He vuelto a hacer otra lista después de un tiempo reposando, no parado pero sí tomándomelo con cierta parsimonia, ahora no es que vaya apremiado ni mucho menos pero al menos con más consistencia. Hay que ir a mirar cosas nuevas y para ello me tomé la molestia de hurgar un poco en los mapas para refrescar algunos itinerarios y sobre todo, apuntarlos, de ahí la lista de que hablaba. Se trata de trayectos algunos de los cuales ya se han realizado con más o menos éxito pero que conviene refrescar y otros son completamente inéditos, algunos ya recorridos por compañeros del mundillo pero otros en cambio parecen condenados al ostracismo aún sin tener malas referencias del todo por otros tipos de usuarios que los recorren. El de Bunyola es claro ejemplo de ello y no me pude quejar aún a sabiendas de que no sería del agrado de la mayoría, y esto es lo que más o menos pasó el sábado, con algunas de cal y bastantes más de arena pero la nota final será la que yo quiera.
En realidad se trató de una ruta con sentimientos encontrados, hubo de todo, de principio un largo trecho de calentamiento hasta Establiments, y nunca mejor dicho porque al llegar a la barrera y pese a no forzar en absoluto llevaba ya una buena calentura, en parte también por ir demasiado tapado, toca desembarazarse pues de alguna prenda y lo hago abajo por aquello de no querer parar hasta la cadena. Subo solo y paro arriba a ver si se presenta alguien y rodamos en compañía y sí, alguien aparece pero no tiene intención de seguir subiendo, bajará y se irá a Son Roca, según me comenta. Por mi parte tengo por delante mi próximo y particular reto, no me he sentido del todo mal en la subida y quiero intentar forzar un poco más la máquina y subir hasta las antenas a plato mediano y lo consigo, chutazo de adrenalina y eso me anima a seguir con el mismo desarrollo por el camino de montaña pero antes debo parar en la explanada para reabastecerme.
Estando allí se presentan unos cuantos, tres para ser más exactos, buenas máquinas traen, hasta una eléctrica aparece, también paran y charlamos un rato, inqueros de Inca dicen que son y quieren ir a la ermita pasando por la cumbre y la secreta. Casi es mi recorrido al menos hasta el pou de neu ya que desde allí quiero ir a investigar un posible itinerario para evaluar su idoneidad para la circulación. No tardo en estar por delante y pronto dejo de oírlos, cosa que me extraña un poco teniendo en cuenta que uno al menos va motorizado, de hecho llegué de una tirada al primer desvío de subida a la Fita y me marché para arriba después de esperar varios minutos sin verlos aparecer. Subí por el primer ramal para recordar esa subida y no tiene mayor aliciente que la segunda, quizás solo el poder asomarse a la boca del avenc por cuya vera pasamos, después llega a empalmar con la otra subida antes del repecho final en un tramo donde hay que tirar un poco de orientación, no está muy marcado.
Cuando llego arriba veo a lo lejos a los compañeros que ya han llegado y están merendando así que yo también paro y al acabar bajamos todos hasta el pou de neu por donde nos dio la gana obviando el sendero marcado, allí nos separamos y yo me quedé dando vueltas por allí durante unos minutos sin encontrar el supuesto sendero ni marca que lo descubra por lo que finalmente bajé tras ellos hasta el camino principal pero sin llegar a alcanzarlos. Una vez acabada la bajada me dispongo a volver a la Fita y después de rodar unos minutos me fijo en un cruce y me pregunto si será ése el trazado que estoy buscando, es un camino ancho pero muy deteriorado y con tal cantidad de árboles y arbustos que han crecido sobre él que hacen imposible la circulación y como suele suceder muere al llegar a un rancho de carbonero. Éste se encuentra encajonado entre peñascos y no me queda otra que comenzar un periplo que por momentos casi logra hacerme desistir de mi objetivo, podría haber mirado la pantalla para situarme sobre el terreno pero no lo hice, busqué una dirección que creí correcta y la seguí aún a pesar de tener que vencer una empinada cuesta rocosa con la bici a cuestas y que además me dejó al inicio del camino de carro por el que había pasado no hacía muchos minutos, lo que me quedaba pues si quería volver a la Fita era toda la parte más empinada de sendero hasta arriba, mucha paciencia hay que tener para aguantar esto y así, pasito a pasito, desandé lo andado a base de empujones y batues.
