El sábado nos fuimos a dar una vuelta por Sóller Carlos y yo. Era la ruta, si es que puede llamarse así, que no pude realizar la semana pasada. Me quedó pendiente y no quería que por mucho tiempo así que simplemente lo aplacé una semana, fuera solo o acompañado. Carlos se presentó voluntario a pesar de no conocer el itinerario, el inconveniente es que yo tampoco, pero bueno, algún aliciente tenía que tener el día.
A grandes rasgos se trataba de recorrer algunos caminos de los que no tenía constancia de haberlos realizado, al menos en bici. Por ello planeé llegar hasta el puerto por el llamado camí vell des port, localizado en los mapas pero no recorrido. Aunque desde donde dejamos los coches bastaba con dejarnos llevar por la pendiente fuimos a dar una vuelta por el pueblo, a recoger agua y algunas provisiones, así que dimos un rodeo bastante grande por Cas Panerers y Es Murterar hasta llegar a la carretera de Lluc, frente al restaurante de sa Teulera, donde empieza el Camí de ses Alzines por el cual nos metimos. Al empalmar con otro en mejores condiciones empezamos la subida hacia el Coll d'en Borrassar encontrando algunos tramos más antiguos empedrados. En lo alto del coll nos desviamos del camino principal para ir rodeando los campos y edificios de Son Llampaies para disfrutar después de una buena bajada por el bosque en la que es difícil pasar sin penalizar.
Desembocamos en la nueva rotonda del túnel y en lugar de enfilar directamente hacia Sa Figuera subimos por el ramal de la urbanización (no sin antes equivocarnos y hacer alguno de más) hacia el Coll de s'Illa al que hay que llegar tomando un desvío de ese vial con una buena pendiente. No tenía decidido si bajar hacia Ses Puntes o subir hasta la Torre Picada. Carlos decidió y nos fuimos a ver la torre, lo que se puede ver desde fuera. Yo recuerdo haber entrado varias veces, ahora es imposible, pero no para todo el mundo.
De vuelta hemos explorado lo que me había parecido un sendero y que nos ha llevado hasta casi la barrera, deshaciendo rápidamente el camino recorrido pocos minutos antes. Después sí que hemos tirado por Sa Figuera, y no son bromas, tres kilómetros de subida constante aunque muy soportable ya que se trata de una carretera asfaltada. Ya en el Coll d'en Marqués nos hemos desviado hacia Cas Bernats para tomar el camino antiguo en lugar de coger la pista nueva un poco más abajo. ¡Vaya tramo empinado de escalones!. Y aún lo que continua es lo peor del recorrido aunque lo han adecentado un poco desde la última que estuve. Es más fácil pasar ahora por las zonas que se vinieron abajo pero en bicicleta es imposible, por eso se agradece llegar a la barrera y empezar a rodar por los olivares con buen piso y anchura.
Tenía decidido llegar a Fornalutx recorriendo el camino completo y por ello tomamos todos los tramos escalonados que bajan directos al pueblo desde la carretera y después a la plaza, donde pudimos refrescarnos a gusto en la pila de la fuente a pesar de los intentos de la chavalería de no dejarnos sitio. Una cervecita y algo de comida también ayudaron a la recuperación, nos esperaba el siguiente tramo, el leitmotiv de la salida en realidad, buscar el Camí de sa Dumanega y evaluar sus posibilidades.
De lo poco que conozco de él es que es un precioso camino, escalonado y empedrado, de los muchos que existen en este valle, y de que hay problemas de paso ¡qué novedad!. Comenzamos tomando la cuesta cementada que nos llevará al inicio del Camí des Creuer y que sigue subiendo penosamente por la ladera, muy cerca del torrente. En algún punto encontramos una lugareña que no conocía el lugar (paradojas de la vida) por lo que seguimos subiendo por el camino ancho. Cuando el camino viejo se cruzó delante de nosotros decidimos subir por él aún a costa de tener que hacerlo andando. En esos momentos se puede decir que estaba desorientado, sin referencias visuales hasta que vimos una casa en lo alto, no muy lejos, pero las protestas de Carlos y la barrera cerrada me conminaron a volver sobre mis pasos pero esta vez montados. Sabía que sería difícil, hay unas cuantas curvas duras de negociar para unos negados como nosotros pero aún así la bajada se nos hizo muy corta por los escalones que de todas maneras tienen su intríngulis.
Volvimos al pueblo por un camino diferente aunque se junta con el anterior ya entre las casas, volviendo a Sóller por Binibassí, un bonito camino que puso la guinda a una ruta-paseo por el valle que no obtuvo grandes resultados pero que se ajustó como anillo al dedo al guión establecido y que aportó unas pequeñas y agradables sorpresas y hablo solo por mí ya que para Carlos creo que fue todo nuevo. Y así, como quién no quiere la cosa, salieron treinta kilómetros de pedaleo y no se cuántos de desnivel. De todo ello se tomó buena nota para la próxima.
