Literalmente el suelo ha hervido esta semana y los que hemos estado por ahí fuera, también. Y que el sábado no fuera a cambiar el panorama te coarta ya de inicio. Nada de rutones con desniveles exagerados ni pateos prolongados pero tampoco será liso como un velódromo ya que podré salir con la doble. Está la biela reparada con un helicoide y monté el jueves todo lo que había desmontado, básicamente la transmisión. Así pues la bici parecía lista (a falta de algunos ajustes), pero no tanto el bikero. No había quedado con nadie en concreto así que planeé una salida medianamente sencilla, Comuna de Bunyola, con sesión de exploración incluida, aunque eso pueda parecer antagónico por esos lugares. En concreto un nuevo acercamiento hacia els Freus por el Picot, sobre el papel parece factible aunque debido a ese factor imprevisible he preferido empezar desde Bunyola.
He dejado el coche lejos de los sitios habituales de aparcamiento ya que se siguen produciendo robos en vehículos de ciclistas por las inmediaciones y he subido por la pista hasta la caseta des Garriguer y solamente me he cruzado con bikeros bajando, casi todos de la tercera edad. Lo raro ha sido conocer al dueño de la camiseta que me he encontrado sobre una roca, un chaval extranjero que bajaba caminando a pecho descubierto.
No pensaba estar mucho tiempo parado en las mesas, aquello es un hervidero de moscas muy desagradable pero como han empezado a llegar unos bikeros me he quedado por allí, parecían el team rigid power, así venían todos por la pista menos uno que ha llegado por el caminito con una doble y hasta que no ha estado cerca no le he reconocido, en Guiem Bou Bufat. Iban todos juntos más Fran que ha aparecido también por detrás. Estaban ya de vuelta y ninguno se ha quedado conmigo cuando les he explicado el plan que tenía pensado aunque alguno ha estado a puntito a puntito de hacerlo. Cuando lea esto pensará que ha hecho bien pero en ese momento no podía saberlo, por eso en la próxima dirá que sí.
Ya me iba cuando veo sentado en el pozo a otro bikero conocido, Pep Sancho, que me cuenta que está esperando a los chavales que están de entreno por la zona, los cuales van llegando poco a poco. Un muestrario de bicis de rally de alta gama es lo que se monta ahí en pocos minutos, chavales, chavalas y no tan jóvenes conforman el grupo de bikeros. A Mar la vi muy en forma, más delgada, se ha tomado los entrenamientos en serio ahora que tiene más tiempo y los resultados cantan por sí mismos.
Me despido y continúo por la pista rodeando la Comuna. Lo que no me gusta es que está prácticamente forrada de viruta y eso con los problemas de patilla que he tenido me produce cierta desazón al poder enganchar un trocito de rama en cualquier momento y volver a liarla otra vez. Menos mal que la parte de bajada está limpia y puedo bajar más tranquilo, pero solo en ese aspecto porque tengo la suspensión en su punto óptimo de regulación y me permite lanzarme a más velocidad de la que creo poder controlar sin preocuparme casi del estado del terreno y tengo que retenerme para no corroborarlo; algunos le llamarían prudencia, otros simplemente acojono.
La pista es larga, muy larga, no me extraña que tan poco gente la recorra, pero si encuentro un buen paso hacia els Freus quizás la utilicemos con más frecuencia. Un hito y un sendero ciclable marcado es un buen comienzo pero hay que descabalgar enseguida por los árboles caídos con lo que pierdes la continuidad y más que eso, perdí el camino al sortearlos. El terreno no permite ir empujando la bici y puesta en la chepa me hace ir con la cabeza gacha con lo que la orientación es complicada al tener que ir parando continuamente para ver por donde tirar si no hay sendero marcado.
Después de un rato intentando subir de esta guisa sin que la cumbre parezca que se ha acercado unos metros siquiera decido volver ya convencido de que el itinerario no tiene ningún valor para nosotros pero encuentro los hitos que enfilan directamente hacia arriba y la curiosidad me vence y los sigo. Realmente son necesarios porque atravieso a duras penas un roquedal empinado y arriba los vuelvo a perder, si es que existen. Pasé un buen rato buscándolos y no vi nada, probablemente andando hubiera llegado arriba en pocos minutos pero con la bici es otra cosa, no es un cacharro que esté diseñado para transportarlo a la espalda entre el ramaje, caí unas cuantas veces por resbalones y enganchones por lo que, tras comer un poco, decidí volver atrás y salir de allí cuanto antes.
No me apetecía subir la pista, sabía que sufriría mucho y me dirigí hacia el Coll des Picot (1). Se puede hacer rodando si hay piernas pero desde luego ayer no era mi día por lo que lo hice andando hasta el desvío de la Cabra y allí pude volver a montar. Volví tranquilamente a Cas Garriguer a acabarme las almendras y ponerme las protecciones para bajar por la Coma Gran. No me extraña que guste a tanta gente, es muy rápida, y si la bici y tus instintos te lo permiten, muy, muy rápida. La parte de camino ya fuera de terrenos municipales bastante segura gracias a la goma nueva de delante.
Llegué al coche a las dos y aún sin ser larga ni mucho menos estos días de calor hacen mella en el cuerpo desentrenado (también cuenta el día a día, claro) y se notan a nivel de cansancio y recuperación. Habrá que ir calibrando bien las rutas para no pasar excesivos agobios y encontrar un punto de equilibrio entre la diversión y la paliza agotadora.