Esa piedra en la que dejé caer mis posaderas junto al pou me pareció casi un confortable sillón y me costó abandonarlo pero ahora el camino es prácticamente ciclable en un cien por cien hasta el porxo esbucat y más allá, eso ya lo había comprobado en una salida anterior pero hoy habría que hurgar un poco más en la bajada y lo primero es encontrar el cruce, no me fue difícil aunque no lo vi a la primera pero una vez localizado pude empezar el nuevo descenso. Hay de todo, la primera parte es factible pero al llegar donde hay que apechugar con la gran inclinación del terreno es donde se complica de verdad, y no solamente por el simple factor físico sino porque está completamente abandonado de cualquier mano, troncos caídos y enormes piedras dificultan no ya el rodar sino el simple paso, es la zona más desagradecida aunque por contra la más espectacular (hay unas fotos por ahí en el menú). Le sigue un paseo en zigzag por el bosque muy divertido antes de desembocar en uno de los viales de la carretera que sube a Sobremunt más o menos a mitad de camino.
Se ha hecho tarde pero mi grado de satisfacción es mayúsculo y decido tirar hacia el desvío de Son Malferit y volver por la vía directa y es ahí, en la parte más fácil y simple de la ruta donde tengo el percance, un llantazo en un tramo de piedras y casi buscándolo, vislumbré la posibilidad de problemas y pasé de ellos embistiendo sin remordimientos, insensatez que pagué después perdiendo una hora cambiando cámara y ajustando frenos que no sé cómo lo miré que creía haber doblado el disco obligándome a quitar la pinza para poder rodar, y digo creer porque después, ya en casa tranquilamente, lo he podido montar sin problemas y que de hecho fue lo que me animó a salir al día siguiente pero no a la montaña, y es que la cubierta de atrás está ya en esa fase de no aguantar nada, puede rodar pero a la mínima que la pinzas un poco te cargas la cámara y de manera que no vale la pena ni repararla tal es la magnitud de los cortes que provocas.
Esa hora medio tirado por ahí es lo que me dejó ese poso de amargor final que hará que me acuerde aún más del gran día de montaña pasado, y superado, también se podría decir, ahí los datos y las estadísticas tienen poco que decir. Y además para más inri se apagó el teléfono y perdí la traza que grababa con lo que no pude ubicar mis pasos en el mapa correctamente aunque sí creé una ruta manual aproximada a efectos solo de contabilizar la distancia y no me quedara un mes tan raquítico como estoy llevando mientras ya voy cavilando si procede incluir algunos tramos en otras rutas más extensas y de mayor enjundia, esperemos que sí.
En realidad se trató de una ruta con sentimientos encontrados, hubo de todo, de principio un largo trecho de calentamiento hasta Establiments, y nunca mejor dicho porque al llegar a la barrera y pese a no forzar en absoluto llevaba ya una buena calentura, en parte también por ir demasiado tapado, toca desembarazarse pues de alguna prenda y lo hago abajo por aquello de no querer parar hasta la cadena. Subo solo y paro arriba a ver si se presenta alguien y rodamos en compañía y sí, alguien aparece pero no tiene intención de seguir subiendo, bajará y se irá a Son Roca, según me comenta. Por mi parte tengo por delante mi próximo y particular reto, no me he sentido del todo mal en la subida y quiero intentar forzar un poco más la máquina y subir hasta las antenas a plato mediano y lo consigo, chutazo de adrenalina y eso me anima a seguir con el mismo desarrollo por el camino de montaña pero antes debo parar en la explanada para reabastecerme.
Estando allí se presentan unos cuantos, tres para ser más exactos, buenas máquinas traen, hasta una eléctrica aparece, también paran y charlamos un rato, inqueros de Inca dicen que son y quieren ir a la ermita pasando por la cumbre y la secreta. Casi es mi recorrido al menos hasta el pou de neu ya que desde allí quiero ir a investigar un posible itinerario para evaluar su idoneidad para la circulación. No tardo en estar por delante y pronto dejo de oírlos, cosa que me extraña un poco teniendo en cuenta que uno al menos va motorizado, de hecho llegué de una tirada al primer desvío de subida a la Fita y me marché para arriba después de esperar varios minutos sin verlos aparecer. Subí por el primer ramal para recordar esa subida y no tiene mayor aliciente que la segunda, quizás solo el poder asomarse a la boca del avenc por cuya vera pasamos, después llega a empalmar con la otra subida antes del repecho final en un tramo donde hay que tirar un poco de orientación, no está muy marcado.
