Habrá una carrera de competición en el circuito de Peguera y como algunos quieren apuntarse pues como que las miradas ya apuntan en esa dirección y han preferido acercarse para empezar a catar el terreno y tener controlado el asunto, yo como no voy a ir a competir pues como que me da igual y he preferido ir a acabar los deberes por la Vileta, los que dejé pendientes la semana pasada por la visita de Xiscomtb y adláteres, a los que acompañé en su paseo por la Fita.
Juan viene, no sin cierta aprensión pero viene, aún temiéndose lo peor, sé que si soy muy explícito no querrá acompañarme, la primera bajada no varía mucho de la que hicimos por el clot y no le gustó, solamente una decisión más firme por su parte podría mejorar el asunto. Pero antes de llegar a la bajada hay que hacer una subida, es evidente, vivimos a nivel del mar, y por eso nos dirigimos hacia el punto de salida idóneo para esta ruta, el camí de Jesús (por ahora no le han cambiado el nombre) pero para circular lo mínimo por carretera cruzamos el polígono de Can Valero para ir a encontrar el camí de Son Anglada y dirigirnos a la entrada de la cantera abandonada ya por carretera.
Subo un poco mejor que la vez anterior, solo un poco, pero arriba tomo el desvío de la izquierda y antes de llegar al pino tumbado giramos otra vez a la izquierda para tomar un camino menos evidente y con algunos repechos no muy empinados pero sí muy continuados que hacen que deba poner pie a tierra en varios puntos para recuperar un poco el resuello antes de llegar al cruce. Optamos por ir directos a la pared, primero por el tramo de bosque con el suelo ya muy pisado por las motos hasta el segundo cruce donde tenemos creo la mejor vista de Palma y continuando a cara descubierta por donde ya se empieza a notar el fuerte viento que nos azota, sin frío pero con bastante fuerza. Llegamos a la pared, la atravesamos y volvemos atrás hasta encontrar el desvío y luego el desvío del desvío que Juan no veía, y yo también perdí en algún momento, pero que gracias a los pases anteriores tenía clara su dirección. Es una zona con bastante pendiente, con piedras por en medio que te obligan a cambiar de dirección y que sin una buena técnica y mejores frenos te penaliza en exceso, por eso la hicimos caminando, claro.
No era el mejor inicio para un dubitativo compañero que tampoco apreció mejora en el tramo que le sigue cuando es claramente evidente, y si ya has hecho montado el anterior ni te cuento. No lo hice de una tirada, le esperé pero mis exhortos de ánimo no lo convencían y más bien preparaba la retirada antes de animarse para la siguiente bajada. Y así fue, porque tras comer algo en la pista principal del cementerio y dirigirnos hacia la subida del coche quemado allí se dió media vuelta sin esperar a verlas peor. Hay que animarse pero si el organismo no te corresponde tampoco hay que castigarlo más de la cuenta, se supone que salimos para divertirnos y si no sucede la actividad pierde su sentido lúdico y es mejor no continuar. Veremos si para la semana que viene sube su motivación ya que tenemos preparada una ruta aún más dura y exigente.
Yo seguí subiendo hasta el desvío pero al poco ya tuve que descabalgar. Me pareció reconocer un tramo empedrado hasta un horno de cal pero al final es una empinada cuesta de tierra abierta por las motos, que precisamente estaban por allí aunque no esperaba que bajaran, por el escándalo más bien parecía que subían delante de mí. Llego al cruce y ya no están y me olvido de ellas, tiro hacia la pared otra vez y tras atravesarla giro esta vez a la izquierda. Como bien había intuido Juan tiene un largo y divertido tramo casi plano antes de empezar los diferentes tramos de bajada.
Lo primero que nos encontramos es una roca con un escalón de más de medio metro para dar confianza y fáciles tramos de camino con curvas en pendiente por el interior del bosque para empalmar con varios toboganes de tierra muy empinados que pondrán la sonrisa en la cara de más de uno, a otros se la borrará, no hay término medio, o lo bajas o no lo bajas. Al final le sigue un sendero colindante con una pared que empalma con una de las pistas cercanas al cementerio. Buen itinerario.
