Entre semana se había comentado y bastante la feria?, trobada? o como quiera que sea lo que se montó en Consell, al parecer habría un poco de todo y una de las maneras más eficaces de asegurarse la presencia de alguien es apelando directamente a su estómago, hasta yo me sentí tentado de acudir pero no solo y compartir mesa con algunos compañeros de fatigas me pareció de lo más aceptable pero ni tras largas horas de mensajes cruzados conseguí averiguar tan siquiera si habría o no ruta, ni mucho menos su (supuesto) punto de inicio así que me olvidé del evento y fijé mi atención en otro chat en el cual sí se había decidido ruta y aunque no pensara en realizarla al ciento por ciento sí al menos podría apuntarme en parte y aunque también tenía algunas dudas al menos lo que sabía (o creí entender) me pareció suficiente para no tener que preguntar nada.
Me acerqué por mi cuenta al punto de partida y me pareció raro que no hubiera nadie, ni vehículos ni bicis, ¿habrán partido antes de hora? porque es la hora en punto. Y dispuesto a averiguarlo puse buen ritmo desde el principio para ver si podría pillarlos, desde luego kilómetros había de sobra aunque sabiendo de mi capacidad de rodar fuerte quizás cuanta más distancia deba superar más lejos estarían. No los vi ni tan siquiera en la lejanía donde sí había un pelotón pero de extraños. No sé porqué pero no me sorprendió mucho ver los vehículos de los compañeros allí aparcados, justo en la salida, imposible ya la coincidencia y a partir de ese momento empecé a hilar un nuevo itinerario.
El numeroso grupo de bikeros que había visto por la carretera los pasé justo en el aparcamiento del inicio pero algunos de ellos me alcanzaron en el tramo de ascensión hasta la barrera que está a mitad de camino, me paré allí porque había otro grupo a los que conocía y cruzamos saludos y aunque no tenían una ruta clara programada quedamos en vernos en las mesas de arriba y acabar la ruta juntos. El resto de subida fue bastante entretenido porque pasaron todos los que venían por detrás y que siguieron por pista pero se debieron ir hacia el penyal porque ninguno apareció por el área recreativa, tan solo un energúmeno que parecía el guía de un grupo de corredores que se congregaron allí y a los cuales se dirigía a grito pelado, se ve que se les había perdido algún elemento. Al poco de marcharse esos aparecieron y los encaminé a que les siguieran pero no los vi muy convencidos, de hecho me preguntaron si había visto por allí un grupo “escandaloso”, cómo no verlo, y oírlo mucho más.
Ya convencido de que el grupo de bous no vendría me marché por la pista en dirección a mi punto de inicio del descenso, en este caso el elegido es Son Pou tras comprobar que está abierto al tráfico, hay un cartel arriba explicando el caso. Lo que no hay es gentío y en el poco tiempo que estoy allí calzándome las protecciones o comiendo algo no aparece nadie, entonces no me queda otra que bajar solo. Eso tiene efecto sobre el protagonista pero pueden ser totalmente diferentes según a quién nos refiramos, desde luego a mí y en ese día esa circunstancia me produjo retracción, creo que bajé con el freno de mano puesto, no con miedo pero sí más pausado y desde luego se tradujo en un crono bastante mediocre hasta para mí.
Más lento aún circulé por la pista de abajo y esperaba encontrarme con los AMA en Son Roig para obtener de primera mano cierta información sobre sus recientes actuaciones en los caminos y sabía que se habían apostado en cierta ocasión en ese punto pero ese día no estaban, más digo, las puertas de la casa también estaban cerradas aunque la pintura sí seguía colgada de la rejilla, quizás aún dure el negocio.
Yo tenía que volver a Palma y preferí hacerlo rodando sobre mis propias ruedas aunque tuviera que moverlas yo mismo y no satisfecho con hacerlo directamente decidí cruzar Santa María y dar un rodeo por Marratxinet para volver a empalmar con la carretera a un kilómetro escaso del pueblo, me quedaba otro hasta la rotonda pero ahora se puede circular con algo más de tranquilidad por esa especie de carri bici o arcén ancho que para el caso es lo mismo ya que no hay una separación física entre eso y la calzada, si te paras a pensarlo un poco te encuentras encomendándote a todos los santos sin darte siquiera cuenta, por eso me desvío enseguida hacia el párkin del centro comercial para ir a pillar la trasera de la urbanización que desgraciadamente sigue aún hasta los topes de basura, complicado que se retire de allí, creo que la veremos por muchos años. Salgo por los caballos y voy a rodar unos metros por asfalto hasta el desvío de Son Macià donde intenté un tímido esprint hasta las casas que no logró los resultados esperados.
