Es el que estaba programado para el viernes aprovechando que era fiesta. Lo habían organizado de la siguiente manera: con varios coches y la furgoneta para subir las bicis hasta el Monumento de Na Burguesa para empezar a pedalear desde allí hasta la trialera de Bendinat. Como no estaba dispuesto a hacer varias bajadas pero tampoco quería dejar de dar pedales esa mañana, aunque me levantara bastante temprano, no me dí ninguna prisa y partí a buscar la bici que tenía en la oficina casi a las ocho y media, que era la hora que tenían previsto verse en Génova. Dado que me acerqué montado supuse, al llegar arriba, que estarían muy cerca de la trialera y que, por tanto, no tendría que esperar más de media hora como mucho. Craso error; fue casi una hora, por no decir más de una hora. Fibras rompió varias veces la cadena y no estaban muy lejos cuando llegué arriba. A posteriori he creído que podría haberles cogido. Y tendría que haberlo hecho ya que, si no lo hacía, bastaba esperarlos en la barrera y asunto arreglado. Al final los ví aparecer. Venía Jroman que quería probarse antes de la intervención y Tomeu. Bajaron y subieron otra vez cargados de bikeros y bicis, aunque eran pocos. Solamente Tomeu, Fibras, Nando y Joan botets. Tiramos para el coll des Pastors por la pista facilona donde me siento a gusto. Doy un tirón para ir un rato delante que ya llegará la hora de ir detrás.
En la trialera me quieren convencer de que me tire antes que ellos y no me presto. Nando sí y se lanza disparado. Yo creo que lo pillaron ya que solamente le dieron dos minutos de ventaja. Salgo el último y empiezo fatal, sigo fatal y acabo fatal. Me encuentro a Joan cambiando la cámara tras un pinchazo poco después de los zigzags con recto incluido donde me lo pensé otra vez, pero no aplico el dicho popular, ese que reza: “no lo pienses, hazlo” y vuelvo a rajarme. Le espero un rato no sé a santo de qué y sale antes pero ya con el timming fastidiado. Yo sigo a lo mío pensando que no era mi día, pero me consuelo al ver que tampoco me he caído ni he pinchado. Después de saber que había tardado unos veinte minutos me consolé al comprobar el gran margen de mejora que tengo.
Durante el rato que tardaron en ir a buscar los vehículos que tenían arriba Tomeu y yo nos dedicamos a probar todas las bicis que habían dejado los demás. Probé la Santa Cruz y me sorprendió que se sintiera más liviana de lo que su aspecto puede sugerir. De todas maneras, este es un comentario que debería corroborarse en un tramo mucho más largo del que se probó. Encima de la Cube parece que vas cabalgando sobre un caballo encabritado, y el tacto de la suspensión, muy flojo. La Kona de Nando, pequeña. Te sientes muy comprimido. No sé como se traducirá eso en una bajada, pero para las subidas parece bastante incómodo. Reitero que son sensaciones muy superficiales y sin ningún valor. Solamente en el caso de querer cambiar de montura o probar un componente en concreto se podría realizar (en el supuesto de que me la prestaran) una prueba más larga.
Ya no daba tiempo para otra vuelta y nos volvimos pitando a nuestros otros quehaceres, pensando ya en la carrera del domingo, ya que el sábado no habría salida de los Toys. Sí la habría pofera pero ya había decidido no realizarla, no por falta de ganas, por supuesto, sino para poder acometer alguna tarea doméstica, el típico apaño de fin de semana, como suele decirse, ya que el domingo quería asistir como espectador al evento de Génova.
En la trialera me quieren convencer de que me tire antes que ellos y no me presto. Nando sí y se lanza disparado. Yo creo que lo pillaron ya que solamente le dieron dos minutos de ventaja. Salgo el último y empiezo fatal, sigo fatal y acabo fatal. Me encuentro a Joan cambiando la cámara tras un pinchazo poco después de los zigzags con recto incluido donde me lo pensé otra vez, pero no aplico el dicho popular, ese que reza: “no lo pienses, hazlo” y vuelvo a rajarme. Le espero un rato no sé a santo de qué y sale antes pero ya con el timming fastidiado. Yo sigo a lo mío pensando que no era mi día, pero me consuelo al ver que tampoco me he caído ni he pinchado. Después de saber que había tardado unos veinte minutos me consolé al comprobar el gran margen de mejora que tengo.
Durante el rato que tardaron en ir a buscar los vehículos que tenían arriba Tomeu y yo nos dedicamos a probar todas las bicis que habían dejado los demás. Probé la Santa Cruz y me sorprendió que se sintiera más liviana de lo que su aspecto puede sugerir. De todas maneras, este es un comentario que debería corroborarse en un tramo mucho más largo del que se probó. Encima de la Cube parece que vas cabalgando sobre un caballo encabritado, y el tacto de la suspensión, muy flojo. La Kona de Nando, pequeña. Te sientes muy comprimido. No sé como se traducirá eso en una bajada, pero para las subidas parece bastante incómodo. Reitero que son sensaciones muy superficiales y sin ningún valor. Solamente en el caso de querer cambiar de montura o probar un componente en concreto se podría realizar (en el supuesto de que me la prestaran) una prueba más larga.
Ya no daba tiempo para otra vuelta y nos volvimos pitando a nuestros otros quehaceres, pensando ya en la carrera del domingo, ya que el sábado no habría salida de los Toys. Sí la habría pofera pero ya había decidido no realizarla, no por falta de ganas, por supuesto, sino para poder acometer alguna tarea doméstica, el típico apaño de fin de semana, como suele decirse, ya que el domingo quería asistir como espectador al evento de Génova.
No hay comentarios :
Publicar un comentario