Día especial de Navidad. Jornada post excesos pero especial por ser la primera desde hace tiempo que no ha llovido, y además ha lucido el sol desde primera hora. No bastó el simple correo de Pepefz para convencer a la peña para salir a quemar las calorías de sobra ingeridas estos últimos días. La mayoría salió el sábado y supongo que mañana habrá más voluntarios. Yo como no salí so pretexto de unos supuestos recados de mi hija que al final no hicimos, pues tenía mono de pedales.
Nos hemos acercado a Valldemossa para subir en un principio hacia el Caragolí, pero visto como ha quedado el camino de subida al Pla des Pouet, con todo el piso removido y el agua bajando por él, y que la forma física de los participantes no era la más idónea para subir muy arriba, hemos ido de exploración hacia el Mirador de na Torta. En un principio un poco despistados, salimos desde el primer camino que encuentras a la izquierda entrando en el Pla des Pouet. Hay una subida ligera para llegar al mirador en pocos minutos. Es una miranda natural sobre las rocas, con unas paredes laterales pero sin pared frontal, por lo tanto, con peligro evidente. Muy visible desde la carretera como hemos podido comprobar después. Está prácticamente sobre la vertical de Son Moragues.
De vuelta al camino tiramos hacia abajo hasta un rotlo de sitja, donde acaba. Nuevo despiste, pero hemos optado por subir por lo que parece una torrentera sin marcas. Arriba enlaza con un camino de carro hasta el pou. Ahora sí hemos llegado al Coll de Son Gallard iniciando la bajada hacia Son Gallard. Hacía mucho tiempo que no la realizaba y aparte de un primer tramo muy pedregoso el resto es muy rápido y sin excesivas complicaciones, excepto un último tramo con una trialera muy técnica. Hemos bajado hasta la barrera no sin antes comentar el desvío que hay unas cuantas curvas más arriba. Según Pepe es un atajo del que seguíamos; yo digo que es un sendero que enlaza con un camino de carro que baja hasta Son Gallard, aunque probablemente confluya con el anterior antes de llegar a las casas. De hecho lo bajé una vez andando de excursión con mis hijos. No estaría de más llevar en estos casos unos talkies para poder separarse el grupo y no perder la comunicación, pudiendo explorar las dos alternativas, sin tener que estar pendientes de la cobertura de los celulares ni de su coste.
Como teníamos compromisos para comer lo hemos dejado para otro día, bajando directamente hacia ses Ermites Velles y después la de Trinidad. Tanto la carretera de bajada de esta como la principal surcada por numerosos cursos de agua dirigiéndose cuesta abajo. Así pues, salida corta, casi para estirar las piernas y respirar un poco de aire puro, disfrutar de la compañía y Pepe para ir acostumbrándose a la nueva montura, de la que sólo tiene elogios.
Nos hemos acercado a Valldemossa para subir en un principio hacia el Caragolí, pero visto como ha quedado el camino de subida al Pla des Pouet, con todo el piso removido y el agua bajando por él, y que la forma física de los participantes no era la más idónea para subir muy arriba, hemos ido de exploración hacia el Mirador de na Torta. En un principio un poco despistados, salimos desde el primer camino que encuentras a la izquierda entrando en el Pla des Pouet. Hay una subida ligera para llegar al mirador en pocos minutos. Es una miranda natural sobre las rocas, con unas paredes laterales pero sin pared frontal, por lo tanto, con peligro evidente. Muy visible desde la carretera como hemos podido comprobar después. Está prácticamente sobre la vertical de Son Moragues.
De vuelta al camino tiramos hacia abajo hasta un rotlo de sitja, donde acaba. Nuevo despiste, pero hemos optado por subir por lo que parece una torrentera sin marcas. Arriba enlaza con un camino de carro hasta el pou. Ahora sí hemos llegado al Coll de Son Gallard iniciando la bajada hacia Son Gallard. Hacía mucho tiempo que no la realizaba y aparte de un primer tramo muy pedregoso el resto es muy rápido y sin excesivas complicaciones, excepto un último tramo con una trialera muy técnica. Hemos bajado hasta la barrera no sin antes comentar el desvío que hay unas cuantas curvas más arriba. Según Pepe es un atajo del que seguíamos; yo digo que es un sendero que enlaza con un camino de carro que baja hasta Son Gallard, aunque probablemente confluya con el anterior antes de llegar a las casas. De hecho lo bajé una vez andando de excursión con mis hijos. No estaría de más llevar en estos casos unos talkies para poder separarse el grupo y no perder la comunicación, pudiendo explorar las dos alternativas, sin tener que estar pendientes de la cobertura de los celulares ni de su coste.
Como teníamos compromisos para comer lo hemos dejado para otro día, bajando directamente hacia ses Ermites Velles y después la de Trinidad. Tanto la carretera de bajada de esta como la principal surcada por numerosos cursos de agua dirigiéndose cuesta abajo. Así pues, salida corta, casi para estirar las piernas y respirar un poco de aire puro, disfrutar de la compañía y Pepe para ir acostumbrándose a la nueva montura, de la que sólo tiene elogios.
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