Decían que haría mal día y estaba un poco escéptico al respecto aunque lo que más me preocupaba era la fiabilidad mecánica, no me acababa de fiar del todo de mi alargamiento de cadena por emplear un eslabón en dudosas condiciones pero que al ver el resultado creí (inocentemente) que había quedado bien y me arriesgué. Por todo ello no me quería ir muy lejos ni tampoco repetir escenario y pensé en salir desde Establiments pero al pasar por la calle Balmes vi movimiento frente al taller de bicis, parte del grupo estaba allí reunido y preparándose para ir a la Mercedes, parece ser que es una salida organizada por un concesionario de coches de esa marca y que se va repitiendo anualmente, me dijeron que por la zona de Santa Eugènia y a la vista de la traza de la ruta hecha pública me abstendré de dar públicamente mi opinión al respecto, sobre todo porque nadie me la ha pedido.
En fin, que cada uno sigue su camino y me encamino hacia mi punto de partida para testear cadena y cambio en la subida del Bunyolí, allí se puede decidir el día y puedo decir que no me fue mal del todo, de hecho no tuve ninguna queja en ese sentido aunque lo que me dió la vara fue la tija del sillín, en cuanto encontraba algún bache con el vavién se hundía irremisiblemente haciendo imposible el continuar pedaleando y no llevaba tampoco la allen adecuada para el tornillo así que me vi obligado a parar unas cuantas veces para subir el sillín. También me encontré subiendo a un grupo de mtb, y digo grupo porque iban todos con la misma equipación, se ve que la proporcionada por el taller de Marçal de Mecabici, y subí un rato con ellos, y digo rato porque subían amb booones, demasiado lentos hasta para mí, aunque a uno de ellos no le debió parecer bonito que les dejara atrás y aceleró y hasta me pasó en una de mis paradas ya cerca de la barrera, punto donde se encontraban concentrados también otros compañeros, los bous bufats con los que hace ya tiempo que no coincido aunque ninguno tenía la intención de continuar ruta hacia las alturas, así que después de los pertinentes saludos nos despedimos y cada uno por su lado.
Los mecas no tenían decidido itinerario, los estaban valorando en esos momentos y yo partí al menos para llegar a Sobremunt, no estaba muy por la labor de subir a las antenas y hacer la ruta de las ermitas, ni siquiera tirar hacia el coll des Grau así que la única opción que me quedaba era bajar por carretera hacia Esporles, supongo que esa fue también la idea del grupo y bajamos hasta el cruce de Son Malferit por donde ellos volvieron al punto de inicio y yo en cambio bajé hasta Esporles mitad por asfalto, mitad camino de tierra.
Me paré unos minutos para comer algo en la plaza del ayuntamiento y salí tras dos ciclistas que me pasaron por delante. Había dudado en subir por Son Cabaspre o girar por el camí de Pescadors, elegí esta última quizás con la lejana opción de llegar hasta Valldemossa culebreando por Mirant de Mar y ses Piotes pero una rotura de cadena donde menos me esperaba me hizo temer lo peor, y es que efectivamente se había roto por donde la empalmé confirmando mis peores presagios y fui a lo rápido, eslabón de enganche y adiós. Duró poco, ni tres pedaladas, seguramente enganché solamente la parte de delante y no comprobé la de atrás con el peor resultado posible, puse otro y tras comprobar que estaba pasado por los dos lados emprendí ruta pero ya sin la confianza necesaria como para ir forzando en subidas exigentes por lo que decidí subir por la carretera y una vez arriba tomé el desvío de Son Cabaspre que me resultó imposible de subir ni siquiera con el plato pequeño, seguramente el cambio también está desajustado en sus piñones intermedios y para subir andando toda la cuesta decidí llegar hasta Valldemossa donde hice otra parada.
Yo y unos cuantos cientos más a juzgar por la fila de autocares que por allí estaban aparcados, debieron arrasar con la coca de patata. Lo cierto es que empezó a lloviznar, una brusquina, pensé, y puse pies en polvorosa y me fui por el camí vell, cruzando por Son Sauvat y Son Brondo hasta la carretera donde me empapé de arriba abajo nada más empezar a bajar, lo que te tira la rueda encima no tiene fin, y yo sin gafas, y pese a todo preferí meterme por la cuesta de ses Rotgetes que tampoco pude completar montado por la tontería de la tija, no hacía frío y en esas circunstancias ir completamente remojado no supone un traspiés muy importante y tras pasar por Son Mallol apaciguó un poco y pude completar el resto de ruta un poco más tranquilo, ruta que no pasará a los anales pero no siempre se puede disfrutar lo que uno desearía de la bici o de los caminos, y no es queja.
