Pues si, ¿pasa algo?. A ver si no vamos a poder ir adonde hemos pasado tan buenos momentos, sobretodo antes de probar cotas más elevadas; ya éso me parecía más que suficiente. Una serranía corta y baja según los estándares actuales pero con más posibilidades totalmente ciclables que otras con más metros.
En un principio no teníamos que ir por allí pero un viernes perro, perro por Menorca, con vuelta a deshoras incluida, me hizo optar por hacer algo saliendo rodando desde casa aprovechando ahora que casi están acabados los carriles bici. Mis compinches estaban esperando que les contara algo dada la escasa actividad de la lista durante la semana y quedamos acercarnos a Na Burguesa y aunque había pensado en llegar hasta las antenas de Calvià y bajar por la trialera hasta Palmanova hemos optado por hacer algo más cercano ya que Juan quería irse a ver los entrenos de los coches en Sóller y había quedado a la una y media con otra gente. La enduro (también conocida como la trialera Bendinat en estas páginas) estaría bien ya que tampoco la conocían y yo aprovecharía para ver si estaba tan estropeada como se ha comentado en los foros.
De lo primero que nos hemos dado cuenta es de que podemos ir desde casa (pongamos la Plaza Pedro Garau) hasta Son Dureta por los carriles bici, ¡hasta hemos estrenado el de las Avenidas! Y la verdad, me parece bien, desde luego hoy no había tráfico pero aunque lo hubiera habido tienes el carril bus de separación que te da mucha sensación de seguridad. Y como conductor debo decir que no creo que haya afectado ni mucho ni poco, más ha influido en la circulación el hecho de que la policía esté mucho más estricta respecto a la circulación por el carril bus; antes se ocupaba mucho más con el pretexto de tener que girar unos cientos de metros más adelante, ahora te sacan y te hacen girar cuando estás enfrente de la calle por donde quieres girar. Cierto que esto provoca retenciones en el carril de circulación pero sin graves consecuencias.
Pasamos también por delante del colegio San Cayetano a comprobar el tramo que ha generado tantas críticas entre los padres de los alumnos ya que se ha suprimido uno de los dos carriles que había para ensanchar la acera y meter el carril. No me parece mal. La pretensión de querer hacer prevalecer la comodidad de la descarga de niños justo delante de la puerta frente a la mejora de una infraestructura colectiva me parece que no tiene por donde cogerse. Creo más bien que es el colegio el que puede aportar alguna solución imaginativa. Poner un bus lanzadera con un punto de carga alejado, por ejemplo. Es lo que hacen muchos hoteles que están alejados de las playas para trasladar a sus clientes hasta la costa; quizás la EMT o la Consellería de Educación tenga alguna idea al respecto.
El paseo de viandantes de Génova también está acabado en cuanto a piso se refiere, aunque falta el equipamiento y ayer ya nos encontramos con algunos corredores y paseantes que lo utilizaban. A partir de allí empezaba nuestra ruta propiamente dicha, con la subida al monumento aunque sea por asfalto. En principio con alguna reserva dado el nivel de ingesta calorífica del día anterior que fue más bien escasa (menos mal de la media olla de macarrones que me encontré hechos cuando volví del aeropuerto) pero a medida que íbamos subiendo pude comprobar que iría todo bastante bien, a plato mediano y sin pasar agobios, aunque arriba se impone descanso (siempre con el pretexto de la consabida reagrupación, claro). En esas estábamos, comentando porqué Juan no acaba de rular fino pese a que físicamente no tiene nada fuera de lo normal, cuando aparece una furgo grande de la que se bajan tres chavales con tres bicis más o menos normalitas. En un principio pensé que venían a hacer descenso porque eso de empezar desde el monumento era la primera vez que lo veía, pero no, se fueron para arriba y se metieron hacia la casa. Uyyy, muy novatos son estos me parece a mí. Efectivamente, al momento volvieron sobre sus pasos y afrontaron con nosotros las primeras rampas donde ya pusieron pie a tierra. Poco después dejamos de verlos.
Carlos estrenaba calas y todo ese tramo de subida es idóneo para probarlas y comprobar la mejoría. No tuvo ningún problema y su única preocupación es saber cómo se comportará su rodilla cuando se baje de la bici debido a un problema físico en una de ellas. Con un terreno perfecto con algún charco y un día espléndido nos presentamos en el Coll des Pastor y seguimos cuesta abajo por la rampa de hormigón buscando el desvío al Mirador de n'Alzamora.
