La Capella Blava

El seu recorregut [ Sa Capella Blava] és agradable i variat, i al llarg de tot ell es recull la impressió d’una Mallorca distinta, evidentment ja passada i en liquidació, però encara atractívola, serena i bella, i tan ignorant d’aquesta altra que se’ns ve damunt, com si enlloc de trobar-se al costat mateix d’unes carreteres recorregudes depressa per gent de tots els confins i llengües, estigués a milers de kilòmetres del, segons sembla, encara incipient batibull babèlic del turisme de mases que afortunadament(?) ens està invadint.”(*)

No parece que vaya a hacer mal día en principio y eso anima a salir a rodar pero lo que se preveía como una ruta compartida no ha lugar y a eso se suma también algún descuelgue de última hora por lo que, como viene siendo habitual en estos casos, no tengo prisa en levantarme de la cama, y así se hacen casi las nueve cuando me pongo en vertical por primera vez en el día para a continuación ir formalizando tareas hasta completar la totalidad.

Voy a seguir investigando por la zona de Selva que, aparte de lo ya conocido, no me está reportando grandes sorpresas a falta de completar la información de que dispongo con la municipal que sería la definitiva. Algunos ajustes puede que sean obligatorios plasmarlos pero otros en cambio seguramente los obvie para no complicar en demasía el mapa general de la zona y no aportarnos tampoco un beneficio evidente. Saldré otra vez desde Inca siguiendo las indicaciones cicloturistas pero variando a mitad de recorrido para ir a buscar el acceso directo a Moscari y Binibona, amplia zona en la que quedan ya muy pocos itinerarios sin asfaltar, algunos ramales secundarios nada más. Cuando llego a Binibona voy ya bastante empapado, y es que a medida de que nos vamos alejando de la capital el tiempo empeora y más si lo que hacemos es adentrarnos en la sierra, tal es el caso que me ocupa. En algún momento cruzo algún claro y la lluvia escampa pero al poco vuelve a arreciar aunque con poca intensidad.

Mi primera opción es ir a fisgar un poco por sa Coma, un territorio totalmente recóndito para mi persona, y quería intentarlo pero aún así no quise traspasar la barrera aunque estuviera abierto el candado; esperé por si aparecía alguien pero decidí retroceder al no aparecer nadie y no enfriarme más de la cuenta. Atravieso el torrente para ir a buscar la pista que no está asfaltada y continuar por ella hasta un punto donde, tras un giro a derechas, empieza a ascender. Poco después, en un claro del bosque, está el cruce, hacia la izquierda tendremos un ascenso empinado y prolongado, no practicable, que nos enfila hacia ses Figueroles y Alcanella, y enfrente el camino de carro que recorre la Coma Llarga. En un principio con algo de pendiente pero el peor obstáculo a superar es el destrozo causado por el agua que ha formado un surco profundo donde ha podido y añadimos también la falta de mantenimiento que es patente, por eso no veía claro el descenso, aún así seguí subiendo aunque esta vez no llegué a la parte alta, me paré junto a la mina de una fuente cuando en realidad no tenía porqué, el camino no había empeorado a ojos vista, pero no continué y de hecho después me arrepentí al haber podido hacer toda la bajada montado y habérseme hecho corta, me quedé con aquel regusto amargo de no haber continuado, al menos hasta el pla de sa bassa, espero que al menos no pasen otros veinte años en volver.

Había parado de llover y agradecí que apareciera algún claro en el cielo camino de Caimari para poderme calentar un poco y secarme de paso. Cerca de Son Riera hay dos caminos marcados sin final por lo que presumo que será complicado poder usarlos, tanto que ni siquiera pude entrar por las barreras y aparte de que había ganado vacuno al otro lado tampoco se vislumbra un itinerario claro y quedan descartados. Tras atravesar el pueblo giro hacia Mancor, no sé muy bien cuál será el próximo paso, quizás llegar a Lloseta pero antes quiero comprobar si el camí de ses Quarterades noves permite al menos hacer un bucle, pues no, los dos ramales en que se divide acaban en sendas barreras sin solución de continuidad, otro descarte, tampoco me acordaba con exactitud pero si no había vuelto es porque ya lo había tachado hace mucho tiempo.

Al volver a la carretera me cruzo con un numeroso grupo de bikeros y los conozco a todos, son los bous que regresan a Mancor desde Lluc y los acompaño hasta el pueblo para que me cuenten algunos chismes y quedar para una próxima ruta conjunta, si es que algún día llego a programarla. Me despido y vuelvo a Selva desde enfrente de las casas de Massanella y aunque el letrero recomiende la mtb es un camino asfaltado como la inmensa mayoría de ellos. Seguramente no había pasado por allí, aunque si he de decir la verdad, es tal la cantidad de opciones y cruces que te vas encontrando que si no eres oriundo del lugar te cuesta seguir el mismo recorrido dos veces, tal fue lo que me pasó en la vuelta a Inca que en lugar de llegar directo al sitio de origen salí a la carretera principal y mira por donde que volví al pueblo por un camino secundario que no conocía sin pisar el asfalto de la vía ancha donde estás más expuesto.

Ya queda poco por comprobar en la zona, solamente finalizar una exploración por un camino que no sabemos si tiene o no final y en caso de tenerlo averiguar si es factible su continuación para conseguir el enlace con territorio conocido y ciclable en la vuelta al pueblo aunque puede haber otras opciones un poco más salvajes quizás realizables, seguramente mi próximo reto en la zona el sábado que viene si nadie me convence de lo contrario.


* GARCIA PASTOR, Jesús: “La Capella Blava”, en Rutes amagades de Mallorca, n. 19, Palma de Mallorca: Imprenta politécnica, 1967, introducción.


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