones: las 4 horas de resistencia, descartadas por el horario y ya desde mucho antes, por ganas; una ruta por el Caragolí de Xavi y compañía, fuera de mi crono; Crop y Jose estarían por la Comuna (el primero no era muy seguro). Finalmente me he decidido a compartir ruta con los Bous Bufats con los que no suelo hacerlo casi nunca. La hora de inicio, ocho y cuarto, tempranito.
Así pues, antes de la hora ya estaba esperando el primero en la esquina del Decathlon de Son Moix, mientras iban apareciendo bikeros, Guiem, Juan, el otro Juan, Toni, Lluís, Charli, Carlinhos, un amigo suyo, Enric, David y Juanga; en total éramos doce. Estos dos últimos son los que nos encontramos en la subida del Bunyolí hace unas semanas, al que le arregló la cadena el Tolo. Parece que han encontrado acomodo en este grupo. Muchos, pero sin ruta establecida, por lo que se me ha empezado a encender la bombilla. ¿Que tal Son Roca? ¿Dónde está eso? Bien, entonces vamos para allá. No ha habido mucha oposición más que nada por desconocimiento.
Pues hacia el cementerio de la Vileta que nos vamos y desde esa zona afrontamos la subida mal llamada del coche quemado, una trialera técnica donde se necesita fuerza y decisión. Me debe haber faltado un poco de las dos cosas porque tampoco he podido hacerla completa hoy pero he quedado satisfecho. Arriba me he enterado de que uno se ha caído subiendo y se ha torcido un dedo de mala manera. Luxado. Se ha retirado acompañado de Carlinhos. No sé cuanto tiempo tardará en recuperarse, espero que sea poco.
Los demás nos hemos preparado para la bajada hacia la carretera. Pero eso es un decir porque el único que se ha puesto algún tipo de protección he sido yo y claro, me han hecho pasar delante sí o sí. Se dan unos casos extraños en este tema, últimamente nunca llevo a nadie delante, pero según con el grupo que vaya o bien lo encabezo o me dejan atrás sin remisión. Ya me lo dicen algunas veces, que no tengo término medio. Tocaba un poco de asfalto hasta la próxima subida, el acceso completo a Son Roca y alguna gota de lluvia ha empezado a caer por allí sin llegar a empapar. Justo antes de empezar a subir una chupada de cadena nos ha retenido unos minutos hasta que ha sido posible desatrancarla. A partir de allí ningún contratiempo nos ha entorpecido en toda la subida excepto las rocas que taponan el camino en la parte alta. Al menos el pino que había encima ya ha desaparecido, desintegrado.
Un poco de bajada no viene mal pero antes de llegar a la carretera de Son Roca uno pincha mientras los demás aprovechamos para descansar un poco aunque hasta el momento la ruta había sido más bien tranquila. Alguno recordaba vagamente algún paso anterior por la zona pero para la mayoría era todo nuevo. Eso me complacía porque además también les gustó, que repitan ahora ya es de su propia incumbencia. Faltaba la última bajada que aunque es por ancho camino de carro bastante bien conservado no está exenta de diversión. Salí el último de la barrera y a pesar de que alguien me dijo que les pasaría no me lo creí aunque así fue. Cierto es que algunos de ellos llevan semirrígidas y puede ser un inconveniente pero los demás que llevan doble parece que no acaban de creerse sus francas posibilidades. De hecho a David el rígido fue el último al que pasé pero supongo que también fue el primero en empezar a bajar.
Es posible que este comentario pueda parecer presuntuoso y puede que irrespetuoso pero no quisiera que se tomara en ese sentido, no nos conocemos lo suficiente para poder opinar con esta categoría. Lo que quiero es transmitir la idea de que se puede hacer más, pero hay que sentirlo. A mí me está pasando últimamente, lo siento así y por lo tanto me lo creo. Por eso intento, aunque sea muy tímidamente, superar mis limites. No sé exactamente cuál ha sido la espoleta que ha causado este efecto pero ha sucedido. A lo mejor un ojo externo no ha apreciado cambio alguno en mi comportamiento pero lo que cuenta es lo que se siente desde el interior y desde luego ahora me siento mejor y así lo digo.