Venía un grupo de gente por la pista de la carretera hacia nosotros y uno de ellos íba en bicicleta y contó Carlos que le preguntó qué piñón debía poner en ese terreno. Son de estas cosas que te dejan un poco descolocado, como si te preguntara el del coche de al lado mientras estás parado en un semáforo qué marcha tiene que llevar para circular por las Avenidas, o algo así. Una absurdidad. Pero lo que a mí me interesaba de verdad era volver a pasar por el tramo de subida hacia el mirador, un tramo de estos que me gustan a más no poder, tanto de subida como de bajada, y que solamente aspiras a poder decir que lo has pasado de una tirada y sin poner pie. Ayer no fue ese día pero faltó muy poco. Me dejó contento.
Mientras estábamos en el desvío del mirador oí una voz conocida que se dirigía a mí; se trataba de una amiga de excursión en solitario por la zona y pudimos charlar un rato. En eso fue llegando el grupo del ciclista y también se pararon. Era de lo más variopinto pero el más original era el ciclista, un hombre mayor con una bici que no creo que vuelva entera a su casa. A la hora de partir me fijé en un detalle que me dejó más que sorprendido, iba con el manillar al revés, es decir, con la potencia dirigida hacia él y el tío tan pancho. Madre de dios, cuando se lo comenté nos partimos la caja, los demás no se habían dado cuenta; fue el mejor momento del día con diferencia. Después lo vimos partir hacia el mirador y el hombre parecía muy feliz, como si estrenara bici nueva.
Por nuestra parte queríamos volver arriba y partimos antes que Rafaela aunque nos pilló en la trialera donde estaba intentando convencer a Juan para que se tirara pero no lo vio claro y no la hizo entera. Después nos costó cogerla subiendo, la pillamos casi arriba del todo. Muy buen tren motor, creo que encima de una bici sacaría los colores a más de uno. Nos acompañó hasta el inicio de la enduro y la convencí para que bajara por allí ya que no la conocía y ya no la volvimos a ver. Había un grupo de moteros pero se iban a ir por otro lado. No se cómo está el asunto de la circulación con vehículos a motor por esos parajes pero no parecían muy preocupados por ello.
Al fin íbamos a bajar por la enduro otra vez, bueno yo, para Juan y Carlos sería la primera vez. Ya me habían advertido de su degradación y aunque en los primeros metros esté bastante bien antes de salir de la coma ya su deterioro es bastante evidente. La parte de pista por la zona reforestada se mantiene en buenas condiciones pero cuando llegamos al fondo, justo después del tobogán, vuelve a deteriorarse y la conducción se hace difícil por la gran cantidad de piedras que han quedado al descubierto. Hablando del tobogán, he de decir (porque no se puede decir otra cosa) que hice uno de los mayores ridículos de mi carrera. Hay un reportaje fotográfico que así lo demuestra aunque, al ser yo el editor, lo voy a censurar sin ningún pudor. Me queda el consuelo de que hice el ridículo intentándolo, no como otras veces, que ni a eso llegué. Lo de las rampas y toboganes no es una cosa que me vuelva loco ya que dejas de tener el control sobre la bici, baja sola, y si el miedo te puede, por poco que sea, la pifias. Ayer me pasó, me tiraba pero inconscientemente cruzaba el manillar para quedar encajado en el surco y pararme, me pasó unas cuantas veces y al final no pudo ser, en cambio los demás lo superaron sin problemas.
Juan ya se había ido porque lo esperaban para otra movida y nosotros dos nos pusimos en marcha después de hacer las últimas fotos. Quedaba el peor tramo hasta el desvío de la 374 y allí optamos por bajar por la pista, mucho más erosionada si cabe desde la última vez que pasé. En los túneles encontramos a Juan que había llegado hacía poco y los tres desandamos el camino de la mañana hacia Palma aunque, por las prisas que tenía, pronto dejamos de verlo y volvimos con más calma nosotros dos.
Entre volver a subir a Na Burguesa y el tema de la carrera de las cuatro horas y la Sense Aturar de Juan Mayol se me ha ocurrido una idea para una ruta un poco diferente de lo que solemos hacer habitualmente y que iré madurando poco a poco así como el recorrido que quiero que sea ciclable cien por cien. Esa es una condición indispensable para la ruta. Habrá más noticias sobre ello.