En fin, que cada uno sigue su camino y me encamino hacia mi punto de partida para testear cadena y cambio en la subida del Bunyolí, allí se puede decidir el día y puedo decir que no me fue mal del todo, de hecho no tuve ninguna queja en ese sentido aunque lo que me dió la vara fue la tija del sillín, en cuanto encontraba algún bache con el vavién se hundía irremisiblemente haciendo imposible el continuar pedaleando y no llevaba tampoco la allen adecuada para el tornillo así que me vi obligado a parar unas cuantas veces para subir el sillín. También me encontré subiendo a un grupo de mtb, y digo grupo porque iban todos con la misma equipación, se ve que la proporcionada por el taller de Marçal de Mecabici, y subí un rato con ellos, y digo rato porque subían amb booones, demasiado lentos hasta para mí, aunque a uno de ellos no le debió parecer bonito que les dejara atrás y aceleró y hasta me pasó en una de mis paradas ya cerca de la barrera, punto donde se encontraban concentrados también otros compañeros, los bous bufats con los que hace ya tiempo que no coincido aunque ninguno tenía la intención de continuar ruta hacia las alturas, así que después de los pertinentes saludos nos despedimos y cada uno por su lado.
Los mecas no tenían decidido itinerario, los estaban valorando en esos momentos y yo partí al menos para llegar a Sobremunt, no estaba muy por la labor de subir a las antenas y hacer la ruta de las ermitas, ni siquiera tirar hacia el coll des Grau así que la única opción que me quedaba era bajar por carretera hacia Esporles, supongo que esa fue también la idea del grupo y bajamos hasta el cruce de Son Malferit por donde ellos volvieron al punto de inicio y yo en cambio bajé hasta Esporles mitad por asfalto, mitad camino de tierra.
Me paré unos minutos para comer algo en la plaza del ayuntamiento y salí tras dos ciclistas que me pasaron por delante. Había dudado en subir por Son Cabaspre o girar por el camí de Pescadors, elegí esta última quizás con la lejana opción de llegar hasta Valldemossa culebreando por Mirant de Mar y ses Piotes pero una rotura de cadena donde menos me esperaba me hizo temer lo peor, y es que efectivamente se había roto por donde la empalmé confirmando mis peores presagios y fui a lo rápido, eslabón de enganche y adiós. Duró poco, ni tres pedaladas, seguramente enganché solamente la parte de delante y no comprobé la de atrás con el peor resultado posible, puse otro y tras comprobar que estaba pasado por los dos lados emprendí ruta pero ya sin la confianza necesaria como para ir forzando en subidas exigentes por lo que decidí subir por la carretera y una vez arriba tomé el desvío de Son Cabaspre que me resultó imposible de subir ni siquiera con el plato pequeño, seguramente el cambio también está desajustado en sus piñones intermedios y para subir andando toda la cuesta decidí llegar hasta Valldemossa donde hice otra parada.
Yo y unos cuantos cientos más a juzgar por la fila de autocares que por allí estaban aparcados, debieron arrasar con la coca de patata. Lo cierto es que empezó a lloviznar, una brusquina, pensé, y puse pies en polvorosa y me fui por el camí vell, cruzando por Son Sauvat y Son Brondo hasta la carretera donde me empapé de arriba abajo nada más empezar a bajar, lo que te tira la rueda encima no tiene fin, y yo sin gafas, y pese a todo preferí meterme por la cuesta de ses Rotgetes que tampoco pude completar montado por la tontería de la tija, no hacía frío y en esas circunstancias ir completamente remojado no supone un traspiés muy importante y tras pasar por Son Mallol apaciguó un poco y pude completar el resto de ruta un poco más tranquilo, ruta que no pasará a los anales pero no siempre se puede disfrutar lo que uno desearía de la bici o de los caminos, y no es queja.
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