Pecado venial

Tras unos cuantos mensajes entre semana quedamos en hacer unos cuantos kilómetros y pensamos en ir a Lluc, llegar, llegaremos pero de lo que no estoy nada seguro es de qué haremos allí, no creo que nos dé tiempo a mucho más, la verdad saliendo desde Lloseta cuando la verdadera subida comienza en Caimari, hay que contar esos acercamientos, tanto de ida como de vuelta, todo suma pero bueno, por mí con llegar casi que me conformo, pues así quedamos.

Como viene siendo habitual en estos últimas fechas Juan no se presenta y solo somos dos, suficientes para no andar solos. Salimos del pueblo y callejeando y carreteando vamos añadiendo metas volantes a la etapa, Biniamar, Mancor y Caimari pasando por la mina por eso de meter ya de inicio algo de desnivel e ir desperezando el cuerpo. Ya después de Caimari empieza lo bueno, largos tramos de GR empedrado donde lo mejor es poner la marcheta y llegar hasta arriba sin pasar muchos apuros. No tuvimos compañía en esta parte de ruta, tan solo un bikero que nos pasó abajo y después volvimos a encontrar en el mirador, aparte de ése, ninguno más que yo recuerde, de ruedas gordas estoy hablando, de los otros a cientos ocupando asfalto y mesas de bares.

Decidimos pasar por el refugio de Son Amer y de tranquilo que estaba paramos a comer algo en la zona de picnic y aunque se está divinamente si el día acompaña como era el caso es mala idea por eso mismo, te llegas a olvidar de lo que has venido a hacer y el pedaleo pasa a un segundo plano, pero no nos dejemos engatusar por la situación y partamos para abajo a por ese empedrado difícil de dominar en las curvas aunque lo más complicado del tramo sea pasar el botador de acceso a la carretera, quién tomó las medidas se lució.

Vuelta de honor por la plaza después de ir a echar un vistazo al jardín botánico cuya visita pormenorizada dejamos para otro día y arrancamos la subida sin perder un minuto, ni parar a coger agua, total, la mitad de la que meto por la mañana vuelve a casa a mediodía, por si no fuera suficiente el peso que debo mover como para ir paseando algo más de lastre. Último repecho ya por caminos de tierra hasta la bretxa vella y empezar el descenso ya en serio pero para no repetir tramo y traza hacemos la llonganissa entera hasta la carretera aunque sin poder disfrutarla como se merece ya que encontramos mucho tráfico senderista y no es cuestión de ir ganando enemigos a estas alturas, se pasa despacio y hasta parando en alguna ocasión cuando ves que el grupo no acaba de decidirse hacia donde se van colocar y al final hay gente por todos lados. Recorte de curvas hasta Son Canta y el tramo final de la Costa Llarga haciendo honor a su nombre y disuadiendo a casi todos (por no decir todos) de intentar subirla, ya cuesta bajarla, con eso lo digo todo.

Queda el último y rapidísimo tramo con el recorte de los escalones por medio que no hay que dejar pasar para llegar al asfalto donde ya se puede dar por finiquitada oficialmente la ruta, el resto es el pedaleo justo y necesario para volver al punto de partida y emprender regreso al nido aunque fuimos variando el recorrido de manera que no pisamos casi nada el de la ida y además nos pudimos dar el último alegrón recorriendo un último tramo fuera del asfalto antes de llegar a Lloseta aunque creo que nos cruzamos todo el pueblo en dirección contraria, pecado venial.


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