Mejorando lo presente

Nada hacía presagiar que el sábado no haría buen tiempo, había que aprovecharlo entonces y realizar una salida acorde con esa bonanza, una ruta de exploración estaría bien o más bien de exploración inversa, si lo queremos expresar correctamente. ¿y de qué trata eso exactamente? Pues de empezar desde el extremo contrario de donde se comenzó en la ocasión anterior, es decir, si antes lo hice subiendo esta vez lo haré bajando y por lo que pude comprobar en esa salida, posiblemente montado, porque esto es de lo que se trata, de montar en bici y aprender.

La aproximación no es excesivamente larga, se trata solamente de llegar a Bunyola, hay gente que se empeña en tardar poco más de media hora, yo tardaré algo más, simple adaptación de tu ritmo a tus posibilidades. Al girar la curva para encarar la subida veo a tres por delante que ya han salido y ya no me paro, si no se me escapan me pueden servir de referencia y puede que hasta los conozca pero no, los alcanzo enseguida y nunca los he visto, no diré que iban lentos, lento iba yo y los dejé atrás, así que sin nadie por delante a la vista se puede decir que subí solo hasta las mesas. Allí había dos mas a punto de salir Cocons abajo que no me vieron y dos excursionistas que merendaban en una de las mesas, ni se giraron y allí se quedaron, a mí me tocaba darme un garbeo por los alrededores y buscar alguna bajada conocida para ir calentando motores, opté por el bosque encantado y me encantó, disfruté como un chaval pese a no hacer un tiempo excepcional aunque mejorando mis registros evidentemente, esa mejora de seguridad y aplomo en el pilotaje me está dando muchas satisfacciones a muchos niveles.

En la parte de subida me alcanzó uno que subió tras de mi y que se fue por el caballo muerto que me comentó que venían otros por detrás pero oímos algunos gritos y no llegaron a la explanada, quizás tuvieron algún percance o avería, creo que debía ser algún grupo de Inca que también rodó por allí.

Yo volví al área recreativa para ir a tomar el desvío del penyal y empezar desde lo más arriba posible el descenso por el comellar, lo que más me interesaba era el paso intermedio y no lo bordé, mejoré sí pero no lo rematé, pendiente queda, el resto no presenta mayores quebraderos de cabeza aunque por ahí tengo otra visita por realizar pero la verdad es que cuando bajas la cabeza está en otras cosas, si no vas mentalizado de antes todo se te pasa, la concentración es máxima. Prosigo hasta la pista de subida donde podría haber hecho al menos dos tramos de camino viejo pero al no estar seguro de cuál era exactamente la curva donde debía desviarme opté por ir por el camino nuevo. El desvío lo he visto cientos de veces y hasta he ido a investigar y he vuelto atrás, a saber lo que vi o como estaba hace años, lo cierto es que no había vuelto y todo me parecía completamente nuevo, pues está regular, al menos se puede pasar en la mayoría de los tramos pero quién quiera una bajada limpia y rápida se puede olvidar, a duras penas pasa un caminante por allí y el carrizo campa a sus anchas, ni siquiera en su parte más baja con el camino en teoría de carro mejora las expectativas, me recuerda algunas de esas bajadas salvajes de Na Burguesa por las que paso de tanto en cuando para ver si alguien se digna limpiarlas y de las que tengo que rebuscar las trazas en el disco duro para acordarme de donde comienzan, de todas maneras de esta bajada no se ha dicho aún la última palabra.

No es muy tarde y decido para la vuelta llegar hasta el apeadero de Caubet sin pasar por el hospital y recorrer el último tramo de bosque antes de llegar a la carretera por la que continuo hasta Son Termens para enlazar desde allí con el camí de Passatemps para volver directo a la ciudad después de haber saboreado unos buenos itinerarios de montaña en un día espléndido también.


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