La faena se me acumula, no doy abasto para estar al día de las
noticias, corroborarlas por otras vías de información, luego sobre el terreno y una vez contrastadas en la teoría y en la práctica, mantener el blog actualizado al cien por cien. Muchas de estas tareas se pueden hacer desde casa sentado cómodamente frente a la pantalla mientras vas recibiendo información por otros conductos pero el trabajo de campo es imprescindible y ahí la cosa ya mengua porque el tiempo disponible es el que es y al ser un trabajo personal y propio debo ser yo el que lo compruebe personalmente aunque esté completamente seguro de sus posibilidades.
Y no me olvido del aspecto lúdico de la cuestión, entonces este sábado iba a tener los dos componentes, o al menos intentarlo porque a veces las sorpresas son negativas en el aspecto ciclístico y hay que tomarse las cosas tal como vienen. En primer lugar íbamos a verificar una información aparecida en un blog sobre la situación actual de unos caminos que están aún en litigio, en concreto los que cruzan el Rafal de Planícia. Según encontremos la situación la ruta discurrirá de una manera o de otra, se decidirá sobre la marcha según los acontecimientos y ya que estamos por Banyalbufar que menos que buscar y recorrer otros caminos aún no hollados por nuestros neumáticos, porque haberlos, haylos.
Voluntarios, voluntarios de aquellos que te insisten día tras día para venir y te fríen a preguntas y cuestiones varias sobre cualquier aspecto de la ruta, pueeeesss... ninguno, esa es la verdad, Joan, por aquello de “saldré y ya veremos”, viene y eso que últimamente la que le cae cada semana es de aúpa, es de agradecer, empero, el empeño que le pone (mira que intento dejarlo lo mejor que puedo y el tío ni lee las crónicas, casi mejor, así no viene condicionado). La lista de deberes para el sábado era inmensa, si sumamos los kilómetros parciales de cada recorrido y el tiempo que se tarda en hacer cada uno sumaban varios días seguro, y además de memoria, un repaso rápido a la pantalla porque ni tan siquiera había traza y en una zona despejada se puede ver algo pero si es bosque no se ve un carajo, solo sabes que por ahí dicen que hay algo que pudiera o pudiese ser interesante. En el mejor de los casos puedes encontrar una traza o una explicación del recorrido que te da una idea porque entre lo que uno ve, sabe transcribir y luego otro se imagina hay un mundo, pero ya digo que en este caso en particular la fuente primigenia eran unos mapas dibujados y unos asépticos datos, eso era todo y gracias.
El inicio es la Granja de Esporles, por el aparcamiento, claro, y allí coincidimos con otra grupeta que no tiene mucha prisa en partir y como estamos a niveles diferentes solo hemos intercambiado un tímido saludo. Vamos a calentar motores por carretera primero y por la pista después, el Camí Nou de Planícia, dejémoslo claro desde el primer momento, donde tenemos prohibida la circulación por orden judicial aunque el mayor contratiempo sea dejar pasar la fila de camiones pesados que circulan en los dos sentidos desde y hacia alguna de las residencias de la zona donde se necesita hacer alguna reforma o quizás llenar algún aljibe, no pasa nada, ellos pueden circular sin problema alguno.
Nuestro punto de mira está puesto en la barrera del Rafal y está cerrada, nuestras llamadas al telefonillo para pedir la combinación no son contestadas y como no queremos saltar la rejilla nos toca retroceder por donde hemos venido, tenía la curiosidad de saber por dónde habrían tirado los dos que nos habían pasado antes y que no volvimos a ver. Reculamos (en sentido figurado, claro) hasta s'Arboçar donde creo que por primera vez he visto a alguien merodear por allí y enlazamos directos con el camí des Correu muy cerca de nuestro próximo objetivo, Terra Nova, que según todos los papeles tiene un enlace directo hasta con nombre y todo pero no es tan fácil verlo in situ, lo que nos obliga a llegar hasta la barrera de sa Teulera y volver atrás, y por allí no es plano que digamos.
Entramos por la barrera que vimos al principio hasta la casa de las antenas e investigamos un ramal sin éxito, el segundo intento parece más prometedor pero al llegar al rebaño de ovejas me desvié por un antiguo camino ya dentro del encinar que aunque lleva al mismo sitio nos obligó a saltar alguna verja y después, ya en campo abierto, comprobamos nuestro error pero este pequeño fallo nos entretuvo más de la cuenta. La salida está cercana y coincidimos con otro bikero que se sorprendió al vernos aparecer por allí y pese a los contratiempos el objetivo estaba cumplido.
