No satisfecho con los resultados de la semana pasada en la exploración de un camino nuevo por la Fita del Ram del cual me habían hablado me he decidido este sábado a subir otra vez para subsanar esos errores aunque en este caso en solitario por falta de troupe. Podría haber hecho parte de la ruta con unos compañeros de Palma pero he creído conveniente empezar yo desde Esporles para eliminar los tiempos muertos de ida y de vuelta ya que quería disponer de horas suficientes allá arriba para poder campar a mis anchas sin agobios.
Puse un anuncio de la salida pero nadie recogió el guante y tras comprobar que no aparecía ni dios por el aparcamiento me he puesto en marcha hacia la ermita. Subiría por carretera para ir calentando el cuerpo sin tener que forzar y llegar a tono a la barrerita, es lo mínimo que me puedo exigir antes de afrontar las duras rampas cementadas de ese camino. Me quito ropa antes de llegar a esa zona y no doy un duro por lo que pueda pasar, viendo como me encontraba y yendo solo no creía poder superarlas sin poner pie a tierra y mira por donde ha sucedido todo lo contrario, no solamente no he puesto pie sino que ni siquiera he parado a recuperarme en el mirador, y además las he subido sentado y de esto si que no tenía recuerdo alguno, no pretendía erigirme en el KOM de la subida pero me he quedado satisfecho.
He estado buscando durante la ascensión algún indicio que me marcara alguno de los descensos que desembocan en esa pista desde la parte alta y he creído ver solamente uno de ellos. De todas maneras no es la forma correcta de conocerlos, lo suyo es desde arriba y montado y por eso he llegado hasta la ermita. Algunos senderistas y la tropa de los Suzukis pululaban por allí, bikeros ni se les olía y me he ido rápido tras rellenar la mochila de agua hasta los topes.
Mi intención primera era irme directamente hacia el punto conflictivo pero cuando he visto el portillo en la pared seca no he podido resistirme y me he metido. Mis últimos recuerdos del paso por esa zona creo que son de una excursión que hice caminando hace mucho y por tanto confusos y borrosos por lo que he querido reeditarlos, hoy con montura incluida, y la verdad es que me ha gustado. La parte técnica son unas zetas muy cerradas y estrechas con mucha inclinación y sin ninguna piedra que las convierten en una pista de patinaje, hay que tener muy buen savoir fer para superarlas con éxito, y evidentemente yo no lo he hecho.
No he salido a la pista por donde creía cuando iba subiendo y tampoco tiene marca alguna que lo señalice, ningún senderista se ha ocupado de ello y así lo he dejado estar. Vuelvo a subir a la ermita y esta vez sí hay gente, parecen descenders pero yo no me paro y sigo mi camino. No es que haya llegado muy lejos porque aún a la vista de la explanada vuelvo a vislumbrar lo que puede ser otro itinerario aunque en esta ocasión en el lado contrario del camino. Cruzo una pared y a pesar de no estar señalizado encuentro un camino de carro al llegar junto a una sitja y este me lleva hasta la bajada de Pas de sa Granja aunque sin haberme alejado mucho de la ermita.
Los mismos bikeros me ven aparecer por segunda vez aunque por el lado contrario y tampoco me paro, vuelvo a subir otra vez por el camino principal. Cuando paso junto al avenc me paro, hay otra bifurcación y me tienta recorrerla pero la dejo para otra ocasión, no quiero que me falte tiempo para lo que he ido realmente a hacer y así y todo voy a echar un vistazo hasta la pared seca del fondo pero al otro lado todo parece idéntico y no se adivina ni marca ni paso alguno por lo que, ahora sí, me largo a recorrer el camino en sentido contrario de lo que resulta habitual.
Se puede hacer completo, no es duro y tampoco muy exigente. Me he cruzado con otro bikero solitario con el que he intercambiado algunas palabras y acto seguido me veo bajar a otro que me resulta altamente familiar, pero si es Carlos!. En cinco minutos estamos puestos al día y por supuesto cambia de dirección y me acompaña quién sabe dónde. Sé que la semana pasada hicimos bien un tramito muy corto e intento repetirlo pero al final, después de encontrar el camino, me doy cuenta de que llegamos a pisarlo y no fuimos capaces de verlo, tener la máquina y el track creo que nos lió aún más, pero ahora ya lo hemos encontrado y podemos relajarnos y así lo hacemos comiendo algo al sol sobre unas rocas encaramadas sobre el precipio.
