Barro hasta las ojeras

Retomamos la costumbre de las salidas mtb de la mano de nuestro sherpa particular Dani que ha preparado una ruta por el puig de Son Seguí y aledaños. Me pasan la traza unos días antes y vislumbro alguna que otra variante que no he catado y puede que hasta me sirvan para mejorar mi propia ruta de la zona, solo eso ya es un magnífico acicate para no perdérmela pero poder compartirla es aún mejor por lo que mi presencia está asegurada, salvo causa mayor, evidentemente.

Suena el despertador a la hora indicada y la causa mayor no se ha producido así que no tengo excusa ninguna para no estar como un clavo a la hora prevista en el punto de reunión para la recogida y ya embarcados nos dirigimos al punto de salida. Casi siempre somos los primeros dado que Sito prepara con esmero la presentación del video correspondiente y graba allí la presentación así como la llegada de los diferentes integrantes de la expedición poniendo cara y opinión a cada uno de ellos.

Pito de salida y partimos, y tras algunos metros por el interior de la población no tardamos en adentrarnos en el primer camino rural que no tendría mayor incidencia si no conservara aún bastante del agua caída en la noche anterior lo que se traduce en barro y chapoteo, alguno lo tuvo que quitar a mano para poder continuar, toda la faena de limpieza y lubricación del día anterior al carajo. Había visto la traza pero no adiviné en qué sentido la haríamos, si horaria o antihoraria, y me pilló de sorpresa el primer repecho ya que se trataba de un sendero que siempre había realizado de bajada, nunca de subida, y hubo que meter mucho empeño en llegar arriba con dignidad sin haber entrado en calor prácticamente.

Tampoco llegamos arriba del todo porque hicimos un sendero de enlace horizontal hasta la siguiente bajada cruzando una pista de acceso a una de las propiedades de la zona, primera toma de contacto hacia abajo, otras más vendrían después. Una vez abajo enlazamos por el camino asfaltado hasta la siguiente subida, que tiene algunos tramos en el inicio bastante inclinados aunque no deja de tener su miga hasta arriba del todo. Hay que desviarse a la derecha para ir a buscar la zona llana del monte no sin antes tomar un desvío semiescondido a mano izquierda bastante divertido que llega a enlazar con la red de pistas de la zona, yo, como iba por delante, iba tirando por donde me parecía y al final nos congregamos todos bajo un árbol junto a la torre, y digo debajo porque fue cuando empezó a llover de veras y preferimos verla caer al menos un poco resguardados aunque no sirvió de mucho, la verdad, por eso tuvimos que partir sin esperar a que amainara del todo.

Cuando regresamos al camino principal no estaba seguro de por donde bajaríamos, hay dos bajadas muy cerca una de otra y fue por la del Rafal, camino al principio hasta la casita y sendero después que se convierte en un tobogán hasta el final. Tiene algunos tramos de roca desnuda que no auguraban nada bueno y alguien no paró de la manera más ortodoxa, el escorpión le llaman a esa pirueta. Alguna contusión y magulladura adornaban su cuerpo tras el lance, nada grave por el momento, continuamos.

Tenemos prácticamente a tiro de piedra el sendero que sube al monte de enfrente pero hubiera sido demasiado fácil el tomarlo, descubramos el sendero del Rafal que nos lleva hasta el depósito de agua y de ahí a ses Olleríes por la pista cementada. Había que volver pues de donde veníamos y ahí fue donde tuve la sorpresa ya que yo creía que el camino asfaltado de ses Coves llegaba hasta allí, no sé porqué pero es la idea que tenía, aunque evidentemente no es así y enlazamos por un camino de tierra que tampoco llega a contactar con esa amplitud, esa sorpresa me tuvo contento todo el día.

Así pues subimos arriba de manera directa aunque sin pedalear nada como es de suponer. Da gusto ver la cara de felicidad de algunos por estar allí por primera vez, no sé si hubiera sido igual si hubieran subido desde la carretera, está por ver, y tras las fotos y la xerrada de rigor volvemos sobre nuestros pasos hasta el paso para descender por un sendero entre paredes hasta el inicio de las rampas de hormigón donde hubo parada obligatoria por pinchazo y donde mi propuesta de aprovechar el tiempo para volver a subir arriba y bajar otra vez por la trialera se vio rechazada por unanimidad, argumentaron no sé qué de unas cervezas o algo así y puede que también lo de la lluvia, la ruta fue recortada por unanimidad, quedaba en el tintero el paso por Pòrtol y sus bajadas, y la idea de las cervezas iba mutando a café con leche calentito a medida que iban pasando los minutos que de hecho fue unánime una vez apostados bajo el toldo aunque alguno no pudo resistirse a la tentación de mezclarlo con algo más espirutoso, más que tentempié de final de ruta parecía el del inicio, solo que al mediodía. ¿qué pensarían de nosotros los clientes que se fueron acercando a tomar el vermut? Menuda pandilla de mataos, como mínimo, quina vergonya, pero que bien entró pal cuerpo.


P.D. no voy a comentar nada de la limpieza de las bicis para no liarla y por aquello de “todo lo que diga puede ser usado en su contra”, así que mejor calladito.


No hay comentarios :

Publicar un comentario