Partido a partido

Desde que circulo con la Rallon pocas veces he vuelto a coger la RR9.3, diría que más bien ninguna y si lo he hecho no ha sido para realizar una ruta de cierta enjundia, y de hecho no tuve ningún reparo en pasársela a un sobrino mío para que al menos siguiera en movimiento y aunque sí tuvo algunos momentos de gloria no tardó en quedar relegada en un rincón víctima de la inacción, y así me la volví a encontrar, daba pena, puños y sillín para el arrastre, cadena oxidada, sin patilla de cambio, necesitaba algo de cariño y opté por traerla otra vez a casa y recuperarla para la causa aunque en realidad no la quería para mí, ya conté que había salido con unos compañeros nuevos y a uno de ellos me interesaba que pudiera probar una bici mejor que la que lleva, soy consciente de que el mtb te puede enganchar con fuerza si dispones de una máquina que te pueda aportar buenas sensaciones, por ahí es por donde puede resultar la cosa.

Entonces lo que hicimos fue sustituir algunos componentes para mejorar el aspecto y el funcionamiento, bien fueran nuevos o recuperados, e intenté dejar regulados lo mejor posible los cambios, cierto que ese extremo debe ser refrendado en la práctica y me daba algo de intranquilidad en ese aspecto sobre todo por el modelo de maneta que lleva ya que es la integrada, freno y cambio conjunto, y es necesario algo de adaptación y lo que no quería es que se topara con esos inconvenientes de buenas a primeras sin algo de apoyo, de ahí vino la salida conjunta, que en realidad fue solamente de dos ya que los demás se desmarcaron, los demás de su camarilla, me refiero, ya que ni se me ocurriría plantearla al grupo visto lo que tenía de paseo y toma primera de contacto, y por tanto tampoco en sentido contrario, es decir, que se viniera con nosotros siendo tan primerizo. Mira si era suave la ruta que ni siquiera puse una tachuela en el itinerario, rodar por tierra sí pero sin forzar en absoluto.

Hicimos la escapada clásica por Son Macià hacia el camí de Muntanya y rodando por él hacia Planera dirección Son Pizá, todo llanito, llanito, pero se me ocurrió ir a hacer el sendero que circunda los bajos del puig de s’Estremera por aquello de salirnos un poco de las pistorras y así lo hicimos y resultó ser un buen, aunque corto, test de prueba a pesar de verse un poco trastocado por varios pinos grandes atravesados lo que provoca que le reste algo de fluidez. Pasamos por la urbanización y paralelos a la carretera vamos a buscar la salida por los depósitos o fábrica de vete tú a saber qué que hay al final y donde efectivamente se cumplieron las peores previsiones, si siempre se había podido salir bastante bien por las barreras o las rejillas ahora está un poco más complicado, se puede pero está más dificultoso.

No es muy tarde y vamos a alargar un poco más por eso al llegar al cruce de las vías nos metemos por el bosquecillo para salir por el apeadero y subir hasta el hospital donde hacemos parada y fonda en uno de los bancos del jardín delantero con toda la ciudad presente en el horizonte, nos quitaron el de sombra así que no estuvimos más de lo necesario expuestos a la solana y nos fuimos por el aparcamiento por el sendero hasta el camí de sa Cantina y allí decidimos no alargar más la traza y emprendemos el regreso y vamos a ver si es posible volver a pasar por el Rafalot, ya sabemos que cerraron todo el perímetro (ya me encargué en su día de comprobar todas las entradas y parece que siguen igual) pero si encuentro las barreras abiertas me cuelo, vale la pena el paseo por el interior, por ello volvemos a las vías y otra vez por el bosque hasta la carretera que solamente tenemos que cruzar para meternos por la pista paralela a las vías hasta la barrera principal del Rafalot y ahora sí sabremos si la que da acceso a los campos está abierta, pues no, y preferimos continuar hacia la urbanización en lugar de ponernos a saltar rejillas, otro día será.

Desde la carretera solo nos queda cruzarla y aprovechamos para rodear Palmanyola por detrás siguiendo el paseo peatonal hasta la otra carretera y enlazando con el camí de Passatemps sabiendo que será ya el último tramo de tierra que toquemos y no mucho más lejos después de empezar a rodar por asfalto nos desviamos hacia la carretera de Sóller y desde ahí hacia la Indioteria.

Creo que fue un buen día de test y toma de contacto que preferí fuera suave y gradual ya que las diferencias a nivel de sensaciones son grandes y no conviene empacharse de inicio, de todas maneras no puedo influir en la velocidad de asimilación de la nueva realidad, ya no depende de mí, lo único que puedo hacer es mostrarle algunos sitios que me parezcan los más adecuados para avanzar adecuadamente en esa progresión, partido a partido.


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