Yo solo espero que el camino continúe al menos como lo que estamos viendo pero no es así, se rompe, desaparece a tramos y la inclinación no ayuda al control por lo que no es una bajada atractiva, puede que al llegar al bosque mejore pero sucede lo contrario después de pasar cerca de un coll de tords donde hemos perdido su rastro. Cierto que puedes bajar “hacia abajo de aquella manera” pero sin seguir un trazado claro, a lo freeride, y llegar llegas, por éso no hay que apurarse. ¿Y adónde llegas? Pues a los terrenos otrora cultivados de Cas Mestre con sus correspondientes marges y a falta de una senda clara pues ya se han encargado animales y senderistas de ir puliendo bajadas por las paredes y alguna hemos podido aprovechar.
Desembocamos en la pista de Can Ximeneia y de vuelta a la carretera Carlos se da cuenta de que va pinchado y en la barrera cambia la cámara cuando de repente mi rueda trasera sigue su ejemplo y se vacía en un momento, el estado salvaje de esos terrenos tiene la culpa y nos entretenemos en buscar los pinchos incrustados en las gomas antes de poner una nueva cámara.
En la carretera, de bajada, hemos llegado a coger frío por el viento que soplaba y por eso en cuanto he podido he vuelto a meter la rueda por tierra en el tramo final del camí des Correu. Qué delicia, piedras, escalones, ramas,...y curvas, parece mentira pero alguna de ellas se me resistía en ese tramo y he aprovechado para desquitarme y quitarme esa espina, aunque no ha sido antes del quinto intento.
Ya en el pueblo Carlos ha pasado por el mercadillo para no volver de vacío a casa y hemos puesto rumbo a la ciudad cómodamente sentados en el vehículo con la satisfacción del deber cumplido o más bien autoimpuesto. Por ahora la curiosidad por esa zona ha sido satisfecha y si bien los resultados no han sido especialmente satisfactorios tampoco han defraudado. Por especialmente satisfactorios entendemos unos caminos que puedan utilizar la mayoría de bikeros y éste no lo es aunque yo no lo descarto en absoluto como opción de bajada, seguro que otros se divierten más (tiempo) que yo bajándolo.
En la sección de fotos tenéis el reportaje completo de Carlos (hasta que la batería dijo basta).
Puse un anuncio de la salida pero nadie recogió el guante y tras comprobar que no aparecía ni dios por el aparcamiento me he puesto en marcha hacia la ermita. Subiría por carretera para ir calentando el cuerpo sin tener que forzar y llegar a tono a la barrerita, es lo mínimo que me puedo exigir antes de afrontar las duras rampas cementadas de ese camino. Me quito ropa antes de llegar a esa zona y no doy un duro por lo que pueda pasar, viendo como me encontraba y yendo solo no creía poder superarlas sin poner pie a tierra y mira por donde ha sucedido todo lo contrario, no solamente no he puesto pie sino que ni siquiera he parado a recuperarme en el mirador, y además las he subido sentado y de esto si que no tenía recuerdo alguno, no pretendía erigirme en el KOM de la subida pero me he quedado satisfecho.
He estado buscando durante la ascensión algún indicio que me marcara alguno de los descensos que desembocan en esa pista desde la parte alta y he creído ver solamente uno de ellos. De todas maneras no es la forma correcta de conocerlos, lo suyo es desde arriba y montado y por eso he llegado hasta la ermita. Algunos senderistas y la tropa de los Suzukis pululaban por allí, bikeros ni se les olía y me he ido rápido tras rellenar la mochila de agua hasta los topes.
Mi intención primera era irme directamente hacia el punto conflictivo pero cuando he visto el portillo en la pared seca no he podido resistirme y me he metido. Mis últimos recuerdos del paso por esa zona creo que son de una excursión que hice caminando hace mucho y por tanto confusos y borrosos por lo que he querido reeditarlos, hoy con montura incluida, y la verdad es que me ha gustado. La parte técnica son unas zetas muy cerradas y estrechas con mucha inclinación y sin ninguna piedra que las convierten en una pista de patinaje, hay que tener muy buen savoir fer para superarlas con éxito, y evidentemente yo no lo he hecho.
