Hace unos meses me dio por recorrer ses Rotgetes buscando un enlace que me llevara hacia Esporles, que existe, y si no fuera por una miserable rejilla mala de pasar y un poco más de asfalto del necesario el plan hubiera sido muy bueno. Digamos que esta opción es la alternativa a la carretera de s'Esglaieta y pensaba que debería haber alguna variante desconocida para mí distinta de la carretera de Establiments. Algo hay, aunque sin mucho futuro, ya que se trata de un paso por una finca particular que no me apetece repetir, así que comeremos asfalto hasta el coll d'en Portell y la continuación natural desde ahí hasta Esporles se me antoja harto complicada a corto plazo. Así que, por ahora esos tramos del camí vell de Palma están vetados.
Teniendo eso en cuenta tiramos por donde no hay problemas, por Son Malferit. Tratándose de un domingo vamos con los bous (picar en el enlace, es importante) en esa primera parte de la ruta, ellos quieren ir hacia Maristela y yo quiero ir hacia la Granja separándonos pues en la barrera de Son Ferrà no sin antes ofrecer toda una serie de interesantes opciones que fueron rehusadas con cortesía (qué raro, hubiera jurado que alguno picaría, pero no, estuvieron firmes), así que hubo disgregación, que no deserción.
Bajamos un tramo del camino viejo hacia Esporles y remontamos hasta el área recreativa llegando hasta la fuente, paso necesario ya que necesitaba repostar líquido. Continuamos un trecho por el sendero para tomar el desvío hacia Son Tríes hasta darnos de bruces con la rejilla electrificada y da el pego porque Carlos no se percató de lo más mínimo hasta que estaba cruzándola a horcajadas cuando sintió algo en sus partes nobles, que me partiera de risa confirmó sus sospechas de inmediato pero la culada que se dio al intentar saltarla sin volver a sentir eso no hizo más que aumentar mis carcajadas, fue el momento diez del día, eso por descontado. Esta vez no me perdí por el safareig pero entre todos los pormenores del día hasta ese momento ya habíamos acumulado retraso, solamente en la barrerita perdimos veinte minutos buenos ya que después le dió por querer sacar una foto de la chispa y al final lo consiguió.
Yo seguía emperrado en continuar con la ruta original y ya no perdimos mucho más tiempo en llegar a la Granja y empezar la ascensión una vez atravesada la carretera. Carlos se iba retrasando cada vez más y yo rodaba un poco más despacio para que no se distanciara en demasía porque aunque no sea un tramo especialmente largo y duro tampoco es cuestión de quedarse tirado. Pasamos las dos barreras como toca y tiramos pista para arriba y al dar la curva es cuando empieza lo realmente duro y bonito a la vez pero no necesariamente es que una cosa implique la otra, el sitio se lo merece pero se hace de rogar, se puede hacer montado pero con muchos condicionantes.
El estómago me hacía ya runrún y paramos a comer algo arriba. Bajamos por donde fui la última vez pero aunque sé que se cruza con el que hice de subida hace meses soy incapaz de verlo si voy montado en la bici, bastante hay con mantenerse encima y no perder el trazado, cosa que, por otro lado, perdí unas cuantas veces y eso me (nos) cortó un poco el ritmo y también ir con uno que no ha estado nunca hace que la bajada vaya a estirones, por así decir, y no logré encadenar metros hasta pillar el camino de carro llegando rápidamente al camí des correu, el cual seguimos hacia arriba hasta encontrar el siguiente poste indicador y tomar el ramal de la derecha que nos tiene que llevar hasta la carretera aunque para ello debamos desviarnos en el portillo por el rampón. Tengo recuerdos variados de esa pendiente, algunos de ellos rodando por el suelo, algunos sin contratiempos, pero a partir de ayer también de embestir a las encinas. Una miserable piedra oculta por la hojarasca (así sería de grande) logró voltearme el tren delantero y salir despedido hacia el árbol y fue cuando interpuse el brazo entre él y yo para evitar una buena morrada, fue una buena idea pese a todo.
Entre una cosa y otra perdimos ahí unos buenos minutos, ya la cosa estaba fuera de tiempo descaradamente y solamente llegamos hasta la carretera del port para decidir la vuelta, no sin antes darme un buen revolcón en un escalón que intenté bajar montado y al final fue por separado, después de hacer tope en la horquilla la rueda de delante ya no corrió más y la inercia hizo el resto. No sé ni cómo caí pero tampoco me hice nada.
Estábamos en la carretera, el plan original era bajar al puerto y subir por la pista de sa Cova ¡y sería mi primera vez!, imposible si queríamos llegar a tiempo para ver al menos parte del duelo de Nadal, me había pasado de confianza y había proyectado la ruta saliendo desde Palma con lo que nos salieron en total cuarenta y siete kilómetros. Esa idea sería posible si se impusiera un ritmo más vivo, con menos pausas, ahora veo que habrá que replantearse salir desde Esporles para poder tener un poco más de margen. Aún así no optamos por volver directamente por la carretera sino que volvimos a subir el coll de s'Heura, también por un tramo del camino antiguo, el que no está empedrado, y luego asfalto hasta el final para volver a Palma por Son Malferit, desandando el camino que hicimos por la mañana. Nos llovió en ese tramo, si es que tres gotas mal contadas pueden llamarse lluvia, y yo agradecía que el cielo estuviera encapotado pero aún así llegué acalorado, la sensación térmica era alta.
