218

Necesitaría una confirmación por otra vía para corroborarlo porque el número me parece excesivo pero vi a Mateo contarnos (yo no lo he hecho), o sea, que es bastante difícil que se haya equivocado. En cualquier caso éramos muchos en la primera quedada Maifren celebrada esta mañana en tierras del Raiguer. Mateo había dado la cara por los distintos foros bikeros para anunciar y reclamar la presencia de todos los bikeros a ellos adscritos y pardiez si ha dado resultado, mientras el resto de compañeros de grupo se han repartido diversas tareas, tanto logísticas como de señalización y guía. Había visto el track de la ruta y me fijé mal, creía haber visto que subíamos por Oliclar, hacer cima y bajar a la Font Figuera pero me equivoqué. La ruta elegida era por Sollerich, aprovechando la apertura de los viales que por allí se ha realizado.

O sea que puntualmente va llegando gente a Binissalem hasta formar una buena congregación. Trabucats, Ermassets, Pobleros, Poferos, Toys, Llucmabike, Algaidimonis, Tira-tira, Tramuntanaenduro, Webbalear, Kinpedal, Bous Bufats, Maifren por supuesto, gente de por libre, Jauja, l'amo Andreu, Minguillón, Arenas, Joselinx y muchos otros de los que no tengo conocimiento preciso han conformado un abultado pelotón que ha empezado a desplazarse por las reviradas calles del pueblo buscando una salida en dirección a Lloseta.

No llegamos a entrar en el pueblo, nos encaminamos hacia el Clot d'Almadrà rápidamente pero el ancho de la vía y el cómodo firme permitía un poco de relajación y compadreo. Apelotonamiento en la barrera después de la cuesta de cemento y sorpresa para mí al llegar a la siguiente ya que no hay que cruzarla porque se ha señalizado un itinerario GR nuevo por el interior de la finca. Hay de todo, tramos sin trazado aparente, tramos con el piso más elaborado y tramos de pista hasta llegar a la Placeta d'en Sión ayer ocupada por numerosos vehículos de gente que merodeaba por la finca. No llegué el primero pero no vi momentos de tensión ni oí quejas o sea que todo estuvo bien.

Iniciamos descenso rápido hacia las casas, las rodeamos y seguimos hacia la Font Figuera y el camino en restauración, que pasamos sin inmutarnos. La verdad, egoísticamente lo prefería como estaba antes pero he de reconocer que su estado original es el que ahora aparece. Al final, junto a la barrera de salida, pasado ya el torrente, instalaron una parada para repartir viandas al personal, pan con sobrasada, pastelitos, bebida azucarada y cervezas. Bocados, tertulia, saludos con algunos que iban apareciendo que aún no había visto y foto de grupo, aunque me parece que no había objetivo capaz de enfocar a tanto personal.

Salí de los últimos de la zona e hice parte de la subida con Miki de Tramuntanaenduro con el que departí hasta que dijo basta (basta de subida, me refiero. No se sentía bien y prefirió parar a recuperarse). Yo continué, subía cómodo a plato mediano sin tener que forzar para no ir atrancado, y así llegué hasta el aparcamiento donde esperé a que llegaran Carlos y Juan y saber si éste continuaba ya que está un poco perjudicado. Dijo que continuaba, o sea que volvimos a salir de los últimos, excepto algún grupo que parecía que no lo tenía muy claro.

Subida buena la que resta hasta el Pouet pero también facilona al fin y al cabo, cementada en mucha parte del recorrido y donde no lo está, muy pisada. Hay que favorecer el acceso de los vehículos lo más cerca posible del castillo, hay que tenerlo en cuenta. Unas cuantas motos de enduro nos pasaron en ese tramo.

Cuando llegué al punto de reunión la gente estaba decidiendo por donde bajar, si por las escaleras del Castell, si por la pista o hacia Orient como señalaba alguno. Yo lo tenía claro, pista, la bici que llevaba no me permitía ni bajar un escalón. Es una rígida con la horquilla petada con lo que me va bien para rodar por zonas más o menos llanas o algo bacheadas pero hay que huir de los escalones. Y así, mientras Carlos y Albert buscaban la razón de los males de la SC, Juan cambiaba la cámara y yo saludaba a un viejo amigo motero los demás se fueron yendo quedando arriba cuatro gatos hasta que decidimos bajar, aunque no hubo uniformidad en el recorrido, cada uno se metió por donde quiso y donde le vino en gana, y así hasta abajo. Lo único que no me gustó fue la parte final del asfalto porque tiene unas curvas muy reviradas, sin visibilidad, y los frenos que llevo van muy justos para parar rápido, esa fue la parte donde casi nos comimos el coche de la Guardia Civil que subía, hasta creo que se asustó más que nosotros.