Cuando llego arriba veo a lo lejos a los compañeros que ya han llegado y están merendando así que yo también paro y al acabar bajamos todos hasta el pou de neu por donde nos dio la gana obviando el sendero marcado, allí nos separamos y yo me quedé dando vueltas por allí durante unos minutos sin encontrar el supuesto sendero ni marca que lo descubra por lo que finalmente bajé tras ellos hasta el camino principal pero sin llegar a alcanzarlos. Una vez acabada la bajada me dispongo a volver a la Fita y después de rodar unos minutos me fijo en un cruce y me pregunto si será ése el trazado que estoy buscando, es un camino ancho pero muy deteriorado y con tal cantidad de árboles y arbustos que han crecido sobre él que hacen imposible la circulación y como suele suceder muere al llegar a un rancho de carbonero. Éste se encuentra encajonado entre peñascos y no me queda otra que comenzar un periplo que por momentos casi logra hacerme desistir de mi objetivo, podría haber mirado la pantalla para situarme sobre el terreno pero no lo hice, busqué una dirección que creí correcta y la seguí aún a pesar de tener que vencer una empinada cuesta rocosa con la bici a cuestas y que además me dejó al inicio del camino de carro por el que había pasado no hacía muchos minutos, lo que me quedaba pues si quería volver a la Fita era toda la parte más empinada de sendero hasta arriba, mucha paciencia hay que tener para aguantar esto y así, pasito a pasito, desandé lo andado a base de empujones y batues.
Esa piedra en la que dejé caer mis posaderas junto al pou me pareció casi un confortable sillón y me costó abandonarlo pero ahora el camino es prácticamente ciclable en un cien por cien hasta el porxo esbucat y más allá, eso ya lo había comprobado en una salida anterior pero hoy habría que hurgar un poco más en la bajada y lo primero es encontrar el cruce, no me fue difícil aunque no lo vi a la primera pero una vez localizado pude empezar el nuevo descenso. Hay de todo, la primera parte es factible pero al llegar donde hay que apechugar con la gran inclinación del terreno es donde se complica de verdad, y no solamente por el simple factor físico sino porque está completamente abandonado de cualquier mano, troncos caídos y enormes piedras dificultan no ya el rodar sino el simple paso, es la zona más desagradecida aunque por contra la más espectacular (hay unas fotos por ahí en el menú). Le sigue un paseo en zigzag por el bosque muy divertido antes de desembocar en uno de los viales de la carretera que sube a Sobremunt más o menos a mitad de camino.
Se ha hecho tarde pero mi grado de satisfacción es mayúsculo y decido tirar hacia el desvío de Son Malferit y volver por la vía directa y es ahí, en la parte más fácil y simple de la ruta donde tengo el percance, un llantazo en un tramo de piedras y casi buscándolo, vislumbré la posibilidad de problemas y pasé de ellos embistiendo sin remordimientos, insensatez que pagué después perdiendo una hora cambiando cámara y ajustando frenos que no sé cómo lo miré que creía haber doblado el disco obligándome a quitar la pinza para poder rodar, y digo creer porque después, ya en casa tranquilamente, lo he podido montar sin problemas y que de hecho fue lo que me animó a salir al día siguiente pero no a la montaña, y es que la cubierta de atrás está ya en esa fase de no aguantar nada, puede rodar pero a la mínima que la pinzas un poco te cargas la cámara y de manera que no vale la pena ni repararla tal es la magnitud de los cortes que provocas.
Esa hora medio tirado por ahí es lo que me dejó ese poso de amargor final que hará que me acuerde aún más del gran día de montaña pasado, y superado, también se podría decir, ahí los datos y las estadísticas tienen poco que decir. Y además para más inri se apagó el teléfono y perdí la traza que grababa con lo que no pude ubicar mis pasos en el mapa correctamente aunque sí creé una ruta manual aproximada a efectos solo de contabilizar la distancia y no me quedara un mes tan raquítico como estoy llevando mientras ya voy cavilando si procede incluir algunos tramos en otras rutas más extensas y de mayor enjundia, esperemos que sí.
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