Lo dicho, queda pendiente recorrer la ruta según la idea prevista pero saliendo de Esporles, quiero ver de cerca esa subida de sa Cova.
Teniendo eso en cuenta tiramos por donde no hay problemas, por Son Malferit. Tratándose de un domingo vamos con los bous (picar en el enlace, es importante) en esa primera parte de la ruta, ellos quieren ir hacia Maristela y yo quiero ir hacia la Granja separándonos pues en la barrera de Son Ferrà no sin antes ofrecer toda una serie de interesantes opciones que fueron rehusadas con cortesía (qué raro, hubiera jurado que alguno picaría, pero no, estuvieron firmes), así que hubo disgregación, que no deserción.
Bajamos un tramo del camino viejo hacia Esporles y remontamos hasta el área recreativa llegando hasta la fuente, paso necesario ya que necesitaba repostar líquido. Continuamos un trecho por el sendero para tomar el desvío hacia Son Tríes hasta darnos de bruces con la rejilla electrificada y da el pego porque Carlos no se percató de lo más mínimo hasta que estaba cruzándola a horcajadas cuando sintió algo en sus partes nobles, que me partiera de risa confirmó sus sospechas de inmediato pero la culada que se dio al intentar saltarla sin volver a sentir eso no hizo más que aumentar mis carcajadas, fue el momento diez del día, eso por descontado. Esta vez no me perdí por el safareig pero entre todos los pormenores del día hasta ese momento ya habíamos acumulado retraso, solamente en la barrerita perdimos veinte minutos buenos ya que después le dió por querer sacar una foto de la chispa y al final lo consiguió.
Yo seguía emperrado en continuar con la ruta original y ya no perdimos mucho más tiempo en llegar a la Granja y empezar la ascensión una vez atravesada la carretera. Carlos se iba retrasando cada vez más y yo rodaba un poco más despacio para que no se distanciara en demasía porque aunque no sea un tramo especialmente largo y duro tampoco es cuestión de quedarse tirado. Pasamos las dos barreras como toca y tiramos pista para arriba y al dar la curva es cuando empieza lo realmente duro y bonito a la vez pero no necesariamente es que una cosa implique la otra, el sitio se lo merece pero se hace de rogar, se puede hacer montado pero con muchos condicionantes.
El estómago me hacía ya runrún y paramos a comer algo arriba. Bajamos por donde fui la última vez pero aunque sé que se cruza con el que hice de subida hace meses soy incapaz de verlo si voy montado en la bici, bastante hay con mantenerse encima y no perder el trazado, cosa que, por otro lado, perdí unas cuantas veces y eso me (nos) cortó un poco el ritmo y también ir con uno que no ha estado nunca hace que la bajada vaya a estirones, por así decir, y no logré encadenar metros hasta pillar el camino de carro llegando rápidamente al camí des correu, el cual seguimos hacia arriba hasta encontrar el siguiente poste indicador y tomar el ramal de la derecha que nos tiene que llevar hasta la carretera aunque para ello debamos desviarnos en el portillo por el rampón. Tengo recuerdos variados de esa pendiente, algunos de ellos rodando por el suelo, algunos sin contratiempos, pero a partir de ayer también de embestir a las encinas. Una miserable piedra oculta por la hojarasca (así sería de grande) logró voltearme el tren delantero y salir despedido hacia el árbol y fue cuando interpuse el brazo entre él y yo para evitar una buena morrada, fue una buena idea pese a todo.
Entre una cosa y otra perdimos ahí unos buenos minutos, ya la cosa estaba fuera de tiempo descaradamente y solamente llegamos hasta la carretera del port para decidir la vuelta, no sin antes darme un buen revolcón en un escalón que intenté bajar montado y al final fue por separado, después de hacer tope en la horquilla la rueda de delante ya no corrió más y la inercia hizo el resto. No sé ni cómo caí pero tampoco me hice nada.
Estábamos en la carretera, el plan original era bajar al puerto y subir por la pista de sa Cova ¡y sería mi primera vez!, imposible si queríamos llegar a tiempo para ver al menos parte del duelo de Nadal, me había pasado de confianza y había proyectado la ruta saliendo desde Palma con lo que nos salieron en total cuarenta y siete kilómetros. Esa idea sería posible si se impusiera un ritmo más vivo, con menos pausas, ahora veo que habrá que replantearse salir desde Esporles para poder tener un poco más de margen. Aún así no optamos por volver directamente por la carretera sino que volvimos a subir el coll de s'Heura, también por un tramo del camino antiguo, el que no está empedrado, y luego asfalto hasta el final para volver a Palma por Son Malferit, desandando el camino que hicimos por la mañana. Nos llovió en ese tramo, si es que tres gotas mal contadas pueden llamarse lluvia, y yo agradecía que el cielo estuviera encapotado pero aún así llegué acalorado, la sensación térmica era alta.
Lo dicho, queda pendiente recorrer la ruta según la idea prevista pero saliendo de Esporles, quiero ver de cerca esa subida de sa Cova.