El sábado no tuve salida bikera con el grupo. Realizé una excursión turística clásica en la isla, mejor dicho, varias, ya que era un paquete conjunto entre varias empresas de transporte y de comunicación para ofrecer el viaje a un precio mucho más económico que si se hiciera de manera particular. Se trata de llegar a Sóller con el tren bajar al puerto con el tranvía y tomar la barca que nos lleva a La Calobra, aunque lo que nos interesa de verdad es acceder al Torrent de Pareis, al menos en su desembocadura. La única nota negativa que le pondría es el amontonamiento que se produce en la playa aún cuando espacio no falta.
Había mucha gente en plan turista pero también bastantes excursionistas que bajaban desde s'Entreforc y se unían a la tropa achicharrada que buscaba sombra desesperadamente. Pero lo que despertó mi curiosidad fue saber que existía un antiguo camino de acceso al torrente usado antes de horadarse los túneles modernos. Se encuentra justo al final del nuevo paseo y empieza a ascender junto a la caseta de información turística, enfilándose rápidamente a través de una encletxa natural espectacular. No llegué tan arriba como para ver el torrente pero sí para poder ver el paso en toda su magnitud. Lástima que no sea ciclable.
Ni el calor ni la falta de noticias de la peña el domingo me disuadieron de no salir el domingo, y me fuí a dar un vuelta por la zona boscosa comprendida entre la base militar General Asensio y Son Rapinya, muy frecuentada por moteros y descenders, aunque no ví a ninguno ese día. Me dediqué a bajar y subir por las rampas y también dar algunos giros, sobretodo a derechas. No hubo ruta propiamente dicha, simple pedaleo reparador.
Pero no fué suficiente para matar al mono del todo y por eso me volví a vestir de corto el lunes para irme ya un poco más lejos a pesar de no haber comido casi nada. Entré por donde había salido el día anterior y al llegar a la rotonda de la base militar decidí subir por la carretera. Había cogido ritmo y me encontraba bien. Pronto sobrepasé a un bikero de carretera que subía pesadamente muy despacio. A falta de un kilómetro para la cima ví que venía detrás, no muy lejos. Pensé que había revivido pero al llegar al Coll des Vent comprobé que era otro. Tampoco subía muy rápido porque en ese tramo debería haberme pillado y no lo hizo. Se paró y tuvimos una pequeña charla. Los que vinieron más tarde eran conocidos suyos y se unieron a la tertulia. Al final cada uno siguió su camino.
Yo quería ir al mirador en primer lugar. Esa pequeña cuesta que hay antes de llegar al desvío la recordaba muy interesante y tentadora, aunque para pasarla tuve que poner algún pie. Lo que sí encontré mucho más factible fué el tramo que nos lleva al Coll des Pastor; me refiero evidentemente al primer tramo más trialero. El segundo tramo es una pistorra sin complicaciones.
Al llegar arriba vi a dos bikeros que se iban hacia la pista de Bendinat y me crucé con ellos. Uno de ellos me saludó y oí un “hola, ...”. En ese momento no me dí cuenta de que me había saludado por mi apodo. Yo giré y salí tras ellos y fué cuando me percaté de ello, pero seguí sin reconocerlos, aunque con los cascos integrales era difícil. Decidí bajar por la trialera y comprobar de paso su estado ya que ha habido alguna polémica interna respecto a ello esta semana. Me preparé un poco y cuando estaba a punto de dar la primera pedalada veo que me estaba llamando uno que subía por la pista. Necesitaba una llave allen para apretar la potencia. Tenía la que le faltaba y lo pudo solucionar. Le pregunté si se había cruzado con alguien y me dijo que no; de todas formas ya era tarde para intentar coger a los dos que tenía delante. Él no bajaba por la trialera, su máquina era muy rally.
Yo sí, y me fuí para abajo. Sin problemas en el primer tramo por el bosque con una zona final con muchas piedras sueltas, donde a veces es difícil conservar el equilibrio, aunque no noté nada fuera de lo común. Tramo de sendero muy rápido, con zonas de piedras bien asentadas, hasta la zona repoblada y después hasta el cambio de vertiente. Donde me los encontré fué en la pendiente de tierra que no bajamos ninguno. Allí me contó un poco su historia y yo le aporté algunos datos. Seguidores de las páginas de mtb salen a hacer algunas de las rutas de las que allí se presentan. De todas maneras le animé a participar en ellas y si por tiempo, ganas o prejuicios no lo hacían le puse un poco al tanto de las diversas opciones que pueden interesarle, siendo la mejor manera de ponerse en contacto el foro. Todo ello en el caso de que lo estimen oportuno, claro está.
Me hicieron el dudoso honor de dejarme encabezar el grupo en el tramo siguiente, bastante exigente en cuanto a conducción. Tramo que se complica un poco al llegar otra vez al bosque y donde les saqué un poco de ventaja, aunque para ser su primera vez creo que lo hicieron bastante bien. Tampoco noté nada fuera de lugar.
Cuando se quitaron los cascos en la rotonda de Son Rapinya pude verlos bien pero no logré reconocerlos. Uno de ellos tenía solamente quince años. El otro es un poco mayor pero no mucho más. Es probable que volvamos a vernos y si no es así al menos que aprovechen el trabajo que buenamente seamos capaces de aportar.