No tiramos por la dirección correcta al llegar abajo y nos fuimos al pueblo con lo que no nos quedó más remedio que hacer unos kilómetros de carretera hasta pillar el Camí des Raiguer donde ya fuimos más tranquilos. Yo, en estas concentraciones, si me sé el recorrido me lo tomo con bastante calma. Fuimos encontrando a algunos por el camino que también andaban un poco despistados y agrupados llegamos al punto de reunión. Ya quedaban pocos y nosotros no teníamos tiempo para más por lo que no tardamos mucho en partir.

Fue una buena salida, corta y sencilla, lo ideal para contentar a un grupo numeroso, muy numeroso, con guinda final opcional para el que la quisiera degustar. Eso propició que no hubiera tampoco retrasos por averías aunque puede que algunos se retrasaran o incluso abandonaran por algún motivo mecánico. Si así fuera no sería yo quién debiera valorar esa circunstancia. Así pues, enhorabuena al grupo Maifren por permitirnos compartir entre todos ese buen día de ciclismo.

Ah, y aquellos que no pudieron venir por no estar en condiciones que sepan que nos acordamos de ellos.


Así da gusto

Me acosté el viernes con la idea de dar una vuelta por la Comuna de Bunyola pero cuando me levanté había cambiado de idea, la Mola de Son Pacs me parecía mejor opción, y no me equivoqué. Nada de coches, saldríamos en bici desde casa, tampoco íbamos a ir tan lejos. Nos vimos un poco más tarde de lo que quedamos en un principio debido a un retraso mío sin importancia, pero no se iba a ir sin el guía. Nos fuimos rodando hacia el hospital Son Espases donde habrá que esperar a que acaben las obras del puente nuevo para volver a tener continuidad en el carril bici. Llegamos al Parc Bit y cogemos el camino que nos lleva hasta Ses Rotgetes donde no nos queda más remedio que volver a salir a la carretera ya que el día que fui a investigar por las alturas de la urbanización no encontré por donde meterme aunque es muy probable que exista paso al menos hasta Son Bauzà. Es un tema que queda pendiente para otras fechas de momento nos fuimos a Esporles por carretera.

Hacíamos cábalas sobre cuando empezaría a llover, la previsión era de que lo haría a las nueve y eso pasó más o menos aunque lo que cayó no llegó a pasar de ligera llovizna, cuando llegamos a Son Cabaspre prácticamente estaba seco. Sudé la gota gorda hasta llegar al Coll de sa Basseta, había mucha humedad en el ambiente y gracias que refrescó bastante a partir de allí cuando empezamos el pateo, el interesante paseo hasta el Pas de Son Cabaspre, uno de esos itinerarios de los que piensas que vas al contrario de lo que deberías. Sigue subiendo después de pasar la pared pero ya se puede empezar a montar, y eso hicimos, aunque las piedras mojadas no ayudaban mucho que digamos, pero el fresco que hacía por allí nos revivió un poco.

Cruzamos la mola, esta vez no hubo paseo hasta la cima, y nos fuimos directos hacia el Puig des Boixos, más que nada porque ya teníamos hambre y queríamos comer ya. El cielo se había abierto y pudimos hacerlo al calor del sol, estábamos en la cumbre de la ruta y empezaba una parte totalmente distinta. Pisteo hasta los aljibes, con fotos de rigor, y desvío por el portillo. No me acordaba de lo bueno que era ese tramo, qué pasada. Y el camino ancho, memorable. Que corto que se hace en ese sentido, en pocos minutos estábamos en el Estret, aunque yendo con Carlos siempre hay que contar con esos tiempos muertos en los que va retratando todo lo que encuentra interesante, ya sea persona, animal o cosa.

No sabía que hora era ni me importaba cuando comenzamos a subir el asfalto hacia Pastoritx. Cerca de la barrera bajó alguien con un vehículo pero no nos dijo nada y pudimos seguir sin problemas. Desvío por la pista hasta el torrente por donde continuamos a su vera por un tramo de camino empedrado que parece morir en su cauce. A partir de ese punto hay que seguir el sendero que parece haber sido limpiado entre el carrizo por lo que es bastante practicable. Nos entretuvimos en un paso donde en un primer momento nos arrugamos pero que después de varios intentos logramos pasar. Es lo que tiene no ir a machete. Alguno me ha pedido que le guíe por la zona y de cada vez estaba más convencido de que estábamos haciendo el recorrido en el sentido correcto ya que en un principio pensé en recorrerla en sentido contrario. Lo único que no me gusta tanto es el tramo de asfalto inicial pero puede que surja alguna alternativa que lo haga menguar, aunque se tendrá que investigar anticipadamente.

