Nos vamos de excursión

Ayer nos llevaron de excursión, no lo puedo decir de otra forma. Tenía multitud de mensajes y correos de varios compañeros que me informaban de sus propios planes, algunos de los cuales intentaba hacer coincidir ya que discurrían por la misma zona, Sóller, pero finalmente por hache o por be ninguno fructificó, han quedado para más adelante. La verdad es que en estas ocasiones cuando tengo varias opciones debo elegir más con el corazón que con la cabeza aunque confiando siempre en el buen entender de los compañeros.

No negaré que mi primera opción era ir a Sóller, lo llevaba rumiando toda la semana (igualmente como ahora mismo, donde ya tengo decidida la próxima ruta aunque eso no quiere decir que no la cambie a última hora) y estaba ilusionado con ese plan pero al menos tenía una invitación por parte de Pepefz que ya me había puesto los dientes largos y pude aprovecharla haciendo bueno el dicho de que no hay mal que por bien no venga.

Así que me presento a la hora convenida en el sitio convenido, Puigpunyent. Tenía ganas de averiguar la razón de la asistencia de los asistentes, valga la redundancia, Albert y Potato. No quiero decir, ni siquiera insinuar, que desmerecen en absoluto sino más bien que solamente hayan sido ellos los interesados en participar. Un vistazo aquí nos da la respuesta.
Edu, primo de Albert también participa del evento estrenando montura, me suena su cara, seguramente nos hemos visto en alguna quedada o salida conjunta con los Maifren.

Pronto comprobamos que hoy tenemos al sherpa inspirado y ya sabemos lo que eso puede significar. El primer paso es una visita casi melancólica a los chopos del torrente de la Riera. El segundo es trasladarnos carretera arriba hasta el coll des Grau, no me parece mal para ir calentando, de hecho en la segunda curva ya paramos para aligerar vestuario y al arrancar me estoy dando cuenta de que voy un poco atrancado. Las sensaciones físicas no son para tirar cohetes y a eso se suma que no puedo subir más arriba del piñón veintiocho, atrás quedaron aquellos años cuando era lo máximo que llevaba. Arriba lo miramos y no vimos solución, ni rápida ni posible, así que lo dejamos estar y a verlas venir.

Me extrañaban un poco las reiteradas expresiones de asombro de Edu respecto a la ruta y al lugar y es que nunca había pasado por allí y ahora es cuando me asombro yo, el tener una bici de montaña a veces no implica conocer la propia montaña pero mira por donde esa era precisamente la idea que nos tenía reservada nuestro guía. La primera parte la conocía, es la que hicimos hace pocas fechas, pero antes había que llegar y es cuesta arriba, primero rodando pero la falta de desarrollo y de fuerzas por añadidura me impiden hacer una subida cómoda. Y con estos mimbres confiaba en recuperar alguna sensación positiva en la bajada pero fue más de lo mismo, sin aplomo, sin estilo, sin diversión, prácticamente lo contrario de la otra vez, aquí lo dije. Mi gozo en un pozo, si no me divertía bajando apaga y vámonos, pero como no estamos en un cine me toca callar y continuar. La paradoja es que si obviamos que no puedo subir por falta de fuerzas y desarrollo, que no bajo ni con ruedines, que en la mitad de caminos por los que circulamos debes ir con la bici al hombro o con la bici al lado, digo que si obviamos eso estoy disfrutando.

El tiempo pasa, vamos de un lado a otro sin apenas mover el cuentakilómetros pero con una gran curiosidad y al final una sensación reconfortante recorre tu interior. Cierto que una mejor preparación mejoraría el nivel de satisfacción pero es un tema aparte, intento centrarme en el aspecto puramente excursionista, y bajo ese prisma se puede decir que ayer hicimos una gran ruta.


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