Como son vileteros pudieron llegar a casa sin problemas; yo volví por la acera, ya de noche, pensando que quizás debería meter un chaleco reflectante en la mochila para estos casos, cuando ya se hace difícil distinguir un bulto sobre el asfalto y que será probablemente obligatorio a partir de ciertas horas.
Había mucha gente en plan turista pero también bastantes excursionistas que bajaban desde s'Entreforc y se unían a la tropa achicharrada que buscaba sombra desesperadamente. Pero lo que despertó mi curiosidad fue saber que existía un antiguo camino de acceso al torrente usado antes de horadarse los túneles modernos. Se encuentra justo al final del nuevo paseo y empieza a ascender junto a la caseta de información turística, enfilándose rápidamente a través de una encletxa natural espectacular. No llegué tan arriba como para ver el torrente pero sí para poder ver el paso en toda su magnitud. Lástima que no sea ciclable.
Ni el calor ni la falta de noticias de la peña el domingo me disuadieron de no salir el domingo, y me fuí a dar un vuelta por la zona boscosa comprendida entre la base militar General Asensio y Son Rapinya, muy frecuentada por moteros y descenders, aunque no ví a ninguno ese día. Me dediqué a bajar y subir por las rampas y también dar algunos giros, sobretodo a derechas. No hubo ruta propiamente dicha, simple pedaleo reparador.
Pero no fué suficiente para matar al mono del todo y por eso me volví a vestir de corto el lunes para irme ya un poco más lejos a pesar de no haber comido casi nada. Entré por donde había salido el día anterior y al llegar a la rotonda de la base militar decidí subir por la carretera. Había cogido ritmo y me encontraba bien. Pronto sobrepasé a un bikero de carretera que subía pesadamente muy despacio. A falta de un kilómetro para la cima ví que venía detrás, no muy lejos. Pensé que había revivido pero al llegar al Coll des Vent comprobé que era otro. Tampoco subía muy rápido porque en ese tramo debería haberme pillado y no lo hizo. Se paró y tuvimos una pequeña charla. Los que vinieron más tarde eran conocidos suyos y se unieron a la tertulia. Al final cada uno siguió su camino.
Yo quería ir al mirador en primer lugar. Esa pequeña cuesta que hay antes de llegar al desvío la recordaba muy interesante y tentadora, aunque para pasarla tuve que poner algún pie. Lo que sí encontré mucho más factible fué el tramo que nos lleva al Coll des Pastor; me refiero evidentemente al primer tramo más trialero. El segundo tramo es una pistorra sin complicaciones.
Al llegar arriba vi a dos bikeros que se iban hacia la pista de Bendinat y me crucé con ellos. Uno de ellos me saludó y oí un “hola, ...”. En ese momento no me dí cuenta de que me había saludado por mi apodo. Yo giré y salí tras ellos y fué cuando me percaté de ello, pero seguí sin reconocerlos, aunque con los cascos integrales era difícil. Decidí bajar por la trialera y comprobar de paso su estado ya que ha habido alguna polémica interna respecto a ello esta semana. Me preparé un poco y cuando estaba a punto de dar la primera pedalada veo que me estaba llamando uno que subía por la pista. Necesitaba una llave allen para apretar la potencia. Tenía la que le faltaba y lo pudo solucionar. Le pregunté si se había cruzado con alguien y me dijo que no; de todas formas ya era tarde para intentar coger a los dos que tenía delante. Él no bajaba por la trialera, su máquina era muy rally.
Yo sí, y me fuí para abajo. Sin problemas en el primer tramo por el bosque con una zona final con muchas piedras sueltas, donde a veces es difícil conservar el equilibrio, aunque no noté nada fuera de lo común. Tramo de sendero muy rápido, con zonas de piedras bien asentadas, hasta la zona repoblada y después hasta el cambio de vertiente. Donde me los encontré fué en la pendiente de tierra que no bajamos ninguno. Allí me contó un poco su historia y yo le aporté algunos datos. Seguidores de las páginas de mtb salen a hacer algunas de las rutas de las que allí se presentan. De todas maneras le animé a participar en ellas y si por tiempo, ganas o prejuicios no lo hacían le puse un poco al tanto de las diversas opciones que pueden interesarle, siendo la mejor manera de ponerse en contacto el foro. Todo ello en el caso de que lo estimen oportuno, claro está.
Me hicieron el dudoso honor de dejarme encabezar el grupo en el tramo siguiente, bastante exigente en cuanto a conducción. Tramo que se complica un poco al llegar otra vez al bosque y donde les saqué un poco de ventaja, aunque para ser su primera vez creo que lo hicieron bastante bien. Tampoco noté nada fuera de lugar.
Cuando se quitaron los cascos en la rotonda de Son Rapinya pude verlos bien pero no logré reconocerlos. Uno de ellos tenía solamente quince años. El otro es un poco mayor pero no mucho más. Es probable que volvamos a vernos y si no es así al menos que aprovechen el trabajo que buenamente seamos capaces de aportar.
Como son vileteros pudieron llegar a casa sin problemas; yo volví por la acera, ya de noche, pensando que quizás debería meter un chaleco reflectante en la mochila para estos casos, cuando ya se hace difícil distinguir un bulto sobre el asfalto y que será probablemente obligatorio a partir de ciertas horas.
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