Veía pasar a varios bikeros por la pista principal mientras me acercaba al final de mi recorrido y pude comprobar quiénes eran al llegar a la rotonda ya que estaban allí parados, una buena representación de los Tramuntanaenduro que habían cambiado una sesión de entreno por Peguera por los descensos más radicales de la zona, DH militar, Champi, Avet, en fín, palabras mayores. Charleta hasta algún bar de la zona donde nos despedimos hasta una próxima ocasión, igual tanto referirse a la cita de Peguera por unos y otros haga que me acerque a disfrutar un poco del ambiente, ya me iré enterando de los pormenores, creo que aún tengo varias semanas por delante, por ahora me centraré en la salida del próximo finde en la que unos compañeros me han pedido que les acompañe aunque he puesto alguna condición, y no son cervezas.
Como que esta salida se ha quedado un poco corta de todo, de kilómetros sobre todo, unos 23, porque de desnivel asimismo han salido unos 700m (no sé si creérmelo), me he tomado la libertad de salir otro poco esta mañana y redondear los números. De hecho he recorrido más distancia con la mitad de desnivel en la mitad de tiempo, solamente ha sido subir al monumento de Na Burguesa y volver pero como lo tengo en la otra punta pues sale ese kilometraje.
No lo cuento por el tema de los números sino porque he vuelto por la cuesta de Madre Alberta y al llegar casi al colegio he adelantado a un ciclista que iba delante (lógico por otra parte) y al que no he saludado pero después me veo venir de frente a Jose Carlos montado en bici, ha sido como aparición, ¿que put... hace este hoy por aquí? Y resulta que el que había adelantado era Ángel, viejo compañero de aventuras del primero más otro compinche que también rodaba por allí. Nada, que se había aburrido un poco de las pistas de la marina de Llucmajor y añoraba nuestra bonita sierra a la que ahora no puede acercarse con la asiduidad que le gustaría pero ya sabe que cuando quiera montamos una quedada de petados que estoy seguro que estaría concurridísima.
Antes de llegar al vehículo nos ha dado tiempo aún de saludar a Sito que también hemos encontrado por la barriada, pero no nos lo podemos contar todo en diez minutos y cada mochuelo sale en busca de su olivo respectivo. No sé qué hora es, solo espero no llegar tarde a la cita que tenía esta mañana y por eso vuelvo pisando fuerte, sin respetar semáforos ni leches a sabiendas de que solamente en domingo, con la ciudad vacía, se puede ir de esa guisa, el resto de días sería casi de dementes intentarlo.
Juan viene, no sin cierta aprensión pero viene, aún temiéndose lo peor, sé que si soy muy explícito no querrá acompañarme, la primera bajada no varía mucho de la que hicimos por el clot y no le gustó, solamente una decisión más firme por su parte podría mejorar el asunto. Pero antes de llegar a la bajada hay que hacer una subida, es evidente, vivimos a nivel del mar, y por eso nos dirigimos hacia el punto de salida idóneo para esta ruta, el camí de Jesús (por ahora no le han cambiado el nombre) pero para circular lo mínimo por carretera cruzamos el polígono de Can Valero para ir a encontrar el camí de Son Anglada y dirigirnos a la entrada de la cantera abandonada ya por carretera.
Subo un poco mejor que la vez anterior, solo un poco, pero arriba tomo el desvío de la izquierda y antes de llegar al pino tumbado giramos otra vez a la izquierda para tomar un camino menos evidente y con algunos repechos no muy empinados pero sí muy continuados que hacen que deba poner pie a tierra en varios puntos para recuperar un poco el resuello antes de llegar al cruce. Optamos por ir directos a la pared, primero por el tramo de bosque con el suelo ya muy pisado por las motos hasta el segundo cruce donde tenemos creo la mejor vista de Palma y continuando a cara descubierta por donde ya se empieza a notar el fuerte viento que nos azota, sin frío pero con bastante fuerza. Llegamos a la pared, la atravesamos y volvemos atrás hasta encontrar el desvío y luego el desvío del desvío que Juan no veía, y yo también perdí en algún momento, pero que gracias a los pases anteriores tenía clara su dirección. Es una zona con bastante pendiente, con piedras por en medio que te obligan a cambiar de dirección y que sin una buena técnica y mejores frenos te penaliza en exceso, por eso la hicimos caminando, claro.
