Bueno, pues como venía diciendo, no me esperaba gran cosa para el sábado hasta que recibí una llamada informándome de los planes de “unos petados”, esas fueron sus exactas palabras, y solo puse como condición que esa apreciación fuera absolutamente cierta, para equiparar niveles, se entiende, no es que quisiera sentirme el rey del mambo al frente de la orquesta ni mucho menos pero tampoco el niño de los timbales.
Puestos de acuerdo en el primer y crucial punto ya poca cosa quedaba más que discutir, ellos habían pensado la ruta y aunque me dieron algo de coba respecto a ese tema la decisión estaba ya tomada, de todas maneras tampoco negaré que la adulación a veces alimenta más que un par de buenos bocadillos de jamón y queso.
Bien, a hora temprana del sábado ya estamos listos, de camino al punto de encuentro sobrepaso al nutrido grupo de la Secta en pleno calentamiento que se dirige hacia el coll de Sóller rumbo a quién sabe donde. Yo llego a sitio y debemos esperar al último componente (de tres) que viene retrasado lo cual no me supone ningún inconveniente por si alguien lo duda.
Tras su arribada nos apañamos todos y todas en el mismo vehículo y nos dirigimos a Sóller, un espacio natural privilegiado, un gran lugar para practicar mtb de cualquier especialidad. Y eso mismo debían pensar todos los que se iban acercando hasta allí, morci-bikers, bous y otros grupitos pululaban por las inmediaciones en pos de unos momentos de satisfacción. Coincidimos en la misma ruta los morcis y nosotros y aunque salieron antes los cogimos en el pujol d'en Banya, después fuimos juntos hasta la era de Can Prohom aunque despreciaron el tramo de Can Jeroni Gros y optaron por la comodidad de la pista (tal afrenta a la dificultad no puede quedar sin relatar).
En la era empezaron los preparativos para el descenso, los míos no porque nada llevaba, mi duda era si ir por el bosque o por el camino oficial GR. Cruzar el bosque era la opción pensada por nosotros, no se sabía en qué sentido, pero rápidamente optamos por ir directos a Deià. Salí el primero para no quedar al menos muy retrasado al final y no me cogió nadie a pesar de que rodaba bastante prudentemente.
Mis compañeros venían detrás porque en algún momento me dieron algún grito en algún cruce y mi respuesta los encaminaba en la dirección correcta. Los morcis sabiamente habían dejado hueco suficiente con nosotros para no toparnos casi hasta el final y además Joseba tuvo una caída que se supone que los retrasó aún algo más, así que tuve que esperar unos cuantos minutos antes de que aparecieran.
Al salir a la carretera volvimos todos juntos hacia Sóller y Joseba y yo nos adelantamos unos metros del grupo al apretar un poco el ritmo y picar de paso a un carretero que, al parecer, no veía nada claro cómo podíamos subir con “esas” bicis a “esa” velocidad. Si tú supieras, amigo, si tú supieras...
Cruce de Alconàsser y hacemos un poco de asfalto hasta el desvío de Muleta Gran y rodamos un poco más allá hasta el otro poste y ahí me paro, hoy vamos a ir al faro y es porque aún lo tengo pendiente. ¿Qué queréis que os diga? No he estado en todos lados pero hoy caerá otro camino al que le tenía ganas, no es solo el hacer por hacer.
Me habían dicho que era pedregoso pero eso es quedarse corto, es sumamente pedregoso, un camino muy incómodo de pasar pero al mismo tiempo y sobre todo encima de una bicicleta, un gran reto el mantener el equilibrio y la velocidad. Llegamos al refugio de Muleta y alguno sacó hasta el bocata, yo me conformé con alguna barrita y no faltaron algunas fotos, tanto allí como en el faro, un lugar donde es imposible no querer inmortalizar el momento.
El grueso de la ruta estaba ya consumido y tras bajar al puerto lo más fácil hubiera sido volver por Binidorm, por eso lo complicamos un poco más y nos fuimos a recorrer el camí vell, del que recordaba su último tramo en bajada pero no así su longitud y efectivamente no dimos ni una pedalada en ese tramo hasta bien pasado el túnel. Después sí, en el tramo de Son Llampaies, pudimos pedalear a gusto.
Tras aparecer por el camino de carro y coronar el coll d'en Borrassar ya el resto sería coser y cantar y aún así hubo quién se despistó por el camino de carro mientras otros bajábamos por el sendero y hubo que esperarlo en la carretera que fuera acertando en la dirección correcta.
Después callejeamos un poco por l'Horta para ir a cruzar el torrente por el pontarró y volver al carrer de sa Mar para ir subiendo hacia el convent y salir a la carretera justo al lado de los vehículos.
Pocos kilómetros, poco desnivel, no son números de escándalo pero se agradece el poder compartirlos con esos compañeros que saben apreciarlos igual o más que tú, porque el mtb no es solamente el circular por un camino de una forma más o menos rápida o divertida, tu radio de satisfacción abarca más terreno, incluye más variables, y eso al final del día se nota y se desea para el siguiente.
