Va de bo

Voy leyendo los mensajes entre semana y me voy enterando de lo que se cuece para el finde entre la gente con la que me suelo mover. Mis viejos compañeros de muchas salidas preparan una ruta por las cercanías y veo que se apuntan varios que suelen salir los domingos lo que arrastra también a otros menos habituales, es una buena ocasión para hacer grupeta y me apunto. Corrijo, me apunto yo mismo pero sin confirmar asistencia, esta vez estoy seguro de que no me va a pasar lo de la semana pasada, sería ya mucha coña, lo único que tengo que hacer es estar en el punto de inicio a la hora que toca y por eso salgo tranquilamente de casa con tiempo suficiente para ello y llegar con unos cuantos kilómetros en las piernas a modo de calentamiento ya que la primera parte de la ruta es en ascenso, nuestra meta inicial es la mola de Sobremunt y eso implica no menos de una hora de subida y unos 600m de desnivel empezando por Bunyolí.

Llego a la hora en punto al sitio y… no hay nadie. La leche, otra vez no, habría que instaurar por decreto lo de los 5m de cortesía, no puede estar uno pendiente de los mensajitos mientras vas pedaleando, en fin, que no me queda otra que apretar un poco para poder pillarlos. En las rectas de asfalto de abajo no los veo pero al desviarme de la carretera sí que los tengo delante, no me hará falta sudar mucho para pillarlos, basta con ir solo un poco más rápido y los alcanzo en un periquete. Nos hemos juntado los del grupo del sábado, que son solamente dos, quién te ha visto y quién te ve, ¿qué se ha hecho de aquellos grupos cuando cada sábado éramos como mínimo una docena de participantes? Circunstancias que se dan, cambios que se producen, amistades que se pierden, quizás también ahora la visibilidad ha tomado otros derroteros, (basta ver la lista de blogs que permanecen activos, en realidad la botonera de enlaces que tengo en el blog es pura nostalgia), se requiere de una implicación activa, darse de alta, registrarse, abonarse en toda clase de redes sociales y todo ello repercute en un exceso de información de vuelta que raya en el agobio pero que te resuelven de forma muy eficaz el problema de tener que estar pendiente, así nos va.

Formamos un grupito bastante decente, hay alguno que también se ha reincorporado recientemente desempolvando la bici y que aunque no ha dejado de pedalear parece que le cuesta más de la cuenta cambiar de escenario, no hay problema, reagrupamos en la cadena donde se nos une también otro que medio había confirmado la asistencia y una vez estabilizadas las pulsaciones reanudamos marcha hacia las antenas. La subida, no por archiconocida es más fácil, requiere decisión y eso que es por asfalto, pero todo tiene su final y su recompensa aunque en este caso no en forma de vistas.

Tomamos aliento y partimos quedando yo en la última plaza junto con Román mientras el resto parece que se adelantan sin ningún pudor, el tema es que cuando llegamos al desvío de la secreta el compañero se mete por allí y yo tengo mis dudas, había entendido que se quería cumbrear y empezar la bajada desde arriba del todo pero como parece tan decidido me animo a ir con él más que nada por no ir a remolque de los demás aunque para ello debamos hacer el pateo correspondiente pero que nos deja delante de ellos. Efectivamente, cuando llegamos al clot de neu no hay nadie y aunque quiere partir enseguida le hago esperar un poco por si los compañeros vienen de arriba como así sucede a los pocos minutos.

¿Qué contar de la bajada? Que es técnica y requiere de destreza y de lo último no me sobra mucha por lo que mi última posición de partida no es casualidad aunque tendría que ser al contrario, voy a mejorar eso. Hubo algo de lío ahí, al parecer se celebraba una carrera pedestre y alguno de los allí presentes se encaró con algún compañero por lo de si podemos o no circular por esos caminos, la pega no fue la discusión en sí, sino las formas, aunque al final los ánimos se calmaron y no pasó de un simple rifirrafe.

La ruta continuó sin incidentes hasta el cruce de abajo, junto a la pared, para volver al camino principal y dirigirnos hacia la bassa, donde se encuentra el desvío que nos atañe, y más adelante el otro desvío para encararnos ya al camino que nos deja en la parte baja del bosc de Son Vich. Este camino no tiene tampoco desperdicio pero como el anterior, es muy técnico por su pendiente y curvas cerradas donde la pericia es obligada, no apto para todas las sensibilidades.

Abajo nos abandona Román que decide que ya tiene suficiente teniendo en cuenta que debe que volver a la ciudad, nosotros por nuestro lado vamos a tirar hacia Son Noguera para atacar desde allí la subida por la pista que nos vuelve a llevar arriba. Es más fácil decirlo que hacerlo, llegar a las inmediaciones de la casa no tiene complicación, el camino por el que circulamos acaba cerca de la divisoria pero solo hay que cruzarla para ir a buscar otra pista que nos lleve hacia la explanada de es Tomassos, esa era la ruta clásica pero últimamente se prefiere acortar un poco tomando el rampón desde el forn de calç hasta los campos de arriba, otra zona de pateo para la mayoría de mortales. Esta vez no hay descanso después del esfuerzo y partimos enseguida pista arriba con alguna rampa dura al principio pero que después se asienta un poco más permitiendo un pedaleo efectivo si hemos sido capaces de llegar hasta aquí con algo en la reserva, de todas maneras querer llegar arriba sin poner pie está solo al alcance de los más entrenados y también tener algo de suerte porque en las últimas curvas es donde más piedra suelta hay.

Ahora si que hay que parar sí o sí, el corazón acelerado y los pinchazos en las pantorrillas así lo requieren, alguno podrá añadir lo de comer algo o hacer unas fotos pero eso ya sabemos que son excusas baratas aunque como para la mayoría de los presentes el tema no es para arriba sino para abajo tampoco parece importar mucho. Sea como fuere volvemos a pisar el track ahora al revés para regresar al portillo en medio del bosque para lo que será nuestra última bajada y esta vez sí me voy el primero para abajo y al menos no haré el ridículo en público, no es una bajada que me asuste pero, aunque técnica y pedregosa, al menos no me hace bajar de la bici en muchas ocasiones, algún paso muy técnico por el rocamen o algunos escalones con resultado incierto son los causantes, con lo de las curvas cerradas ya ni meto porque eso es tema aparte y que tendría que ser capaz de resolver con algo de determinación y que siempre queda en el tintero, y así, metiendo todo el conjunto resulta una bajada lenta en comparación y llegan a pasarme todos sin excepción aunque no tan lejos como para tener que esperarme en exceso.

Vuelta típica por Son Malferit directos a la zona de reposición de líquidos donde al menos nos dejan contar las batallitas en voz alta sin cortapisas, parece que va incluido en el precio de la caña el desahogo.


No hay comentarios :

Publicar un comentario