Otra semana más que me apañe como pueda con la bici de reserva mientras me encogen la 9.3 y la dejan a punto de una vez por todas. Llamarla bici de reserva es hacerle un favor, ya va flaqueando por todos lados, sin horquilla, sin frenos y cogiendo holguras por todas las juntas, y aún así puede aguantar algún que otro maltrato.
Un grupo de foreros había programado un ruta por el port des Canonge, volta des General y retorno por el camí des Correu y había tenido algún contacto con ellos entre semana, solamente conocía a uno de ellos y de una salida pero no iba ser eso un problema, así que me apunté, y esta vez yo solo ya que mis compinches no estaban por la labor.
Pues ya me tienes en el aparcamiento de Esporles, por cierto con otro aspecto, esperando al nuevo grupito. Por ahí estaban preparando máquinas otro grupo, son (parte de la) gente de Llucmajor y reconozco a Miguelón. Me explican sus planes mientras acaban de dar el último lustre a sus pepinos con pedales. ¿Pero dónde vas con una bici de 10,5k? Si vas a salir volando en cualquier curva, aunque sea cuesta arriba. Y eso que era el modelo barato, según el dueño. Ya fui una vez con ellos por el mismo sitio y a duras penas llegamos juntos al mar, así que les dejé marchar a sabiendas que cuando volviéramos nosotros ellos ya no estarían en el aparcamiento. Mientras iba llegando la gente con la que había quedado, unos en bici desde Palma, otros en coche y vamos haciendo las presentaciones y no los voy a nombrar porque sé que me falta alguno y no quiero que se moleste, pero una vez que llegan todos salimos en dirección a lo que marque el GPS porque yo no soy el que ha puesto la ruta ni siquiera el guía, así que nos vamos a buscar el camí de Pescadors callejeando un poco por el pueblo hasta las afueras.
Me costó calentar en esa subida pero es corta. Hacía años que no subía por allí y el tramo más pedregoso que nos costaba pasar al principio de nuestras andaduras ya no es tan complicado ni siquiera para unas cubiertas sin tacos a no ser por la humedad del suelo que aún no se había disipado. En el desvío de la carretera el grupo se fue detrás del guía que llevaba la máquina y tuve que retenerlos, no sé si por no fijarse en la pantalla o por el posible margen de error del track, lo cierto es que se pasaba en todos los cruces.
Llegamos hasta el mirador y bajamos por el camino señalizado y en la primera dificultad, si es que puede llamarse así, todo el mundo andando. El piso patinaba y nadie quería arriesgarse aunque tuvieran máquina para ello. El siguiente paso sería la continuación de esta bajada aunque mis últimos informes eran de que ese tramo estaba muy destrozado por las lluvias. Pamplinas, yo diría que sí se nota algo pero no tanto, ni mucho menos, como para no poder hacerlo prácticamente todo montado. Aparte del último tramo donde más parece una torrentera el resto es bastante apetecible. La diferencia con la Branson, que es la bajada de moda, es que aquella es muy rápida y a primera vista, más emocionante; ésta, por otro lado, mucho más lenta, técnica y revirada aunque para mí mejor que la anterior y donde el pilotaje lo es todo.
Pudimos llegar sin contratiempos a la costa donde comimos algo y analizamos la siguiente parte de la ruta. Ni había entendido, y seguía sin hacerlo, las explicaciones del guía sobre esa zona por lo que lo dejamos para más adelante cuando llegáramos al sitio en cuestión. El tránsito por el camino costero gustó a novatos y veteranos y subimos las pulsaciones estirando el pelotón en la zona llana. Al llegar a la carretera se decide no bajar al pueblo para no alargar más de la cuenta la subida hacia Esporles y les convenzo de empalmar con la ruta establecida por el ramal del campo de fútbol que aparte de más suave es más entretenida, aunque tiene algunos tramos con pendientes considerables que hay que superar igualmente. Ya no había tiempo de llegar a Planícia y volver por lo que tiramos recto por el camí des Correu. Hubo un poco de parón al empezar porque un chaval se paró al principio de la cuesta empedrada mientras algunos estábamos ya arriba, después supe que tenía algunos problemas de ajuste con los pedales automáticos ya que los estrenaba ese mismo día.
No puedo decir que fuera una bajada de escándalo más bien muy edulcorada por el tipo de bici que llevaba pero ni siquiera la zona de curvas en peores condiciones que hay supuso un verdadero problema a la hora de superarlas. La verdad es que me llevé una sorpresa, no me veía capaz de atravesarlo sin tener que caminar. Más o menos por allí fue por donde nos pillaron los del grupo de Llucmajor que sí habían llegado a Planícia, buen ritmo llevaban pero Miguel no estaba, me dijeron que había vuelto atrás, no estaba para seguir ese ritmo, él mismo me lo había comentado antes de empezar, sabiendo obviamente lo que le esperaba al salir a rodar con semejante personal. Quizás hubiera podido esperarnos y al menos acabar la ruta en compañía aunque no creo que supiera cuál era exactamente nuestra ruta. La última parte del camino, la empedrada, obviamente fue la más lenta para mí y con diferencia pero no hubo ningún incidente de importancia en el resto de camino hasta el pueblo.