No he salido a la pista por donde creía cuando iba subiendo y tampoco tiene marca alguna que lo señalice, ningún senderista se ha ocupado de ello y así lo he dejado estar. Vuelvo a subir a la ermita y esta vez sí hay gente, parecen descenders pero yo no me paro y sigo mi camino. No es que haya llegado muy lejos porque aún a la vista de la explanada vuelvo a vislumbrar lo que puede ser otro itinerario aunque en esta ocasión en el lado contrario del camino. Cruzo una pared y a pesar de no estar señalizado encuentro un camino de carro al llegar junto a una sitja y este me lleva hasta la bajada de Pas de sa Granja aunque sin haberme alejado mucho de la ermita.
Los mismos bikeros me ven aparecer por segunda vez aunque por el lado contrario y tampoco me paro, vuelvo a subir otra vez por el camino principal. Cuando paso junto al avenc me paro, hay otra bifurcación y me tienta recorrerla pero la dejo para otra ocasión, no quiero que me falte tiempo para lo que he ido realmente a hacer y así y todo voy a echar un vistazo hasta la pared seca del fondo pero al otro lado todo parece idéntico y no se adivina ni marca ni paso alguno por lo que, ahora sí, me largo a recorrer el camino en sentido contrario de lo que resulta habitual.
Se puede hacer completo, no es duro y tampoco muy exigente. Me he cruzado con otro bikero solitario con el que he intercambiado algunas palabras y acto seguido me veo bajar a otro que me resulta altamente familiar, pero si es Carlos!. En cinco minutos estamos puestos al día y por supuesto cambia de dirección y me acompaña quién sabe dónde. Sé que la semana pasada hicimos bien un tramito muy corto e intento repetirlo pero al final, después de encontrar el camino, me doy cuenta de que llegamos a pisarlo y no fuimos capaces de verlo, tener la máquina y el track creo que nos lió aún más, pero ahora ya lo hemos encontrado y podemos relajarnos y así lo hacemos comiendo algo al sol sobre unas rocas encaramadas sobre el precipio.
Yo solo espero que el camino continúe al menos como lo que estamos viendo pero no es así, se rompe, desaparece a tramos y la inclinación no ayuda al control por lo que no es una bajada atractiva, puede que al llegar al bosque mejore pero sucede lo contrario después de pasar cerca de un coll de tords donde hemos perdido su rastro. Cierto que puedes bajar “hacia abajo de aquella manera” pero sin seguir un trazado claro, a lo freeride, y llegar llegas, por éso no hay que apurarse. ¿Y adónde llegas? Pues a los terrenos otrora cultivados de Cas Mestre con sus correspondientes marges y a falta de una senda clara pues ya se han encargado animales y senderistas de ir puliendo bajadas por las paredes y alguna hemos podido aprovechar.
Desembocamos en la pista de Can Ximeneia y de vuelta a la carretera Carlos se da cuenta de que va pinchado y en la barrera cambia la cámara cuando de repente mi rueda trasera sigue su ejemplo y se vacía en un momento, el estado salvaje de esos terrenos tiene la culpa y nos entretenemos en buscar los pinchos incrustados en las gomas antes de poner una nueva cámara.
En la carretera, de bajada, hemos llegado a coger frío por el viento que soplaba y por eso en cuanto he podido he vuelto a meter la rueda por tierra en el tramo final del camí des Correu. Qué delicia, piedras, escalones, ramas,...y curvas, parece mentira pero alguna de ellas se me resistía en ese tramo y he aprovechado para desquitarme y quitarme esa espina, aunque no ha sido antes del quinto intento.
Ya en el pueblo Carlos ha pasado por el mercadillo para no volver de vacío a casa y hemos puesto rumbo a la ciudad cómodamente sentados en el vehículo con la satisfacción del deber cumplido o más bien autoimpuesto. Por ahora la curiosidad por esa zona ha sido satisfecha y si bien los resultados no han sido especialmente satisfactorios tampoco han defraudado. Por especialmente satisfactorios entendemos unos caminos que puedan utilizar la mayoría de bikeros y éste no lo es aunque yo no lo descarto en absoluto como opción de bajada, seguro que otros se divierten más (tiempo) que yo bajándolo.
En la sección de fotos tenéis el reportaje completo de Carlos (hasta que la batería dijo basta).