Siguiente paso, campo de fútbol y su correspondiente drecera, interesante itinerario que nos dejará en la entrada del pueblo y eso nos obliga a compartir espacio con la retahíla de ciclistas que recorren nuestra geografía, gracias a dios momentáneamente porque en la Volta des General les dejamos con su insulso asfalto y nos adentramos en el polvo del camino. Merendamos un poco allí pero es más de lo mismo, si hay muchos en bicicleta otros tantos van andando y el tiempo que permanecemos parados es un continuo trasiego de senderistas que van y vienen, también un bikero que entrenaba en solitario pasó veloz con su 29” pero pare usted de contar. No vamos a ir al port des Canonge, nada se nos ha perdido en esos andurriales, tomaremos la otra drecera, del Matar, para bajar al camí de sa Galera donde se me ocurre investigar hacia la costa, algo debe pasar allí, y sí que pasa, lo que pasa es que el camino casi ha desaparecido de la ladera y solo queda un sendero de dos palmos de ancho sin ninguna protección más que en un corto tramo inicial, el resto es muy aéreo donde la prudencia debe primar aunque reconozco que un video del paso completo debe ser espectacular. No me esperaba encontrar lo que vimos, una playa de guijarros impoluta y un brillante mar en todo su esplendor. No me pude resistir a llegar hasta la punta de sa Galera con la bici pero sin arriesgarme a rajar las cubiertas en las rocas que hubiera sido lo más probable aunque allí se notaba con más intensidad la fuerza del viento, tanta que alguna ola sí llegó a mojarnos.
Tenemos que volver y hay que hacerlo andando dada la pendiente y el tipo de terreno donde no ha lugar al error y nos queda la vuelta hasta el pueblo por la empinada calle que nos deja medio tiritando, se hace necesario otro tentempié tras ese excesivo gasto energético, nosotros al sol en un banco de piedra y el pelotón de carreteros a la sombra en un bar, es lo que tiene ser unos pringados. Joan piensa en la vuelta y yo pienso en el Rafal, hemos ido a ver la primera barrera y ahora iremos a ver la segunda, muchos años han pasado de aquella (y creo que única) visita ya que tras el cierre era tontería insistir por allí y lo único que me queda es la descripción que yo mismo hice porque los recuerdos se van desvaneciendo poco a poco. Recordaba que el inicio era duro pero no tanto, esa cuesta me cogió desprevenido y puede que asustara a algún vecino del grito que pegué, aún así logré superarla. Subiendo iba buscando algún indicio de desvío por si nos veíamos obligados a volver atrás al llegar a la barrera y había uno ya en la parte escalonada al que no le daba mucho crédito pero que habría que verificar. Efectivamente la barrera estaba cerrada con el candado de combinación y tampoco quisimos pasar aunque a la vista está que hay quién sí lo hace, nosotros nos vamos a conformar con hacer la vuelta montados, en primer lugar hasta el desvío al que le damos un margen de credibilidad y nos disponemos a investigarlo. En un principio parece creíble pero tras atravesar un portillo la ilusión decae al comprobar su desvanecimiento, voy solo a investigar la situación y unos minutos más adelante debo desistir de tal empeño y dar el brazo a torcer, no hay nada interesante, y sin el interesante también.
Pero tras acabar el descenso vuelvo a insistir en comprobar otras posibilidades pese a las reticencias de Joan que quiere largarse por carretera, se huele la hecatombe. Yo encuentro un safareig y una acequía en buenas condiciones y me animo, hay un par de cosas claras, la acequía tiene un sendero que la limita, su pendiente es casi plana y tiene que venir de algún sitio y mi teoría es que viene del camí des Correu y que aunque está en el quinto pino tiene que ser factible llegar hasta allí, otra cosa es saber cuándo llegaremos y en qué condiciones, y eso es lo que vamos a averiguar, o a padecer según sea el caso. Lo cierto es que en algunos tramos hasta se puede pedalear, pero en otros (bastantes) no, la acequía tiene distintas derivaciones que desembocan en los distintos safareigs que están camuflados en el bosque pero todos vacíos y con señales evidentes de no haber sido utilizados en decenios, al menos para almacenar agua porque para otras cosas sí que sirven. En la práctica ese itinerario tiene nombre y consistencia jurídica, por así decirlo, pero en la práctica lo encuentro bastante exagerado considerarlo de tal índole aunque nos sirvió para volver a enlazar otra vez con el camí des Correu y conocer un poco más esos elementos internos y escondidos del pueblo, aunque hoy en día en desuso y abandonados a su suerte.