A grandes rasgos se trataba de recorrer algunos caminos de los que no tenía constancia de haberlos realizado, al menos en bici. Por ello planeé llegar hasta el puerto por el llamado camí vell des port, localizado en los mapas pero no recorrido. Aunque desde donde dejamos los coches bastaba con dejarnos llevar por la pendiente fuimos a dar una vuelta por el pueblo, a recoger agua y algunas provisiones, así que dimos un rodeo bastante grande por Cas Panerers y Es Murterar hasta llegar a la carretera de Lluc, frente al restaurante de sa Teulera, donde empieza el Camí de ses Alzines por el cual nos metimos. Al empalmar con otro en mejores condiciones empezamos la subida hacia el Coll d'en Borrassar encontrando algunos tramos más antiguos empedrados. En lo alto del coll nos desviamos del camino principal para ir rodeando los campos y edificios de Son Llampaies para disfrutar después de una buena bajada por el bosque en la que es difícil pasar sin penalizar.
Desembocamos en la nueva rotonda del túnel y en lugar de enfilar directamente hacia Sa Figuera subimos por el ramal de la urbanización (no sin antes equivocarnos y hacer alguno de más) hacia el Coll de s'Illa al que hay que llegar tomando un desvío de ese vial con una buena pendiente. No tenía decidido si bajar hacia Ses Puntes o subir hasta la Torre Picada. Carlos decidió y nos fuimos a ver la torre, lo que se puede ver desde fuera. Yo recuerdo haber entrado varias veces, ahora es imposible, pero no para todo el mundo.
De vuelta hemos explorado lo que me había parecido un sendero y que nos ha llevado hasta casi la barrera, deshaciendo rápidamente el camino recorrido pocos minutos antes. Después sí que hemos tirado por Sa Figuera, y no son bromas, tres kilómetros de subida constante aunque muy soportable ya que se trata de una carretera asfaltada. Ya en el Coll d'en Marqués nos hemos desviado hacia Cas Bernats para tomar el camino antiguo en lugar de coger la pista nueva un poco más abajo. ¡Vaya tramo empinado de escalones!. Y aún lo que continua es lo peor del recorrido aunque lo han adecentado un poco desde la última que estuve. Es más fácil pasar ahora por las zonas que se vinieron abajo pero en bicicleta es imposible, por eso se agradece llegar a la barrera y empezar a rodar por los olivares con buen piso y anchura.
Tenía decidido llegar a Fornalutx recorriendo el camino completo y por ello tomamos todos los tramos escalonados que bajan directos al pueblo desde la carretera y después a la plaza, donde pudimos refrescarnos a gusto en la pila de la fuente a pesar de los intentos de la chavalería de no dejarnos sitio. Una cervecita y algo de comida también ayudaron a la recuperación, nos esperaba el siguiente tramo, el leitmotiv de la salida en realidad, buscar el Camí de sa Dumanega y evaluar sus posibilidades.
De lo poco que conozco de él es que es un precioso camino, escalonado y empedrado, de los muchos que existen en este valle, y de que hay problemas de paso ¡qué novedad!. Comenzamos tomando la cuesta cementada que nos llevará al inicio del Camí des Creuer y que sigue subiendo penosamente por la ladera, muy cerca del torrente. En algún punto encontramos una lugareña que no conocía el lugar (paradojas de la vida) por lo que seguimos subiendo por el camino ancho. Cuando el camino viejo se cruzó delante de nosotros decidimos subir por él aún a costa de tener que hacerlo andando. En esos momentos se puede decir que estaba desorientado, sin referencias visuales hasta que vimos una casa en lo alto, no muy lejos, pero las protestas de Carlos y la barrera cerrada me conminaron a volver sobre mis pasos pero esta vez montados. Sabía que sería difícil, hay unas cuantas curvas duras de negociar para unos negados como nosotros pero aún así la bajada se nos hizo muy corta por los escalones que de todas maneras tienen su intríngulis.
Volvimos al pueblo por un camino diferente aunque se junta con el anterior ya entre las casas, volviendo a Sóller por Binibassí, un bonito camino que puso la guinda a una ruta-paseo por el valle que no obtuvo grandes resultados pero que se ajustó como anillo al dedo al guión establecido y que aportó unas pequeñas y agradables sorpresas y hablo solo por mí ya que para Carlos creo que fue todo nuevo. Y así, como quién no quiere la cosa, salieron treinta kilómetros de pedaleo y no se cuántos de desnivel. De todo ello se tomó buena nota para la próxima.