En definitiva, buena etapa en la que pude conocer gente nueva del mtb y volver a repasar algunos itinerarios que tenía en el cajón de los recuerdos lo que me sirve de paso para refrescar el blog y poder aspirar a tener un mínimo de actualización en ese sentido.
Un grupo de foreros había programado un ruta por el port des Canonge, volta des General y retorno por el camí des Correu y había tenido algún contacto con ellos entre semana, solamente conocía a uno de ellos y de una salida pero no iba ser eso un problema, así que me apunté, y esta vez yo solo ya que mis compinches no estaban por la labor.
Pues ya me tienes en el aparcamiento de Esporles, por cierto con otro aspecto, esperando al nuevo grupito. Por ahí estaban preparando máquinas otro grupo, son (parte de la) gente de Llucmajor y reconozco a Miguelón. Me explican sus planes mientras acaban de dar el último lustre a sus pepinos con pedales. ¿Pero dónde vas con una bici de 10,5k? Si vas a salir volando en cualquier curva, aunque sea cuesta arriba. Y eso que era el modelo barato, según el dueño. Ya fui una vez con ellos por el mismo sitio y a duras penas llegamos juntos al mar, así que les dejé marchar a sabiendas que cuando volviéramos nosotros ellos ya no estarían en el aparcamiento. Mientras iba llegando la gente con la que había quedado, unos en bici desde Palma, otros en coche y vamos haciendo las presentaciones y no los voy a nombrar porque sé que me falta alguno y no quiero que se moleste, pero una vez que llegan todos salimos en dirección a lo que marque el GPS porque yo no soy el que ha puesto la ruta ni siquiera el guía, así que nos vamos a buscar el camí de Pescadors callejeando un poco por el pueblo hasta las afueras.
Me costó calentar en esa subida pero es corta. Hacía años que no subía por allí y el tramo más pedregoso que nos costaba pasar al principio de nuestras andaduras ya no es tan complicado ni siquiera para unas cubiertas sin tacos a no ser por la humedad del suelo que aún no se había disipado. En el desvío de la carretera el grupo se fue detrás del guía que llevaba la máquina y tuve que retenerlos, no sé si por no fijarse en la pantalla o por el posible margen de error del track, lo cierto es que se pasaba en todos los cruces.
Llegamos hasta el mirador y bajamos por el camino señalizado y en la primera dificultad, si es que puede llamarse así, todo el mundo andando. El piso patinaba y nadie quería arriesgarse aunque tuvieran máquina para ello. El siguiente paso sería la continuación de esta bajada aunque mis últimos informes eran de que ese tramo estaba muy destrozado por las lluvias. Pamplinas, yo diría que sí se nota algo pero no tanto, ni mucho menos, como para no poder hacerlo prácticamente todo montado. Aparte del último tramo donde más parece una torrentera el resto es bastante apetecible. La diferencia con la Branson, que es la bajada de moda, es que aquella es muy rápida y a primera vista, más emocionante; ésta, por otro lado, mucho más lenta, técnica y revirada aunque para mí mejor que la anterior y donde el pilotaje lo es todo.
Pudimos llegar sin contratiempos a la costa donde comimos algo y analizamos la siguiente parte de la ruta. Ni había entendido, y seguía sin hacerlo, las explicaciones del guía sobre esa zona por lo que lo dejamos para más adelante cuando llegáramos al sitio en cuestión. El tránsito por el camino costero gustó a novatos y veteranos y subimos las pulsaciones estirando el pelotón en la zona llana. Al llegar a la carretera se decide no bajar al pueblo para no alargar más de la cuenta la subida hacia Esporles y les convenzo de empalmar con la ruta establecida por el ramal del campo de fútbol que aparte de más suave es más entretenida, aunque tiene algunos tramos con pendientes considerables que hay que superar igualmente. Ya no había tiempo de llegar a Planícia y volver por lo que tiramos recto por el camí des Correu. Hubo un poco de parón al empezar porque un chaval se paró al principio de la cuesta empedrada mientras algunos estábamos ya arriba, después supe que tenía algunos problemas de ajuste con los pedales automáticos ya que los estrenaba ese mismo día.
No puedo decir que fuera una bajada de escándalo más bien muy edulcorada por el tipo de bici que llevaba pero ni siquiera la zona de curvas en peores condiciones que hay supuso un verdadero problema a la hora de superarlas. La verdad es que me llevé una sorpresa, no me veía capaz de atravesarlo sin tener que caminar. Más o menos por allí fue por donde nos pillaron los del grupo de Llucmajor que sí habían llegado a Planícia, buen ritmo llevaban pero Miguel no estaba, me dijeron que había vuelto atrás, no estaba para seguir ese ritmo, él mismo me lo había comentado antes de empezar, sabiendo obviamente lo que le esperaba al salir a rodar con semejante personal. Quizás hubiera podido esperarnos y al menos acabar la ruta en compañía aunque no creo que supiera cuál era exactamente nuestra ruta. La última parte del camino, la empedrada, obviamente fue la más lenta para mí y con diferencia pero no hubo ningún incidente de importancia en el resto de camino hasta el pueblo.
En definitiva, buena etapa en la que pude conocer gente nueva del mtb y volver a repasar algunos itinerarios que tenía en el cajón de los recuerdos lo que me sirve de paso para refrescar el blog y poder aspirar a tener un mínimo de actualización en ese sentido.