Así pues, antes de la hora ya estaba esperando el primero en la esquina del Decathlon de Son Moix, mientras iban apareciendo bikeros, Guiem, Juan, el otro Juan, Toni, Lluís, Charli, Carlinhos, un amigo suyo, Enric, David y Juanga; en total éramos doce. Estos dos últimos son los que nos encontramos en la subida del Bunyolí hace unas semanas, al que le arregló la cadena el Tolo. Parece que han encontrado acomodo en este grupo. Muchos, pero sin ruta establecida, por lo que se me ha empezado a encender la bombilla. ¿Que tal Son Roca? ¿Dónde está eso? Bien, entonces vamos para allá. No ha habido mucha oposición más que nada por desconocimiento.
Pues hacia el cementerio de la Vileta que nos vamos y desde esa zona afrontamos la subida mal llamada del coche quemado, una trialera técnica donde se necesita fuerza y decisión. Me debe haber faltado un poco de las dos cosas porque tampoco he podido hacerla completa hoy pero he quedado satisfecho. Arriba me he enterado de que uno se ha caído subiendo y se ha torcido un dedo de mala manera. Luxado. Se ha retirado acompañado de Carlinhos. No sé cuanto tiempo tardará en recuperarse, espero que sea poco.
Los demás nos hemos preparado para la bajada hacia la carretera. Pero eso es un decir porque el único que se ha puesto algún tipo de protección he sido yo y claro, me han hecho pasar delante sí o sí. Se dan unos casos extraños en este tema, últimamente nunca llevo a nadie delante, pero según con el grupo que vaya o bien lo encabezo o me dejan atrás sin remisión. Ya me lo dicen algunas veces, que no tengo término medio. Tocaba un poco de asfalto hasta la próxima subida, el acceso completo a Son Roca y alguna gota de lluvia ha empezado a caer por allí sin llegar a empapar. Justo antes de empezar a subir una chupada de cadena nos ha retenido unos minutos hasta que ha sido posible desatrancarla. A partir de allí ningún contratiempo nos ha entorpecido en toda la subida excepto las rocas que taponan el camino en la parte alta. Al menos el pino que había encima ya ha desaparecido, desintegrado.
Un poco de bajada no viene mal pero antes de llegar a la carretera de Son Roca uno pincha mientras los demás aprovechamos para descansar un poco aunque hasta el momento la ruta había sido más bien tranquila. Alguno recordaba vagamente algún paso anterior por la zona pero para la mayoría era todo nuevo. Eso me complacía porque además también les gustó, que repitan ahora ya es de su propia incumbencia. Faltaba la última bajada que aunque es por ancho camino de carro bastante bien conservado no está exenta de diversión. Salí el último de la barrera y a pesar de que alguien me dijo que les pasaría no me lo creí aunque así fue. Cierto es que algunos de ellos llevan semirrígidas y puede ser un inconveniente pero los demás que llevan doble parece que no acaban de creerse sus francas posibilidades. De hecho a David el rígido fue el último al que pasé pero supongo que también fue el primero en empezar a bajar.
Es posible que este comentario pueda parecer presuntuoso y puede que irrespetuoso pero no quisiera que se tomara en ese sentido, no nos conocemos lo suficiente para poder opinar con esta categoría. Lo que quiero es transmitir la idea de que se puede hacer más, pero hay que sentirlo. A mí me está pasando últimamente, lo siento así y por lo tanto me lo creo. Por eso intento, aunque sea muy tímidamente, superar mis limites. No sé exactamente cuál ha sido la espoleta que ha causado este efecto pero ha sucedido. A lo mejor un ojo externo no ha apreciado cambio alguno en mi comportamiento pero lo que cuenta es lo que se siente desde el interior y desde luego ahora me siento mejor y así lo digo.