Estaba animado y a la vez prevenido por lo que pudiera pasar frente a la visita que se iba a realizar al Clot d'Aubarca después de las últimas referencias de las que dispongo. Por diversas circunstancias ajenas a mi voluntad la mayor parte del grupo tenía otros planes pero era una oportunidad que no se podía dejar escapar, por eso desde primeros de semana ya lo tenía decidido, así que solamente me faltaban acompañantes. Tampoco se trata de acaparar toda la fama uno solo.
Así pues, con varios voluntarios dispuestos a lo que sea, y después de algunas deliberaciones de última hora para acabar de atar cabos, sobretodo respecto a la vuelta, quedaba todo preparado para el sábado por la mañana. Carlos, José Carlos, Juan y yo estábamos listos y a la hora (más o menos) en Caimari. Íbamos a subir a Lluc por el Camí vell. Buen principio. Hacía ya tiempo que no lo cataba. Algunos ya bajaban a las nueve de la mañana mientras nosotros empezábamos a sudar. Lo he disfrutado así como la bajadita de Son Amer.
Una vez reagrupados en la plaza de Lluc nos vamos a por el reto del día, el Clot d'Aubarca y más allá. En bicicleta solamente había pasado una vez pero como el acompañante de ese día no estaba por la labor nos dimos la vuelta sin llegar arriba. Hoy esperábamos que fuera diferente pero los carteles de la barrera no auguraban nada bueno, así pues, lo dejamos todo pendiente de la buena suerte. Los precedentes eran esperanzadores pero en las primeras curvas hemos visto subir un vehículo y no nos ha dado tiempo ni lugar para apartarnos de su vista. Amablemente nos ha pedido que nos fuéramos dándonos a entender que el sábado no es un buen día para pasear por allí y eso hemos hecho. Lástima, lástima, lástima.
De vuelta arriba hemos podido merendar tranquilamente en lo alto del pujol dels Misteris mientras nos lamentábamos de nuestra mala suerte. Había que activar el plan B rápidamente. Había barajado diversas opciones Biniatró por Alcanella (otro hueso); Ses Figueroles por Alcanella o directamente, con el inconveniente de la poca ciclabilidad de los caminos, muy sucios. Aunque siempre queda Comafreda. En este caso no hemos querido ir porque, aparte del canon a pagar, no nos ofrecía la ruta mucho más en cuanto a dificultad comparada con las otras opciones.
De nuevo en la plaza hemos encontrado un numeroso grupo de bikeros merendando dudando de quienes podrían ser. Al pasar los hemos saludado, eran de Inca y volvían a Pollença pero al comentar la idea de Alcanella nos han recomendado que no fuéramos, que era todo pateo, sin la menor opción de montar en bici. Me han confirmado lo que me habían dicho y al comentarlo delante de los demás ya no tenía excusa para ir y hemos desechado esa opción. La de Biniatró estaba ya descartada porque la salida por el torrente me es desconocida y no quería enmarronarlos buscando el camino. Así pues decidimos tirar por Ses Figueroles directamente y desde allí bajar a Binibona. Como nunca habían estado en ninguno de ambos lugares les daba igual bony o forat, confiaban en el guía.
El tema es que era temprano y quería hacer un poco de tiempo antes de irnos y hemos subido por la carretera dirección la Calobra hasta Son Macip para hacer la bajada por el GR hasta la Font Cuberta. Estaba en su punto, muy divertida. De nuevo para arriba hasta la gasolinera, copado el bar por ciclistas hasta los topes, para tomar la pista pegada a ella. Pica para arriba, pasamos el desvío y seguimos subiendo y ya me empiezan a entrar las dudas. Seguimos hasta el final donde hay una caçera hecha con una escalera y unos cables y yo como un ruc en que no es por ahí dudando si no teníamos que haber tomado el desvío. Juan veía camino (eso decía) pero ante mi indecisión no se aventuró más que unos pasos y se contagió de mis dudas por lo que volvimos atrás a explorar el desvío. Como es lógico fue un fracaso y volvimos a la primera pista pero sin llegar al final por lo que tuvimos que renunciar a buscar más y volvimos a la carretera para bajar a Caimari por donde habíamos subido.
Después, al volver a casa y tras consultar el track de la ruta y el que tenía de Ses Figueroles, se ve clarísimo sobre la pantalla. Si es que hay que hacer caso de lo que uno mismo escribe: “...y seguir la pista hasta el F_I_N_A_L”. El tramo recto que sigue después de la Bretxa vella fue el más difícil para todos. Estuvimos comentando si pudiera ser el llevar el rebote desajustado para ese tipo de terreno, demasiado lento, sin tiempo a recuperar. Lo cierto es que no dejó convencido a ninguno de los cuatro. En cambio los tramos que siguen los disfruté como un enano y sin nadie delante que me sirviera de referencia me marqué mis propios límites.
Al llegar a la carretera subimos hasta Son Canta para bajar por el tramo que siempre obviamos de subida y es lógico ya que tiene una pendiente exagerada en algunos puntos y unas curvitas arriba divertidas de pasar, solo si bajas, claro. Atravesamos la carretera y solamente nos quedaba el último tramo de camino hasta la carretera donde dejamos ir las bicis a toda velocidad únicamente interrumpidos por el tramo de escalones donde el camino da un giro amplio para superar el desnivel. Huelga decir que pasamos por los escalones. Con esas buenas sensaciones terminamos esa ruta que no tuvo los resultados esperados y hubo que improvisar sobre la marcha. Por eso en ese aspecto me quedó un regusto amargo aunque ya se sabía que el éxito dependería de la suerte y ayer no la tuvimos. Por lo demás que puedo decir, disfrutar de lo que me gusta en buena compañía no tiene precio.