Volvemos a recorrer el mismo tramo que subimos hace unas horas pero esta vez hasta el final, el enganche del camí nou por el que volvemos tranquilamente a la carretera y por esta hasta el punto de inicio donde comprobamos que es tardísimo, y eso que solamente he tachado de la lista cuatro o cinco de la docena larga de caminos que tenía apuntados, y a excepción de unos cuantos que son prácticamente calles asfaltadas aún dará para alguna que otra salida exploratoria por la zona, la semana que viene estoy libre.
Y no me olvido del aspecto lúdico de la cuestión, entonces este sábado iba a tener los dos componentes, o al menos intentarlo porque a veces las sorpresas son negativas en el aspecto ciclístico y hay que tomarse las cosas tal como vienen. En primer lugar íbamos a verificar una información aparecida en un blog sobre la situación actual de unos caminos que están aún en litigio, en concreto los que cruzan el Rafal de Planícia. Según encontremos la situación la ruta discurrirá de una manera o de otra, se decidirá sobre la marcha según los acontecimientos y ya que estamos por Banyalbufar que menos que buscar y recorrer otros caminos aún no hollados por nuestros neumáticos, porque haberlos, haylos.
Voluntarios, voluntarios de aquellos que te insisten día tras día para venir y te fríen a preguntas y cuestiones varias sobre cualquier aspecto de la ruta, pueeeesss... ninguno, esa es la verdad, Joan, por aquello de “saldré y ya veremos”, viene y eso que últimamente la que le cae cada semana es de aúpa, es de agradecer, empero, el empeño que le pone (mira que intento dejarlo lo mejor que puedo y el tío ni lee las crónicas, casi mejor, así no viene condicionado). La lista de deberes para el sábado era inmensa, si sumamos los kilómetros parciales de cada recorrido y el tiempo que se tarda en hacer cada uno sumaban varios días seguro, y además de memoria, un repaso rápido a la pantalla porque ni tan siquiera había traza y en una zona despejada se puede ver algo pero si es bosque no se ve un carajo, solo sabes que por ahí dicen que hay algo que pudiera o pudiese ser interesante. En el mejor de los casos puedes encontrar una traza o una explicación del recorrido que te da una idea porque entre lo que uno ve, sabe transcribir y luego otro se imagina hay un mundo, pero ya digo que en este caso en particular la fuente primigenia eran unos mapas dibujados y unos asépticos datos, eso era todo y gracias.
El inicio es la Granja de Esporles, por el aparcamiento, claro, y allí coincidimos con otra grupeta que no tiene mucha prisa en partir y como estamos a niveles diferentes solo hemos intercambiado un tímido saludo. Vamos a calentar motores por carretera primero y por la pista después, el Camí Nou de Planícia, dejémoslo claro desde el primer momento, donde tenemos prohibida la circulación por orden judicial aunque el mayor contratiempo sea dejar pasar la fila de camiones pesados que circulan en los dos sentidos desde y hacia alguna de las residencias de la zona donde se necesita hacer alguna reforma o quizás llenar algún aljibe, no pasa nada, ellos pueden circular sin problema alguno.
Nuestro punto de mira está puesto en la barrera del Rafal y está cerrada, nuestras llamadas al telefonillo para pedir la combinación no son contestadas y como no queremos saltar la rejilla nos toca retroceder por donde hemos venido, tenía la curiosidad de saber por dónde habrían tirado los dos que nos habían pasado antes y que no volvimos a ver. Reculamos (en sentido figurado, claro) hasta s'Arboçar donde creo que por primera vez he visto a alguien merodear por allí y enlazamos directos con el camí des Correu muy cerca de nuestro próximo objetivo, Terra Nova, que según todos los papeles tiene un enlace directo hasta con nombre y todo pero no es tan fácil verlo in situ, lo que nos obliga a llegar hasta la barrera de sa Teulera y volver atrás, y por allí no es plano que digamos.
Entramos por la barrera que vimos al principio hasta la casa de las antenas e investigamos un ramal sin éxito, el segundo intento parece más prometedor pero al llegar al rebaño de ovejas me desvié por un antiguo camino ya dentro del encinar que aunque lleva al mismo sitio nos obligó a saltar alguna verja y después, ya en campo abierto, comprobamos nuestro error pero este pequeño fallo nos entretuvo más de la cuenta. La salida está cercana y coincidimos con otro bikero que se sorprendió al vernos aparecer por allí y pese a los contratiempos el objetivo estaba cumplido.