Como esperaba ya no hay troncos atravesados en el camino por lo que pudimos pedalear a gusto hasta Raixa, aunque esto que he puesto, lo de pedalear a gusto, es bastante optimista ya que dado que mis problemas con la puntera del cuadro aún perduran no pude hacerlo en toda la mañana a plato mediano, saltaba la cadena al tensionar con fuerza y me tuve conformar con el pequeño.

Salimos a la carretera de Sóller y nos fuimos hasta el apeadero de Caubet rodando por las vías del tren aunque antes de llegar a la carretera de Santa María tuvimos que dejarlo pasar. Te metes por la urbanización que tienes enfrente hasta el final de la calle y después por algunas de las numerosas pistas y caminos que surcan Es Rafalot, siempre en dirección a Palma para entrar en terrenos de Ses Veles d'en Company y su famoso polígono, atravesándolo para tomar la larga recta hacia Son Reus, donde giramos a la izquierda para revolotear un poco alrededor del cubo y volver a Palma por el Camí de la Fita hasta la Indiotería donde empieza ya el recorrido urbano.


Acabaremos?

Unos amigos me habían propuesto acompañarles en una salida casi de iniciación el sábado, no son noveles pero habían tenido la bici aparcada durante un tiempo. Querían subir el Bunyolí y poco más para ir probando y yo aproveché para acompañarles y de paso ir a investigar un poco más allá la bajada hacia Puigpunyent, aquella que no hicimos hace unas semanas tentados por un bikero que nos encontramos por esos montes.

En un principio se trataba de recorrer completa la ruta que tengo pensada pero a la vista de la asistencia ya veía que no sería posible, al menos con todos los asistentes, por lo que me veía haciendo la última parte de la ruta en solitario. Nos encontramos en el Secar de la Real donde llegamos pedaleando Carlos y yo con los dos brothers Félix y Jose que llegaron con vehículo para partir hacia Bunyolí, últimamente muy visitado, aunque eso va por etapas, puedes ir cuatro semanas seguidas y después no aparecer por ahí en tres meses, y ya antes de traspasar la primera barrera ya tenía la bici patas arriba. Alguno se fijó en que la rueda trasera no está alineada con el basculante y nos paramos a averiguar porqué. Soltando la rueda del cierre se ve claro, la puntera sigue demasiado abierta para un eje de nueve, baila por un lado y al apretar queda desalineada. Por ahora no se puede hacer nada y seguimos. No mucho porque unas curvas más arriba oigo un crack y me giro esperando ver el cambio partido pero no, solamente ha sido un radio que sacamos con la llave. Félix y Jose se van mientras Carlos me apaña la llanta lo suficiente para poder continuar.

En eso que vienen por el camino las dos parejas de bikeros que nos encontramos la semana pasada, vuelven a entrenar por las inmediaciones. Partimos y debo pararme un poco más adelante al notar un tope en los pedales, menos mal que solamente es el trozo de radio que hemos dejado en el ojal que se engancha con los piñones. Lo doblamos con los alicates y para arriba. La verdad es que algunas veces se agradece que Carlos transporte todo ese arsenal de herramientas.

Esperaba que no tuviera más contratiempos y poder proseguir sin problemas el resto de la ruta. Alcanzamos a una de las chicas que decide poner pie a tierra al sobrepasarla. Después explicaba en la barrera que estaba subiendo con el plato mediano hasta que no pudo más. No me metí en la conversación pero hacer media subida con el mediano y el resto andando no me parece que sea una buena dosificación de fuerzas pero allá cada cual con su librillo. El que no había parado a darnos palique y había subido a ritmo era uno que ya volvía atrás y coincidimos en el momento de descanso, era Joanet maifren entrenando en solitario después de una noche de marcha.