Tras comprobar como se ha vallado el patio principal de la casa, también se han condenado las puertas y tapiado algunos huecos en un (vano?) intento de impedir el paso a los okupas me voy a rodar por la zona entre la urbanización y la autopista para llegar al campo de fútbol directamente y acabar allí el recorrido sobre tierra de la ruta, el resto será asfalto ya por calles que deberé compartir con vehículos motorizados de toda clase y condición, no ha lugar a comparación alguna entre esto y lo que he disfrutado no hace mucho, qué se le va a hacer.
Me acerqué por mi cuenta al punto de partida y me pareció raro que no hubiera nadie, ni vehículos ni bicis, ¿habrán partido antes de hora? porque es la hora en punto. Y dispuesto a averiguarlo puse buen ritmo desde el principio para ver si podría pillarlos, desde luego kilómetros había de sobra aunque sabiendo de mi capacidad de rodar fuerte quizás cuanta más distancia deba superar más lejos estarían. No los vi ni tan siquiera en la lejanía donde sí había un pelotón pero de extraños. No sé porqué pero no me sorprendió mucho ver los vehículos de los compañeros allí aparcados, justo en la salida, imposible ya la coincidencia y a partir de ese momento empecé a hilar un nuevo itinerario.
El numeroso grupo de bikeros que había visto por la carretera los pasé justo en el aparcamiento del inicio pero algunos de ellos me alcanzaron en el tramo de ascensión hasta la barrera que está a mitad de camino, me paré allí porque había otro grupo a los que conocía y cruzamos saludos y aunque no tenían una ruta clara programada quedamos en vernos en las mesas de arriba y acabar la ruta juntos. El resto de subida fue bastante entretenido porque pasaron todos los que venían por detrás y que siguieron por pista pero se debieron ir hacia el penyal porque ninguno apareció por el área recreativa, tan solo un energúmeno que parecía el guía de un grupo de corredores que se congregaron allí y a los cuales se dirigía a grito pelado, se ve que se les había perdido algún elemento. Al poco de marcharse esos aparecieron y los encaminé a que les siguieran pero no los vi muy convencidos, de hecho me preguntaron si había visto por allí un grupo “escandaloso”, cómo no verlo, y oírlo mucho más.
Ya convencido de que el grupo de bous no vendría me marché por la pista en dirección a mi punto de inicio del descenso, en este caso el elegido es Son Pou tras comprobar que está abierto al tráfico, hay un cartel arriba explicando el caso. Lo que no hay es gentío y en el poco tiempo que estoy allí calzándome las protecciones o comiendo algo no aparece nadie, entonces no me queda otra que bajar solo. Eso tiene efecto sobre el protagonista pero pueden ser totalmente diferentes según a quién nos refiramos, desde luego a mí y en ese día esa circunstancia me produjo retracción, creo que bajé con el freno de mano puesto, no con miedo pero sí más pausado y desde luego se tradujo en un crono bastante mediocre hasta para mí.
Más lento aún circulé por la pista de abajo y esperaba encontrarme con los AMA en Son Roig para obtener de primera mano cierta información sobre sus recientes actuaciones en los caminos y sabía que se habían apostado en cierta ocasión en ese punto pero ese día no estaban, más digo, las puertas de la casa también estaban cerradas aunque la pintura sí seguía colgada de la rejilla, quizás aún dure el negocio.
Yo tenía que volver a Palma y preferí hacerlo rodando sobre mis propias ruedas aunque tuviera que moverlas yo mismo y no satisfecho con hacerlo directamente decidí cruzar Santa María y dar un rodeo por Marratxinet para volver a empalmar con la carretera a un kilómetro escaso del pueblo, me quedaba otro hasta la rotonda pero ahora se puede circular con algo más de tranquilidad por esa especie de carri bici o arcén ancho que para el caso es lo mismo ya que no hay una separación física entre eso y la calzada, si te paras a pensarlo un poco te encuentras encomendándote a todos los santos sin darte siquiera cuenta, por eso me desvío enseguida hacia el párkin del centro comercial para ir a pillar la trasera de la urbanización que desgraciadamente sigue aún hasta los topes de basura, complicado que se retire de allí, creo que la veremos por muchos años. Salgo por los caballos y voy a rodar unos metros por asfalto hasta el desvío de Son Macià donde intenté un tímido esprint hasta las casas que no logró los resultados esperados.
Tras comprobar como se ha vallado el patio principal de la casa, también se han condenado las puertas y tapiado algunos huecos en un (vano?) intento de impedir el paso a los okupas me voy a rodar por la zona entre la urbanización y la autopista para llegar al campo de fútbol directamente y acabar allí el recorrido sobre tierra de la ruta, el resto será asfalto ya por calles que deberé compartir con vehículos motorizados de toda clase y condición, no ha lugar a comparación alguna entre esto y lo que he disfrutado no hace mucho, qué se le va a hacer.
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