Siguiente paso, campo de fútbol y su correspondiente drecera, interesante itinerario que nos dejará en la entrada del pueblo y eso nos obliga a compartir espacio con la retahíla de ciclistas que recorren nuestra geografía, gracias a dios momentáneamente porque en la Volta des General les dejamos con su insulso asfalto y nos adentramos en el polvo del camino. Merendamos un poco allí pero es más de lo mismo, si hay muchos en bicicleta otros tantos van andando y el tiempo que permanecemos parados es un continuo trasiego de senderistas que van y vienen, también un bikero que entrenaba en solitario pasó veloz con su 29” pero pare usted de contar. No vamos a ir al port des Canonge, nada se nos ha perdido en esos andurriales, tomaremos la otra drecera, del Matar, para bajar al camí de sa Galera donde se me ocurre investigar hacia la costa, algo debe pasar allí, y sí que pasa, lo que pasa es que el camino casi ha desaparecido de la ladera y solo queda un sendero de dos palmos de ancho sin ninguna protección más que en un corto tramo inicial, el resto es muy aéreo donde la prudencia debe primar aunque reconozco que un video del paso completo debe ser espectacular. No me esperaba encontrar lo que vimos, una playa de guijarros impoluta y un brillante mar en todo su esplendor. No me pude resistir a llegar hasta la punta de sa Galera con la bici pero sin arriesgarme a rajar las cubiertas en las rocas que hubiera sido lo más probable aunque allí se notaba con más intensidad la fuerza del viento, tanta que alguna ola sí llegó a mojarnos.
Tenemos que volver y hay que hacerlo andando dada la pendiente y el tipo de terreno donde no ha lugar al error y nos queda la vuelta hasta el pueblo por la empinada calle que nos deja medio tiritando, se hace necesario otro tentempié tras ese excesivo gasto energético, nosotros al sol en un banco de piedra y el pelotón de carreteros a la sombra en un bar, es lo que tiene ser unos pringados. Joan piensa en la vuelta y yo pienso en el Rafal, hemos ido a ver la primera barrera y ahora iremos a ver la segunda, muchos años han pasado de aquella (y creo que única) visita ya que tras el cierre era tontería insistir por allí y lo único que me queda es la descripción que yo mismo hice porque los recuerdos se van desvaneciendo poco a poco. Recordaba que el inicio era duro pero no tanto, esa cuesta me cogió desprevenido y puede que asustara a algún vecino del grito que pegué, aún así logré superarla. Subiendo iba buscando algún indicio de desvío por si nos veíamos obligados a volver atrás al llegar a la barrera y había uno ya en la parte escalonada al que no le daba mucho crédito pero que habría que verificar. Efectivamente la barrera estaba cerrada con el candado de combinación y tampoco quisimos pasar aunque a la vista está que hay quién sí lo hace, nosotros nos vamos a conformar con hacer la vuelta montados, en primer lugar hasta el desvío al que le damos un margen de credibilidad y nos disponemos a investigarlo. En un principio parece creíble pero tras atravesar un portillo la ilusión decae al comprobar su desvanecimiento, voy solo a investigar la situación y unos minutos más adelante debo desistir de tal empeño y dar el brazo a torcer, no hay nada interesante, y sin el interesante también.
Pero tras acabar el descenso vuelvo a insistir en comprobar otras posibilidades pese a las reticencias de Joan que quiere largarse por carretera, se huele la hecatombe. Yo encuentro un safareig y una acequía en buenas condiciones y me animo, hay un par de cosas claras, la acequía tiene un sendero que la limita, su pendiente es casi plana y tiene que venir de algún sitio y mi teoría es que viene del camí des Correu y que aunque está en el quinto pino tiene que ser factible llegar hasta allí, otra cosa es saber cuándo llegaremos y en qué condiciones, y eso es lo que vamos a averiguar, o a padecer según sea el caso. Lo cierto es que en algunos tramos hasta se puede pedalear, pero en otros (bastantes) no, la acequía tiene distintas derivaciones que desembocan en los distintos safareigs que están camuflados en el bosque pero todos vacíos y con señales evidentes de no haber sido utilizados en decenios, al menos para almacenar agua porque para otras cosas sí que sirven. En la práctica ese itinerario tiene nombre y consistencia jurídica, por así decirlo, pero en la práctica lo encuentro bastante exagerado considerarlo de tal índole aunque nos sirvió para volver a enlazar otra vez con el camí des Correu y conocer un poco más esos elementos internos y escondidos del pueblo, aunque hoy en día en desuso y abandonados a su suerte.
Volvemos a recorrer el mismo tramo que subimos hace unas horas pero esta vez hasta el final, el enganche del camí nou por el que volvemos tranquilamente a la carretera y por esta hasta el punto de inicio donde comprobamos que es tardísimo, y eso que solamente he tachado de la lista cuatro o cinco de la docena larga de caminos que tenía apuntados, y a excepción de unos cuantos que son prácticamente calles asfaltadas aún dará para alguna que otra salida exploratoria por la zona, la semana que viene estoy libre.
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