No era el mejor inicio para un dubitativo compañero que tampoco apreció mejora en el tramo que le sigue cuando es claramente evidente, y si ya has hecho montado el anterior ni te cuento. No lo hice de una tirada, le esperé pero mis exhortos de ánimo no lo convencían y más bien preparaba la retirada antes de animarse para la siguiente bajada. Y así fue, porque tras comer algo en la pista principal del cementerio y dirigirnos hacia la subida del coche quemado allí se dió media vuelta sin esperar a verlas peor. Hay que animarse pero si el organismo no te corresponde tampoco hay que castigarlo más de la cuenta, se supone que salimos para divertirnos y si no sucede la actividad pierde su sentido lúdico y es mejor no continuar. Veremos si para la semana que viene sube su motivación ya que tenemos preparada una ruta aún más dura y exigente.
Yo seguí subiendo hasta el desvío pero al poco ya tuve que descabalgar. Me pareció reconocer un tramo empedrado hasta un horno de cal pero al final es una empinada cuesta de tierra abierta por las motos, que precisamente estaban por allí aunque no esperaba que bajaran, por el escándalo más bien parecía que subían delante de mí. Llego al cruce y ya no están y me olvido de ellas, tiro hacia la pared otra vez y tras atravesarla giro esta vez a la izquierda. Como bien había intuido Juan tiene un largo y divertido tramo casi plano antes de empezar los diferentes tramos de bajada.
Lo primero que nos encontramos es una roca con un escalón de más de medio metro para dar confianza y fáciles tramos de camino con curvas en pendiente por el interior del bosque para empalmar con varios toboganes de tierra muy empinados que pondrán la sonrisa en la cara de más de uno, a otros se la borrará, no hay término medio, o lo bajas o no lo bajas. Al final le sigue un sendero colindante con una pared que empalma con una de las pistas cercanas al cementerio. Buen itinerario.
Veía pasar a varios bikeros por la pista principal mientras me acercaba al final de mi recorrido y pude comprobar quiénes eran al llegar a la rotonda ya que estaban allí parados, una buena representación de los Tramuntanaenduro que habían cambiado una sesión de entreno por Peguera por los descensos más radicales de la zona, DH militar, Champi, Avet, en fín, palabras mayores. Charleta hasta algún bar de la zona donde nos despedimos hasta una próxima ocasión, igual tanto referirse a la cita de Peguera por unos y otros haga que me acerque a disfrutar un poco del ambiente, ya me iré enterando de los pormenores, creo que aún tengo varias semanas por delante, por ahora me centraré en la salida del próximo finde en la que unos compañeros me han pedido que les acompañe aunque he puesto alguna condición, y no son cervezas.
Como que esta salida se ha quedado un poco corta de todo, de kilómetros sobre todo, unos 23, porque de desnivel asimismo han salido unos 700m (no sé si creérmelo), me he tomado la libertad de salir otro poco esta mañana y redondear los números. De hecho he recorrido más distancia con la mitad de desnivel en la mitad de tiempo, solamente ha sido subir al monumento de Na Burguesa y volver pero como lo tengo en la otra punta pues sale ese kilometraje.
No lo cuento por el tema de los números sino porque he vuelto por la cuesta de Madre Alberta y al llegar casi al colegio he adelantado a un ciclista que iba delante (lógico por otra parte) y al que no he saludado pero después me veo venir de frente a Jose Carlos montado en bici, ha sido como aparición, ¿que put... hace este hoy por aquí? Y resulta que el que había adelantado era Ángel, viejo compañero de aventuras del primero más otro compinche que también rodaba por allí. Nada, que se había aburrido un poco de las pistas de la marina de Llucmajor y añoraba nuestra bonita sierra a la que ahora no puede acercarse con la asiduidad que le gustaría pero ya sabe que cuando quiera montamos una quedada de petados que estoy seguro que estaría concurridísima.
Antes de llegar al vehículo nos ha dado tiempo aún de saludar a Sito que también hemos encontrado por la barriada, pero no nos lo podemos contar todo en diez minutos y cada mochuelo sale en busca de su olivo respectivo. No sé qué hora es, solo espero no llegar tarde a la cita que tenía esta mañana y por eso vuelvo pisando fuerte, sin respetar semáforos ni leches a sabiendas de que solamente en domingo, con la ciudad vacía, se puede ir de esa guisa, el resto de días sería casi de dementes intentarlo.
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