En un principio no teníamos que ir por allí pero un viernes perro, perro por Menorca, con vuelta a deshoras incluida, me hizo optar por hacer algo saliendo rodando desde casa aprovechando ahora que casi están acabados los carriles bici. Mis compinches estaban esperando que les contara algo dada la escasa actividad de la lista durante la semana y quedamos acercarnos a Na Burguesa y aunque había pensado en llegar hasta las antenas de Calvià y bajar por la trialera hasta Palmanova hemos optado por hacer algo más cercano ya que Juan quería irse a ver los entrenos de los coches en Sóller y había quedado a la una y media con otra gente. La enduro (también conocida como la trialera Bendinat en estas páginas) estaría bien ya que tampoco la conocían y yo aprovecharía para ver si estaba tan estropeada como se ha comentado en los foros.
De lo primero que nos hemos dado cuenta es de que podemos ir desde casa (pongamos la Plaza Pedro Garau) hasta Son Dureta por los carriles bici, ¡hasta hemos estrenado el de las Avenidas! Y la verdad, me parece bien, desde luego hoy no había tráfico pero aunque lo hubiera habido tienes el carril bus de separación que te da mucha sensación de seguridad. Y como conductor debo decir que no creo que haya afectado ni mucho ni poco, más ha influido en la circulación el hecho de que la policía esté mucho más estricta respecto a la circulación por el carril bus; antes se ocupaba mucho más con el pretexto de tener que girar unos cientos de metros más adelante, ahora te sacan y te hacen girar cuando estás enfrente de la calle por donde quieres girar. Cierto que esto provoca retenciones en el carril de circulación pero sin graves consecuencias.
Pasamos también por delante del colegio San Cayetano a comprobar el tramo que ha generado tantas críticas entre los padres de los alumnos ya que se ha suprimido uno de los dos carriles que había para ensanchar la acera y meter el carril. No me parece mal. La pretensión de querer hacer prevalecer la comodidad de la descarga de niños justo delante de la puerta frente a la mejora de una infraestructura colectiva me parece que no tiene por donde cogerse. Creo más bien que es el colegio el que puede aportar alguna solución imaginativa. Poner un bus lanzadera con un punto de carga alejado, por ejemplo. Es lo que hacen muchos hoteles que están alejados de las playas para trasladar a sus clientes hasta la costa; quizás la EMT o la Consellería de Educación tenga alguna idea al respecto.
El paseo de viandantes de Génova también está acabado en cuanto a piso se refiere, aunque falta el equipamiento y ayer ya nos encontramos con algunos corredores y paseantes que lo utilizaban. A partir de allí empezaba nuestra ruta propiamente dicha, con la subida al monumento aunque sea por asfalto. En principio con alguna reserva dado el nivel de ingesta calorífica del día anterior que fue más bien escasa (menos mal de la media olla de macarrones que me encontré hechos cuando volví del aeropuerto) pero a medida que íbamos subiendo pude comprobar que iría todo bastante bien, a plato mediano y sin pasar agobios, aunque arriba se impone descanso (siempre con el pretexto de la consabida reagrupación, claro). En esas estábamos, comentando porqué Juan no acaba de rular fino pese a que físicamente no tiene nada fuera de lo normal, cuando aparece una furgo grande de la que se bajan tres chavales con tres bicis más o menos normalitas. En un principio pensé que venían a hacer descenso porque eso de empezar desde el monumento era la primera vez que lo veía, pero no, se fueron para arriba y se metieron hacia la casa. Uyyy, muy novatos son estos me parece a mí. Efectivamente, al momento volvieron sobre sus pasos y afrontaron con nosotros las primeras rampas donde ya pusieron pie a tierra. Poco después dejamos de verlos.
Carlos estrenaba calas y todo ese tramo de subida es idóneo para probarlas y comprobar la mejoría. No tuvo ningún problema y su única preocupación es saber cómo se comportará su rodilla cuando se baje de la bici debido a un problema físico en una de ellas. Con un terreno perfecto con algún charco y un día espléndido nos presentamos en el Coll des Pastor y seguimos cuesta abajo por la rampa de hormigón buscando el desvío al Mirador de n'Alzamora.