Tocaba proseguir hacia arriba nuestro grupo mientras todos los demás iniciaban la retirada y como es de suponer a los más desentrenados les cuesta bastante llegar hasta Sobremunt aunque con el aliciente de que allí se acaba la subida. Y así, a tirones, vamos llegando al cruce. Y de allí a Ca na Lluïsa y el Pouet. Como viene siendo habitual el candado de la barrera está abierto y pasamos sin problemas aunque por la pista superior nos encontramos un pequeño rebaño de mulos? burros? asnos? La verdad es que no lo sabría decir con seguridad pero lo que nos reímos viendo a alguno pedalear con ganas fue poco.

Superado el incidente nos preparamos para lo que debía empezar a ser el descenso. Lo primero es el sendero sin apenas dificultades tras atravesar el segundo portillo aunque esté cerrado. Empiezan desde allí unas pistas que hay que seguir hasta las casas donde encontramos un cruce de caminos al otro lado debiendo tomar el menos evidente, de hecho fue el último que tomé cuando lo descubrí. Me acordaba vagamente de que había un coche por allí tirado, esta vez no lo vi, Carlos si, intentando como estaba poder llegar arriba sin poner pie, pero no lo conseguí, hay demasiados piedras. El tramo que viene a continuación es un poco especial, con esos virajes entre las rocas, creo que no lo he visto aún en otro lugar de la isla.

Ahí enfrente, tras el portillo, se encontraba lo que debía ser la bajada del día. Sigue más o menos como la recordaba, no muy difícil pero en un terreno que no podría calificarse como de trialera sino que es más bien freeride, es decir, fora camí, aunque puede seguirse sin problemas en su mayor parte. Decir que no gustó nada a mis acompañantes, es más de técnica y a ellos les gusta más la velocidad, aunque lo llevaron bastante bien y las críticas fueron constructivas, es de agradecer.

Enlazamos con la carretera y nos fuimos directos al súper. Allí compré algo de comida porque iba limpio y como estaba cantado los demás volvieron por carretera pero yo tenía que seguir adelante y probar la variante nueva, que sería llegar hasta Calvià. Me fui por carretera para acortar y tomo el camino desde delante la barrera de Son Cortey y esta vez me voy hasta el final, hasta na Morruda. Una vez saltada la barrera entramos en la finca por una pista ancha que ocupa una especie de valle por lo que para salir tendremos que tirar de riñones unos cientos de metros antes de llegar al asfalto. Ahora la bajada es rápida siguiendo las indicaciones hasta encontrar el sendero que nos llevará hasta el pueblo. Rápido y divertido, solamente con algún paso un poco más comprometido, nos dejará abajo en un momento.

Esta última parte de la ruta es la más pestosa, por asfalto, aunque algunas opciones para reducirlo existen pero desde luego ayer no era el día para recorrerlas. Hay que lograr reducir el horario en la primera parte porque ahí se nos va el santo al cielo, para ello estoy barajando otras posibilidades para llegar a Puigpunyent que posiblemente sean más rápidas, aunque sigo pensando que la bajada que realizamos es más que interesante.


Xaragalladas

Este fin de semana tocaba Xaragallada por la zona de Palma y ya había hecho pública mi intención de asistir desde hacía semanas. El recorrido, según me dijeron, iba a ser el más clásico de cuantos pueden armarse por esos lares, es decir, subida por el Bunyolí hasta Sobremunt y más allá para ir a rodear la montaña desembocando en la ermita para bajar después por la pista de cemento hasta Son Ferrà y volver por Son Malferit como punto y final.

Más gente de Palma se ha sumado a la ruta, Juan, Carlos y Yarik, que retoma la actividad después del parón veraniego, aunque por el camino hemos ido incorporando más elementos, Juanga y Sandro, dos Maifren que salían a entrenar por las cercanías. También dos parejas de cicloturistas que conocían a alguno de los integrantes de nuestro grupo y que a partir de la barrera han venido con nosotros aunque en el desvío de tierra han quedado atrás y los hemos perdido de vista. Así como los maifren, cuando Sandro ha vuelto atrás a prestar una cámara a su compañero y hemos vuelto a quedar los que estábamos al principio.

Un poco de merienda y alguna reparación delante de “es darrer” para partir con más ganas por el pedregoso camino. Allí he notado que iba algo bajo de presión atrás pero he decidido que podía seguir sin problemas, como así ha sido hasta el desvío de la cumbre. Allí hemos parado a reagrupar y señalo la opción de desviarnos hacia arriba para hacer top. Ha habido un pequeño debate y los tres palmesanos aparte de mi deciden seguir recto y esperarnos en la ermita (iban en modo ahorro de energía), el resto decide subir aunque algunas quejas y exabruptos si que se han oído pero sin llegar a ser inconveniente para hacernos la foto oficial en el vértice (iba a poner geométrico, pero no, es geodésico).

