Jartá de rodar (y de cadena)

Parece que la temporada de verano ha finalizado y que volvemos a los sábados de toda la vida, al menos desde que las rutas son rutas, y dado que el historial de salidas ruteras de este pasado verano no ha sido una cosa muy allá y mi estado físico le va a la par tampoco hago mucha propaganda de mis intenciones y decido partir solo a ver hasta donde llego y de qué manera aunque no tengo decidido adónde, lo haré antes de salir, lo que sí sé seguro es de que quiero pedalear lo máximo posible.

Adelanto el despertador y lo dejo en las siete, éso me privará de acoplarme con algún compañero pero lo tengo asumido. Mientras desayuno me decido por Puntiró y una vez allí fisgonear un poco por la zona. Quería ver la aproximación por Son Orlandis en su estado actual desde que otros la mencionan y hacia allá que me he dirigido siguiendo el hipotético track de una nueva ruta. Hasta la caseta derruida después de la estación transformadora ningún problema, después me dirijo recto hacia la pared lateral por el sitio más idóneo para ir montado siguiendo una línea imaginaria que parece que se empieza a marcar en el suelo, la supero y ahora sí voy hacia la pared de enfrente para circular paralela a ella y superar la otra pared empezando a circular por terreno mucho más cómodo hasta salir de campo abierto hacia el camí de Can Rafel y la calle Garriga para enlazar con el camí de Sant Jordi que tomo en descenso hasta el desvío.

Ese tramo que sigue fue el último que conseguí hilvanar correctamente y hoy me ha salido a la primera, pista, casi pista y sendero de ovejas de portillo a portillo, después hay que cruzar el torrente pero no lo he hecho por el mismo sitio que la otra vez y he tenido que voltear un poco para volver a encontrar la senda correcta. Lo que queda de botador no nos ayuda mucho para saltar la última pared pero algo contribuye. Tras ella el bosque nos espera y en pocos minutos ya estamos en una de las calles de la urbanización.

Aquí es donde quiero hacer los cambios a la ruta establecida y me fijo en los viales que están cerrados aunque el primero tiene la valla abierta de par en par, una simple cadena no ha evitado que entraran los ladrones de cobre y metal y se han llevado todo el cableado de las farolas rompiendo en muchos casos los armarios y también las pesadas tapas de las alcantarillas, por eso toda la subida está plagada de separadores de hormigón que han colocado encima de los agujeros. Yo no llego arriba, a mitad de subida me quedo sin cadena, por el sitio abierto veo que es el mismo que el de la semana pasada con lo que supongo que mi reparación casera no ha servido de mucho aunque visualmente y mecánicamente la veía muy bien. Reparo y sigo pero no más de cien metros, se abre otra vez en el mismo sitio, vuelta a reparar y vuelvo atrás a mirar un desvío que había más abajo que se mete en el monte. Con todo metido para no forzar arranco por un camino que me da buena espina, por terreno y por dirección y hasta me animo pensando que podré sustituir la subida por el vial por esta nueva pero ay! mi gozo en un pozo, ya que el terreno bordea una torrentera muy profunda entre este monte y la urbanización imposible de superar, parece ahora más un sendero de cazadores que otra cosa, y sin poder meterme en la finca colindante por la pared medianera que nos separa, vuelvo a aparecer en el mismo sitio del que partí.

Cumplida esta parte de investigación vuelvo a la carretera principal y enfilo la subida fijándome en los portones de entrada al acuartelamiento militar, no hay guardianes pero sí cámaras de vigilancia, y funcionan porque al intentar rodar por campo a través hacia la carretera salió un soldado por la garita a informarme de que no podía pasar por lo que tuve que volver atrás. En ese pequeño tramo de subida por asfalto oía el quejido de la cadena al trabarse en algún punto de la transmisión, preludio de una nueva apertura de eslabón, puse plato pequeño, cambié de piñones y el ruido no cesaba, se producía en cualquier combinación. Logré llegar arriba y me metí por una barrera abierta con lo que pude llegar a una pista que bajaba pegada a la pared del cuartel aunque no llegué abajo, sabiendo que hay vigilancia es tontería bajar por allí viendo que no hay salida por el otro lado, de hecho, cuando estaba intentando averiguar dónde se abría la cadena vi un vehículo militar haciendo ronda por el recinto. Apreté la cadena y salí de allí hasta el acceso principal de la finca por el que no quise continuar con lo que volví atrás y salí por donde había entrado justo en el momento que pasaban dos ciclistas no mtb a los que reconocí y nos paramos a charlar un rato, eran Toni V. de los bous y un compañero suyo que volvían un poco antes de su ruta.

Yo seguí mi camino hacia Santa Eugènia con el mismo dilema que antes, qué hacer con la cadena? hasta que me paré y cambié el eslabón abierto por uno de quita y pon que llevaba hacía años en la mochila y hubiera jurado que era para cadena de siete velocidades pero mira tú, mano de santo, se acabaron los quejidos y pude empezar a rodar con toda tranquilidad con cualquier plato o piñón. Como la idea era pedalear y teniendo en cuenta el tiempo que había perdido con el tema de la cadena decidí rodar por asfalto mientras me duraran las reservas. Ses Olleríes, Santa Eugènia, en ese tramo le dí un poco de caña persiguiendo a un carretero al que logré pillar; Santa María, Camí de Coanegra, Can Franco, Camí de sa Bomba, Festival, Planera? Son Macià, ahí le dí otro poco alentado por el buen funcionamiento de la cadena, s'Indioteria, Son Cladera y callejear hasta casa.

Creo que me salió una buena vuelta, y aún podría haber sido mejor si no hubiera tenido que hacer tantas paradas técnicas, y las sensaciones finales han sido muy buenas a pesar de no hacer tampoco nada del otro mundo pero solamente el poder decir que he estado donde no lo había hecho aunque sea solo una pequeña montañita sin apenas dificultades y de la que ni siquiera conozco el nombre, me produce gran satisfacción.