1. Lo que yo llamo Coll des Picot y Picot sobre el Alpina lo nombra como Coll des Picó y Picó respectivamente. Sobre los mapas que yo manejo estos últimos están situados sobre la pista del Penyal d'Honor siendo el Picó una de las cumbres de esa cadena montañosa.
He dejado el coche lejos de los sitios habituales de aparcamiento ya que se siguen produciendo robos en vehículos de ciclistas por las inmediaciones y he subido por la pista hasta la caseta des Garriguer y solamente me he cruzado con bikeros bajando, casi todos de la tercera edad. Lo raro ha sido conocer al dueño de la camiseta que me he encontrado sobre una roca, un chaval extranjero que bajaba caminando a pecho descubierto.
No pensaba estar mucho tiempo parado en las mesas, aquello es un hervidero de moscas muy desagradable pero como han empezado a llegar unos bikeros me he quedado por allí, parecían el team rigid power, así venían todos por la pista menos uno que ha llegado por el caminito con una doble y hasta que no ha estado cerca no le he reconocido, en Guiem Bou Bufat. Iban todos juntos más Fran que ha aparecido también por detrás. Estaban ya de vuelta y ninguno se ha quedado conmigo cuando les he explicado el plan que tenía pensado aunque alguno ha estado a puntito a puntito de hacerlo. Cuando lea esto pensará que ha hecho bien pero en ese momento no podía saberlo, por eso en la próxima dirá que sí.
Ya me iba cuando veo sentado en el pozo a otro bikero conocido, Pep Sancho, que me cuenta que está esperando a los chavales que están de entreno por la zona, los cuales van llegando poco a poco. Un muestrario de bicis de rally de alta gama es lo que se monta ahí en pocos minutos, chavales, chavalas y no tan jóvenes conforman el grupo de bikeros. A Mar la vi muy en forma, más delgada, se ha tomado los entrenamientos en serio ahora que tiene más tiempo y los resultados cantan por sí mismos.
Me despido y continúo por la pista rodeando la Comuna. Lo que no me gusta es que está prácticamente forrada de viruta y eso con los problemas de patilla que he tenido me produce cierta desazón al poder enganchar un trocito de rama en cualquier momento y volver a liarla otra vez. Menos mal que la parte de bajada está limpia y puedo bajar más tranquilo, pero solo en ese aspecto porque tengo la suspensión en su punto óptimo de regulación y me permite lanzarme a más velocidad de la que creo poder controlar sin preocuparme casi del estado del terreno y tengo que retenerme para no corroborarlo; algunos le llamarían prudencia, otros simplemente acojono.
La pista es larga, muy larga, no me extraña que tan poco gente la recorra, pero si encuentro un buen paso hacia els Freus quizás la utilicemos con más frecuencia. Un hito y un sendero ciclable marcado es un buen comienzo pero hay que descabalgar enseguida por los árboles caídos con lo que pierdes la continuidad y más que eso, perdí el camino al sortearlos. El terreno no permite ir empujando la bici y puesta en la chepa me hace ir con la cabeza gacha con lo que la orientación es complicada al tener que ir parando continuamente para ver por donde tirar si no hay sendero marcado.
Después de un rato intentando subir de esta guisa sin que la cumbre parezca que se ha acercado unos metros siquiera decido volver ya convencido de que el itinerario no tiene ningún valor para nosotros pero encuentro los hitos que enfilan directamente hacia arriba y la curiosidad me vence y los sigo. Realmente son necesarios porque atravieso a duras penas un roquedal empinado y arriba los vuelvo a perder, si es que existen. Pasé un buen rato buscándolos y no vi nada, probablemente andando hubiera llegado arriba en pocos minutos pero con la bici es otra cosa, no es un cacharro que esté diseñado para transportarlo a la espalda entre el ramaje, caí unas cuantas veces por resbalones y enganchones por lo que, tras comer un poco, decidí volver atrás y salir de allí cuanto antes.
No me apetecía subir la pista, sabía que sufriría mucho y me dirigí hacia el Coll des Picot (1). Se puede hacer rodando si hay piernas pero desde luego ayer no era mi día por lo que lo hice andando hasta el desvío de la Cabra y allí pude volver a montar. Volví tranquilamente a Cas Garriguer a acabarme las almendras y ponerme las protecciones para bajar por la Coma Gran. No me extraña que guste a tanta gente, es muy rápida, y si la bici y tus instintos te lo permiten, muy, muy rápida. La parte de camino ya fuera de terrenos municipales bastante segura gracias a la goma nueva de delante.
Llegué al coche a las dos y aún sin ser larga ni mucho menos estos días de calor hacen mella en el cuerpo desentrenado (también cuenta el día a día, claro) y se notan a nivel de cansancio y recuperación. Habrá que ir calibrando bien las rutas para no pasar excesivos agobios y encontrar un punto de equilibrio entre la diversión y la paliza agotadora.
1. Lo que yo llamo Coll des Picot y Picot sobre el Alpina lo nombra como Coll des Picó y Picó respectivamente. Sobre los mapas que yo manejo estos últimos están situados sobre la pista del Penyal d'Honor siendo el Picó una de las cumbres de esa cadena montañosa.