Moros o cristianos

Hay días en los cuales las cosas salen bien porque sí, sin más, el sábado fue uno de ellos. No estaba dispuesto a salir solo y nada más tenía confirmación oficial de asistencia por parte de Manuel, Musaquillo en las redes, y como no sabía nada de Joan decidí averiguar la causa, al parecer algún tema de salud lo tenía apartado temporalmente pero ya estaba superado, entonces no había excusa y también se apuntó, y aquí se acaban los expedicionarios a no ser que Manuel se presente con algún colega, más no, está solo esperándonos en el banco sentado por si acaso nos da por llegar aún un poco más tarde aunque para nuestra satisfacción dice que solo han sido 5 minutos.

Partimos. ¿Hacia dónde?. Es difícil de explicar, Son Malferit, Font des Rafal, son caminos y sitios que todo el mundo conoce aunque en realidad es más una frase hecha que una realidad pero como tampoco me exigen un itinerario definido y concreto no hay problema en rodar hacia un sitio u otro. Ya en la primera barrera de Son Malferit encontramos a una pareja de bikeros pero más bien van de paseo viendo las indumentarias y las bicicletas y es posible que recularan desde allí mismo. Hubo otro encuentro un poco más adelante con un joven que dijo que iba a Planícia pero que comentó que no conocía los sitios que he mencionado antes y además la traza que seguía empezaba en el pueblo y continuaba por carretera y aunque le habíamos ofrecido el venir con nosotros preferimos que siguiera su camino a vernos obligados a relatarle un itinerario nuevo por sitios desconocidos con el consiguiente riesgo a retrasarse o perderse.

Pero antes de llegar al área recreativa encontramos otro bikero que también iba a Planícia pero que sí conocía el itinerario de la fuente por lo que le invitamos a venir con nosotros al menos hasta allí aunque después cambió de idea y se apuntó a nuestra ruta sin ni siquiera preguntar, iba con una eléctrica por lo que mucho problema no tendría ya no digo en seguirnos sino en realizar la ruta montado. La salida que tenía en mente era casi completamente ciclable ya que mientras íbamos recorriendo camino le introduje una variante que me pareció le añadiría mucho más atractivo.

Habiendo llegado a la fuente se trata de seguir las pistas por el interior de la finca que a medida que vamos subiendo y llegando al bosque se van diluyendo sobre el terreno y en algunos tramos hay que tirar de recuerdos concretos de anteriores pasadas y sí, la hicimos de una tirada sin apenas errores aunque no está exenta de dificultad en algunos tramos empinados que hay que superar con algo de suerte y mucho de fuerza.

Circulamos paralelos a la pared que separa bosque y zona agrícola durante un buen tramo hasta que llegamos al cruce de la bajada del pas de la Granja y es cuando entramos en el bosque y mientras vamos cambiando de fincas también pasamos por tramos de enlace más o menos visibles, a veces más a veces menos, y con numerosos cruces que pueden hacer dudar a los más novatos mientras voy haciendo fotos para poder localizarlos después aunque siempre rodables sobre la bici y es de agradecer. Entramos en Son Noguera y nos desviamos del camino en el forn tapat para acometer la rampa más dura y larga por el momento, circunstancia que no parece importar a quién va amparado por la tecnología mientras los demás llegamos donde podemos y como podemos.

Arriba paramos, comemos y descansamos antes de afrontar el reto principal del día, la medio subida del pas de Son Noguera, que sin ser excesivamente dura o complicada tiene su reto propio a superar, y como digo, solo es la mitad de la subida completa. Sea como fuere no nos va mal del todo y hacemos buena parte de ella montados y Manuel, que llega antes que yo a la barrera, no se libra de la broma por parte de Miguel, que evidentemente ha llegado mucho antes. La verdad es que el tema de las e-bikes genera mucho debate pero un aspecto que veo relevante es que la gran diferencia de tiempos existente en el mismo recorrido entre una eléctrica y una convencional puede generar problemas de convivencia entre los diversos miembros del grupo, no digo el primer día pero sí a lo largo de las semanas, ya que se debe esperar en demasía a los demás y eso creo que tiene que cortar bastante el ritmo y llegar a desesperar al más paciente, con lo que al final se unifican los grupos y cada cual por su lado, asistidas por un lado y clásicas por el otro o como se dice por aquí, o tots moros o tots cristians.

Se me ocurrió variar un poco la ruta a partir de ese momento y hacer algo que no había hecho y tenía ganas de comprobar ya que en los pases anteriores siempre era en sentido contrario y caminábamos bastante y la verdad es que me (nos) gustó bastante y es que sin ser especialmente técnico gusta de pasar. La pega para algunos es que hay que subir hasta el vértice de la Fita del Ram y aunque es un tramo bastante corto es empinado y para la mayoría es pateo, por eso Joan prefirió no hacerlo y quedamos entonces en encontrarnos más adelante, en la pared, mientras los demás recorríamos el itinerario previsto sin olvidar alguna fotillo en la cima que para eso se sube y hay que hacerlo constar.

Evidentemente más no vamos a subir ya pero el tramo hasta la pared es gustoso y al menos no me equivoqué, cosa que sí me ha sucedido al revés, y pudimos llegar al encuentro del compañero pocos minutos después. Él se había entretenido conversando con un grupo de féminas excursionistas que se sorprendieron bastante de ver alguna bicicleta por allí pero más me sorprendí yo cuando nos las encontramos camino de los chalés, evidentemente se habían pasado de rosca y habían dejado atrás el desvío hacia el paso, les vino bien encontrarnos y que las encamináramos correctamente (o eso espero). Menos contentos parecían los ciclistas que nos cruzamos, el primero que vi fue a una mujer que no iba del todo mal pese a llevar una montura no específica para esos caminos pero aún vi bastante más preocupado al siguiente, con una bici ya directamente enfocada al rally, con un manillar muy estrecho y ruedas claramente inapropiadas, su cara reflejaba mis peores presagios, pero ya el último era la confirmación definitiva, andando ya en ese punto y con cara de pensar ¿en dónde me he metido yo?. No seré yo empero el que diga que no puede hacerse, doy fe, pero de lo que estoy casi seguro es de que ahora mismo no lo repetiría.

Queda un kilómetro de asfalto (quizás algo más) hasta llegar al cruce de Sobremunt y en la primera curva nos topamos con un coche que subía y que casualmente el conductor conocía a Miguel y pararon a charlar, yo esperé un poco y continué y cuando llegué a la siguiente curva había otro coche parado con la conductora discutiendo con Manuel a grito pelado, en fin, no voy a reproducir la escena pero le vino de un pelo que no se lo llevara por delante con unas consecuencias que no quiero ni pensar, lo bueno es que al bajar Miguel comentó también cómo subía la pava, evidentemente el incidente no le provocó ni el más mínimo remordimiento de conciencia, y es que eso nos pasa por meternos “en una carretera de coches”, de tal calibre fue su exposición argumental.

Tras volver un poco a la calma nos dirigimos por el camino de tierra hasta la entrada de Bunyolí y sin mediar palabra cada uno afrontó la bajada a su manera y he de decir que me sentí muy cómodo durante todo el trayecto, disfrutando, sí, esta es la palabra exacta, del aplomo de la bici en toda circunstancia y notando que le podía haber exigido un poco más sobretodo en la segunda mitad donde se hace más necesario el pedaleo aunque en líneas generales quedé más que satisfecho y no digamos de la ruta completa que para ir casi de improvisación resultó un pequeño éxito, la necesitaba.


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