He decidido repetir parte del recorrido del domingo pero en esta ocasión con un ritmo un poco más machacón una vez reconocido ya el terreno. Tuve que tomar algún relajante muscular debido a unas molestias en la espalda que he tenido durante la semana, por tanto me serviría también para comprobar su eficacia, que a la vista de los resultados parece que ha sido muy buena.
Sin perder mucho tiempo carreteando me dirijo lo más recto posible hacia Es Rafal vell y cruzo la calle Aragón para tomar el Camí d'en Maiol hasta s'Indioteria. Unos metros de carretera hasta el desvío de Son Macià y ya estoy fuera del asfalto para ir al encuentro del Camí de Muntanya. A partir de este punto repetí ruta hasta la carretera de Bunyola a Santa María. Único descanso para coger un poco de aire antes de meterme por un ramal de enfrente unos metros más abajo. Llego hasta el final y veo que puedo pasar por encima de unas piedras hasta el camino cementado que va a las casonas de la falda de la montaña pero no lo hago, vuelvo a la carretera y voy a buscar la entrada de esa especie de urbanización. Perfecto, tiene la barrera abierta y nada más cruzarla me desvío por el ramal de la izquierda que también da acceso a varias casas, alguna sin finalizar su construcción. El camino continúa como sendero durante un tramo y después vuelve a ensancharse antes de llegar a una intersección.
En un principio tiré hacia abajo pero decidí que tenía tiempo suficiente para ir a investigar un poco hacia arriba. El camino se empina bastante en un duro repecho inicial y también al final, cuando coronamos un pequeño coll, donde empalmamos con otro camino parecido al anterior y que plantea la misma duda: ¿hacia arriba o hacia abajo? Ya que estamos, pues hacia arriba. Pasamos cerca de un porche que me recuerda enormemente la estación de tren de Son Sardina y el camino vuelve a empinarse en otra cuesta aún más larga y me veo obligado a poner pie. Ahora iba en dirección contraria a Bunyola por lo que no sabía muy bien por donde saldría. De repente aparece un vértice geodésico escondido entre los árboles. Realmente no me lo esperaba. Se trata de la marca cimera del Puig de s'Estremera, de 277m. de altura, como he podido comprobar después, y que marca también el inicio del camino de manera más consolidada.
Este camino realmente tiene nombre, Camí de ses Voltetes, debe ser porque da unas cuantas bajando desde la cima. A mí me parece muy extraño, no lleva a ningún sitio en particular y si lo hace parece que da un rodeo dentro de los límites de la finca pero aparece así nombrado en todos los mapas que he visto, aunque en el de Mascaró-Pasarius ni siquiera aparece.
Voy bajando en largas lazadas y encontrando varios ramales tomando siempre los de la izquierda. A medida que salgo del bosque el camino se ensancha de forma considerable y circulo por los campos cultivados de alguna gran finca. Ésta aparece después de atravesar una barrera cerca de una pista hípica donde hay varios jinetes practicando el paso. No me dicen nada, ni tampoco algún payés que rondaba por las casas ni la conductora de un coche que apareció desde la carretera, ya cercana. Se trata de las casas de s'Estremera vella. Después, al llegar a casa, he podido comprobar sobre la pantalla y el papel cuál ha sido el recorrido exacto que he realizado y las futuras posibilidades que nos depara el enclave.
A primera vista parece que está lejos de Palma pero el acceso por caminos rurales es una gran ventaja. Permite rutas de tres horas mínimo, a buen ritmo eso sí; bueno, más bien sin parar. De hecho paré solamente cinco minutos en la carretera en el tramo de ida, después nada de nada, y a plato desde que toqué asfalto hasta casa. Salí a las seis menos diez y volví a las ocho y veinte, con el sol prácticamente puesto. Más adelante se podrá disponer de una hora más pero a costa de recorrer una buena solana.
Como dijo aquél, volveré.
Sin perder mucho tiempo carreteando me dirijo lo más recto posible hacia Es Rafal vell y cruzo la calle Aragón para tomar el Camí d'en Maiol hasta s'Indioteria. Unos metros de carretera hasta el desvío de Son Macià y ya estoy fuera del asfalto para ir al encuentro del Camí de Muntanya. A partir de este punto repetí ruta hasta la carretera de Bunyola a Santa María. Único descanso para coger un poco de aire antes de meterme por un ramal de enfrente unos metros más abajo. Llego hasta el final y veo que puedo pasar por encima de unas piedras hasta el camino cementado que va a las casonas de la falda de la montaña pero no lo hago, vuelvo a la carretera y voy a buscar la entrada de esa especie de urbanización. Perfecto, tiene la barrera abierta y nada más cruzarla me desvío por el ramal de la izquierda que también da acceso a varias casas, alguna sin finalizar su construcción. El camino continúa como sendero durante un tramo y después vuelve a ensancharse antes de llegar a una intersección.
En un principio tiré hacia abajo pero decidí que tenía tiempo suficiente para ir a investigar un poco hacia arriba. El camino se empina bastante en un duro repecho inicial y también al final, cuando coronamos un pequeño coll, donde empalmamos con otro camino parecido al anterior y que plantea la misma duda: ¿hacia arriba o hacia abajo? Ya que estamos, pues hacia arriba. Pasamos cerca de un porche que me recuerda enormemente la estación de tren de Son Sardina y el camino vuelve a empinarse en otra cuesta aún más larga y me veo obligado a poner pie. Ahora iba en dirección contraria a Bunyola por lo que no sabía muy bien por donde saldría. De repente aparece un vértice geodésico escondido entre los árboles. Realmente no me lo esperaba. Se trata de la marca cimera del Puig de s'Estremera, de 277m. de altura, como he podido comprobar después, y que marca también el inicio del camino de manera más consolidada.
Este camino realmente tiene nombre, Camí de ses Voltetes, debe ser porque da unas cuantas bajando desde la cima. A mí me parece muy extraño, no lleva a ningún sitio en particular y si lo hace parece que da un rodeo dentro de los límites de la finca pero aparece así nombrado en todos los mapas que he visto, aunque en el de Mascaró-Pasarius ni siquiera aparece.
Voy bajando en largas lazadas y encontrando varios ramales tomando siempre los de la izquierda. A medida que salgo del bosque el camino se ensancha de forma considerable y circulo por los campos cultivados de alguna gran finca. Ésta aparece después de atravesar una barrera cerca de una pista hípica donde hay varios jinetes practicando el paso. No me dicen nada, ni tampoco algún payés que rondaba por las casas ni la conductora de un coche que apareció desde la carretera, ya cercana. Se trata de las casas de s'Estremera vella. Después, al llegar a casa, he podido comprobar sobre la pantalla y el papel cuál ha sido el recorrido exacto que he realizado y las futuras posibilidades que nos depara el enclave.
A primera vista parece que está lejos de Palma pero el acceso por caminos rurales es una gran ventaja. Permite rutas de tres horas mínimo, a buen ritmo eso sí; bueno, más bien sin parar. De hecho paré solamente cinco minutos en la carretera en el tramo de ida, después nada de nada, y a plato desde que toqué asfalto hasta casa. Salí a las seis menos diez y volví a las ocho y veinte, con el sol prácticamente puesto. Más adelante se podrá disponer de una hora más pero a costa de recorrer una buena solana.
Como dijo aquél, volveré.