Venía un grupo de gente por la pista de la carretera hacia nosotros y uno de ellos íba en bicicleta y contó Carlos que le preguntó qué piñón debía poner en ese terreno. Son de estas cosas que te dejan un poco descolocado, como si te preguntara el del coche de al lado mientras estás parado en un semáforo qué marcha tiene que llevar para circular por las Avenidas, o algo así. Una absurdidad. Pero lo que a mí me interesaba de verdad era volver a pasar por el tramo de subida hacia el mirador, un tramo de estos que me gustan a más no poder, tanto de subida como de bajada, y que solamente aspiras a poder decir que lo has pasado de una tirada y sin poner pie. Ayer no fue ese día pero faltó muy poco. Me dejó contento.
Mientras estábamos en el desvío del mirador oí una voz conocida que se dirigía a mí; se trataba de una amiga de excursión en solitario por la zona y pudimos charlar un rato. En eso fue llegando el grupo del ciclista y también se pararon. Era de lo más variopinto pero el más original era el ciclista, un hombre mayor con una bici que no creo que vuelva entera a su casa. A la hora de partir me fijé en un detalle que me dejó más que sorprendido, iba con el manillar al revés, es decir, con la potencia dirigida hacia él y el tío tan pancho. Madre de dios, cuando se lo comenté nos partimos la caja, los demás no se habían dado cuenta; fue el mejor momento del día con diferencia. Después lo vimos partir hacia el mirador y el hombre parecía muy feliz, como si estrenara bici nueva.
Por nuestra parte queríamos volver arriba y partimos antes que Rafaela aunque nos pilló en la trialera donde estaba intentando convencer a Juan para que se tirara pero no lo vio claro y no la hizo entera. Después nos costó cogerla subiendo, la pillamos casi arriba del todo. Muy buen tren motor, creo que encima de una bici sacaría los colores a más de uno. Nos acompañó hasta el inicio de la enduro y la convencí para que bajara por allí ya que no la conocía y ya no la volvimos a ver. Había un grupo de moteros pero se iban a ir por otro lado. No se cómo está el asunto de la circulación con vehículos a motor por esos parajes pero no parecían muy preocupados por ello.
Al fin íbamos a bajar por la enduro otra vez, bueno yo, para Juan y Carlos sería la primera vez. Ya me habían advertido de su degradación y aunque en los primeros metros esté bastante bien antes de salir de la coma ya su deterioro es bastante evidente. La parte de pista por la zona reforestada se mantiene en buenas condiciones pero cuando llegamos al fondo, justo después del tobogán, vuelve a deteriorarse y la conducción se hace difícil por la gran cantidad de piedras que han quedado al descubierto. Hablando del tobogán, he de decir (porque no se puede decir otra cosa) que hice uno de los mayores ridículos de mi carrera. Hay un reportaje fotográfico que así lo demuestra aunque, al ser yo el editor, lo voy a censurar sin ningún pudor. Me queda el consuelo de que hice el ridículo intentándolo, no como otras veces, que ni a eso llegué. Lo de las rampas y toboganes no es una cosa que me vuelva loco ya que dejas de tener el control sobre la bici, baja sola, y si el miedo te puede, por poco que sea, la pifias. Ayer me pasó, me tiraba pero inconscientemente cruzaba el manillar para quedar encajado en el surco y pararme, me pasó unas cuantas veces y al final no pudo ser, en cambio los demás lo superaron sin problemas.
Juan ya se había ido porque lo esperaban para otra movida y nosotros dos nos pusimos en marcha después de hacer las últimas fotos. Quedaba el peor tramo hasta el desvío de la 374 y allí optamos por bajar por la pista, mucho más erosionada si cabe desde la última vez que pasé. En los túneles encontramos a Juan que había llegado hacía poco y los tres desandamos el camino de la mañana hacia Palma aunque, por las prisas que tenía, pronto dejamos de verlo y volvimos con más calma nosotros dos.
Entre volver a subir a Na Burguesa y el tema de la carrera de las cuatro horas y la Sense Aturar de Juan Mayol se me ha ocurrido una idea para una ruta un poco diferente de lo que solemos hacer habitualmente y que iré madurando poco a poco así como el recorrido que quiero que sea ciclable cien por cien. Esa es una condición indispensable para la ruta. Habrá más noticias sobre ello.