Así pues, con varios voluntarios dispuestos a lo que sea, y después de algunas deliberaciones de última hora para acabar de atar cabos, sobretodo respecto a la vuelta, quedaba todo preparado para el sábado por la mañana. Carlos, José Carlos, Juan y yo estábamos listos y a la hora (más o menos) en Caimari. Íbamos a subir a Lluc por el Camí vell. Buen principio. Hacía ya tiempo que no lo cataba. Algunos ya bajaban a las nueve de la mañana mientras nosotros empezábamos a sudar. Lo he disfrutado así como la bajadita de Son Amer.
Una vez reagrupados en la plaza de Lluc nos vamos a por el reto del día, el Clot d'Aubarca y más allá. En bicicleta solamente había pasado una vez pero como el acompañante de ese día no estaba por la labor nos dimos la vuelta sin llegar arriba. Hoy esperábamos que fuera diferente pero los carteles de la barrera no auguraban nada bueno, así pues, lo dejamos todo pendiente de la buena suerte. Los precedentes eran esperanzadores pero en las primeras curvas hemos visto subir un vehículo y no nos ha dado tiempo ni lugar para apartarnos de su vista. Amablemente nos ha pedido que nos fuéramos dándonos a entender que el sábado no es un buen día para pasear por allí y eso hemos hecho. Lástima, lástima, lástima.
De vuelta arriba hemos podido merendar tranquilamente en lo alto del pujol dels Misteris mientras nos lamentábamos de nuestra mala suerte. Había que activar el plan B rápidamente. Había barajado diversas opciones Biniatró por Alcanella (otro hueso); Ses Figueroles por Alcanella o directamente, con el inconveniente de la poca ciclabilidad de los caminos, muy sucios. Aunque siempre queda Comafreda. En este caso no hemos querido ir porque, aparte del canon a pagar, no nos ofrecía la ruta mucho más en cuanto a dificultad comparada con las otras opciones.
De nuevo en la plaza hemos encontrado un numeroso grupo de bikeros merendando dudando de quienes podrían ser. Al pasar los hemos saludado, eran de Inca y volvían a Pollença pero al comentar la idea de Alcanella nos han recomendado que no fuéramos, que era todo pateo, sin la menor opción de montar en bici. Me han confirmado lo que me habían dicho y al comentarlo delante de los demás ya no tenía excusa para ir y hemos desechado esa opción. La de Biniatró estaba ya descartada porque la salida por el torrente me es desconocida y no quería enmarronarlos buscando el camino. Así pues decidimos tirar por Ses Figueroles directamente y desde allí bajar a Binibona. Como nunca habían estado en ninguno de ambos lugares les daba igual bony o forat, confiaban en el guía.
El tema es que era temprano y quería hacer un poco de tiempo antes de irnos y hemos subido por la carretera dirección la Calobra hasta Son Macip para hacer la bajada por el GR hasta la Font Cuberta. Estaba en su punto, muy divertida. De nuevo para arriba hasta la gasolinera, copado el bar por ciclistas hasta los topes, para tomar la pista pegada a ella. Pica para arriba, pasamos el desvío y seguimos subiendo y ya me empiezan a entrar las dudas. Seguimos hasta el final donde hay una caçera hecha con una escalera y unos cables y yo como un ruc en que no es por ahí dudando si no teníamos que haber tomado el desvío. Juan veía camino (eso decía) pero ante mi indecisión no se aventuró más que unos pasos y se contagió de mis dudas por lo que volvimos atrás a explorar el desvío. Como es lógico fue un fracaso y volvimos a la primera pista pero sin llegar al final por lo que tuvimos que renunciar a buscar más y volvimos a la carretera para bajar a Caimari por donde habíamos subido.
Después, al volver a casa y tras consultar el track de la ruta y el que tenía de Ses Figueroles, se ve clarísimo sobre la pantalla. Si es que hay que hacer caso de lo que uno mismo escribe: “...y seguir la pista hasta el F_I_N_A_L”. El tramo recto que sigue después de la Bretxa vella fue el más difícil para todos. Estuvimos comentando si pudiera ser el llevar el rebote desajustado para ese tipo de terreno, demasiado lento, sin tiempo a recuperar. Lo cierto es que no dejó convencido a ninguno de los cuatro. En cambio los tramos que siguen los disfruté como un enano y sin nadie delante que me sirviera de referencia me marqué mis propios límites.
Al llegar a la carretera subimos hasta Son Canta para bajar por el tramo que siempre obviamos de subida y es lógico ya que tiene una pendiente exagerada en algunos puntos y unas curvitas arriba divertidas de pasar, solo si bajas, claro. Atravesamos la carretera y solamente nos quedaba el último tramo de camino hasta la carretera donde dejamos ir las bicis a toda velocidad únicamente interrumpidos por el tramo de escalones donde el camino da un giro amplio para superar el desnivel. Huelga decir que pasamos por los escalones. Con esas buenas sensaciones terminamos esa ruta que no tuvo los resultados esperados y hubo que improvisar sobre la marcha. Por eso en ese aspecto me quedó un regusto amargo aunque ya se sabía que el éxito dependería de la suerte y ayer no la tuvimos. Por lo demás que puedo decir, disfrutar de lo que me gusta en buena compañía no tiene precio.