Encumbrando la Fita

Estaba dispuesto a encontrar el itinerario preciso para hacer el tramo del Moletó de sa Granja al revés de cómo lo hice hace quince días para hacer de bajada el tramo que subí con la bici a cuestas. Me había agenciado con varios tracks de la zona y no había ninguno de ellos que coincidiera, además toda ella está cubierta de bosque espeso con lo que no se aprecia sobre el GE ningún trazo de camino, ni aunque sea del tamaño de una pista forestal, por lo que iba bastante a la aventura aunque con bastante optimismo por lo que decidí afrontar también la primera parte por la Fita del Ram completa llegando hasta la cumbre.

Se informó al pelotón durante la semana, algunos declinaron la invitación y solamente Jauja acudió a la llamada. El resto del equipo, el habitual en estos casos, Carlos y Joan. Con un pelotón tan reducido suponía que no habría problemas de horario ni de maquinaria, aún así quedamos a la prudencial hora de las ocho treinta en Esporles.

Llegamos temprano y supongo que partimos más o menos a esa hora hacia el Coll de s'Eura por carretera (calentamiento obliga) y estando en la barrera a punto de traspasarla vemos acercarse en sentido contrario a otro bikero cuyo porte me parece reconocer. Guiem, de los bousbufats, entrena en secreto por los alrededores de la urbe pero ha sido descubierto y deberá someterse a la penitencia de las rampas de cemento, igual que nosotros, pero en nuestro caso vamos voluntariamente. No me faltó mucho para coronarlas la vez anterior, en ésta se consiguió, después ya fue un paseo (en comparación a lo superado, me refiero) hasta la ermita.

Allí Guiem nos abandona y vuelve sobre sus pasos, nosotros continuamos. Jauja va descubriendo entusiasmado que la ruta en ese sentido es perfectamente ciclable y muy divertida mientras íbamos haciendo camino hacia el segundo desvío de la cumbre esperando el inminente encuentro con los Maifren. Hasta se les llamó por teléfono, sin obtener respuesta, después de que dos chavales nos informaran de que venían con retraso, aunque después se ha comprobado que no eran ellos. Por ello no esperamos más y partimos hacia arriba.

Vamos subiendo a pata durante un rato hasta llegar a la pared, justo ahí se ve el vértice geodésico sobre las rocas. A él subimos pero esa cumbre debe ser la que peor vista tiene de Mallorca, no se ve absolutamente nada, por lo que no perdemos tiempo innecesario y salimos hacia el clot de neu. No se puede decir que exista un camino definido para llegar, eso combinado con la gran cantidad de ramas rotas en el suelo hace que rodar unos metros seguidos sea casi imposible. La vez anterior pensaba que sería por una ventolera pero debió ser por la nevada. Tanto peso sobre las ramas muertas acabó por romperlas y dejar la bajada hecha una pena. Pero está cerca el agujero y no tardamos en llegar.

Continuamos y otro descenso aparecé ante nuestros ojos, todo un reto. Lo cierto es que llegar abajo de una manera bastante aceptable (aunque también muy mejorable) fue una sorpresa para algunos. El último tramo, llaneo sorteando encinas hasta el camino ancho, muy divertido.

Al llegar al camino principal volvemos hacia arriba hasta la bassa de Son Vic que está ahí al lado para empezar la segunda bajada divertida del día, el Pas de Son Vich. No era el día para bajadas a saco con lo que cada uno lo hizo a su ritmo y capacidad. Igualmente en la pista ya fuera del bosque, hasta la barrera de la carretera. Y por ella nos acercamos hasta el cruce del Camí des Correu donde paramos a comer algo antes de emprender la búsqueda del ramal perdido. Había subido las rampas de hormigón de un tirón y estaba dispuesto a llegar esta vez hasta la barrera, y lo logré, no fue difícil. Tras traspasarla tomamos el primer desvío después de la rampa y ése fue el fallo que no nos permitió encontrar el camino correcto, llegué hasta un pared con rejilla y sin paso visible con lo que volvimos más o menos sobre nuestros pasos. La verdad es que iba bastante despistado, parecía que veías algo pero desaparecía a los pocos metros. Cuando llego a un coll de tords veo el Camí des Correu justo ahí abajo y es cuando abandonamos definitivamente la exploración, no había tiempo para más. Subimos por el camino principal hasta el cruce del Camí de ses Rotasses y tomamos el ramal que desciende. Necesita una mano reparadora, ramas muy bajas cruzándose y aritges que se te enganchan en el manillar, una detrás de otra, menos mal que la pared no está lejos y puedes tirar hacia la carretera de manera directa. ¡Y tan directa!.

Queda poco para el final, tan solo algunos metros de asfalto y el final del Correu donde empiezo a notar un pequeño flaneo de atrás que empieza a mosquearme. En los tramos de escalones tengo dos llantazos que no me impiden continuar. Eso también me extraña porque precisamente llevaba la presión adecuada para que eso no sucediera. El tramo final de bajada parece mentira pero alguno aún no lo había realizado y yo por mi parte me procuré estirar un poco más de la cuenta y esta vez no hubo sobresaltos, solo saltos. Como debe ser.

Debo decir que ya en las calles de Esporles es cuando la llanta de atrás se fue al suelo y tuve que hacer los últimos minutos corriendo tras los demás. Después pude comprobar que no había pinchado sino que tenía la válvula partida, quizás desde hacía rato. Suerte fue llegar donde llegué.

Respecto a la ruta no se cumplieron todos los objetivos pero con los medios a mi alcance debería conseguir al menos un aprobado rascado. A ver si al menos en el mes que viene consigo hilvanarlo todo y queda a mi gusto. Espero que sí.