Barranc de Biniaraix 3

Se puede decir que el Barranc de Biniaraix, en el valle de Sóller, es un enclave que conoce cualquier mallorquín y que a nadie, sea local o foráneo, deja indiferente. Es una maravilla natural con un extraño encanto. Yo creo que radica en que no es agreste ni salvaje en su totalidad, sino que ha sido “domado” por la mano del hombre desde tiempo inmemorial por lo que vemos una intervención integradora con el entorno. Cierto que dicho así también es muy discutible, ya que se perdió hace mucho tiempo el aspecto original del paisaje, no solamente en ese lugar, sino en muchos lugares de la isla, al desforestar las fincas para cultivar otras especies arbóreas en bancales, por ejemplo, o para otros tipos de cultivos o actividades. Nadie puede discutir que esas no fueron intervenciones muy importantes sobre la flora salvaje. Lo que se valora ahora es cómo se hizo. En general usando materiales del entorno. Hay pocas casas grandes y sí muchos porxos. Un ejemplo parecido podrían ser las casetas de los carboneros, usando solamente piedras y carrizo. O los aujubs o balmes para el ganado. Nadie puede pensar que eso es una agresión al medio natural. Pongamos en el otro extremo algunas caçeres o campamentos de cazadores. Pueden autocalificarse de ecologistas pero son especialistas en llenar la montaña de desperdicios.

La gran ventaja es la facilidad de paso gracias al espectacular camino empedrado y escalonado, prácticamente de principio a fin, que lo recorre, siendo por ello muy transitado. Lo que vemos en el Barranc es explotación agrícola hasta dónde ha sido posible. No es extraño ver bancales para un solo árbol. Y las construcciones siguen un patrón mimético con el entorno; cuanto menos destaquen mejor. Por eso se impone una disciplina ejemplar con los casos flagrantes de agresión al entorno. Es de agradecer que esa protección no afecte a otras actividades que por ahora se realizan. Hay algunas que afectan poco al entorno, como el homenaje a Euler, organizado por un grupo de profesores; la Trobada pintors del barranc, que se realiza anualmente con una gran participación o una carrera de montaña; muchas de ellas cuentan con el respaldo o están organizadas directamente por alguna institución pública.

Otras en cambio son de carácter privado y al parecer son las más denostadas. Muchas son de carácter lúdico e implican la inserción de elementos extraños. La bicicleta es uno de ellos. El barranquismo podría ser otra de las de peor fama. Aquí una muestra de lo que opinan algunos sobre estas actividades, y parece que no se salva ni el apuntador.

Quién sabe; quizás dentro de poco haya que rectificar estas palabras.


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