La bajada ya ha sido otro cantar, hemos optado por la corta, es decir, la que no llega a cruzar la pared, y la verdad es que me pareció más fácil el día que fui solo, hoy he estado más espeso. En la vuelta por el camino principal ha habido un pinchazo y he aprovechado para hinchar un poco más la rueda trasera para evitar un posible llantazo. En la ermita hemos estado poco tiempo porque los que nos esperaban estaban ya aburridos. Carlos al menos se entretuvo en buscar por los rincones motivos curiosos que inmortalizar con su cámara.

Como era pronto y había gente que quería ver cosas nuevas les he propuesto bajar por la trialera que sale desde la pista principal y hemos ido todos para allá. A mí me ha parecido aún mejor que cuando la encontramos, más la parte de trialera que la zona rápida. Como la vez anterior me he pasado el desvío del cristo teniendo que volver atrás aunque son solo unos metros. Así y todo Juan ha tenido que rectificarme arriba ya que me he ido hacia la pared otra vez.

Muy buen tramo de bajada aunque ha sido donde hemos tenido el percance en forma de piña por parte de Xisco (el mtb no, otro). Se ha quedado enganchado con la bici y se ha llevado un fuerte golpe en la cadera con un rocón que estaba por allí camuflado, aparte de algunos rasguños en brazos y piernas perdiendo un poco de líquido vital. No ha sido en un paso complicado, creo que ha bastado una simple piedra para girarle el manillar y provocarle el vuelo. Tras varios minutos de descanso se ha recuperado lo suficiente para proseguir la ruta. Ruta que se ha hecho ya de una tirada hasta el área recreativa, Coll de s'Heura, Son Malferit, Sarrià y Palma, llegando a los coches prácticamente a la hora estipulada.

Próxima cita, si no antes, quedada Maifren.


Un poco de todo

El domingo no suele ser mi día habitual de salida aunque si se tercia y viene bien se puede repetir. Y repetí. Además con la ventaja de que hay un grupo que suele salir ese día y al que puedo acoplarme sin problemas aún sin avisar para compartir unas horas de buen pedaleo y compañerismo. Y así, sin pensármelo mucho, aparecí por el punto de reunión. No sabía quién iría porque habían tenido salida también el día anterior pero tampoco era ningún inconveniente, creo que al único que no había visto era a Gabi.

No tenían ruta programada y se nombró la enduro, está cerca, no es muy larga ni muy dura pero tiene para dar y tomar, tanto subiendo como bajando. Miki la conocía y apoyó la propuesta enseguida, los demás no opusieron resistencia, así que ya estábamos rodando en dirección Génova y de lo primero que nos dimos cuenta es del nuevo ramal que están haciendo enfrente de la entrada del colegio de Madre Alberta, y desde luego no es para bicis.

Partiendo de donde partimos se llega a punto de caramelo al inicio de la rampa importante ya pasado el golf y aún así tuve que poner un pie, estaba notando los kilómetros del día anterior, era evidente, pero no era cuestión de ir quejándose por tonterías, pronto llegaría la bajada y podría resarcirme. No la cronometré, por supuesto, la finalidad es otra, mucho más lúdica, lo que no quiere decir fácil, el primer tramo, el más empinado, es también el más roto y el que más atención y técnica requiere si queremos mantenernos encima de la bici. La segunda parte de esta bajada es una especie de torrentera muy rápida y pedregosa muy divertida que nos deja plenamente satisfechos, yo diría que con ganas de más, pero para eso habría que superar el paso intermedio, que no es más que un subidón de campeonato hacia lo alto de la sierra por una pista forestal.

Me confundí de calle, creía que era la de Santa Lavinya pero es la de Sant Tomàs la correcta. Sube el camino por una hondonada al principio aunque pronto enfila por la ladera buscando una mayor altura. Es superable en un cien por cien (casi) aunque ayer tuve que caminar algún tramo aparte del cementado. Las piernas me hacían chiribitas. Una vez arriba volvimos cresteando hacia el Coll des Pastors donde decidimos volver directos por el monumento, yo no quería más, no llevaba nada para comer pensando que haríamos una ruta más corta y solo esperaba que no se me acabara el agua. Sobreviví gracias a la caridad ajena y menos mal que la meteorología se mantuvo discreta y no nos castigó en demasía.