Puestos de acuerdo en el primer y crucial punto ya poca cosa quedaba más que discutir, ellos habían pensado la ruta y aunque me dieron algo de coba respecto a ese tema la decisión estaba ya tomada, de todas maneras tampoco negaré que la adulación a veces alimenta más que un par de buenos bocadillos de jamón y queso.
Bien, a hora temprana del sábado ya estamos listos, de camino al punto de encuentro sobrepaso al nutrido grupo de la Secta en pleno calentamiento que se dirige hacia el coll de Sóller rumbo a quién sabe donde. Yo llego a sitio y debemos esperar al último componente (de tres) que viene retrasado lo cual no me supone ningún inconveniente por si alguien lo duda.
Tras su arribada nos apañamos todos y todas en el mismo vehículo y nos dirigimos a Sóller, un espacio natural privilegiado, un gran lugar para practicar mtb de cualquier especialidad. Y eso mismo debían pensar todos los que se iban acercando hasta allí, morci-bikers, bous y otros grupitos pululaban por las inmediaciones en pos de unos momentos de satisfacción. Coincidimos en la misma ruta los morcis y nosotros y aunque salieron antes los cogimos en el pujol d'en Banya, después fuimos juntos hasta la era de Can Prohom aunque despreciaron el tramo de Can Jeroni Gros y optaron por la comodidad de la pista (tal afrenta a la dificultad no puede quedar sin relatar).
En la era empezaron los preparativos para el descenso, los míos no porque nada llevaba, mi duda era si ir por el bosque o por el camino oficial GR. Cruzar el bosque era la opción pensada por nosotros, no se sabía en qué sentido, pero rápidamente optamos por ir directos a Deià. Salí el primero para no quedar al menos muy retrasado al final y no me cogió nadie a pesar de que rodaba bastante prudentemente.
Mis compañeros venían detrás porque en algún momento me dieron algún grito en algún cruce y mi respuesta los encaminaba en la dirección correcta. Los morcis sabiamente habían dejado hueco suficiente con nosotros para no toparnos casi hasta el final y además Joseba tuvo una caída que se supone que los retrasó aún algo más, así que tuve que esperar unos cuantos minutos antes de que aparecieran.
Al salir a la carretera volvimos todos juntos hacia Sóller y Joseba y yo nos adelantamos unos metros del grupo al apretar un poco el ritmo y picar de paso a un carretero que, al parecer, no veía nada claro cómo podíamos subir con “esas” bicis a “esa” velocidad. Si tú supieras, amigo, si tú supieras...
Cruce de Alconàsser y hacemos un poco de asfalto hasta el desvío de Muleta Gran y rodamos un poco más allá hasta el otro poste y ahí me paro, hoy vamos a ir al faro y es porque aún lo tengo pendiente. ¿Qué queréis que os diga? No he estado en todos lados pero hoy caerá otro camino al que le tenía ganas, no es solo el hacer por hacer.
Me habían dicho que era pedregoso pero eso es quedarse corto, es sumamente pedregoso, un camino muy incómodo de pasar pero al mismo tiempo y sobre todo encima de una bicicleta, un gran reto el mantener el equilibrio y la velocidad. Llegamos al refugio de Muleta y alguno sacó hasta el bocata, yo me conformé con alguna barrita y no faltaron algunas fotos, tanto allí como en el faro, un lugar donde es imposible no querer inmortalizar el momento.
El grueso de la ruta estaba ya consumido y tras bajar al puerto lo más fácil hubiera sido volver por Binidorm, por eso lo complicamos un poco más y nos fuimos a recorrer el camí vell, del que recordaba su último tramo en bajada pero no así su longitud y efectivamente no dimos ni una pedalada en ese tramo hasta bien pasado el túnel. Después sí, en el tramo de Son Llampaies, pudimos pedalear a gusto.
Tras aparecer por el camino de carro y coronar el coll d'en Borrassar ya el resto sería coser y cantar y aún así hubo quién se despistó por el camino de carro mientras otros bajábamos por el sendero y hubo que esperarlo en la carretera que fuera acertando en la dirección correcta.
Después callejeamos un poco por l'Horta para ir a cruzar el torrente por el pontarró y volver al carrer de sa Mar para ir subiendo hacia el convent y salir a la carretera justo al lado de los vehículos.
Pocos kilómetros, poco desnivel, no son números de escándalo pero se agradece el poder compartirlos con esos compañeros que saben apreciarlos igual o más que tú, porque el mtb no es solamente el circular por un camino de una forma más o menos rápida o divertida, tu radio de satisfacción abarca más terreno, incluye más variables, y eso al final del día se nota y se desea para el siguiente.
2 comentarios :
Una de ses variables és descubrir caminois per aquesta sa nostra roqueta. I, anant en mtb, amb qui millor que amb en Kapax?
Homo, gràcies, i esperem que per molt de temps ho poguem compartir
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